Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

abril 29, 2011

Cap. I

¿Huida? ¿Sola? Palabras que no logro entender

La paciencia nunca ha figurado entre una de mis virtudes… menos aun cuando se refiere a situaciones sin explicación lógica.

Sam había hablado un par de veces conmigo, contándome la importancia de nuestros genes, recalcando lo que “éramos” según nuestros descendientes. Y yo proseguía igual. Sin querer saber nada más de esa absurda historia.

- Jake, es lo que soy. Es lo que eres. Es lo que somos.
- Debes estar mal de la cabeza. Ya pareces mi papá, con esas supersticiones.
- Es una realidad que tarde o temprano deberás enfrentar. Eres el hijo de Ephraim Black y hay muchas cosas que fluirán en ti y otras de las que deberás hacerte cargo.
- Lo único que quiero es que dejen esa historia. Estoy cansado de esa leyenda. De los “lobos” y de los “vampiros”. No creo en eso y no creeré.

Era más fácil desentenderme de todo eso. Cortar el tema cada vez que sale a flote en una conversación; se me dificulta más que en otras oportunidades… afrontar todo lo que implica. A quienes implica. Y recordar a esa hermosa chica que tengo tanto tiempo sin ver.

Y en la que no había dejado de pensar.

- Lo siento Sam. No quiero saber nada más referente a ese tema. –concluí tajante y me di la vuelta. Cerré la puerta de la casa a mis espaldas, sin esperar a que el reaccionara.
- No debiste ser tan descortés. Son amigos, y su naturaleza los convierte también en hermanos.
- ¿Cual naturaleza?
- Son lobos, licántropos. Hermanos de sangre. Por descendencia. Por su sangre corren los genes de sus ancestros. Eres más de lo q pie…
- Basta, por favor –roge – no deseo hablar más de eso. ¿De acuerdo? –el asintió a regañadientes. –voy a estar afuera. Tengo que terminar la rampa.

Tenía un par de días contrayendo la rampa en la entrada para la silla de ruedas de papá. Me faltaba poco para terminarla.

Me fui hasta el garaje a buscar nuevamente las herramientas. Lleve todo hasta el frente de la casa, me agache y apoye las rodillas en el suelo mientras clavaba un trozo fuerte y grueso de madera en uno de los extremos. Comencé a clavar en la parte superior y luego en la inferior. Poco a poco fui colocando las otras piezas. Lije bien la madera para que no quedara defectuosa y la probé un par de veces. Caminando yo mismo sobre ella, ya que mi pesa era lo bastante pesado como para hacer romper una madera mal ubicada. Este no era ese caso, la madera resistió sin temblar mi peso.

Satisfecho entre a la casa, tome una soda y me recline a ver tele mientas me refrescaba un poco.

-¿Como quedo? –pregunto papá cohibido.
- Excelente. –conteste sin reserva.
- Como siempre. Gracias.
- No tienes por que darlas.
- Igual te las doy Jake.
- Vale, vale. –refute.

Di un bufido, excelente y sarcástico mientras me iba a mi habitación.
Me di un largo baño. Estuve bajo la ducha un largo tiempo. El agua corría por mis hombros y bajaba por mi pecho y mi espalda.

Me deje caer sobre la cama. Cansado y triste. Había sido un largo día. Mientras estuve en el instituto, en la mañana. Vi a Jared y a Paul, hablando con Embry, logre escuchar vagamente, sobre el sonido estruendoso de las voces de todos los estudiantes aglomerados en los pasillos, luego de haber sonado el timbre de salida... algo referente a la leyenda de la tribu, y Paul decía “eres uno de nosotros” .abarcando con la mano a Paul, Embry y a su persona. “no niegues lo que eres como Jake”. Cuando llegue a ellos, se enmudecieron y cambiaron de tema como si yo no fuera notado nada.

No les pregunte nada. Solo me di media vuelta y camine hacia la salida. Yo no era como ellos. Yo no caería en su trampa.

- Jake… ¿Cómo dormiste? –pregunto papá temprano. Su expresión era similar a la de un cochinito asustado. Dando vueltas para esconderse de algo o alguien. Mientras esto lo persigue con una mirada de reproche.
- Dormí bien. ¿Y tú?
- Bien, bien hijo gracias.
Enmudeció mientras yo preparaba el desayuno. Le serví una taza de café y se la alcance mientras el ojeaba un periódico sin mucho interés.
- Los Cullen se han ido de la ciudad. –me soltó de pronto sin analgésicos n anestesie.
- ¿Eso que tiene que ver conmigo? –pregunte confundido.
- Mucho, aunque tú no lo quieras carear.

Lo único que pasaba por mi mente como un beneficio, era Bella. Sola. Si papa decía “los Cullen” se refería a todos. Incluyendo a Edward, lo que significaba que ella estaría desolada.

¿Habrá terminado?, o ¿se seguirán hablando a distancia? Quizás venga a visitarla debes en cuando. Era mejor pensar así, que devanarme los seños calculando que estaría haciendo en estos momentos y si por lo contrario no se habría ido con el chico del que esta enamorada.

- Sus cambios de vivienda no me afectan ni me incumben. –respondí de la forma mas vil, mezquina y mentirosa.
- Te afectan mas de lo crees. Ahora pueden recorrer todo el pueblo sin ser molestados por los Cullen. La tierra es suya.
- ¿Cuando será el día en que podamos hablar sin que salgan a colación las leyendas? –cuestione molesto mientras me dirigía a mi cuarto.
- Charlie me acaba de llamar. –frene en seco, di un de pasos para estabilizarme y obtener el equilibrio necesario.
- ¿Le ocurrió algo a Bella? –pregunte apresuradamente y sin pensarlo. Solo deseaba saber si ella estaba bien.
- Emm, algo así.
- ¿Qué ocurre? Por favor dime. ¿Dónde esta ella?
- Ya Sam la llevo a su casa. Se la entrego a Charlie, ella estaba muy cansada… Charlie la llevo cargada hasta su habitación. – ¿Qué demonios tenia que ver Sam? Estaba tan débil como para necesitar que la cargaran. No entendía tantas cosas juntas. Peor aun no entendía todos mis pensamientos aglomerados.
- ¿A que te refieres? ¿Qué tiene que ver que Sam?
- El fue con Paul y Jared al bosque a buscarla por que Charlie estaba preocupado. Tenía rato esperándola, pues ella había dejado una nota diciendo que iba a salir a caminar al bosque con Edward. Era muy tarde y Charlie estaba con los nervios a flor de piel por que ella no llegaba.
- ¿El Cullen la dejo sola?
- Si, como te dije. Se fueron todos. Huyeron. Y espero no vuelvan.
- ¿Como esta Bella?
- Umm… -papá dudo.
- Dime, por favor. –suplique.
- Charlie la ve extraña. Como ida. Me dice que ha estado llorando. Mucho. –un terrible dolor me invadió el corazón, una lágrima de Bella era algo que no debía suceder.

Le estaba agradecido a Sam por haberla encontrado y traerla de regreso sana y salvo. O bueno casi sana, al parecer la ida del Cullen la había lastimado. Ese es el motivo de sus lágrimas. Para mi dolor esa es la realidad que debo afrontar, ella esta mal. Aunque me alegre que el ya no este, no logro concebir que eso ocasione un dolor para ella. Me lastima saber que ella sufre. Sentí que era mi momento, la oportunidad de acercarme a ella. Ser yo quien la pudiera consolar. Pero una flecha de razonamiento se clavo en mi mente, a quien ella menos deseaba ver… era a mi persona. No podía aparecerme ahora por allá. Luego de saber que no fui en su cumpleaños aun cuando sabia con exactitud que día era. Y menos aun luego de la huida de ese cobarde.

Estaba seguro que se arrepentiría. Pero yo estaba aquí. Le daría un par de semanas a Bella para reponerse. Y luego haría presencia.

Le mostrare que puedo ser el indicado. Es mi oportunidad.



Una mirada cargada de palabras. Que fuera preferido no escuchar.



Una imagen. Que fuera preferido no imaginar.


Un Sueño que deseo hacer realidad... junto a una Oportunidad que he decidido aprovechar.

abril 27, 2011

Luna Nueva: Narrada por Jacob Black




Prefacio

Una oleada de fuego fluyo desde la planta de mis pies, subía por mi columna, recorriendo todo mi cuerpo, provocándome espasmos en brazos y piernas. Me sentía aturdido, una quemazón manaba por todo mi ser haciendo de mi algo más… algo diferente… antiguo. Irreal.

Mi cuerpo continuaba subiendo de temperatura, papá permanecía a mi lado, me hablaba pero yo no lograba calmarme… no entendía, o no quería entender que esto en realidad me estuviera pasando.

Me estremecí cuando otro temblor subió por mi columna, mi mente comenzó a trabajar a mayor velocidad, algunas voces en mi cabeza daban tumbos, aturdiéndome. Cuando mi cuerpo se doblo hacia adelante, pensé que me estaba volviendo loco. Me levante de la cama, dándome varios golpes contra las paredes, de pronto ya no estaba caminando en 2 piernas, si no en cuatro patas. Tenía un enorme hocico. Grandes patas y mucho pelaje. En gran, gran cantidad. Un color rojo cobrizo me recorría completamente.

Todos los olores chocaban contra mi nariz de forma más notoria, todo era mas claro. No solo lo que me rodeaba, si no también mi naturaleza; que despertaba en mí sin pedir permiso.

abril 25, 2011

Cap. XVII

Lo hecho… hecho esta. Solo me queda esperar.

—Sigue con sus supersticiones, ¿verdad? –supuso ella.
—Sí. Se vio abrumado cuando te hiciste daño en Phoenix. No se creyó que... —no lograba terminar la frase, me costaba recordar el daño que se había hecho allá y que papá no se lo hubiera creído no ayudaba en nada.
—Me caí —aclaro rápidamente.
—Lo sé —conteste antes de que mis palabras le hicieran pensar que creía lo mismo que papá.
—Billy cree que Edward tuvo algo que ver con el hecho de que me hiriera —afirmo un tanto molesta. Era lógico que le estuviera, no debía estar aquí. No debí aceptar la propuesta de papá.

Esquive mi mirada rápidamente. La pena me abrumo repentinamente, tanto que ya no seguíamos el compas de la música, mis manos continuaban en su cintura y ella mantenía las suyas sobre mis hombros, pero a pesar de eso ya no nos mecíamos de un lado a otro. Yo por lo avergonzado que estaba y ella por lo molesta.

—Mira, Jacob, sé que probablemente Billy no se lo va a creer, pero quiero que al menos tú lo sepas —la mire fijamente, mostrando seriedad ante sus frías palabras. Que supiera que la respetaba y lamentaba el solo hecho de haber venido hasta acá y mas aun que estuviera al tanto de que no pensaba como mi padre, por el simple hecho de que era absurdo y ella me estaba dejando muy en claro su posición. –En realidad, Edward me salvó la vida. Hubiera muerto de no ser por él y por su padre.
—Lo sé —fue todo lo que pude decir. Asimilaba sus palabras y la absurda de idea de tratar de convencer a papá de ellas.
—Jake, escucha, lamento que hayas tenido que hacer esto —se disculpo ilógicamente. Yo debía disculparme. Estaba molesto con papá, no… estaba molesto conmigo mismo por haber accedido a venir hasta acá—. En cualquier caso, ya has cumplido con tu tarea, ¿de acuerdo?
—Sí —dije en voz baja. Estaba mas que claro que no diría mas nada referente a mi encargo. Aun no le había dicho el aviso de ; hacerlo solo empeoraría las cosas.
— ¿Hay más? —pregunto inquieta.
—Olvídalo —le pedí –. Conseguiré un trabajo y ahorraré el dinero por mis propios medios. –prefería eso que seguir aquí de pie como un estúpido siendo victima de la vergüenza que me albergaba.

Clavo los ojos en mí hasta que nuestras miradas se encontraron. No pude evitar acceder a sus enormes ojos chocolate.

—Suéltalo y ya está, Jacob. –exigió.
—Es bastante desagradable. –le informe con la intención de que estuviera prevenida.
—No te preocupes. Dímelo —insistió ella. Di un fuerte suspiro. Era mejor soltar la sopa completa de una vez y luego salir corriendo y darme de cabezazos contra un árbol.
—Vale... Pero… puff… es que suena tan mal... —sacudí la cabeza tratando de decidirme—. Me pidió que te dijera, pero no que te advirtiera... —levante una de las manos que mantenía en su cintura y esboce en el aire unas comillas—: «Estaremos vigilando». El plural es suyo, no mío. –aclare rápidamente.

Aguarde su reacción con aspecto discreto. No quería que se molestara más.

—Siento que hayas tenido que hacer esto, Jake. –me relaje, y mis músculos descendieron. Ella rio solapadamente.
—No me ha importado demasiado —trate de explicarle. Sonreí aliviado. Luego de haber soltado todo pude admirarla realmente. Estaba hermosa. —. Entonces, ¿le puedo decir que me has contestado que deje de meterse en tus asuntos de una vez? —aventure con esperanza. Quería que su respuesta fuera afirmativa.
—No —dijo entre un suspiro—. Agradéceselo de mi parte. Sé que lo hace por mi bien. –no era propio de ella decir la respuesta que esperaba. Pero era lo que papá merecía.
La canción terminó y ella bajo los brazos. Yo no quería apartarme de ella tan pronto. Mantuve mis brazos en su cintura, dudando y cuestionando las posibilidades de ir con ella a otro lugar. A hablar más tranquilamente.
— ¿Quieres bailar otra vez, o te llevo a algún lado? –dije mientras observaba su pierna herida.
—No es necesario, Jacob —respondió “su novio” a nuestro lado—. Yo me hago cargo. –me sobresalte acongojado. No lo había visto llegar. Es mas no recordaba su presencia.
—Eh, no te he oído llegar —replique en voz baja—. Espero verte por ahí, Bella —di un paso atrás y me fui como un perro con el rabo entre las patas. Camine rápidamente hacia la salida y con la vista gacha.
—Claro, nos vemos luego. –me dijo. Pero yo solo quería salir corriendo.
—Lo siento —le pedí disculpas antes de alejarme completamente. Me di la vuelta y me fui- no quería estar mas en ese lugar ni presenciar su momento juntos.

Llegue al estacionamiento en pocos segundos. Me subí a la camioneta y tome carretera lejos de Forks, hacia la Push. Tan de prisa como me lo permitía el velocímetro.

Llegue a casa y papá estaba en el umbral de la puerta.

- ¿Que sucedió?
- Gracias… –replique enfurruñado.
- Pero…
- Fuera preferido que te mandara un mensaje como: No te metas más en mis asuntos. Pero a cambio de eso te mando las gracias, sabe que “solo estas preocupado por ella”. Es demasiado buena como para decir lo que realmente piensa.
- ¿Le diste el mensaje completo? –pregunto como si mis palabras fueran pasado atreves de un túnel.
- Si. –respondí molesto.
- Gracias. Ten. –Tendió frente a mí un paquete pequeño de dinero. Eran los 20 billetes.
- Umm, esta bien. Gracias. –replique con un entusiasmo disimulado. Y a la ves sin ganas de dárselas. Aun estaba molesto por la nochecita que había tenido que pasar.
- El cilindro maestro esta en garaje.
- ¿Sabias que haría tu pedido completo?
- Confiaba en que así fuera.
- Bien.
Me aleje hacia mi garaje. Necesitaba distraerme. Cuando llegue frente a mi estaba mi glorioso cilindro maestro. Puse manos a la obra. Y me olvide la situación… bueno paso a segundo plano pero aun estaba clavada en mi mente.

Pero no pude evitar que un posterior pensamiento cruzara por mi cabeza.
“Algún día el cometería un error, y ahí estaría yo”.
Aguardando por el. Esa era mi última esperanza.
Todas mis energías estaban posadas ahí.

PremioOo..!!

xD Ahora me toco a mi entregar este premioo

jaja aff q dificil.. solo a 2.. primero que nada me toca dar las gracias a mi gran amiga Astrid quien me entrego la cadena y bueno mi premio son para:

1.el primero es para Dulce Cautiva "elclubdelasescritoras.blogspot.com"
me gusta mucho este blog, las historias son excelentes y siempre hay nuevos retos para todas las socias pertecientes al Club lo que mantiene agilizada mi imaginación...

y el otro estuvo más dificil todavia jejeje...es para:

2. Lullaby "wwwletrasdelullaby.blogspot.com"
narra muchas historias pero una de mis preferidas es Amanecer narrada por Edward Cullen.

Ahora le toca a ustedes entregárselo a 1 Blog que sea su favorito.. Suerte besos xD

abril 23, 2011




Un regalitoOo para el Club de las Escritoras.. Dulce Cautiva. ♥ ♥

Cap. XVI

Valla. La gran noche...!!!

- Jake por favor, ve a hablar con Bella.
- No. –respondí por enésima vez. Papá tenía días rogándome por que fuera a hablar con bella. Pero nada me hará cambiar de opinión.
- Por favor. Te… umm… ya se. Te daré el cilindro maestro que necesitas para terminar el auto… –la quijada se me cayo hasta el suelo, eso era jugar sucio. –y… veinte billetes. A cambio de que vallas a hablar con Bella.
Me quede mudo por unos segundos. Era tan… difícil no aceptar lo que me ofrecía. Mi opinión comenzaba a flaquear.
- Dime que quieres que le diga… y yo lo pensare. –replique cauteloso.
- Primero que nada debes ir al baile de fin de curso, ella debe estar allá. Y ese es un lugar <> para hablar.
- ¿Es broma?... no me gustan los bailes.
- Por favor.
- Aun no me has dicho que pretendes que le diga.
- Amm cierto. Quiero que POR FAVOR rompa con su novio. Con ese Cullen. –menciono el apellido con desprecio. Casi lo escupió.
- Lo único que puedo ganarme es una pata por ese… por salió.
- No creo que te alcance estás muy alto.
- Sin bromas. –conteste disgustado.
- Lo siento. Es que no dejas de crecer –contesto extrañado, casi podría asegurar que había algo mas escondido detrás de esas palabras. Me estaba volviendo tan loco como el.
- Ok. Lo pensare.
- No he terminado.
- ¿Hay más? –pregunte mas molesto que asombrado.
- Si… También quiero que le digas que «estaremos vigilando».
- Eso es… descabellado.
- Por favor. Recuerda el cilindro maestro –chasquee los dientes disgustados.
- La semana entrante te llevare al psicólogo. –me burle mientras caminaba hacia mi habitación.

Me senté en el borde de la cama. Que cada vez la sentía más pequeña para mí. No deseaba ir por mil y un motivos diferentes. Odio los bailes, no me gusta usar traje. No quiero ver al Cullen. Me manipulan con un chantaje… y el chantaje me favorece. No deseaba ver a Bella con Edward Cullen nuevamente.

Pero necesitaba el cilindro maestro. La construcción de mi auto continuaba en stop. Y el dinero… puff siempre me hace falta. Aun me falta por comprar algunas piezas del auto.

Sali arrastrando los pies hasta la cocina. Papá me esperaba, claro que si. El contaba con que el chantaje fuera efectivo.

- Iré. –le dije con la mandíbula tensa.

Me devolví para mi habitación. Mientras iba llegando escuche que tocaban la puerta. Me devolví molesto hasta la entrada, Paul estaba de pie junto a Quil en el umbral, mojados de pies a cabeza.

Quil me vio de arriba abajo.

- Deja de crecer. –replico entre risas.
- ¿Que quieren?
- Valla, alguien esta de malas. –se burlo Paul.
- Si, lo estoy.
- Bueno nosotros esperamos que se te pase. No hay rollo.

Me di la vuelta frustrado y deje la puerta abierta para que mis inoportunos amigos pudieran entrar. Se tiraron en el sofá y pusieron un juego de futbol. Suspire y me senté con ellos.
Veía la pantalla, pero al mismo tiempo no captaba nada. Era como si frente a mis ojos estuviera de pie, Bella. Y yo con une estúpido traje. Era ridículo. No podía creer que había aceptado ir. El día siguiente seria un real caos.

Pase toda la mañana del día siguiente dando vueltas por el garaje de mi casa como un perro enjaulado. Cuando el sol se escondía yo me debatía entre ir y no ir. No debía pensarlo tanto. Mientras mas lo pensaba más perdía credibilidad mi afirmación de que iría. No deseaba en ningún ámbito ir.

Di un hondo suspiro y resignado volví hasta mi casa, papá me vio pasar pero no dijo ni mu mientras cruzaba la habitación. Me di un baño largo, y luego permanecí de pie junto a mi pequeño closet sin saber que demonios debía ponerme.

Saque una camisa blanca y la remangue por encima de mis muñecas. Metí cada pierna por un pantalón casi gris por lo usado. Vi la corbata negra y refunfuñe.

- Voy a parecer un pingüino. –me queje mientras la ponía.

Me hice una coleta desprolija en el cabello. Y Sali molesto del cuarto, sin siquiera verme en un espejo.

- Te ves bien jake. –aprobó mi padre mientras pasaba frente a el.
- No hagas que me arrepienta. –replique molesto.
- Bien. Suerte.

Un gruñido salió de mi pecho. Cruce la casa en dos zancadas. Me subí a la camioneta aunque prefería ir en la motocicleta. Pero el estúpido traje se ensuciaría.
Cruce Forks con el velocímetro a 40. E debatía entre llegar pronto y devolverme. Me detuve en el estacionamiento de la escuela de Bella. Tome aire unas diez veces antes de bajarme.

- Cobarde. –me recrimine.

Me baje con el ceño arrugado. Sentí más de una mirada mientras caminaba por el pasillo de la entrada. Algunos flashes me deslumbraban, todas las mujeres levaban vestidos vaporosos e iban acompañadas por pingüinos.

Entre al gran salón y me detuve en el marco, buscando con la vista a Bella. Mis ojos la divisaron el la pista de baile. Estaba con su <> bailando. Y woo se veía realmente hermosa. Detuve mi pensamiento en seco cuando el susodicho giraba en dirección a mí y me clavaba su mirada.

Cruce la pista de baile hacia ellos. Deseando correr y devolverme a mi auto. Mi mirada se encontró con la de Bella, trate de relajar mis facciones. La molestia con la vergüenza no hacían buena compañía.

Hablaban bajitos entre ellos. Llegue junto a ellos unos segundos después. La vergüenza comenzaba a ganarle al enojo, nada valía lo suficiente como para que yo tuviera que pasar por esto.
- Hola, Bella, esperaba encontrarte aquí –le dije con un sonrisa, que frente a ella me salía espontanea.
- Hola, Jacob —me respondió con una sonrisa—. ¿Qué quieres?
- ¿Puedo interrumpir? —pregunte indeciso mientras observaba a su acompañante. Su expresión era aterradora, aparentaba que me saltaría encima si hacia un movimiento en falso.
El la deposito en el cuelo, ya que Bella no lograba bailar, por que un enorme yeso estaba aferrado a su pierna. No recordaba el accidente como tal hasta que la vi en ese estado. Aun así se veía hermosa.

- Gracias —le respondí entre dientes en el tono más amable que logre concebir.

El solo asintió con la vista fija en Bella. Nos dio la espalda y s marcho. Yo estirando un poquito más mi suerte, camine hacia Bella y pase mis brazos por su cintura. Se sentía muy bien.

- ¡Hala, Jacob! ¿Cuánto mides ahora? –dijo Bella sorprendida. Se veía muy bajita a mi lado.
- Metro ochenta y ocho —respondí encantado.

Nos balanceábamos de un lado a otro, en realidad no sabia bailar, y con Bella tan frágil no quería que se lastimara.

—Bueno, ¿y cómo es que has terminado viniendo por aquí esta noche? —pregunto Bella, intrigada.
- ¿Puedes creerte que mi padre me ha pagado veinte pavos por venir a tu baile de fin de curso? —respondí avergonzado.
- Claro que sí. Bueno, espero que al menos lo estés pasando bien. ¿Has visto algo que te haya gustado? —me dijo mientras observaba hacia un grupo de chicas no agraciadas para mi gusto, no teniendo a Bella entre mis brazos.
- Sí —admití—, pero está comprometida. –lamentablemente ella ya tenia su pareja oficial. Yo no apartaba mi mirada de ella. Ello volvió sus ojos curiosos hacia mí durante un segundo, casi hiperventilaba. Avergonzado mire hacia otro lado.
- A propósito, estás realmente guapa —le dije con timidez.
- Vaya, gracias. ¿Y por qué te pagó Billy para que vinieras? —pregunto algo azarada por cambiar el tema de conversación. Continúe con la vista fija en la nada, estaba incomodo por llegar a ese punto.
- Dijo que era un lugar «seguro» para hablar contigo. Te prometo que al viejo se le está yendo la cabeza. –le conteste con una sonrisa y ella se unión a mi. —De todos modos, me prometió conseguirme el cilindro maestro que necesito si te daba un mensaje —confesé por fin avergonzado.

- En ese caso, dámelo. Me gustaría que lograras terminar tu coche —me ofreció con una sonrisa. Bella mantenía la vista en otro lado al igual que yo, de reojo pude divisar a su acompañante con la vista fija en ella. Rápidamente volví mi mirada hacia otro punto.
- No te enfades, ¿vale? —le pedí aun mirando en otra dirección.
- No es posible que me enfade contigo, Jacob —me aseguro—. Ni siquiera voy a enfadarme con Billy. Di lo que tengas que decir. –si debería enfadarse con papá.

- Bueno, es un tanto estúpido... Lo siento, Bella, pero quiere que dejes a tu novio. Me dijo que te lo pidiera «por favor».



abril 18, 2011

Cap. XV

Maldición… ¿Por qué yo?


- Estoy seguro de que la culpa es del Cullen. –había asegurado papá.

Se me ponían los pelos de punta. Tenía el humor por el subsuelo.

Será posible que fuera el quien acometiera contra Bella, dejándola en un hospital. Me costaba creer eso. Creerlo significaría creer en la historia de la tribu, el y su “familia” eran vampiros, según el antiguo mito. No debían estar aquí.

- ¿Como has estado hermano? –me habían preguntado mas de una vez los chicos… ellos estaban preocupados… por mi. Ilógicamente. Yo no necesitaba la preocupación de ellos ni la de nadie… Era Bella quien la requería.

- Estoy bien. –las asegure más de una vez. Tratando de fingir que así era.

Necesitaba saber de Bella… saber que se recuperaría y volvería a Forks, junto a su padre. Junto a mí… gggrrr junto a ese… si… aunque no me gustara también volvería junto a ese. Con un profundo suspiro comprendí que en su vida… yo no tenía mucho espacio.

Una tarde me senté a comer con papá. Quiso insistir nuevamente… con las historias de la tribu. No importaba cuantas veces me narrara las leyendas, ni las mil formas en que me describía lo maravillosas hazañas de los antiguos pertenecientes a la tribu.

Del tratado que había hecho mi abuelo con los fríos… “ellos no podían morder a ningún humano, o la tribu los desenmascararía como lo que eran...” sonaba tan fantasioso. Me parecían simples fabulas.

- Jake, sabes que es responsabilidad de la tribu velar por los humanos.
- Voy a salir. –le anuncie a papá.
- Pero Jake. Esta historia también te pertenece. Eres parte de la raza.
- No papá. Esos son leyendas. Mitos. Ficciones. Una vieja tradición que se le cuenta a los niños para quitarles el sueño durante las noches o para que obedezcan.
- No le des la espalda a tu descendencia. Al hacerlo también me la das a mí.
- No mezcles las cosas. Eres mi padre y esos son leyendas. Nada esta relacionado. Ya deja de querer convencerme de esos cuentos. Nunca creeré en eso. –corte tajante.

El asintió desde su silla de ruedas, estaba pensativo.

Ojala mis palabras fueran suficiente. Me perturbaba tener esa conversación casi todos los días con el. No creía en los lobos ni en los vampiros. Y eso no cambiara. Estaba seguro.

Papá salió de la cocina, hasta la sala se detuvo al lado del teléfono, posiblemente sopesando la idea de llamar a alguien.

Quizás a Harry, el también creía ciegamente en las leyendas de la Push. Nadie mejor que este para apoyar la idea de papá. “Lo de Bella no es como lo contaron”. –Había asegurado papá.
Al parecer Sam también opinaba así. El pasaba mucho tiempo hablando con Harry y con papá. Ya le debían tener la cabeza tan lavada que no era capaz de razonar y pensar claramente.

Decidí huir de ahí, antes de que papá iniciara de nuevo con el repertorio.

Me detuve en la playa… viendo las olas que iban y venían golpeando las rocas que estaban cercanas a la orilla, blanquecinas por el salitre del mar. El cielo encapotado amenazaba con una fuerte lluvia.

Me senté en la orilla, contemplando como los arboles se retorcían dejando pasar la fría brisa entre sus ramas, el aire cada vez estaba mas espeso y frio. Un escalofrió me recorrió la columna, y la piel se me puso de gallina. Me frote un poco los brazos.

A lo lejos divise a unas personas… bueno a una pareja que caminaban abrazados. Ambos iban descalzos caminando por la arena.

Rápidamente aparte la vista de ellos. No quería pensar en esos sentimientos, y mucho menos ser testigo de ellos.

- Hola Jacob. –Michel, una chica de la reservación, que asistía a clases conmigo -obviamente-; estaba de pie junto a mi. Traía las manos dentro de un chaquetón negro muy grande para ella. A través de la capucha sobresalían algunos cabellos negros lisos. Tenía los ojos azules. Era bonita.
Pero la conocía de toda la vida. Era algo así como Quil o Embry. Casi una hermana. Estaba muy acostumbrado a convivir con todos ellos en la escuela.

- Hola. –respondí amablemente. Tratando de mostrar mi mejor sonrisa fingida.
- ¿Estas bien? pareces preocupado.
- Si… umm. Es solo que una amiga esta un poco… enferma. Eso es todo.
- Umm, valla que faena. Espero se recupere pronto.
- Emm... si gracias.
- Bueno, te dejo. Tengo cosas que hacer. Y al parecer va a llover
- Si, yo también me iré en un momento.
- Fue un gusto verte. Adiós.
- Igualmente. –le dije cuando ya estaba de espaldas a mi. Probablemente había sido un poco tosco. Pero me salía espontaneo. No deseaba ser así.

Una gota de agua cayó desde el cielo, resbalando por mi mejilla. Enfurruñado me levante de la arena.

Perezosamente inicie la caminata hasta mi casa. La lluvia se desato unos segundos después de que me cayera la primera gota. Aunque eran casi las 3 de la tarde, todo estaba casi oscurecido. Aparentaba ser mas tarde.

Cuando llegue asome la cabeza por un lado de la puerta. No había moros en la costa. Entre rápidamente, me conduje directamente a mi habitación para darme un baño.

Me quite la ropa mojada y la puse sobre un colgadero improvisado que había hecho yo mismo. El agua estaba caliente, disminuyendo así el frio que aun corría por mis brazos.
Sali de la habitación y me fui directamente al teléfono.

-Buenas tardes, Pizza al instante. Dígame su orden. –hablo por el otro lado, el encargado de la Pizzería. Tenía la voz graciosa, casi chillona. Contuve la risa para poder responder.
- Quiero una extra grande. Con bastante queso y salsa.
- ¿Algo más?
- Si... umm tocineta.
- Bien. En 30 minutos le haremos llegar la orden –yo era cliente fijo. No necesitaban mi dirección. Jajaja.
- Jake, debemos hacer un último intento. –me dijo papá mientras nos comíamos la pizza.
- ¿De que hablas? –pregunte con un gran bocado en mi boca.
- Debes decirle una vez más a Bella que… que no debe estar con ese Cullen. Es por su bien.

La pizza se me quedo atorada en la garganta junto con todas las palabras y las groserías que quería soltar a gritos. Yo no tenia por que ir nuevamente a plantarme frente a Bella. Y repetirle la misma cantaleta.

No tenía ninguna intención de volver hacia atrás.

- No papá. Bella ya decidió.

abril 16, 2011

Cap. XIV

Especialmente hoy. Creí que seria un buen día


- Vamos, gallina. –le grite a Quil y lo empuje.
- Jake te atrapare. –gritaba Quil desde el agua. Estábamos en el acantilado en la parte cercana al agua, donde la altura era mínima.
El estaba molesto por que lo había empujado con todo y ropa, y seguramente había tragado algo de agua. Mientras yo estaba arriba burlándome a carcajada limpia junto a Paul y Jared.

Me sentía tranquilo, hacían ya varios días que no era victima de mis pesadillas. Eso me mantenía calmado, y lograba pasar el día con los chicos, mis hermanos… solo bromeando, comiendo y haciéndole bromas a Quil. Jajaja.

Hoy seria un buen día.

Estaba con mis mejores amigos, disfrutando de lo todo lo que nos puede ofrecer la vida y olvidándonos de aquellos que nos agobia.

Jared salto a la profundidad del mar. Con Paul seguido de el.

- Venga jake. Esta calentita. –me ofreció sarcásticamente Jared.
- Si, estoy seguro de que así es. Yo como que mejor los espero en la orilla.
- Vamos, ahora quien es el gallina. –se quejo Quil. –seguramente tienes miedo de que te ahogue cuando llegues aquí, como venganza por lanzarme.
- Jajaja… vale, vale. Ya voy. –respire hondo. Meditando el frio que me esperaba al caer al agua.
Alce los brazos y me lance en picada, hice una pirueta durante la caída.
- Fanfarrón –escuche que gritaba Quil desde abajo.

Mis manos fueron las primeras que sintieron la helada agua. Me sumergí, espere que una ola pasara y luego subí a la superficie.

- Envidioso. –le dije a Quil en cuando logre ver claramente.
- Jajaja, si espérate ahí. Voy por ti.
- Venga tío. Atrápame… si puedes.

Comencé a nadar velozmente hacia la orilla. Con Quil atrás tratándome de alcanzar mi pie para hundirme.
Sentí un roce en el pie. Me zafe rápidamente antes de que su mano se pudiera en torno a mi pierna.
Llegue a la orilla rápidamente. Embry nos esperaba riéndose por el intento inútil de Quil de atraparme.

- Buen intento –me burle de Quil en cuanto llego a la orilla. Yo me había acostado bajo una palmera cercana, de forma calmada, para demostrarle que no había sido difícil zafarme de el. Puffff demasiado fácil. Mientras me reía claro esta, ese es el toque presumido que necesitaba para hacerlo rabiar.
Al rato llegaron Paul y Jared tranquilamente, mientras se burlaban de Quil.

- Casi, casi lo atrapas Quil. –dijo mordazmente Paul mientras se reía.
- Sabes que si. –protestaba Quil mientras me apuntaba con el mentón.
- Si tío, yo se que así fue. –dije con voz burlona. –por favor dejen de burlarse, a Quil no le falto nada para atraparme. –trate de parecer serio.
Los muchachos se partían de la risa. Mientras Quil refunfuñaba.
- Lo que pasa es que yo soy más veloz. Eso es todo. –me mofe mientras me desternillaba de la risa.
- Puff, si claro. –dijo Quil tratando inútilmente de llevarme la contraria.
Luego de un rato de bromas, la mayoría enfocadas hacia Quil. Nos sentamos a comer unos sándwiches con soda. Teníamos suficiente comida para alimentar un pueblo en subdesarrollo.
Y acabamos con toda.

Estaba feliz de apartarme de todo con mis mejores amigos. Esos que siempre están para ti. En definitiva no hay nada mejor que esto.

Nos fuimos hasta mi casa a ver unas películas de acción. Nos tiramos todos en el suelo frente a la tv. Fui a la cocina y prepare unas cotufas.

- ¡Valla aun tenemos hambre! –había dicho Quil. Una flecha directa hacia mi cocina. Dándome un motivo para levantarme e ir a la cocina.
- ¿Tu papá no esta? –pregunto Embry mientras sacaba unos vasos de la repisa.
- No, debe estar donde Harry. –aventure.
Últimamente pasaba mucho tiempo allá. No había querido preguntarle que tanto hacia por allá. Seguramente pescando con Harry.

Como si lo fuera llamado telepáticamente papá llego a casa. Pero su cara me dejo pasmado. Era una expresión de terror… parecía asustado, confundido, preocupado.

- ¿Papá te sucedió algo? –el estaba en el limbo. Estaba detenido frente al umbral donde lo había dejado Sue, la esposa de Harry. No miraba nada específicamente, solo observaba a la nada pensativo… aun con esa gesto de aprensión y miedo. –¿papá? –lo llame nuevamente preocupado.
- ¿Que, que paso? –dijo aturdido.
- ¿Que te sucede?
- Bella. –fue todo lo que respondió. Me fuera molestado con el por nombrarla, pero su gesto me demostraba que algo malo sucedía y me izo contenerme. Dándome la fuerza para poder hablar sin exaltarme.
- ¿Que pasa con ella? –pregunte cauteloso.
- Tuvo un accidente. –sentí un peso enorme sobre mi que me afligía.
- ¿Que sucedió? –Pregunte alarmado. – ¿Dónde esta? ¿Qué tiene? –todas las preguntas y mis pensamientos se atropellaban entre si.
- Esta hospitalizada…
- Bueno y que esperamos vamos a verla.
- … en Phoenix. –concluyo papá.
- ¿En Phoenix?... pero… ¿Qué hace allá?
- Según Charlie, ella decidió irse de casa hace unos días. –me explico dudoso.
- Aja… -replique apremiante. –pero dime que le paso. Que accidente tuvo.
- Te lo voy a contar como me lo dijo Charlie. Pero te advierto que la historia no me convence. Simplemente no me la creo.
- Solo… cuéntame. Yo sacare mis propias conclusiones. –trate de parecer tranquilo. Los muchachos también estaban preocupados. Habían detenido la película, asustados por las noticias que trajo papá.
- Supuestamente Bella decidió devolverse a vivir con su madre, por que ya no soportaba Forks.
– Eso es ilógico ella era feliz aquí. ¿Qué podría haberla hecho irse?
– No lo se –admitió lastimero mi padre. – Edward Cullen fue con su padre y una de sus hermanas a tratar de convencerla para que volviera aquí, con su padre. –papá hablaba de los Cullen´s con desgana y desagrado, escupía las palabras. –ella acepto ver al Cullen y se fue para el hotel donde estaba hospedado con sus familiares. Aparentemente se tropezó camino a la habitación… –izo una pausa indeciso. –eso es todo. –concluyo.

- Aun no me has dicho que tiene. –reclame exasperado. – ¿cuando daño se izo?
- Tiene rotas una pierna y cuatro costillas, algunas contusiones en la cabeza y varios moretones en todo el cuerpo.

Mis respiraciones se agitaron. ¿Como era posible que le pasara todo eso? No daba crédito a lo que papá me decía.

-¿Por que no crees la historia? –pregunte confundido.
- No creo que se lastimara de esa forma. También ha perdido mucha sangre, y tuvieron que hacerle transfusiones… Fue ese Cullen. Estoy seguro.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas, todas las leyendas de la tribu comenzaran a dar golpes de calvario en mi mente. Las leyendas…Yo nunca he creído en ellas; pero algo me decía que el no era normal, no era bueno para ella.

Ahora mis dudas perdían credibilidad. Si la realidad era tan cruel, si el pasado improbable, pues fuera cierto, el no debe estar con ella… si es… un maldito chupasangres como dicen las historias, entonces era mentira que podría mantenerla viva. Esto que había sucedido era prueba de ello.

Yo la quería y el… si es lo que dicen que es… entonces no es humano, no puede quererla como un hombre; me sentía molesto conmigo mismo, apreté fuertemente los dientes. El no puede amarla como la amaría yo, ni si quiera la puede cuidar como la cuidaría yo. Que injusto resulta a veces la vida. Cuando crees encontrar a alguien perfecto, para pasar el resto de la vida juntos, llega alguien a querer arrebatarte todo eso.

Ahora no solo me la había arrebatado a mí, según papá también estuvo a punto de arrebatarle la vida. Una ráfaga de tristeza me agobiaba.

abril 15, 2011

Relato para Dulce Cautiva. CLUB DE LAS ESCRITORAS.

Hola mis niñas Twilighters... estoy feliz con este iniciativa que ha tenido mi querida amiga Dulce Cautiva: escribir un libro entre todas las socias del CLUB DE LAS ESCRITORAS que tenga como temas principales "lo Sobrenatural y lo Romántico"...awwww.. jeje me encanto la idea y pues quise poner mi granito de arena y decidí hacerlo de Vampiros.. y me tome el atrevimiento de hacer una portada (me encantan las imágenes, crece la inspiración xD)... aquí se los dejo... espero sea de su agrado. Un beso las kiero.



Deseos de ti… Deseos por ti.

Mi alimento pasaba frente a mis ojos. Su olor despertaba todos mis instintos y cada una de mis terminaciones reclamaba que fuera por el.

Si pudiera sudar, sudaría; si mi corazón latiera estaría apunto de salirse por mi boca. Si pudiera llorar por mi triste realidad, mis lágrimas correrían incesantes. Pero no… ninguno de mis deseos se harían realidad. Lo único que no quería sentir, lo sentía; se había apoderado de mí, era esclava del instinto de cazar.

Hace 4 décadas me había ido de Transilvania, quería huir de todo. Pero mi peculiaridad me acompañaba al fin del mundo. Si pudiera terminar con este sufrimiento, que me hace querer gritar, correr, llorar, desahogarme.

Que me obliga a alimentarme.

Recordé mi pasado, aquella madrugada en que fui asesinada. Una vida por vivir, sueños y metas que se estancaron en mi fuerte y veloz cuerpo de solo 20 años. No quería nada de lo que poseía ahora. Solo en esos momentos que por mis labios no corría la sangre, podía sentirme tan dulce y tierna como antes. Tan humana.

Ahora estaba en Siberia Oriental, Rusia… observando desde lejos a un joven delgado, moreno, con unos rizos encantadores. Mi presa caminaba entre los bancos de un parque. Cerré las manos, en puños. Mientras contenía la respiración. Mis largas uñas quedaron marcadas en mi piel pálida como tiza por la falta de sangre.

Me cole entre los arboles, evitando que me escuchara. No quería que mi instinto superara mi voluntad, no codiciaba matarlo, alimentarme de el… pero sabía que le atacaría. Era mejor quitarle la vida, que darle una existencia vacía como la mía.

Inhale un poco, el olor de la sangre me lleno la cabeza y mis sentidos aclamaban ser satisfechos. Pero luego un olor familiar me estrujo los sentidos. Era… rosa silvestre. Estaba cerca de unos arbustos impregnados de ellas; salte sigilosamente a lo más alto de otro árbol. –Los vampiros no soportamos esa planta –Estaba justamente sobre el, mi presa. Mi necesidad.

Un rugido salió de mi pecho cuando divise a unos metros a Henry –un antiguo vampiro, con el cabello rubio, reluciente como el sol, de apariencia delgada con la piel sonrosada por la sangre, quien fue convertido al cabo de su muerte, a los 17 años. En la década de los 20. –asechaba la misma presa que yo. De pronto su mirada rodo hasta mí y una sonrisa burlona y descarada se extendió por su cara.

Mantuvimos la vista fija el uno en el otro, de repente salto ante la victima desprotegida que caminaba debajo del árbol donde yo estaba. De forma sorda, cayo en seco frente a el. El joven quedo inmóvil, su corazón latía desbocado como el trote apresurado de un caballo. Estaba consiente de que algo malo iba a pasarle, pero no se imaginaba que era su asechador.

Un vampiro, aún sediento; estaba de pie frente a el. Movía su cabeza hacia los lados, con una sonrisa irónica en el rostro, esperando que su presa comenzara a correr para protegerse.

Salte del árbol y caí de pie unos pasos atrás del chico. La necesidad de defender mi presa me invadía completamente.
- Valla, Crista. Tu instinto te corroe. –se burlo.
- No me tientes, Henry. –dije amenazante.
El joven moreno se dio la vuelta poco a poco, hasta hacerme frente. Me observo con precaución, sus enormes ojos me cautivaron. Eran de un suave color café, hermoso, y no me miraba con desprecio, parecía algo confundido. En cambio yo me sentía el ser más miserable del mundo. Sentí la necesidad de cuidar de el.

- Bien, tú llegaste primero.
- Así es –afirme – .Por lo que agradecería que te largues.

Asintió tranquilamente, pero su sonrisa estúpida me perturbaba. Tenía unas cuantas décadas más que yo, y obviamente había comido. Llevaba por un rato las de perder, pero igual daría lucha si pretendía provocarme.
Se dio la vuelta, camino unos pasos y luego se detuvo. Mantuve una posición inclinada, en forma de ataque preparada para abalanzarme sobre el si intentaba una maniobra estúpida.
- Que lo disfrutes. –dijo de espaldas hacia mi. Anduvo unos pasos más y salto hacia las ramas de un árbol, se perdió de vista en unos segundos. Escuche como se alejaba… esperando, me erguí en cuanto deje de escuchar sus pasos y sus respiraciones.
- Lamento lo sucedido. –me disculpe con el indefenso humano que aun estaba absorto e inmóvil delante de mi.
Trato de hablar, pero las palabras no lograban sobre pasar el nudo de temor que se había formado en su garganta. Seguramente no confiaba en mí, era lógico.
Sin saber como mi hambre había desaparecido casi por completa. –bueno mi hambre hacia el específicamente. – aun aguantaba la respiración. Pero me sentía tranquila, solo quería que el estuviera fuera de peligro. No era seguro que permaneciera en el parque solo a esta hora. Aun había otros rondando la zona; ellos al igual que yo sabíamos que este era un buen lugar para cazar.

- Es mejor que nos vallamos. –el asintió– Te acompaño hasta la salida del parque. –me ofrecí.
- ¿Quien era el? –me quede muda cuando lo escuche hablar. Pese a que creía que me tenia miedo, no me pregunto que era yo, solo que quien era ese.
- Henry Calmet. –conteste luego de un par de segundos. –siempre esta rondando por aquí. No deberías andar por aquí solo, menos a estas horas.
- Tú estas sola. –señalo.

Pese a mi mascara de dureza, me reí. Me sentía un poco débil, pero junto a el las cosas parecían ir bien.

- Cierto, pero te aseguro que se defenderme mejor que tú.
- Jajaja, es bueno saberlo. –me quede absorta. No importaba lo temerosa que pude verme en cuando Henry quiso arrebatarme “mi comida”… ni cuantas indirectas dijera para recalcar que era peligrosa. Fuerte y veloz.
Me frene en seco, a unos pasos de la salida del parque.
- No sabes quien soy. –le asegure.
- Eso tiene solución. –dijo mientras tendía su mano hacia mi. –soy Damián. ¿Y tú? Oí que ese tal Henry te llamaba Crista.
- Si, así es. Me llamo Crista Montiel. –le dije mientras tomaba su mano delicadamente, para evitar lastimarlo.
- Y bueno, lo único que se de ti, es que me salvaste. Lo demás no tiene importancia.
- ¿Te salve? –repetí confundida. El no tenia ni idea que yo quería acabar con el. Con su existencia. Henry evito que cometiera ese error. En contra de su voluntad claro esta. El me dio el tiempo suficiente de concentrar mi necesidad en algo diferente. En frenarlo de acabar con la vida de Damián. Eso se había convertido en algo más importante para mí.
- Si, me salvaste. Se lo que Henry quería de mi.
- No, no lo sabes. –dije dolida. El no tenia idea de nada.
- Lo se muy bien. Se que quería el. Se por que estabas ahí.

Me quede atónita, era imposible lo que el decía. No podía saber nada, era simplemente absurdo y muy peligroso… para el.

- No tienes ni la más remota idea. Tus hipótesis no se deben acercar en nada a la “realidad”. –la fatal realidad.
- El es inmortal. Al igual que tu. –me soltó en seco y sin tartamudeos.
- Inmortalidad es sólo una palabra. Todo lo que existe puede morir. Cada ente viviente tiene un arma contra la que no tiene defensa.
- He escuchado eso antes. Sabes que es mentira. No es solo una palabra, es más que eso. Es tu ser personificado en algo irreal. En tu caso, algo magnífico.
- ¿Por qué crees que soy inmortal?
- Por que se mucho de ese tema. No solo eres inmortal.
- ¿A no? –no daba crédito a lo que me decía.
- Eres una vampira. Muy agraciada y hermosa debo agregar. –si tuviera suficiente sangre en mi cuerpo tendría las mejillas sonrosadas y podría parecer un chica algo normal. En cambio mi piel blanca junto a mi cabello negro como el azabache, mostraba que no era nada corriente.

Umm. ¿Me llamo hermosa? Debía estar loco para hablar conmigo. Creyendo saber lo que yo era, mínimo debía alejarse.

- Si… según tú, soy eso. Entonces… ¿que haces aun aquí? –le rete, dejando entrever un poco mis dientes.
- No te tengo miedo Crista. Eres más de lo que dejas ver. –dijo seguro de si mismo.
- ¿Por…
- Lo se –me interrumpió –por esas ojeras que oscurecen tu bello rostro, también por tu piel tan pálida. Eso demuestra que no has comido.
- No me gusta alimentarme…de… – no debí decir eso, solo estaba afirmando su conjetura.
- Te entiendo
- ¿Como es posible? –pregunte boquiabierta.
- Mi padre… bueno mi padrastro era vampiro. Quiso convertirme más de una vez. Pero nunca encontré motivo para hacerlo.
- Es mejor así. Mi mundo, no es factible para nadie. Es un infierno eterno.
- Si, yo pensaba lo mismo. Por eso nunca accedí a convertirme.
- Es mejor así. –dije cortante. –adiós, debo irme. –camine hacia la entrada. Sentí un leve roce en el brazo, el trataba de hacerme volver. Me detuve por mi voluntad, podía soltarme de su agarre como si fuera una mariposa posada sobre mi brazo; en lugar de un hombre de casi 80 kilos. Pero a cambio, me detuve, con la vista clavada en sus profundos ojos.
- No te vallas, por favor.
- La situación no amerita que permanezca aquí.
- Y si te pido que permanezcas a mi lado.
- Eso no tiene sentido.
- Para mi si. Llevo años triste…solo, deje a Julián, mi padrastro, cuando quiso transformarme en contra de mi voluntad.
- A mi lado tu vida va a ser igual. ¿Cómo podrías convivir junto a mí… sin que te lastime? –era imposible el solo pensarlo. El me gustaba, no quería que muriera. Y menos por mi causa.
- Por que no podrías lastimarme… si fuera como tu. –sus palabras se clavaron en mi mente, martillando cada uno de mis pensamientos.
- Jamás te dejaría ser como yo.
- Esa decisión es mía.
- Dijiste que nunca has querido ser como yo.
- Por que nunca había tenido un motivo para serlo.
- ¿Ahora si? –pregunte aun suponiendo la respuesta.
- Si, ¡tu!... quiero estar junto a ti.
- No soy buena para ti. –dije entre un suspiro lastimero.
- Eres perfecta. –coloco su mano bajo mi mentón, poco a poco se acerco a mi, de forma lenta y pausada acerco sus labios hasta mi rostro, trate de aguantar la respiración. Me dio un tierno beso, tan suave y delicado como el aire, y tan dulce como el chocolate. Nuestros labios se movían en una sincronía perfecta, única. –quiero ser como tu.
- Quiero que vivas tu vidas feliz… como un humano. Aunque eso te aparte de mí. –absurdamente sentía cariño por el. Tenía años con esos sentimientos guardados dentro de un baúl junto con mi humanidad.

El despertaba muchas cosas en mí.

- Nada me apartara de ti. –me dijo mientras giraba su cara y me mostraba su largo cuello, invitándome a una vida eterna con el.
Me acerque a el, y tratando de ser lo más delicada que me permitía mi naturaleza. Clave mis colmillos en su suave cuello, parecido a la mantequilla. El se estremeció entre mis brazos, un temblor recorrió su cuerpo; poco a poco los temblores fueron disminuyendo.

Su despertar a esta nueva vida, fue algo glorioso para ambos. La soledad no seria más su compañera, ni la mía. Ahora nos teníamos el uno al otro por toda la eternidad.

abril 14, 2011

Entrevista a Angela en el CLUB DE LAS ESCRITORAS

Hola mis niñas Twilighters...!!
Mi amiga Dulce Cautiva tuvo la iniciativa de hacernos una entrevista a todas las socias del club. Y quise publicar mis respuestas en el blog. Amo los vámpiros, pero OJO también me gustan los licantropos xD jajaja besos
Aqui se las dejo xD


1. ¿De donde eres y que edad tienes?.
Soy de Venezuela y tengo 20 años.

2. ¿A que edad descubriste tu pasión por la lectura?.
Desde los 12 me gustaba leer novelas, normalmente en el liceo donde estudiaba nos mandaban a leer una cada lapso, así que era feliz jajaja. Después de los 15 inicie mi compra de libros con Paulo Coelho, un excelente escritor. Hace un par de años descubrí la historia de la saga y me enamore de ella.

3. ¿Y por la escritura?.
Bueno hace variooss meses comencé a escribir un libro de mi propia creación, esta en proceso aún, tengo como meta llegar a publicarlo. Y hace un par de meses paseando por el blog de Alexa Cullen, alguien pregunto si conocíamos algún blog donde publicaran la saga narrada por Jacob… y paaammm… me cayó una bomba de inspiración encima y comencé a escribir el primer libro narrado por Jacob Black. Actualmente escribo ambas historias, pero trata de compartir mi semana, mitad para cada una, para no confundirlas en mi cabecita jeje.

4. ¿Alguna vez has intentado que alguna editorial te publicara?, y en ese caso... ¿Cúal fue el resultado?.
Aún no, pero estoy en la búsqueda para cuando finalice mi libro.

5. ¿Cuantas historias tienes ya terminadas y cuantas en proceso?.
Bueno fue hace muy poco que tome las riendas de escribir y publicar en mi blog. Aun esta en proceso el primer libro de Crepúsculo narrado por Jacob Black.

6. En el pasado... ¿habías pensado alguna vez en llegar a compartir tus escritos con los demás, o jamás llegaste a esa conclusión hasta que por medio de la existencia de los blogs, decidiste hacerlo?.

En definitiva nunca se me había ocurrido. De hecho cree el blog en un principio fue para publicar los últimos acontecimientos del pre-estreno de la primera parte de Amanecer.

7. ¿Que genero te gusta más a la hora de escribir, lo sobrenatural, histórico, erótico, de todo un poco...?.
Afff de todo un poco. Lo sobrenatural siempre me ha gustado, bueno en especial las historias de vampiros. Acostumbraba desde los 16 ve películas de vampiros. Como la Reina de los Condenados, excelente película.

8. ¿Que criatura nocturna te gusta más, los vampiros, demonios, licántropo... o ninguna?.
Los vampirooooossssssssssssssssss…!!!!!!!!!!! xD

9. ¿Con que frecuencia sueles escribir, una vez a la semana, todos los días...?.
Bueno escribir casi todos los días, cuando viajo en el bus que me trae a mi ciudad desde la ciudad donde estudio. Escribo en el teléfono por que me vienen las ideas todas juntas a la cabeza y si no las escribo luego no van a ser tan exactas. Apenas llego busco mi cel y meto en la pc y comienzo a escribir y a complementar más.

10. ¿Te ha parecido interesante esta iniciativa de Dulce Cautiva, o simplemente te es indiferente?.
Me encanta esta iniciativa… por que nos permite a todas conocernos mejor, saber de nuestras locuras y expresarnos sin miedo.

el link ;-)

elclubdelasescritoras.blogspot.com/2011/04/46-angela.html

abril 13, 2011

Cap. XIII

Sueños = Realidad

- No te vallas –le roge
- Debo irme.
- ¿Que te impide quedarte… que te obliga a irte?
- Alguien espera. –me explico con ojos tristes.
- Por favor, quédate conmigo.
- Lo siento, –se disculpo –debo irme.

Quise rogarle una vez más, pero no lograba pronunciar palabra alguna, me faltaba el aire; solo fui capaz de verla con ojos suplicantes, implorándole que permaneciera conmigo, que la necesitaba para poder respirar.

Ella me abrazo nuevamente, me dio un tierno beso en la mejilla. Poco a poco se aparto de mi lado, se dio la espalda y comenzó a alejarse de mi lado, quise correr tras ella pero mis pies permanecían atados al suelo.

Sentí que el aire corría por mis pulmones nuevamente… y quise gritar.

- Bella...!!! –mis palabras no llegaban a sus oídos. Quizás no quería escucharme o mi fuerza y mi voluntad no eran suficientes para retenerla a mi lado.

Ni siquiera en un triste sueño.

- Bella. –grite exaltado cuando logre recobre el sentido y volví a la áspera realidad de mi habitación. Aunque fuera estúpido la busque entre las cuatro paredes de mi cuarto, rodé la vista por la pequeña habitación pero en ningún lado estaba ella.

Solo en mis sueños… estaba… y también en ellos se iba.

“No volveré a beber así” –me propuse a mi mismo.

Me levante de la cama para ir a darme un baño. Pero cuando puse los pies en el suelo, sentí un peso sobre ms hombros que me obligaba a caer. Estaba mareado, había dormido muchas horas.

Permanecí sentado en el borde de la cama unos minutos, hasta que estuve seguro de que no caería al ponerme en pie.

Entre en la regadera y me di un largo baño, fue placentero, me despejo la mente, me aflojo el cuerpo y me calmo los efectos de la botella que me había bebido de forma irracional.

Tome unos vaqueros y una camisa negra de la gaveta, cuando vi hacia el espejo sentí lastima por la persona que se reflejaba en el, necesitaba comer y… peinarse el cabello urgentemente. Tome un cepillo y bruscamente me lo cepille, no tenia mucha paciencia con eso.

Cuando sali de la habitación vi a papá en su silla al final del pasillo, pero el no me observaba a mi, miraba por la ventana, estaba pensando en algo muy detenidamente; por que no se dio cuenta de mi presencia hasta que estuve junto a el y le hable.

- ¿Papá?
- Amm –me observo desconcertado. –disculpa jake, estaba en otro mundo. ¿Cómo te sientes?
- Tranquilo. Me siento bien, gracias.
- ¿Tienes hambre? –mi cara debía delatarme.
- Si, algo. –dije disimuladamente.
- Prepare desayuno hace un rato. Esta en la cocina.
- Gracias… ¿vas a salir? –pregunte desconcertado cuando lo vi vestido de forma diferente a su ropa habitual.
- Si, voy un momento a… donde Harry. –en realidad no quería saber mas que eso. Papá seguía extraño y yo no sabia por que. Pero estaba así desde la noche que volvimos de casa de Charlie.
- Como digas. –murmure ya orientado hacia la cocina.

Escuche a Harry llegando, mire por la ventana. Ayudo a papá y luego arranco dejando solo el polvo detrás de el.

Papa había preparado unos panes rellenos con carne. El hambre me alejo del mundo mientras comía, tenia muchas horas sin probar bocado.

Cuando termine de comer me recosté en el sofá. Comencé a hacer zapping con el control remoto. Nada de lo que trasmitían me llamaba la atención.

Me recline en el asiento un rato, los ojos comenzaron a pesarme toneladas. No podía tener sueño aún.

Pero al parecer así era.

Deje que el sueño me venciera esperando no recordar nada cuando despertara.

- Jake…!!! –me llamo una mujer.
-¿Quien es? –pregunte desconcertado.
- Soy tu mamá.

Sentí que mi quijada se caía. Y se mantenía ahí, inmóvil. Como yo. Y mis ojos que no daban crédito a lo que veían ni mis oídos a lo que escuchaban... De repente un espejo a mi lado me mostro una persona, un reflejo. El mío.

Estaba pequeño. Cuando mamá aun estaba viva.

Otra vez estaba soñando.

Me atormentaba recordar a mamá, casi no había podido disfrutar de su compañía. Y mis hermanas estaban lejos.

- Mamá… te extraño. –le dije dolorosamente.
- Lo se hijo… Yo también los extraño. –me confeso con lagrimas en los ojos.

Quería abrazarla pero estaba tan lejos. Ella camino unos pasos más hacia mí y se detuvo a mi lado.

- Siempre te recordare así… –me dijo mirando al espejo –como mi niño pequeño. Te amo jake.
- Yo también mamá.

Algo pesado me cerró los ojos, me desperté con la mano en el pecho, sentía que me dolía el corazón.

Me recordé exactamente como me veía en el espejo, era solo un niño cuando mamá murió. Aun me desconsolaba que ella no estuviera.

Me levante y cruce la puerta de la casa, no podía quedarme más ahí, en cualquier momento volvería a quedarme dormido. Y esos sueños extraños que había tenido volverían a invadir mi mente.

- Oye jake que bueno que viniste. –me celebro Quil emocionado cuando me vio llegando a la orilla de la playa, donde se encontraban sentados.
- Si, lo se, una reunión sin Jacob no es reunión. –bromee pagándome de mi mismo.
- Cierto, una reunión sin ti. Es una fiesta. –dijo Embry entre carcajadas.
- Vale, vale. –refute.
- ¿Como dormiste?, ¿ya te sientes mejor? –pregunto Quil preocupado.
- Si Quil, gracias. Dormí. –concluí.

Si había dormido. Había soñado. Había tenido ganas de llorar. Y mi infancia me recordó que fácil era vivir cuando tu vida es tranquila y normal.

Tantos sentimientos solo lograban atormentarme.

abril 11, 2011

Cap. XII

Pobre y vacio

Me pareció extraño que se fuera tan rápido y a pie. Pero bueno seguramente no quería enfrentarse a papá y a sus supersticiones al salir.

Me molestaba estar ahí afuera mojándome, no encontraba el cuadro en ninguna parte, aunque de todas formas si lo encontraba se mojaría al sacarlo del auto por la incesante lluvia que caía.

Tenia ciertas ganas de hablar con Bella, quizás no lograra mucho con papá merodeando cerca… pero me agradaba pasar tiempo con ella y eso era lo que debía importarme… pues tenía más peso sobre mí.

En lugar de eso estaba aquí afuera recibiendo un balde agua desde el cielo.

Era ilógico seguir aquí afuera, di una última revisada al auto y resignado por mi búsqueda fallida cerré el auto y camine de regreso a la casa.

Abrí la puerta y la cerré… bueno la lance prácticamente, sonó un poco fuerte. Pero estaba un poco molesto y no logre esconder ese sentimiento al hablar.

—No había ninguna pintura en el coche. –explique cuando llegue. Busque con la mirada a papá y vi el borde de la silla en la cocina camine hasta allá y me detuve en el marco de la entrada. Llevaba todo el cabello mojado por el aguacero que caía afuera y chorreaba el agua sobre mi camisa.
—Umm —gruñó papá, separándose lentamente de Bella y girando la silla para hacerme frente—. Supongo que me lo dejé en casa.
—Estupendo. –replique sarcásticamente.
Alce los ojos al cielo de forma aparatosa y teatral.
—Bueno, Bella, dile a Charlie... —papá se quedo se detuvo antes de continuar, parecía sopesar las palabras correctas para hablar—, que hemos pasado por aquí, ¿sí?
—Lo haré —respondió Bella en vos baja. Se traían algo entre manos.

¿Qué habrán hablado en mi ausencia?

Estaba casi atónito… odiaba el suspenso que había en el ambiente. Casi no habíamos pasado tiempo en casa de Bella… y el poco tiempo que estuvimos lo pase casi por completo afuera buscando sin éxito alguno el soso cuadro.
— ¿Pero nos vamos ya? –pregunte incrédulo. Me parecía incoherente, no teníamos ni una hora de haber llegado.

—Charlie va a llegar tarde —trato de justificarse papá mientras hacia rodar la silla de ruedas y me pasaba por el lado, en dirección hacia a la puerta.

Me sentía molesto, no podía creer que ya nos íbamos. Luego de que lo acompañe y me tuve que tragar el mal momento de ver a Bella con el Cullen; el se antojaba de irse. No había podido si quiera detallar bien a Bella pues había pasado la mayor parte de la “velada” con los ojos gachos, con la vista clavada en el suelo como si este pudiera ofrecerme un amparo para mis sentimientos.

—Vaya —dije un tanto disgustado—. Bueno, entonces supongo que ya te veré otro día, Bella.
En realidad para que vinimos… bueno… para que vino el acá.
—Claro —dijo ella. Pero lo veía tan improbable ahora.
—Ten cuidado —pidió papá a Bella con una mirada extraña. A mi parecer esa pequeña frase iba cargada de muchas ideas y palabras que yo me había perdido.

Ayude a papá a cruzar la puerta y lo lleve hasta el auto. Mi mente estaba algo melancólica y desorientada.

Mientras Bella nos despedía con un suave movimiento del brazo, yo arrancaba el auto… conduje por la carretera mojada aun por la lluvia, el agua chispeaba entre los cauchos del auto y caían algunas gotas aun desde el cielo al asfalto. Escuchaba todo claramente por que no había sonidos a mí alrededor más que las respiraciones de mi padre y la mía que cada segundo estaban más descontroladas a causa de una infinidad de preguntas que se debatían en mi cabeza golpeándose entre ellas, de forma tan brusca que me causaban un terrible dolor de cabeza.

Me debatía entre preguntarle a papá en cuanto a su segura conversación con Bella… o no hacerlo para evitarme un discusión con el. No me gustaba que discutiéramos. Vivíamos juntos solo nosotros dos, no es muy cómodo convivir con una persona con la que estas molesto cada cinco minutos.

Por otra parte el iba en silencio, se notaba que iba tenso, tenia prensadas las venas que le corrían por la piel arrugada del cuello; por su mente debían estar corriendo cantidad de cosas, ideas, imágenes, quizás también tenia preguntas sin contestar.

Pero las mías no tenían si quiera una ruta lógica que seguir. No existía una base por que nunca había tenido a Bella junto a mí lo suficiente como para crear un lazo mayor al de una sencilla amistad.

Que pobre y vacio se sentía mi corazón. Solo era un órgano más.

Estacione frente a la casa, luego de que ayuda a papá, empuje su silla hasta la entrada y luego me devolví hacia afuera.

Papá no me pregunto a donde iba, ni yo me preocupe en decírselo. Ambos estábamos en nuestra propia nube de ideas y pensamientos. Quizás por una extraña vuelta del destino el entendía que no era el momento de hablar. Solo de analizar y sopesar lo que sea que piensa que ronda en mi cabeza. Y cualquier enrevesada idea que pasee por la suya.

Me senté en la entrada del garaje viendo hacia la noche. Contemplar la luna solo me hacia sentirme mas abatido y solitario, pero me daba confianza y me hacia sentir protegido. Como si poco se extendiera su luz a mí alrededor.

Era ilógico sentir ganas de llorar por una persona que no había tenido el tiempo suficiente de herirte. Una idea choco en mi cabeza tan bruscamente que me levanto del suelo y me llevo hasta lo más oscuro de mi garaje, abrí una gaveta de herramientas y en la parte mas alejada estaba una botella de ron, la destape sin meditarlo mucho y me encamine hasta mi antiguo lugar.

Destape la botella, bebí directamente de ella. Fue un gran trago, muy amargo y me molestaba en la garganta, no estaba acostumbrado a beber por que no me llamaba mucho la atención; pero esta era “una ocasión especial”.

Después del cuarto trago comenzaba a beber por inercia, solo dejaba que el liquido pasara por mis labios y bajara por mi garganta quemando todo a su paso.

De repente vi a Bella caminando hacia mi, me tendió una mano, cuando estuve de pie se acerco mas a mi, paso sus manos por mi cintura y me abrazo fuertemente, deseaba que fuera verdad; pero mi realidad no podía ser tan grata y feliz. Además mi cabello esta mucho mas largo, no se por que en mis sueños insistía en tener el cabello corto. Quizás algún día llegara a cortármelo pensé, aunque cuando conocí a Bella lo tenia así, si me lo corto podría alejarse de mi.

Que mas se va a alejar de mi… esta bastante lejos ya.

Me desperté temprano con un fuerte dolor de cabeza; aparentaba tener abejas que me aguijoneaban una y otra vez; mandando fuertes punzadas de dolor y estremecimiento a todo mi cuerpo. Mi respiración estaba un poco agitada y me pesaban los parpados, entre mis pestañas se colaban los rayos del sol, esperaba la incomodidad del frio y duro suelo pero en cambio sentí la suavidad y la comodidad de mi cama, estaba recostado sobre mi almohada y enredado entre las sabanas, alguien me había traído hasta acá… –moví los dedos del pie y note que me encontraba descalzo –y me quito los zapatos además.

Abrí los ojos quejosamente, el sol me lastimaba un poco los ojos.

- Valla, hasta que despiertas. –desconcertado gire hacia el lugar de donde provenía la voz. Quil y Embry estaban sentados cerca de la cama, sus ojos mostraban preocupación pero esta no llegaba al resto de su cara que comenzaba a formar una sonrisa sarcástica.
- ¿A que hora llegaron? –pregunte confundido.
- Esta mañana, eran casi las 6. -contesto Embry.
- ¿Papá los llamo otra vez? –pregunte ya disgustado.
- No jake, vinimos fue a ver que tal estabas. Queremos ir un rato a la playa pero vamos a ir primero a comprar lo que vamos a hartar y pss queríamos q nos acompañara –replico Quil.
- Amm, bueno esta bien. y supongo que ustedes me trajeron hasta aquí entonces.
- Si, cuando llegamos estabas tirado en el suelo frente al garaje, con una botella vacía en la mano –sentí cierto remordimiento por el hecho de que ellos tuvieran que verme en ese estado. –así que te levantamos y te trajimos hasta acá.
- Gracias hermanos, de verdad se los agradezco mucho… y sobre lo de la playa… umm, no tengo muchas ganas de salir.
- ¿Crees que puedas ir en la tarde? -pregunto Quil.
- Quizás. Ahora solo quiero dormir. –se despidieron y salieron de la habitación.
De forma irreal recupere el sueño donde estaba Bella junto a mí. Donde yo era feliz.


abril 09, 2011

Cap. XI

Cuando crees que todo va bien. Y que nada puede ir peor.

Habían pasado varios días desde aquella vez que hable con Quil, me había hecho bien desahogarme… ese día lo pasamos todos juntos, nos reímos hasta que nos dolieron las panzas mientras veíamos películas y comíamos.

Siempre era feliz en esos momentos que compartía con mis mejores amigos, me daban la oportunidad de olvidar por unos minutos a veces hasta horas; cual era mi vida real, y eso que me tenia pensando día y noche.

Ahora me encontraba “mejor”; o bueno al menos ya no me entraban las ideas locas de llamarla o ir a husmear a su casa, para verla tan bella y perfecta como siempre.

Papá no había vuelto a mencionar nada referente al tema. Lo que mantenía nuestras conversaciones en estabilidad y surgían de forma tranquila.

Y por otra eso me hacia mas llevadera mi vida; desde que Bella había llegado, mis prioridades habían cambiado, ahora tengo las mismas cosas que antes pero no me satisfacen igual.

- Jake quiero que me acompañes mañana a donde… Charlie, a llevarle pescado frito que le mande Harry Clearwater. –me soltó mi padre un día que cenábamos tranquilamente.

Pero claro seguramente el angelito malo del hombro de papá le decía, ¿para que cenar apaciblemente si puedes destruir la calma de tu hijo?

- Papá… -comencé.
- No empieces. –hablo toscamente y con sequedad. –Solo voy a ir a eso. –aseguro.
- Vale, vale. –refute con pocas esperanzas.

Me levante dejando la cena a medias, me sentía mareado, aparentaba tener toros adentro de mi estomago que daban golpes contra las paredes de el.

Sali al porche y camine rápidamente hasta el garaje, este era mi refugio siempre que quería huir de todo me encerraba en este, mi mundo... Apenas entre vi la caja roja de herramientas, una corriente que bajaba desde mi cerebro enfurecido salto a mi brazo y con todo el enojo que me invadía la golpee fuertemente y la caja cayo al piso esparciendo por todo el suelo las trastos que anteriormente habían estado dentro.

No quería ir, no quería ver a Bella. No quería saber nada de su vida, si esta tenía que ver con Cullen.

Pero la verdad sobrepaso a la mentira.

La extrañaba, la añoraba. Tenía días sin verla, sin contemplar sus bellos y enormes ojos chocolate, su liso cabello; sin escuchar su dulce risa que me ataba de manos y me hacia su esclavo.

Caí de rodillas en el frio suelo. Trate de respirar pausadamente con la esperanza de que los alocados latidos de mi corazón disminuyeran la velocidad y se estabilizaran.

Cuando había logrado calmarme y evitar las ganas estúpidas de llorar, me levante del suelo, sintiéndome vacio inmune a las cosas vánales del mundo que le podían llegar a hacer daño a otros, en mi vida nada podía hacerme mas daño del que papá me hacia queriendo ir hasta mi lugar de castigo personal.

Llegue a mi cuarto, dure un par de horas sentado en el suelo del baño, el agua caía en cascada sobre mi y yo no tenia fuerzas para aplastar el tornado de emociones que me irrumpían y revolvían mi corazón.

Me senté en el borde de la cama, con la vista clavada en la luna, seguramente ella también era infeliz, no aparentaba ser solo un pedazo de piedra, era mas bien un ser solitario a la espera de una compañía, aunque “quizás no ha notado aun cuanta falta le hace otro ser a su lado” y por eso puede vivir tranquila en lo alto sin afligirse por los sentimientos que te abruman y te derrumban cuando encuentras a alguien más.

No pude pegar el ojo en toda la noche, debatiéndome con mis sentimientos que se derribaban bruscamente con mis ideas.

- Jake ven a comer. –escuche que grito mi padre desde la cocina. No había desayunado. Seguramente le extrañaba mi falta de apetito. No deseaba comer pero era mejor que fuera antes de que me cuestionara.
Llegue a la cocina con paso lento.
- Valla, ¿no dormiste nada? –mierda seguramente tenia un aspecto horrible y con unas bolsas moradas enormes debajo de los ojos.
- Estuve hasta tarde en el garaje. –trate de justificarme.
- Bueno, vamos entonces mas tarde a casa de Charlie. Come y vete a dormir un rato. –no desistiría de su idea de ir aunque el mundo se viniera abajo.
- Vale. –agarre el plato y me fui hasta mi habitación. Tome la cuchara y le di dos bocados a la comida. Sentía la cabeza pesada; camine hasta la cama y la deje caer sobre la almohada. El sueño abatió sobre mí como una gran piedra.
- Jake vámonos, es tarde. –llamo mi padre desde la puerta.
- Voy. –dije una octava mas alta de mi tono de voz habitual. Me sentí molesto aun y cuando había dormido algo y mis ideas ya tenían que haberse calmado. Pero no… yo no podía ser como cualquiera, tenia que despertarme con peor humor del que tenia cuando caí dormido.

Me vestí rápidamente y Sali de mi habitación. Papa estaba en su silla de ruedas al lado del umbral de la entrada, contemplaba el cielo y la lluvia que se avecinaba, ¡eso debería ser un impedimento para dejar de ir! pero lo conocía tan bien que esa idea era imposible. Se podía desatar la tercera guerra mundial frente al porche de nuestra casa y aun así tendríamos que sobrepasarla para ir hasta donde Charlie “solo para llevarle pescado frito”.

Me puse el anorak. Ya papá llevaba puesto uno. Salimos a la intemperie, empuje la silla de papá hasta el estropeado coche negro; lo ayude a subir. Y en unos segundos estábamos camino a casa de Charlie.

Prefería pensar en Charlie y no en Bella.

Aparque frente a la casa, busque disimuladamente el monovolumen de Bella, me puse algo melancólico, pero también me sentí tranquilo y algo… “feliz”. Era mejor si no estaba Bella en casa, podíamos dejarle el pescado a Charlie e irnos.

Papá arrugo el entrecejo cuando su vista distinguió lo mismo que la mía había hecho.
- Bajemos –dijo papá. –sin contradecirlo baje del coche y le di la vuelta y l ayude a bajar a el.
Empuje la silla hasta la puerta de la casa, llame a Charlie; pero no escuchaba ninguna respuesta desde el interior.

Luego de unos segundos fue que note que tampoco estaba el coche patrulla afuera. Esta bien que yo no lo fuera notado, en realidad buscaba a Bella. Pero ¿por que papá tampoco se había dado de cuenta?

Quizás no buscaba a Charlie si no a Bella. Al parecer aun tenía esa idea absurda e ilógica de hablar con ella.

- Papá… –espere mientras giraba su rostro hacia mi – tampoco esta el auto de Charlie.
- ¿Qué…? –detuvo su pregunta cuando busco con la vista el coche patrulla y tampoco lo encontró. – Valla, bueno parece que tendremos que esperar.
- Quizás no tengamos que esperar mucho. –dije tristemente y con la voz caída cuando vi el monovolumen de Bella acercándose en la calle, ella no venia manejándolo si no su “amigo” el Cullen; cada vez me caía mejor.

Me mantuve detrás de la silla de ruedas de mi padre. El mantenía a vista clavada en el auto o en su conductor. Yo no podía si quiera levantar mis ojos del suelo. No quería ver lo que se avecinaba frente a mí.

Entendí rápidamente que papá solo había hecho traerlo hasta acá para hablar con Bella seguramente para quererla hacer cambiar de opinión.

- Hola, Billy. Hola, Jacob —nos saludo Bella con entusiasmo cuando estuvo frente a nosotros—. Charlie se ha marchado para todo el día –explico Bella – espero que no lleven esperándole mucho tiempo.
—No mucho —contestó papá—. Solo queríamos traerle esto —señaló la bolsa de donde estaba el pescado. Estaba sobre su regazo, lo venia bien por que aun mantenía la vista gacha.
—Gracias —respondió ella—. ¿Por qué no entran un momento y se secan? –nos ofreció Bella. La verdad yo lo que quería era salir corriendo de esa casa.
—Venga, dámelo —ofreció Bella tendiendo las manos hacia la bolsa marrón que llevaba papá. –decidí ver a Bella de reojo y para mi dolor personal ella miraba hacia afuera, donde estaba su auto y dentro estaba sentado aun su acompañante.
—Deberías ponerlo en el frigorífico —comentó mi padre mientras le alcanzaba la bolsa a Bella—. Es pescado frito casero de Harry Clearwater, el favorito de Charlie. En el frigorífico estará más seco. –explico el encogiéndose de hombros.
- Gracias —dijo nuevamente Bella —. Ando en busca de nuevas recetas para el pescado y seguro que traerá más esta noche a casa.
— ¿Se ha ido de pesca otra vez? —Pregunto papá con un tono de voz extraño y zalamero—. ¿Allí abajo, donde siempre? Quizá me acerque a saludarlo.
—No —respondió Bella rápidamente y con una mirada un tanto molesta—. Se ha ido a un sitio nuevo..., y no tengo ni idea de dónde está.
—Jake —me llamo papá con la vista aun puesta en Bella—. ¿Por qué no vas al coche y traes el nuevo cuadro de Rebecca? Se lo dejaré a Charlie también.
— ¿Dónde está? —pregunte hoscamente con la vista aun en el suelo.
—Creo haberlo visto en el maletero, a lo mejor tienes que rebuscar un poco.

Camine hacia afuera arrastrando los pies debajo del cielo encapotado y la incesante lluvia.

Busque en la maleta el famoso cuadro mientras refunfuñaba para mi mismo enojado. Recordé el auto de Bella y su acompañante. Gire buscando al Cullen dentro de el.

Pero ya no estaba.

abril 05, 2011

Cap. X

Un Buen Amigo.

¿Como alguien puede meterse tan pronto en tu corazón…

Quitarte el sueño y tu poder sobre ellos…?

Un corazón pendejo y caprichoso… que le pides que olvide y solo te contamina más el alma, mostrándote una y otra vez cuanto puede conseguir de ti, pasando sobre ti, sin sentir el mas mínimo remordimiento por lastimarte.

- Jacob –llamo papá cuando me escucho cruzar el umbral.
- Voy. –dije en voz alta para que lograra escucharme.
- Prepare unas hamburguesas… –anuncio cuando estuve dentro de la cocina. –ven siéntate a comer unas cuantos.

Mi traicionera barriga rugió, reclamando la comida que se tendía sobre la pequeña mesa.

En realidad no me llamaba la atención comer, lo hacia por el simple hecho de satisfacer una necesidad humana.

Mastique lentamente, con tanta pause y flojera que una tortuga se cansaría de solo verme.

- Sabes… he llegado a una conclusión. –di un respingo ante esas palabras. Seguramente detrás de esa frase venia otra mas preocupante.
- Valla… – ¿que conclusión será esa…? – ¿y esa es?
- Bella esta saliendo con el Cullen.

Perfecto…!!! Cuando crees que tu día es pésimo, y tu corazón se queda sin piel… viene tu propio padre y te clava un cuchillo en la herida.

- No quiero saber nada de eso. –me levante del asiento molesto.
- Ya lo sabes… es la realidad. –dijo encajando mas el cuchillo. Y removiéndolo en la llaga.
Los sentimientos en mi corazón se atropellaban entre si.

Entre a mi cuarto refunfuñando y me tire sobre mi cama… necesitaba dormir… incorporarme en ese mundo de la inconsciencia donde somos libres de elegir e imaginar lo que deseemos.

Me sentía como si perdiera algo…

pero algo que en realidad nunca me había pertenecido…

En la mañana me levante temprano, “hablar” tan prematuramente con papá… solo me daría un dosis extra de culpa durante todo el día por la discusión que seguramente se desarrollaría.

- Hey jake… ¿estas bien? –estábamos en el comedor de la escuela en la reservación. Y yo pues estaba en otro lado. Era como si mi espíritu andará rondando la casa de Bella. Y mi estúpido cuerpo aquí petrificado juntos a mis mejores amigos.

No era una buena compañía… ni para mi mismo.

- Si hermano, tranquilo.
- ¿Les puedo preguntar algo? –pregunte luego de varios minutos… en los que fui victima de sus miradas especulativas.
- Claro. Lo que quieras.
- Si, pero no vallas a preguntar si te queremos. Por que primero esta nuestro orgullo, y debemos decir que “no”.
- Jajaja… tranquilo Embry yo se que me quieres, no necesito preguntarlo.
- Era para que estuvieras claro pues. –dijo el interpelado mientras era victimas de sus estruendosas carcajadas.
- Bueno, suéltalo. –replico Quil al darse cuenta de que mantenía las palabras atarugadas en la garganta.
- ¿Ustedes creen en...?
- ¿En que? –pregunto Quil confundido
- ¿En las leyendas de la tribu?
- ¿Por que lo preguntas?
- Emm... es que anoche estuve hablando con papá sobre eso… sabes q siempre me anda contando esas historias fantasiosas.
- No lo se. Creo que no. –respondió Quil. Di un respiro aliviado, esa historia aun me estaba dando vueltas en la cabeza.

¿Por qué después que le dije todo a Bella ella estaba con el Cullen?

Seguramente no creía tampoco en eso.

Ya el chico debe haberle contado el afán de la mayoría de los integrantes de la tribu por querer desterrarlos.

- No estoy seguro. –Embry se mostraba indeciso, inseguro de lo que realmente pensaba.
- ¿Por que?
- He hablado con Sam… y bueno pues el si cree en las leyendas.
- El esta tan loco como papá. –dije en tono de burla.
- Quien sabe…!!! –replico Quil.
- Cierto Jake, ellos tienen años en la tribu, quizás toda la historia no es real, pero si hay algo extraño en esas “personas” –pronuncio la palabra con desacuerdo –de caras pálidas.
Prefería no creer en eso… Era más fácil.
- Vamos a ver unas películas a mi casa. –ofreció Jared.
- Necesitaba distraerme. Y que mejor que tus amigos pocos preocupados para ayudarte en esos momentos que te pones insoportable.
- Me apunto –exclame mas emocionado de lo corriente. –voy por unos doritos.
- Yo te acompaño.
- Nos vemos en mi casa. –dijo Jared a unos metros de Quil y de mi.
- ¿Que te sucede en realidad? –lo mire a los ojos y no había ningún atisbo de reproche por no contarle la realidad, solo había preocupación por su torpe amigo.
- Es que me gusta un poco Bella
- Si, medio lo note el día en First Beach. Ella parecía interesada. –baje la mirada decepcionado del resultado de las cosas. Quizás no estaba interesada en mi, solo en la historias.
- Si, así es… Pero al parecer esta saliendo con el Cullen.
- Quizás eso no dure mucho.
- Si termina, estaré ahí. Pisándole los talones blancos y pálidos. –sentía la sangre en la cabeza.

El solo hecho de pensar en el, me fastidiaba.