Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

agosto 16, 2011

Cap. XXVII

Debe recordar, maldición.

Corrí por el bosque lo más rápido que forma lobuna me permitía, los arboles pasaban a mi alrededor casi como borrones, aun no había nadie en mi cabeza, seguramente me hacían rondando por el bosque, solo y culpándome por mis actos.

Cuando divise a un par de kilómetros la calle de Bella, volví a mi forma humana, no quería tentar más mi suerte y apareciera Sam o algunos de los chicos. Desamarre la liga de mi pierna donde llevaba el short y me lo puse.

Demonios y ahora como iba a llegar hasta su habitación...!!!

Obviamente no podía tocar la puerta, si lo hacia seguramente el jefe de policía me echaría como a un perro. Rodé los ojos por el sarcasmo de mi propio pensamiento.

No podía solo saltar hasta su ventana, desde ahí abajo podía ver que estaba cerrada. Un árbol del frente llamo mi atención, era algo grueso, o lo suficiente como para soportar mi peso, estaba separado de la pared pero podía resolverme.

Preferí dejar de debatirme, el tiempo apremiaba.

Di un salto ágil, y alcance la base de una de las ramas, la jale hasta mi, me deje llevar por la fuerza de gravedad, el árbol se movió de un lado a otro, rasgando con una de sus ramas la ventana de Bella. Bien ahora pensara que hay un gato afuera de su ventana.

Estaba a casi 7 metros del suelo. Me incline una vez más y trate de tocar la ventana, desistí de la opción cuando sentí que me caía. Me moví una vez más hacia atrás, y luego volviendo hacia adelante, una rama rozo el vidrio una vez más. Escuche como alguien se levantaba de mala gana, Bella casi dio trompicones para llegar hasta la ventana.

El árbol se movía de un lado a otro. Mientras Bella me contemplaba confusa desde la ventana, sin saber aun quien era. Retrocedió unos pasos como si fuera visto un fantasma. Maldición en cualquier momento la débil pícea iba a partirse.

— ¡Bella! —Balbucee en voz baja—. ¡Ay! ¡Maldita sea, abre la ventana! —Escuche como el árbol crujió debajo de mis pies — ¡Ay! —grite a punto de caerme. A Charlie no le haría ninguna gracia encontrar el árbol roto sin una cuerda explicación.

Por fin Bella comenzó a abrir la ventana, aun dudosa.

— ¿Qué haces? —pregunto perpleja.

—Intento cumplir... —tartamudee mientras trataba de no caerme del estúpido árbol que no dejaba de moverse de un lado a otro— mi promesa. —concluí.

— ¿Desde cuándo has prometido matarte cayéndote desde la copa del árbol de Charlie?
Si sobre todo yo matarme. Aunque habían momentos en los que quisiera que eso fuera posible. Bufe por la falta de lógica del comentario.

Aumento la velocidad del balanceo, calculando el lugar donde debía caer.

—Apártate de ahí —le exigí a Bella.

— ¿Qué?

Sin hacerle caso a la mirada desaprobatoria de Bella, me balancee una vez más, tome suficiente impulso y con un gruñido salte en dirección hacia la ventana.

— ¡No, Jake! —escuche protestar a Bella sin hacerle el menor caso.

Cuadre las piernas hacia adelante, de modo que pudiera tocar el borde de la ventana y luego impulsarme hacia adentro.

Termine de entrar rápidamente, clave los pies en el suelo con firmeza. Estando dentro me quede pasmado, mientras observaba detenidamente a Bella. Ambos estábamos con el odio puesto en Charlie, el sonido pudo haberlo despertado.

Aguce tanto el odio, que al escuchar el ronquido de Charlie tuve que contener las risas. Me sentí satisfecho cuando me halle dentro de la habitación de Bella, lo había logrado, estaba junto a ella y nadie sabia nada. Por los momentos.

— ¡Vete! —no fue hasta ese momento que note sus mejillas húmedas.

Seguramente en otra circunstancia, donde nuestra relación fuera buena, como antes, ella no me correría, todo lo contrario, se refugiaría en mi para calmar su desconsuelo y su llanto.

—No —me negué—, vengo a presentarte mis disculpas.

— ¡No las acepto! —replico bruscamente.

Bella trato inútilmente de empujarme hacia la ventana, con seguridad deseaba tirarme por ella, y muy en el fondo deseando que me estrellera la cabeza. Cosa poco probable. No logro moverme ni una pizca, ella lo noto e inmediatamente dejo caer las manos y se aparto de mí.

Me acerque a ella, no quería tenerla lejos si no cerca. Me dolía tanto que ella me apartara.
Pero claro yo había hecho lo mismo. ¡¿Que más quería Idiotaaa?! ¿Que te recibiera con los brazos abiertos?

Para mi desconcierto Bella se tambaleo de forma dudosa, de pronto me di cuenta las enormes ojeras que recorrían la parte baja de sus ojos.

— ¿Bella? —murmure en voz baja preocupado.

Cuando volvió a tambalearse la sujete del brazo y la lleve hasta la cama. Apenas llego allá se dejo caer sobre el colchón. No tenia aspecto de estar nada bien, ¿Qué había estado haciendo todo el día? Claro además de ir tras su amigo a que este le gritara.

—Eh, ¿estás bien? —me aterro verla así. Se veía tan débil, frágil.

Bella me miro con lastima y a la vez con una rabia que te perforaba y te dolía.
— ¿Por qué rayos iba a estar bien, Jacob?

—Cierto —respire hondo—. Mierda, bueno, yo… —aff que podía decir, que fuera suficiente para convencerla de que lamentaba lo sucedía, que era mentira que lo nuestro terminaba, yo no deseaba alejarme de ella. Como explicarle todo eso —Lo siento, Bella. —dije al final.

— ¿Por qué has venido? No quiero tus disculpas, Jake.

—Lo sé —era más que obvio que no quería eso ni nada de mí, en este instante—, pero no podía dejar las cosas como quedaron esta tarde. Fue horrible. —Mi voz lastimera me sorprendió, hablaba de forma enredada y no decía en realidad lo que quería decir —Perdona.

Bella sacudió la cabeza como si mis palabras le perturbaran.

—No comprendo nada.

—Lo sé. Quiero explicártelo... —enmudecía, tenia que pensar bien las palabras antes de decirlas, no quería soltar la lengua; aunque ganas no me faltaban—. Quiero hacerlo, pero no puedo —note que mi voz aumentaba una octava más de la normal—, y nada me gustaría más.
Vencido deje caer la cabeza mis manos.

— ¿Por qué? —pregunto Bella.

Por que ahora era un maldito licántropo, que no podía revelar su estúpido secreto, a la chica que ama, por que va contra el reglamento de la manada, a la que ahora pertenecía aunque nunca quiso hacerlo.

Las manos me temblaban por el enojo, aguantaba la respiración y tenia la mandíbula tan tensa que me dolía

— ¿Qué pasa?
Solté el aire de golpe y conteste frustrado

— No puedo hacerlo.

— ¿Hacer qué?

—Mira, Bella ¿no has tenido nunca un secreto que no hayas podido contar a nadie?

Bella lo pensé y estoy seguro de que al instante se le vino la imagen de los chupasangres a la cabeza.

— ¿No hay nada que hayas ocultado a Charlie, a tu madre...? —Insistí clavándole más la presión de mi mirada—. ¿Algo de lo que no hayas hablado ni siquiera conmigo? ¿Incluso ahora? —poniéndola en esa situación ella debía de entenderme.

Aunque se quedo muda, sabia la respuesta.

— ¿Entiendes que tal vez me encuentre en la misma clase de... situación? —Como explicarle lo que me sucedía, sin decirle en realidad que me sucedía, me dolía la cabeza de solo intentarlo—. A veces, la lealtad se interpone en tus deseos. A veces, un secreto no te pertenece y no lo puedes revelar.

—No sé por qué has venido, Jacob, si vas a limitarte a ofrecerme acertijos en vez de explicaciones.

—Lo siento. ¡Menuda frustración! —espete.

Debía existir una manera de hacerle recordar todo, o al menos esa parte donde yo le confesaba la leyenda. Y mi naturaleza. Pero maldición como.

—Lo que me mata es que en realidad ya lo sabes, ¡te lo conté todo!

— ¿De qué me hablas?

Una ráfaga de esperanza me recorrió, solo necesitaba que Bella encontrara entre sus pensamientos y recuerdos lo que yo le había contado. Me acerque a ella y clave mi mirada en la suya. Necesitaba que mis palabras calaran en lo más profundo de su mente, donde estaban guardados todos sus recuerdos y así ella podría unir las piezas, saber que ahora yo era un licántropo como los antiguos, esos de los que yo le había hablado hacia ya tanto tiempo.

—Me parece haber encontrado la forma de que esto funcione... ¡porque ya lo sabes, Bella! No te lo puedo decir, pero tú sí puedes adivinarlo. ¡Eso me sacaría del atolladero!

— ¿Quieres que lo adivine? ¿Qué he de adivinar?

— ¡Mi secreto! Puedes hacerlo porque conoces la respuesta. —afirme seguro de mis palabras.
Bella parpadeo confusa y yo comenzaba a exasperarme.

— ¡Un momento, a ver si te puedo echar un cable! —lo pensé arduamente, como tocar ese recuerdo, revivirlo.

— ¿Un cable?

—Sí —respirar comenzó a ser algo difícil—. Algo así como pistas. —como hacerle recordar la conversación…

Eso era…

Necesitaba hablarle de ese día en la playa.

Tome su rostro entre mis manos, y lo acerque muy cerca de mí. Con la vista clavada en sus confundidos ojos. Quería ver en su alma, que los recuerdos revivieran.

— ¿Recuerdas el día que nos conocimos en la playa de La Push?

— Por supuesto que sí.

Bueno eso era un comienzo. Necesitaba sostenerme de eso, era el principio, poco a poco necesitaba tener paciencia.

—Háblame de ello.

Bella tomo aliento y comenzó a hacer un esfuerzo por recordar.

— Me preguntaste por mi monovolumen...

Asentí con la cabeza apremiándola a que continuara.

—Charlamos sobre el Golf.

—Sigue.

—Fuimos a dar un paseo por la playa...

Bella menciono que nos fuimos a caminar y todo eso… yo mantenía mi mano en sus mejillas, esperando a que llegara al momento clave de todo, asentía a medida que ella iba hablando, para que no dejara de hacerlo.

— Me contaste historias de miedo, leyendas quileutes...

Bingo.

Cerré y abrí los ojos, en muestra de afirmación.

—Sí —hable calmadamente—. ¿Recuerdas lo que te dije?

Bella se puso colorada como un tomate y a la vez triste. Trate de hacerle caso omiso a eso. Necesitaba que se concentrara.

—Piensa, haz un esfuerzo. —le rogué.

—Sí, me acuerdo.

— ¿Recuerdas todas las histo...? —me mordí la lengua, casi me ahogue con ella. Necesitaba dejarla recordar pero como explicarle lo primordial en esas historias.

— ¿Todas las historias? —inquirí.

Asentí mudo.

Bella sacudió la cabeza de forma estrepitosa, estaba seguro que ese recuerdo había traído muchas imágenes para ella y no eran precisamente las que yo deseaba.

Bella estaba recordando la parte de los fríos, pero maldición por que no podía concentrase en mí por un momento. Solo necesitaba adivinar que parte de la historia tenia que ver conmigo.
Me levante de la cama casi como un resorte, me lleve los puños hasta la frente, respiraba rápida y agitada.

—Lo sabes, lo sabes —murmuró para sí.

— ¿Jake? Jake, por favor, estoy derrengada. En este momento no tengo la cabeza para nada. Tal vez por la mañana...

Respire hondo, guie mis respiraciones al latir del corazón de Bella.

—Tal vez lo comprendas luego. Creo adivinar por qué sólo te acuerdas de una historia —asegure mientras me dejaba caer rendido sobre el colchón, maldecía ese día de una forma irracional para algunos—. ¿Te importa que te haga una pregunta al respecto? Me muero de ganas por saberlo.
— ¿Una pregunta sobre qué?

— Sobre la historia de vampiros que te conté.




1 comentario:

  1. amiga no te me achikopales tu escribes re bien tkmmmmm espero el sig capiamiga no te me achikopales tu escribes re bien tkmmmmm espero el sig capi

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