Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

febrero 28, 2012

Hola mis niñas beiias...!!
El maravilloso Club de las Escritoras del que forma parte como socia, esta realizando un mega concurso/sorteo para celebrar el PRIMER ANIVERSARIOOOO del Club..!!
Hay 30 LIBROS de premio.. no se lo pueden perder...




Concurso Primer Aniversario Del Club:


-El mismo comienza hoy mismo y finalizará el 1 de Abril (¡más de un mes de plazo! >.<) -L@s ganadores/as serán elegidos por medio de Random.Org. -En total hay en premios 30 libros (todos ellos escritos exclusivamente por socias del club) y habrán 18 ganadores/as. Para toda la inf que necesiten referentes a los Lotes (lotes de libros que se entregaran) escoges los de tu preferencia para participar por ellos, todo lo que necesites aqui El Club de las Escritoras


febrero 25, 2012

Cap. IX

Si soy HUMANO!!

Bella me observaba expectante esperando que comenzara narrarle la historia… gustoso volví mi mente a lo sucedido ese día y reviví lo sucedido para que ella conociera los detalles.

—Embry, Quil y yo estábamos de patrulla el sábado por la noche, sólo algo rutinario, cuando allí estaba, saliendo de ninguna parte, ¡bum!, una pista fresca, que no tenía ni quince minutos —exclame alzando los brazos al aire y gesticulando como una explosión—. Sam quería que le esperásemos, pero yo ignoraba que tú te habías ido y no sabía si tus chupasangres estaban vigilando o no. Así que salimos en su persecución a toda velocidad, pero cruzó la línea del tratado antes de que pudiéramos cogerla. Nos dispersamos por la línea esperando que volviera a cruzarla. Fue frustrante, te lo juro —dije moviéndola cabeza de un lado al otro… queríamos atraparla pero no había forma de que rompiéramos el tratado para ir a por ella Sam jamás nos dejaría—. Nos fuimos demasiado hacia el sur y los Cullen la persiguieron hacia nuestro sitio, pero sólo a unos cuantos kilómetros al norte de nuestra posición. Habría sido la emboscada perfecta si hubiéramos sabido dónde esperar.

—Entonces fue cuando la cosa se puso peligrosa. Sam y los otros le cogieron el rastro antes de que llegáramos, pero ella iba de un lado a otro de la línea y el aquelarre en pleno estaba al otro lado. El grande, -aggr en realidad no me importaba el nombre… pero- ¿cómo se llama...?

— Emmett.

—Ese, bueno, pues él arremetió contra ella, pero ¡qué rápida es esa pelirroja! Voló detrás de ella y casi se estrella contra Paul. Y ya sabes, Paul... bueno, ya le conoces.

—Sí.

—Se le fue la olla. –como si el pudiera controlarse- No puedo decir que le culpe, tenía al chupasangre grandote justo encima de él. Así que saltó... –vi la cara de Bella casi de reproche- Eh, no me mires así. El vampiro estaba en nuestro territorio.

—De cualquier modo, Paul falló y el grandullón regresó a su sitio, pero entonces, esto, la, eh, bien, la rubia...

Buenoooo... Es que ella... No recordaba su nombre tampoco pero si tenía claro su velocidad y agilidad.

— Rosalie.

—Como quieras. Se había vuelto realmente territorial, así que Sam y yo nos retrasamos para cubrir los flancos de Paul. Entonces su líder y el otro macho rubio...

—Carlisle y Jasper.

Le clave la mirada algo cansado de que me dijera los nombres de cada vampirito amiguito suyo.
—Ya sabes que me da igual cómo se llamen. Como sea, Carlisle habló con Sam en un intento de calmar las cosas. Y fue bastante extraño porque la verdad es que todo el mundo se tranquilizó muy rápido. Creo que fue ese otro que dices, que nos hizo algo raro en la cabeza, -recordaba como nos habíamos “calmado” por así decirlo… pero en contra de nuestra voluntad- pero aunque sabíamos lo que estaba haciendo, no podíamos dejar de estar tranquilos.

—Ah, sí, ya sé cómo se siente uno.

—Realmente cabreado, así es como se siente uno. Sólo que no estás enfadado del todo, al final —era extraño y confuso—. Así que Sam y el vampiro líder acordaron que la prioridad era Victoria y volvimos a la caza otra vez. Carlisle nos dio la pista de modo que pudimos seguir el rastro correcto, pero entonces tomó el camino de los acantilados justo al norte del territorio de los makah, donde la frontera discurre pegada a la costa durante unos cuantos kilómetros. Así que se metió en el agua otra vez. El grandullón y el tranquilo nos pidieron permiso para cruzar la frontera y perseguirla, pero se lo denegamos, como es lógico.

—Estupendo. Quiero decir que vuestro comportamiento me parece estúpido, pero estoy contenta. Emmett nunca tiene la suficiente prudencia. Podría haber salido herido.

Resople… como si eso fuera posible. Estaba casi seguro de que Bella no sabia la historia como era, como yo se la había contado…. De seguro su chupasangre le había dicho cantidad de mentiras y había dicho que nosotros habíamos comenzado la lucha y habíamos sido unos salvajes irresponsables y que Paul era un desenfrenado; aunque no habría mucho de mentira en esa última parte de todas formas.

—Así que tu vampiro te dijo que los atacamos sin razón y que su aquelarre, totalmente inocente...

—No —me atajo antes de que continuara—. Edward me contó la misma historia, sólo que sin tantos detalles.

—Ah —dije entre dientes contrariado… habría sido mejor si el se fuera reservado la historia para yo recibir algún crédito por no esconderle las cosas… ya el traía un registro de eso. Tome una piedra del suelo y la lance lejos a la bahía—. Bueno, ella regresará, supongo.
Las olas se movían lentamente por el aire, vi los acantilados y no pude evitar recordar ese día en que Bella se lanzo desde lo alto y como la adivina la había vito saltando… si ese día… si tan solo Bella me fuera esperado… como debía haber hecho, como habíamos quedado. Nada habría cambiado, estaríamos juntos como antes, quizás en el taller tomando una soda y hablando de las cosas vánales que siempre hablábamos quizás daríamos una vuelta en la moto…

— ¿En qué estás pensando? —pregunto Bella cuando noto que había enmudecido.

—Le doy vueltas a lo que me has dicho hace un rato. En cuando la adivina te vio saltando del acantilado y pensó que querías suicidarte, y en cómo a partir de aquello todo se descontroló... ¿Te das cuenta de que, si te hubieras limitado a esperarme, como se supone que tenías que hacer, entonces la chup... Alice no habría podido verte saltar? Nada habría cambiado. Probablemente, los dos estaríamos ahora en mi garaje, como cualquier otro sábado. No habría ningún vampiro en Forks y tú y yo... —deje que el hilo de mis pensamientos continuara tejiendo el resto de ese espejismo; y limitarle a eso. Era mejor no decirlo en palabras.

El corazón de Bella se acelero de repente, espere que estallara pero hablo calmadamente. Segura de sus palabras.

—Edward hubiera regresado de todos modos.

— ¿Estás segura de eso? —pregunte hostilmente.

—Estar separados... no nos va bien a ninguno de los dos.

— Estuviste bien sin el… comencé a balbucear más para mi que para ella… guarde silencio y respire hondo. No de tocaría más ese punto, decidí tocar otro punto del asunto. — ¿Sabías que Sam está muy enfadado contigo?

— ¿Conmigo? —Lo pensó un momento y luego dijo- Ah, ya. Cree que se habrían mantenido apartados si yo no estuviese aquí.

—No. No es por eso.

— ¿Cuál es el problema entonces?

Tome otra piedra del suelo y enfoque mi vista en ella quizás buscando fuerza para hablar y no mirarla a ella. El recordar el porque me lastimaba… Sam me había mostrado sin querer claro esta tantas veces la imagen e Bella llorando doblada como un feto en el suelo del frio bosque a mitad d la noche… no podía verla sin recordar esa imagen.

—Cuando Sam vio... en qué estado estabas al principio, cuando Billy les contó lo preocupado que estaba Charlie porque no mejorabas y entonces, cuando empezaste a saltar de los acantilados...
Gire la cara hacia ella tratado de verla de reojo… su reacción fue casi predecible. Enmudeció esperando hasta que yo terminara de hablar.

—Pensamos que tú eras la única persona en el mundo que tenía tanta razón para odiar a los Cullen como él. Sam se siente... –y quizás yo también- traicionado porque los volvieras a dejar entrar en tu vida, como si jamás te hubieran hecho daño.

—Puedes decirle a Sam que se vaya a...

—Mira eso —dije apuntando con el dedo algo extraordinario y básico del ciclo de la vida- un águila se estaba lanzando en picada hacia el océano desde lo alto. Acomodo las alas cuando iba descendiendo y solo sus garras tocaban la superficie del agua y tomo con ellas lo que yo había imaginado. Un pescado enorme iba retorciéndose entre sus patas— Lo ves por todas partes —dije tranquilamente, era algo de lógica mi enseñanza—. La naturaleza sigue su curso, cazador y presa, el círculo infinito de la vida y la muerte.

Note que no había captado mi objetivo, así que enfoque y fui un poco más claro, hable con un tono sombrío y sarcástico a la vez.

—Y desde luego, no verás al pez intentando besar al águila. Jamás verás eso — dije de forma burlona.

—Quizás el pez lo está intentando —me contrario como siempre—. Es difícil saber lo que piensa un pez. Las águilas son unos pájaros bastante atractivos, ya sabes.
Así que eso era todo… el atractivo.

— ¿A eso es a lo que se reduce todo? —escupí con la voz algo aguda—. ¿A tener un buen aspecto?
—No seas estúpido, Jacob.

—Entonces, ¿es por el dinero? —no entendía que era, pero no podía ser otra cosa que algo físico o material.

—Estupendo —se quejo levantándose tan rápido del árbol que no lo vi venir—. Me halaga que pienses eso de mí —se giro y comenzó a caminar lejos de mi.

—Oh, venga, no te pongas así —camine rápido hacia ella la tome de la cintura y la voltee hacia mi—. ¡Lo digo en serio!, intento entenderte y me estoy quedando en blanco.

—Le amo. ¡Y no porque sea guapo o rico!— aclaro —Preferiría que no fuera ni lo uno ni lo otro. Incluso te diría que eso podría ser un motivo para abrir una brecha entre nosotros, pero no es así, porque siempre es la persona más encantadora, generosa, brillante y decente que me he encontrado jamás. Claro que le amo. ¿Por qué te resulta tan difícil de entender?

—Es imposible de comprender.

—Por favor, ilumíname, entonces, Jacob. —dijo sarcásticamente— ¿Cuál es la razón válida para amar a alguien? Como dices que lo estoy haciendo mal...

—Creo que el mejor lugar para empezar sería mirando dentro de tu propia especie. Eso suele funcionar.

— ¡Eso es... asqueroso! —dijo haciendo un gesto de repulsión—. Supongo que debería estar loca por Mike Newton después de todo.

Me estremecí rápidamente sus palabras me hirieron sin darse cuenta, pues yo no me refería a ese idiota ni a ningún otro… yo también era… humano.

La solté instantáneamente y cruce los brazos por sobre mi pecho y me gire a ver el mar.
—Yo soy humano —dije en un susurro lastimero.

—No eres tan humano como Mike —sus palabras se afincaban tanto que me dolía—. ¿Sigues pensando que es la consideración más importante?

—No es lo mismo —continúe viendo a la deriva sin ver nada en realidad. Solo respirando lentamente para no flaquear ante mi resolución de no verla—. Yo no he escogido esto.
Bella rio amargamente.

— ¿Y crees que Edward sí? Él no sabía lo que le estaba ocurriendo más que tú. Él no eligió esto.
Hice un movimiento incrédulo de afirmación.

— ¿Sabes, Jacob?, es terrible por tu parte que pretendas sentirte moralmente superior, considerando que tú eres un licántropo.

—No es lo mismo —repetí mirándola después de un largo rato.

—No veo por qué no. Podrías ser un poquito más comprensivo con los Cullen. No tienes idea de lo buenos que son, pero buenos de verdad, Jacob.

—No deberían existir. Su existencia va contra la naturaleza.

Todo el mundo lo sabe…

Escuche que no me contrariaba como acostumbraba así que gire a verla de nuevo. Bella me miraba de forma incrédula…

— ¿Qué?

—Hablando de algo antinatural... —insinuó viendo fugazmente.

—Bella —hable tratando de ser razonable y dejarle en claro cual era la realidad—. Lo que y soy ha nacido conmigo. Es parte de mi naturaleza, de mi familia, de lo que todos somos como tribu, es la razón por la cual todavía estamos aquí. Aparte de eso —clave mi vista en ella sintiendo vulnerable—, sigo siendo humano.

Tome su mano y la aprisione contra mi p3echo justo donde palpitaba mi estúpido corazón alocado por el solo hecho de tenerla respirando junto a mi.

—Los humanos normales no arrojan motos por ahí, como haces tú.

Una sonrisa cruzo mi rostro sin esfuerzo.

—Los humanos normales huyen de los monstruos, Bella. Y nunca he proclamado ser normal. Sólo… humano.

Soltó una sonrisa casi cantarina y nerviosa mientras retiraba su mano de mi pecho.
—La verdad es que me pareces humano del todo —afirmo—. Al menos de momento.