Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

julio 18, 2011

Cap. XXI

Manada Vs Bella

Comencé a dar vueltas alrededor de los arboles, a gran velocidad, me dolía la cabeza, escuchaba voces aglomeradas pero no lograba identificar ninguna, solo me provocaban una fuerte jaqueca.

- Hagan silencio. –escuche una fuerte voz en mi cabeza, seguida de esta el ruido seso. No sabía de donde provenía pero lo agradecí enormemente. Al mismo tiempo yo deje de dar vueltas y frene. Me sorprendió lo rápido que pude detenerme, incrustando las… patas, en la tierra. Me tambalee, y caí hacia un lado y resbale por la tierra unos metros. No estaba acostumbrado en ningún sentido a andar en 4 patas.

Me levante y trate de respirar poco a poco ahora que todo estaba en silencio, pero me dolía mucho el costado, sentía como si fuera corrido kilómetros agachado.

- Te acostumbraras
- ¿Qué? –pregunte en mi cabeza a esa voz. Mi respiración estaba agitada, seguramente me estaba volviendo loco.
- No hermano, no estas loco. – ¿esa voz?
- ¿Embry?
- Si hermano soy yo. Lamento mucho no haberte contado sobre… esto. –Un enorme lobo de pelaje gris salió de entre los arboles de mi derecha.
- No entiendo nada. –Replique. Tras el lo siguieron dos lobos más, uno alto con el pelaje negro, y a pocos metros apareció otro lobo, pero este tenia el pelaje color castaño.
- Nosotros te ayudaremos a entenderlo. –El enorme lobo negro, más alto que yo me hablo mentalmente, pero de pie frente a mi, con sus ojos clavados en los míos. Ahora su voz me sonaba más familiar, conocida. Acaso era…
- ¿Sam? –murmure.
- Si soy yo. El alfa de esta manada... Por ahora. –Corrigió luego.
- ¿Manada?
- Si Jacob. Las historias que tu padre te ha contado durante lo largo de tu vida, no son mentiras. Somos parte de un linaje de lobos. Nuestro deber es con las personas, debemos protegerles.
- Pero yo, que. ¿Por qué?
- Era tu destino, desde siempre. Eres el hijo de Ephraim Black. Tu lugar en esta manada… es el de alfa.
- ¿Alfa?, de que demonios hablas. Yo no quiero ser esto, no quiero ser eso que dices. Quiero volver a mi cuerpo. Volver a ser yo.
- Debes calmarte. Te ayudaremos a volver a tu estado. Y luego hablaremos mejor de esto.
- Por favor, solo quiero. Volver a ser yo. No soporto estar así.
- Debes relajar cada uno de tus músculos. Deja fluir tu lado humano.
- No entiendo que debo hacer. ¿Cómo?
- Piensa en ti mismo, como humano. Trata de expulsarlo hacia afuera y apaciguar tu lado de lobo –me deje caer sobre mis asientos traseros, tratando de relajarme.

Una presión comenzó a bajar desde mi cabeza hasta mis pies, descendiendo. Permití que fluyera mi lado humano, pensando en cada característica de mi cuerpo, mis brazos, mis dedos y pies, mi cara y mi tórax. Respire tranquilamente, acompasando mis respiraciones con las de Sam. Sentí como si una parte de mi se recluyera en mi interior, esperando la señal para volver a salir a la luz.

Abrí los ojos nuevamente, mi cuerpo había vuelto. Estaba algo sucio por la caída de hacia un rato. Pero era yo. Aunque… desnudo. No me di cuenta en que momento había perdido la ropa, pero supuse rápidamente que en el momento en que… me convertí en… –no lograba ni pensar bien la palabra, no aplicada en mi– la ropa se rompió, incluyendo mis zapatos. Genial ahora tenia que comprarme otros nuevos.

De pronto caí en la cuenta de que aun tenia compañía. Los lobos permanecían a mí alrededor. Me sentí algo cohibido por su presencia, no estaba vestido y me incomodaba un poco tenerlos tan cerca.
Sam, llevo su hocico hasta una de sus patas traseras, agarro algo con los dientes y luego me lo aventó.

Era un short de jean. Me lo puse sin protestar. Me sentía mucho mejor vestido.

- ¿Siempre va a ser así? Me refiero a, la ropa. Y si vuelve a sucederme esto, tendré que aplicar la misma solución respirar y relajarme hasta que vuelva a ser yo, mi verdadero yo.
No escuche ninguna voz de respuesta en mi cabeza.

- ¡Hey! ¿Qué sucede? –quizás lo de hablar solo funcionaba siendo lobo.
El lobo negro, comenzó a cambiar de forma, reduciendo su pelaje, y colocándose sobre dos piernas. Era Sam. Se coloco un short negro que cargaba sujeto en una pierna. Se lo puso mientras yo trataba de ver hacia otro lado. Mi vista se clavo en el lobo gris que estaba a pocos centímetros. Se acerco dos pasos hacia mí, y yo sin poder evitarlo retrocedí.

- Es Embry –hablo Sam– quiere que sepas que cuenta contigo. Y que esta feliz de que te nos hayas unido. Por fin. Y ahora tu verdadero yo, no es solo el humano, tu vida esta dividida en dos seres. Eres un humano y cuando lo desees serás un licántropo. Debes aprender a controlarlo.
- No quiero ser esto. Me confunde.

- Es lo que eres. –corto tajante. Sentí como si debiera doblegarme a esa voz. No por que hablara en voz alta. Si no por algún lazo extraño… que no lograba entender.

- Necesito ir a casa. Me siento mal.

- Esta bien. Pasaremos más tarde, te vamos a acompañar hasta allá, estas algo débil. Trata de descansar. Y debes ser paciente, de ahora en adelante no puedes reaccionar de forma dramática ante una situación, debes tratar de relajarte y asimilar las cosas sin molestarte. Te transformarías en lobo y… si hay alguien, cerca de ti. Podrías… lastimarle sin la menor intención de hacerlo.

- De acuerdo. –no pude decir nada más. Algo en la voz de Sam demostraba que hablaba en serio, y que no debía tomármelo a la ligera. El tono afligido con el que había hablado me causo algo de lastima.
Me acompañaron hasta mi casa, si me sentía débil y a la vez algo dentro de mí, parecía fortalecerse. Mientras caminábamos me tambalee un par de veces, tenia mucha hambre, más de la normal. Como si no fuera comido en varios días.

Cuando entre a casa, papá estaba pegado al teléfono, con la mirada perdida y el rostro algo contrariado. Camine hasta el sofá y me deje caer sobre el.

— Está aquí —respondió a quien estuviera del otro del auricular.
La persona le respondió, y papá arrugo un poco el entrecejo.
— Estaba... demasiado enfermo para telefonear. Ahora mismo no se encuentra muy bien —era más que obvio que hablaba de mí. Y no mentía, en realidad no me sentía bien.
—No, no —repuso papá rápidamente, como si le fueran dicho una barbaridad—. Estamos bien. Quédate en casa.

Alguien estaba pendiente de mi, quizás era Harry, o Charlie. Dios… Bella. Había quedado en llamarla.

Trate de levantarme para tomar el auricular, pero me dolían mucho las piernas, y los brazos. Sam puso una mano sobre mi hombro, en señal de que debía esperar.

—Adiós, Bella. –dijo papá con voz seca y apática. El corazón se me estrujo y quise marcarle y pedirle disculpa por la forma en que el le había hablado.

- Por que le hablaste así. Debiste pasármela. –le recrimine a papá. El dirigió una mirada cargada de palabras a Sam. Este asintió y volteo a verme.

- No debes y no puedes acercarte a Bella.

1 comentario:

  1. por alguna razon sam no me caia bien... pero cuando supe que en realidad queria cuidar de bella lo entendi un poco, su vida no era tan facil!!!1

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