Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

agosto 04, 2011

Cap. XXIV

Recupero un amigo, pierdo un amigo. Y como si fuera poco debo olvidar a la chica que amo.

Valla adrenalina la que me recorrió durante la caza, había ido tras el vampiro varias veces, y había sentido la brisa rozar mi pelaje, el poder de correr a esa velocidad era insuperable. Pero llegar al punto de asesinar un vampiro y desahogar por lo menos una milésima parte de la frustración y el odio hacia esos malditos era reconfortante. Ayudaba en algo.

No era difícil seguirles el rastro, su peste llegaba a kilómetros infestando cada rincón de varios kilómetros por donde andaban.

La gente estaba preocupada por los “osos” que andaban rondando por el bosque. Ahora Bella sabía que en realidad eran lobos. Ese día cuando acabamos fácilmente con la sanguijuela que asechaba el pueblo y había asesinado ya a varios montañeros; estuve a punto de devolverme junto a Bella, ahí a sus pies, donde estaba arrodillada tratando de recuperar el aliento, escuche desde lejos como trataba de volver hasta su auto. Quise ir hasta ella, pero Sam no me lo permitía.

Esa tarde nos fuimos hasta la tienda de la reserva, yo iba molesto y discutiendo con Paul y Sam, necesitaba ver a Bella y ella me necesitaba a mi, lo que había pasado hoy era prueba de ello, pues Bella no es la clase de persona “normal”, por culpa de esas sanguijuelas que convivían antes con ella, esos malditos vampiros. Ellos no debían de existir, ese era el deber ser.

Si ellos no existieran, mi nueva naturaleza que odio en gran parte, seria solo algo fantasioso; ¿por que las cosas no podían ser como debían ser? Bella llego a Forks para mi –aunque suene pretencioso– yo sabia que así era; nuestro destino era estar juntos, nos pertenecíamos, pero ahora mi maldito destino me separaba de ella.

No quería esta nueva vida, lo único positivo de la situación era que había recuperado a Embry, pero ahora extrañaba a Quil. En la “manada”, estábamos seguros de que el no se nos uniría, o al menos eso era lo que todos esperábamos. Según la leyenda no era muy común que se despertara el gen en los chicos de la Push; Sam junto a los ancianos, nos explicaron que cuando un vampiro rondaba la zona, era como si le pisaran el botón de encendido a la licantropía.

Y además estaba lejos de Bella, me mataba estar tan apartado de ella, y a la vez estaba tan enojado con ella; siempre supo de los malditos chupasangres, convivio con ellos como si nada, me mintió; nunca me conto nada. Claro hay que guardarles el secreto a los sádicos esos. Nunca debieron pisar nuestras tierras, al menos con eso si podría lidiar.

Estábamos detenidos frente a la tienda de la reserva, Sam trataba de tranquilizarme, había aprendido mucho de el, no podía culparlo por lo que me sucedía; el solo trataba de ayudarme… pero acostumbrarme a este mundo no era tan fácil. Para el tampoco lo fue y por eso me entendía o al menos lo intentaba. No se en que momento de la discusión vi a Charlie junto a Harry, el primero se encontraba de espaldas hacia mi, quizás me había visto o no. Yo igual no lograba ver nada más que no fuera mi frustración.

- Cálmate hermano. –me tranquilizaba Embry.

- En su momento podrás hablar con Bella, pero debes de tener paciencia y algo muy claro, su relación nunca podrá ser la misma. Por que tú ya no eres el mismo.

¿Por que todo no podía ser como hace unos meses?

Estar solos los dos en mi garaje, hablando y riéndonos de nuestras estupideces e incoherencias. Solo siendo nosotros, los grandes amigos.

El martes el teléfono sonó un par de veces, sin que nadie lo contestara.

El miércoles, me toco hacer la ronda con Embry. Aunque habíamos acabado con la sanguijuela que andaba rondando la zona, nunca nos debíamos confiar. Sam nos explico que siempre hay más.
Embry se despojo de su short, y se transformo en lobo; trate de respirar y dejarme llevar, ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había tenido que hacerlo, Sam me ayudo a controlar un poco mejor mi ida y vuelta de ese mundo, por así decirlo.

¿Qué estará haciendo Bella?

La extrañaba de una manera inexplicable.

Mientras pensaba en Bella, la rabia fluía entre mis venas como si fuera la sangre misma, caliente quemando cada uno de mis nervios. Rápidamente entre en fase.


- Valla…!!! Has mejorado. –me elogio Embry en su mente. Como si eso me importara.

- Discúlpame hermano. –pensó Embry, ese era otro de los privilegios de formar parte de la manada, saber todo aquello que piensa cada uno de nosotros, absolutamente todo, sin censura. Toda tu vida tus pensamientos y tus pesares quedaban al descubierto. Y además estaba el hecho de que aquello que a ti te lastimaba también les afectaba a los demás. Era algo insoportable, no me acostumbraba a la idea– Sabes que no te lo digo por mala intención. Es solo que me hace feliz que por fin te nos hayas unido.

- Si lo se, yo también… extrañaba pasar los días contigo. Ahora todo es tan diferente. Y Quil. Bueno… –deje que la voz en mi mente descendiera sola, acompañada por mis pensamientos lastimeros y mis sentimientos tristes y preocupados.

Si debía mantenerme alejado de Quil para evitar que también se convirtiera en esto, pues lo haría.

Embry no dijo nada más, solo escucho mis pensamientos, sintiéndose igual o peor que yo.
Hicimos la ronda de la noche sin ninguna visita indeseada.

Al día siguiente nos toco a ambos la ronda de la mañana nada más, y luego nos tocaba durante la madrugada. Nuestros cuerpos expandían tanto calor, que andábamos sin camisa aunque no tuviéramos que entrar en fase, era más cómodo y ahorrábamos ropa.

Caminábamos entre los arboles, por el bosque donde se hallaba la línea divisora, entre los chupasangre de los Cullen y los lobos de la tribu. Lo mejor de que ellos no estuvieran era que podíamos hacer la ronda sin la molestia de su presencia.

- Hey, chicos –escuche una voz a varios kilómetros. Aunque estaba lejos podía oírlo con claridad.

Me trague la bilis que había comenzada a subir por mi garganta, respire un par de veces tratando de de contener los temblores que me recorrían los brazos hasta la punta de mis dedos. Embry respiraba de forma entrecortada también. Quil estaba a unos cuantos metros de nosotros. Lo vimos de reojo pero sabíamos que no debíamos devolvernos, dimos la vuelta y continuamos por nuestro camino; como si solo fuera un desconocido.

– Jacob… Embry. –se escuchaba de lejos. Quil trataba de seguirnos pero solo conseguiría perderse. En varias zancadas Embry y yo lo habíamos dejado atrás.

Esa tarde nos fuimos a casa, Sam nos esperaba allá con Paul y Jared, ninguno hacia la ronda debido a que durante nuestro turno no había sucedido nada fuera de lo normal ni habíamos percibido peste alguna, Sam decidió aprovechar para reunirse.

Llegamos a casa pronto ya que aprovechamos para dar una corrida, tipo competencia hasta la entrada de la parte de atrás de la casa.

Cuando llegamos estaban todos instalados en la sala, bebimos agua mientras Sam hablaba.
El rugido del motor de un viejo auto me alerto.

- Demonios. –masculle.

- Se ira pronto Jake. –aseguro papá. Puff si claro… Como si no conociera a Bella.
Papá se asomo por la ventana, desde mi posición pude ver como Bella lo saludaba con la mano de forma casual. O una mala imitación de ello.

- No se ira –asegure.

- No es conveniente que vallas. –hablo Sam.

- Es en serio Sam. Ella no se ira.

- La única forma de que vallas, es que nosotros te acompañemos y que termines toda relación con ella de una vez por todas. Esto no es sano ni para ti, ni para ella, ni para la manada. –mis dolencias afectaban a la manada, yo me pasaba el día quejándome mentalmente, cuando entraba en fase me costaba olvidar esos pensamientos, los mantenía junto a mi como un amuleto.
Asentí mientras caminaba hacia la puerta.

Bella se encontraba refugiada dentro de su auto, con los pies reclinados en el borde del auto. Se veía hermosa. Encerré mis pensamientos en una jaula.
Estaba consiente de que muy cerca de mi se encontraban los demás. Toque de forma tosca el vidrio del auto.

Cuando hable hice acopio de toda mi fuerza de voluntad, debía dejar a Bella en mi pasado. Asi que mi voz sonó tan osca y desagradable como pudo. Me sentí un desgraciado y mi corazón estaba tan estrujado como una pasa.

— ¿Qué estás haciendo aquí, Bella?

1 comentario:

  1. ignorando a su amigo, alejando a la mujer q ama... pobre jake!!! y por fin me puse al corriente con la historia... besos tqm cuidate!!!

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