Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

agosto 22, 2011

Cap. XXVIII

Nada mejor que un regaño seguido de una persecución


Su silencio, me dejo más que claro que lo recordaba.

— Sinceramente, ¿no lo sabías? ¿Fui el único que te reveló qué era él? —realmente por mi culpa ella había sabido todo de el.

Bella junto sus dientes y estos chirrearon.

— ¿Entiendes ahora a qué me refiero cuando hablo de lealtad? —murmuré—. A mí me ocurre lo mismo, sólo que peor. No te haces idea de cuáles son mis ataduras...

Cerré los ojos con fuerza, en eso momento lo que más deseaba era contarle todo a Bella… o mejor aun deseaba ser yo mismo otra vez, olvidarme de la “manada” y de lo que era.

— ¿No hay ninguna forma de que te liberes? —Bella acariciaba mi frente, hasta más arriba donde había estado un largo cabello.

Las manos me temblaban, comenzaba a desesperarme que siempre me pasara eso.
—No, estoy metido en esto de por vida. Es una condena eterna —si aunque eterna sonora dramático, así era—. Tal vez, incluso más larga.

—No, Jake —negó Bella lastimeramente—. ¿Qué te parece si nos escapamos? Tú y yo. ¿Qué te parece si dejamos atrás nuestras casas... y a Sam?

—No es algo de lo que yo pueda huir, Bella —trate de explicarle, mientras por dentro maldecía mil y un veces los estúpidos genes—, aunque me fugaría contigo si pudiera —ahora además de las manos también me temblaban los hombros, respire hondo, sentí la presión en mis costillas, pero sin importarme aspire mas hondo. Bella, junto a mí, respiraba con dificultad—. Bueno, debo irme
.
— ¿Por qué?

— En primer lugar, parece que vas a quedarte traspuesta de un momento a otro. —Era más que obvio que casi no había pegado el ojo en toda la noche— Necesitas dormir... Necesito que te pongas las pilas. Vas a averiguarlo, debes hacerlo.

— ¿Y el segundo motivo?

Bue… me esperaba un show con globos y payasos al llegar a casa, o quizás no tuviera tanta suerte y me asecharan apenas me adentrara en el bosque.

—Tengo que irme a escondidas. Se supone que no debo verte. Estarán preguntándose dónde estoy —la comisura de mi labio se levanto, pero esa sonrisa no estaba en mi, era algo más que superficial, aunque el hecho de haberme escapado me hacia sentir liberado; pero en mi caso eso no evitaría que supieran lo que había hecho, donde había estado, con quien, cada palabra quedaría desplegada en mi mente como un libro abierto—. Imagino que habré de dejar que se enteren.

— No tienes que decirles nada — Puff… como si fuera posible.

— De todos modos, lo haré. —respondí con resignación

— ¡Los odio! —exclamo Bella de pronto, sacándome de mis ideas de castigo.

La observe con los ojos bien abiertos, ella continuaba culpando a la manada, en especial sabia que hablaba de Sam. Pero ellos no tenían ninguna culpa, lo que me pasaba no era responsabilidad de ellos.

— No, Bella, no odies a los chicos. No es culpa de Sam ni de los demás. Como ya te he dicho, se trata de mí... Sam es un tío muy legal, tope guay. Jared y Paul son también grandes tipos, aunque Paul es un poco... —como decirlo, expresivo, irresponsable, azorado, nunca terminaría de describirlo— Y Embry siempre ha sido mi amigo. Eso no ha cambiado, es lo único que no ha cambiado. Me siento realmente mal cuando recuerdo lo que pensaba de Sam...

Bella me miro como si fuera dicho una grosería.

— Entonces, ¿por qué se supone que no debes verme?

— No es… seguro —susurre. Clave la vista en el suelo, en este mismo instante sabia que no era seguro para ella que yo estuviera ahí. Pero se lo debía.

— Si pensase que era demasiado... arriesgado, no hubiera venido, pero te hice una promesa, Bella —me obligue a levantar la vista hacia ella—. No tenía ni idea de lo difícil que iba a ser cumplirla, aunque eso no significa que no vaya a intentarlo.

Bella arrugo el entrecejo, no entendía mucho de a que iba la cosa.

— Después de esa estúpida película —dije mientras recordaba ese día—, te prometí que jamás te haría daño... Estuve a punto de estropearlo todo esta tarde, —lo lamentaba demasiado — ¿verdad?
— Sé que no querías hacerlo, Jake. Está bien.

—Gracias, Bella —tome una de las manos de Bella—. Voy a hacer cuanto pueda por estar contigo, tal y como prometí —trataría de cumplir mi promesa, mientras Bella hurgaba en sus viejos recuerdos, le sonreí levemente, no sabia si con alegría o melancolía—. Ayudaría mucho que lograras averiguarlo por tu cuenta, de verdad, Bella. Haz un esfuerzo.

— Lo intentaré.

—Y yo intentaré verte pronto —suspire profundamente, esta noche prometía ser larga—. Querrán hacerme hablar de esto.

— No los escuches.

—Haré lo que pueda —moví la cabeza de un lado a otro, ojala fuera tan fácil como cerrar el pico y ya —Ven a decírmelo tan pronto como lo hayas deducido —umm… no… estaba más que loca si volvía a buscarme luego de adivinar en que me había convertido—. Bueno... si es que luego quieres venir.

— ¿Y por qué no iba a querer? —lo sabría pronto.

— Se me ocurre una excelente razón. Mira, tengo que irme, de verdad. ¿Podrías hacer algo por mí?
Bella asintió temerosa.

—Telefonéame al menos si no quieres volver a verme. Házmelo saber si fuera ése el caso.
Lo más seguro es que al enterarse va a estar tan asustada que no va a hacer eso si quiera.
—Eso no va a suceder...

Alce una mano para que dejara de hablar.

—Tú limítate a decírmelo.

Me levante y comencé a caminar hacia la ventana para irme.

—No seas idiota —refunfuño Bella—. Vas a romperte una pierna. —eso era lo de menos, iba a tardar menos de una hora en acomodarse, el problema estaba en mi falta de cálculos, seguramente me iba a quedar torcida— Usa la puerta. Charlie no te va a atrapar.
—No voy a hacerme ningún daño.

Bella permanecía sentada en el borde la cama, se veía tan frágil y desprotegida, aunque yo estuviera ahí junto a ella. Sentí la necesidad de abrazarla y mantenerla segura entre mis brazos.

Ella estiro una mano hasta tomar la mía, sin pensarlo hale de ella, hasta que la levante de la cama, tan rápido que un momento estuvo contra mi pecho, la abrace estrechamente, enredando mis brazos en su cintura, metí mi cara entre sus cabellos aspirando su olor hasta que me doliera el alma.

— Por si acaso —murmure mientras la abrazaba y llenaba mis pulmones de su fragancia.
—No puedo... respirar... —tartamudeo Bella cuando le faltaba el aire
La solté rápidamente, aunque deje un brazo a la altura de su muñeca para evitar que cayera. Le di un leve empujón hasta que cayó nuevamente sobre la cama.

—Duerme algo, Bella. Tienes que tener la mente despejada. Sé que lo vas lograr. Necesito que lo comprendas. —Hice énfasis en mi necesidad, Bella me era casi indispensable para seguir respirando; esta existencia lobuna podía ser más llevadera si podía compartir parte de mis días con ella—No te quiero perder, Bella, no por esto.

Camine hasta la puerta, la abrí suavemente, aguzando el odio por si a caso Charlie se despertaba. Lleve abajo rápido, las escaleras no protestaron ante mi peso por lo rápido que baje.

Cruce la puerta de la casa, deseando con todo mí ser que Bella recordara.
Cuando llegue al bosque, camine unos cuantos metros, pero sabia que no podía atrasarlo más, Sam debía estarme esperando. Entre en fase dándome por vencido, tarde o temprano se iban a enterar.
Deje fluir los temblores que nacían en las plantas de mis pies, subieron por mi columna provocándome espasmos. Por alguna razón “mejoraba”; cada vez que lo hacia podía transformarme más rápido.

Ya era hora —se quejo Paul.
Demonios Jacob… ¿Qué hiciste? —me reprochaba Sam en mi cabeza.
Nada… todo esta bien.
No debiste ir a su casa.
Lo siento Sam, chicos… yo… no podía dejar las cosas así.
En mi mente pasaba mi conversación con Bella… el fuerte abrazo que la había dejado casi sin aire.

Paul se quejaba en su mente por las imágenes tan vividas de mi abrazo con Bella… era inevitable no sentirse afligido o afectado por los sentimientos de los demás cuando formabas parte de una manada con dones telepáticos.

Paul solo me gruñía molesto.

— Ah y entonces te pareció mejor, ir hasta allá y casi confesar lo que no puedes ni insinuar. Y además… arriesgar la vida de Bella. Acaso no importa lo que pueda pasarle estando cerca ti.

Hey… podemos dejar esto para después. —Se quejo Embry, yo ya estaba casi cerca de ellos— alguien no esta honrando con su visita. —espeto sarcásticamente.

Explore con al vista el bosque, pero no lograba ver nada. Me enfoque en lo que veía o escuchaba Embry.

En realidad no veía nada… se podía decir que olía.

Ahí estaba nuevamente el aroma pestilente de la sádica vampira. Esa chupasangre no dejaba de venir una y otra vez a Forks.

Todos tomen el perímetro noreste. El efluvio corre por esa kilometro.

Apresure el paso. Prefería seguir una chupasangre, que calarme el regaño de la noche. Enfocado solamente en mí.

— No creas que te salvas de esta. Apenas terminemos aquí vamos a hablar.

Embry iba adelante pues estaba más cerca, le seguimos a varios kilómetros, el apuraba el paso aún y cuando Sam le había dicho que redujera un poco la velocidad.
Llegue antes que nosotros.

Demonios ya se fue. Dejo otro… muerto.

Maldición. —escupió Sam.
Paul, Jacob y Jared sigan el olor haber hasta los lleva. Rápido.
— Demonios me vieron—
se quejo Embry casi llorando asustado.
¿Donde?
No se… cerca del cuerpo había una señora. No me di de cuenta hasta que la escuche tragar saliva nerviosamente. Creo que era la esposa o algo así.

Ya Embry se había ido de la zona donde estaba el cuerpo.

Sigamos a los demás, veremos si cazamos a esa sanguijuela de una vez por todas.
Cazamos furtivamente toda la noche, sin tener éxito. Habíamos perdido del radar nuevamente a la chupasangre.

Ahora la policía andaba tras nosotros, creyéndonos los culpables de las atrocidades que habían sucedido esos últimos días.




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