Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

septiembre 08, 2011

Cap. XXXIV

Hare todo por ti… daría mi vida por ti


Luego de que Bella arrancara, seguida por el coche patrulla de Charlie, entre a casa y deje la camisa que llevaba puesta, andaba descalzo pues había dañado el ultimo par de zapatos. Me fui hacia los bosques para seguir a los demás y encargarme de mi perímetro; me quite lo único que llevaba puesto, mis pantalones cortos, los anude en mi tobillo con la pequeña cuerda negra que siempre llevaba, di un salto y mientras volaba de un extremo a otro mi pelaje rojizo me cubrió por completo. Caí casi con elegancia sobre la tierra húmeda y comencé a trotar velozmente hacia el norte donde se hallaba la línea divisora entre los chupasangres Cullen´s y nosotros; Sam ya estaba ahí, había dado dos vueltas completas cumpliendo su perímetro y además el mío.

Siento la tardanza —me excuse cuando llegue.

No hay problema. Comienza desde el río hasta el extremo montañoso, de ahí en adelante hare yo mi ronda hasta el otro extremo del rio.

Bien
No hizo falta decir nada más… era bueno patrullar con Sam, ya que él se enfocaba en la labor y no se la pasaba cotilleando ni fastidiando como Paul.

Te oí… —se quejo Paul en mi cabeza.

Ups… a —me burle sarcásticamente— juraría que estabas más lejos.

Lo estoy idiota… no es mi culpa que tu hables en voz tan alta.

Y no es mi culpa que tú escuches estando tan lejos y además seas un hablador empedernido.

Enfóquense en lo que hacen —pidió Sam con voz calmada pero autoritaria— No quiero que llegue por aquí y la perdamos de nuevo… y luego tengamos que salir a seguirla hasta Canadá o más lejos.

Recordé como había tenido que seguirla la última vez hasta Canadá… obviamente Sam también estaba pensando en eso. Esa vez no debí permitir que se me escapara y llegara tan lejos… cuando cruce Vancouver le perdí el rastro.

Pasamos toda la noche haciendo la ronda… Embry, Paul y Jared, haciendo la ronda alrededor de la Push y se turnaban con nosotros para ir a los alrededores de la casa de Bella; y así ella y Charlie no estuvieran solos en ningún momento. La situación me hizo recordar aquellos días cuando había “terminado” a Bella a causa de mí… licantropía. Había estado rondando durante varias noches frente a su casa, observando su ventana. Cuidándola de cualquier chupasangre que pensara si quiera en acercársele.

Al día siguiente tuvimos que continuar haciendo la ronda, esta vez cambiamos las rondas… Paul y Jared estaban haciendo la ronda de Sam y mía… Mientras Sam vigilaba los bosques cercanos a la casa de Bella y yo me dirigí hasta la Push para saber de Bella, y averiguar si se encontraba bien. En la casa se encontraban Charlie y papá, lo supe en cuanto vi la patrulla afuera. Me limite a ir hacia la playa directamente…

Bella caminaba por la arena… salí de fase para poder hablar con ella.

— Estoy bien… ¿y tu?

— Bien… lamento mucho, esto… dejarte sola tanto tiempo. Se supone que debería estar contigo.

— No te preocupes Jake... Como ha estado la caza… han visto a…

— No… —prefería no obligarla a pronunciar el nombre de la vampira en voz alta —nada aún. Pero mientras nuestra agenda sigue igual de apretada y en estado de “Alerta Roja” hasta que podamos detenerla y acabar con ella. No siempre es así… te lo aseguro, apenas esto termine todo ira mejor. Te lo prometo.

Paseamos un rato por la playa tomados de la mano, a mi no me molestaba en absoluto. Me agradaba y ya estaba acostumbrado a ese pequeño gesto. Me agradaba.

Al día siguiente Bella tenia que trabajar, fui en mi moto hasta su casa; espero abajo mientras terminaba de arreglarse para irnos. Ella avanzo por la carretera en su mono volumen mientras yo la seguía en mi moto. Desde afuera del local pude ver como el chico rubio —del cual no recordaba su nombre— nos observaba… o mejor dicho me observaba con mirada calculadora desde adentro.

Esa noche, Bella vino a casa con Charlie; además también llegaron Sam y Emily para tomar el postre con nosotros y con Charlie. Ella trajo una tarta que pude haberme comido yo solo, pero por respeto a los demás me limite al trozo que me sirvió Emily.
Antes de que fuera la hora de irse, Bella y yo salimos de ahí para estar solos un rato luego de estos días tan cargados de gente y compromisos. Nos fuimos hasta mi garaje, como antes. Nos sentamos en mi Volkswagen, estaba realmente cansado por las guardias, tenia muchas horas sin dormir, pues no éramos tantos como para dejar un perímetro sin protección para descansar. Y a Sam no le gustaba dejar cavos sueltos.

Me recline en el asiento agotado.

— Tienes que dormir un poco, Jake.

— Veré lo que puedo hacer —dije para tratar de calmarla.

Estire mi brazo hasta ella y tome su mano entre las mías, entrelazando nuestros dedos.
— ¿Esto tiene que ver con lo de ser lobo? —pregunto Bella tímida—. Me refiero al calor.

— Sí. Tenemos la temperatura más alta que la gente normal. Entre 47 y 48 grados centígrados. Podría estar así en mitad de una nevada —comente mientras apuntaba hacia mi pecho descubierto con la barbilla— y me daría igual. Los copos se convertirían en gotas de lluvia al tocarme.

— Todos vosotros os curáis muy rápido. ¿Es otra característica de los hombres lobo?

—Sí. ¿Quieres verlo? Mola mucho —ofrecí entre risas con los ojos abiertos de forma desmesurada. Urge en la guantera buscando una navaja vieja, cuando la encontré y la saque, Bella puso los ojos como plato, cuando entendió lo que pretendía hacer…

— ¡No, no quiero verlo!¡Deja eso!
Me reí estruendosamente ante su expresión, guarde la navaja donde mismo sin dejar de reírme.

— Vale. De todos modos, lo de curarse viene muy bien. No puedes ir al médico cuando tienes una temperatura corporal con la que deberías estar muerto —además contaba el hecho de que odiaba ir al médico.

—No, supongo que no.

— Y lo de ser tan grande, ¿también tiene que ver? —hablo luego de u rato— ¿Por eso estáis tan preocupados por Quil?

— Por eso y porque su abuelo dice que se puede freír un huevo en su frente —aunque me costase aceptarlo Quil pronto seria uno de nosotros—. Ya no tardará mucho en convertirse. No hay una edad exacta... Se va acumulando poco a poco, y de repente... —recordé como me había ocurrido a mí y lo trastornado que estaba—. A veces, si te sientes alterado, cabreado o algo así, el proceso se puede disparar antes, pero yo no estaba cabreado por nada. Yo era feliz —reí amargamente ante ese hecho, era verdad era feliz… todo estaba mejorando con Bella—. Sobre todo por tu culpa. Por eso no me ocurrió antes y siguió acumulándose en mi interior, como una bomba de relojería. ¿Sabes lo que me hizo estallar? Billy comentó que me veía raro cuando volví de ver esa película. No me dijo nada más, pero el caso es que perdí los nervios. Y en ese mismo momento... exploté. Casi le arranqué la cara. ¡A mi propio padre! —recordé ese día… como estaba molesto. Como me escape hasta mi cuarto para tratar de calmarme. Pero era el momento y nada podía cambiarlo ya.

— ¿Es tan malo, Jake? —pregunto Bella preocupada por mi—. ¿Te sientes desdichado?
—No, no me siento desdichado —confirme más mi que para ella—. Ahora que lo sabes, ya no. Antes sí que me resultaba duro —no tenerla junto a mí… durante esos días había sido lo peor, luego de haberla “recuperado” me incline hacia ella instintivamente y apoye mi mejilla sobre su cabeza. Estaba feliz de tenerla ahí. .

— ¿Cuál es la parte más dura? —inquirió al cabo de unos minutos.

— Lo peor es sentirse fuera de control. Saber que no puedo estar seguro de mí mismo, que a lo mejor no deberías estar cerca de mí, que quizá nadie debería estar cerca de mí. Es como si fuera un monstruo capaz de hacer daño a cualquiera. Ya has visto a Emily. Sam perdió los estribos tan sólo un segundo... y resultó que ella estaba demasiado cerca. Ahora no hay nada que pueda hacer para arreglarlo. He oído sus pensamientos y sé cómo se siente.
— ¿Quién quiere ser un monstruo de pesadilla?

— Y además, está la facilidad con la que me transformo, mucho mejor que los demás. ¿Me hace eso menos humano aún que Embry o que Sam? A veces, temo estar perdiéndome a mí mismo. —me aterraba dejar de ser yo. Jacob, solo… Jacob.

— ¿Es difícil volver a transformarte en ti mismo?

— Al principio lo es. Se requiere cierta práctica para entrar y salir de fase, pero a mí me resulta más sencillo que a los demás.

— ¿Por qué?

— Porque Ephraim Black era mi bisabuelo por parte de padre y Quil Ateara por parte de madre.
— ¿Quil? —exclamo algo sorprendida.

— Su bisabuelo —le explique—. El Quil al que conoces es primo segundo mío.
— ¿Qué tiene que ver quiénes fueran tus bisabuelos?

— Pues que Ephraim y Quil formaban parte de la última manada. El tercero era Levi Uley. —el bisabuelo de Sam— Así que lo llevo en la sangre por ambas partes. Nunca tuve la menor oportunidad. Igual que Quil tampoco la tiene.

Estábamos destinados a ser lo que somos.

—¿Y cuál es la parte buena? —pregunto con una media sonrisa.

—La parte buena —no tarde nada en deducirlo—, es la velocidad.

— ¿Es mejor que ir en moto?
Asentí vehemente.

— No hay comparación.

— ¿A qué velocidad puedes...?

— ¿... correr? —Complete con una sonrisa—. Muy rápido. ¿Con qué puedo medirlo? El otro día atrapamos a... ¿cómo se llamaba? ¿Laurent? Me imagino que para ti eso significará más que para cualquier otra persona.

Con eso bastaba para imaginárselo… los vampiros corrían rápido. Nosotros también.
— Ahora, cuéntame algo que yo no sepa —pedí—. Algo sobre vampiros. ¿Cómo pudiste soportar estar con ellos? ¿No te ponían los pelos de punta?

—No —respondió secamente.

Algo en su tono de voz cambio. Recordé a la vampira que la seguía… y luego recordé por que la seguía.

— Dime, ¿por qué tu chupasangre mató a ese tal James?

— James intentaba matarme. Para él, era como un juego. Y perdió. ¿Te acuerdas de la primavera pasada, cuando estuve en el hospital en Phoenix?

Papá tenia razón aquello había tenido que ver con vampiros… no había sido un simple accidente. Respire hondo para calmarme.

— ¿Tan cerca estuvo? —pregunte cauteloso.

— Muy, muy cerca —Bella movió una mano para acariciarse la otra… no lograba ver que tenia en esa muñeca. Asi que tuve que preguntar.

— ¿Qué pasa? —Cambie de manos para poder observarle la mano derecha—. Ah, es esa cicatriz tan curiosa, la que está fría —en cuanto dije esas palabras supe de que era la cicatriz… el vampiro la había mordido. Acerque su muñeca más a mí como si me costara ver. Trague saliva ruidosamente.

— Sí, es lo que estás pensando —confirmo mis pensamientos —James me mordió.
Me dieron ganas de vomitar cuando pensé en lo que tendría que ser Bella después de eso… no debería ser entonces una… bah no podía ni pensar la palabra… no bajo e contexto de Bella.

— Pero, si te mordió... ¿no deberías ser una...? —menos aún podía decirla.

— Edward me salvó dos veces —dijo en un hilo de voz como si ese nombre fuera una filosa navaja—. Chupó el veneno, igual que si me hubiera mordido una serpiente de cascabel.
Me estremecí al imaginarme al su chupasangre… haciendo exactamente eso.

Cuan cerca había estado Bella de ser una de ellos.

Comencé a temblar sin previo aviso.

— Cuidado, Jake. Tranquilo. Cálmate.

—Sí —afirme entre jadeos, había asegurado que la protegería, que conmigo estaría a salvo. Debía calmarme—. Tranquilo —sacudí la cabeza ara concentrarme, los temblores bajaron pero mi mente estaba clavada en eso.

— ¿Estás bien?

— Sí, casi. Cuéntame más. Necesito algo en qué pensar para distraerme.

— ¿Qué quieres saber?

—No lo sé —trate de buscar algo más en que pensar—. Supongo que algo de material adicional. ¿Algún otro Cullen tenía... talentos extra, como leer la mente?

— Jasper podía... digamos que controlaba las emociones de la gente que le rodeaba. No lo hacía a mala idea, sólo para tranquilizar a los demás y cosas así. Probablemente ayudaría mucho a Paul —bastante seguramente—, y Alice era capaz de ver cosas que aún no habían sucedido. Ya sabes, el futuro, aunque no en sentido absoluto. Los sucesos que veía cambiaban si alguien modificaba las circunstancias en que se debían producir... —demonios una especie de “vidente”. Los ancestros si que habían escatimado en cuanto a los poderes.

Algo me distrajo, Bella se llevo un brazo al torso, como hacia repetidas veces… me arriesgue a preguntarle.

— ¿Por qué haces eso? —trate inultamente de retirar su brazo de ahí. Pero ella se rehusaba, pude haberla forzado pero no era mi estilo y no quería lastimarla—. Siempre lo haces cuando te alteras. ¿Por qué?

—Me hace daño pensar en ellos —hablo en voz tan baja que una persona normal no habría podido escucharla—. Es como si no pudiera respirar... como si me rompiera en pedazos... —
Instintivamente le acaricie el pelo. Verla tan frágil me hacia infeliz.

— No pasa nada, Bella, no pasa nada. No volveré a sacar el tema más. Lo siento.

— Estoy bien —la voz le temblaba. En definitiva trataría de evitar el tema, si quería que los olvidara debía empezar yo mismo por evitar ese tema frente a ella—.Me pasa continuamente. No es culpa tuya.

— Somos una pareja muy complicada, ¿verdad? —Reflexione en voz alta—. Ninguno de los dos es capaz de mantener la compostura cuando estamos juntos.

— Es patético —afirmo tratando de recuperar el aliento.

— Al menos, nos tenemos el uno al otro —no necesitaba más.

— Sí, al menos nos tenemos.

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