Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

septiembre 13, 2011

Cap. XXXV

¿En que demonios estaba pensando?

Ese día le comunique a mi papá lo ultimo sobre Victoria… que iba en busca de Bella.
— Debes protegerla Jake y a Charlie. Si esa vampira anda rondando su casa es mejor que pasen el día aquí.

— Tranquilo papá eso lo se muy bien. No dejare que se le acerque. Mañana ella vendrá de nuevo, yo necesito… continuar…

— Tranquilo… yo estaré aquí con ella. No soy muy conversador, espero no se aburra.
Me reí amargamente.

— Tranquilo, ella tampoco. Debo irme de nuevo.

— Está bien. Come antes de irte.

Accedí de buena gana porque tenía mucha hambre, y las cazas nocturnas limitaban mis comidas a solo animales.

Papá me pidió que descansara un rato, yo sabia que necesitaba dormir, tenia mas de 12 horas haciendo guardia; pero el sabia tanto como yo que no podía descansar. No ahora.
Estuvimos dando varias vueltas, sin encontrar nada… solo ligeros rastros. Pero iban y venían. Como si rozara las fronteras de nuestras tierras y luego se devolviera.
Me preocupaba dejar a Bella tanto tiempo sola… bueno no estaba sola. Estaba con papá, que era casi lo mismo. Estuve a punto de darme contra un árbol en dos oportunidades… era ilógico que eso le pasara a un ser con mis sentidos, pero la imagen de Bella llenaba mi mente y mi cordura se veía opacada.

Por que no te das una vuelta por la playa —me ofreció Sam, yo lo pensé durante un segundo, dudoso de dejarlo a el con todo el trabajo— tranquilo, yo recorreré el perímetro de ambos. Ve y vuelve.

En realidad yo no servía de mucho con mi mente en la playa, junto a Bella. Cuando debía tener todos mis sentidos en lo que hacia.

De acuerdo —conteste— emm… gracias.

Cuando llegue a la playa encontré a Bella… claro que la encontraría ahí… pasaba la mayor parte del tiempo, caminando o sentada sobre “nuestro árbol”… pero no esperaba encontrarla como la encontrar.

Hecha un ovillo, parecía un feto, pero sentada sobre una roca.

Me dolió verla así, saber que en parte era mi culpa por dejarla sola tanto tiempo.
—Lo siento —dijo apenas llegue junto a ella. La tome de los brazos y la alce hasta que quedo pegada a mi cuerpo, la abrace fuerte, estaba helada y temblaba un levemente. Apenas se vio entre mis brazos, comenzó a respirar mas tranquila.

Comenzamos a caminar por la playa, yo la mantenía pegada en mi costado, ella se veía algo triste, yo sabia que tenia que volver con Sam, pero me aterraba dejarla sola, estábamos en Pascua y seguramente ella podía pasarla mejor en algún otro lugar, pero no lograba ni imaginarme que estuviera lejos de la Push, donde yo podía llegar en cualquier momento si algo pasaba.

— Te estoy estropeando las vacaciones de Pascua —me culpe mientras deambulábamos.

— No, no es verdad. No había hecho ningún plan. Además, no me gustan las vacaciones de Pascua.

— Mañana por la mañana te llevaré a algún sitio —prometí— Los demás pueden cazar sin mí — trataría de que me entendieran, estaba seguro de que preferirían cazar solos un par de horas que pasar el día escuchando mis lamentables y pesados pensamientos— Haremos algo divertido —exclame mientras la tomaba de la mano.

— ¿Divertido?

— Sí. Es justo lo que necesitas: divertirte. Mmm... —necesitaba algo seguro que hacer, bueno seguro mientras estuviera conmigo. Recordé el día que habíamos visto a Embry, Jared, Paul y Sam saltar de los acantilados y la promesa que le había hecho a Bella — ¡Ya lo tengo! Es otra promesa que debo cumplir.

— ¿De qué me estás hablando?

Le solté la mano para poder señalarle los acantilados. Ella parecía aun no entender por el ceño notablemente fruncido.

— ¿Te acuerdas de que prometí zambullirme contigo desde el acantilado?

Bella se estremeció, el clima estaba frio… si, hoy… pero mañana estaría mas cálido.
— Sí, va a hacer frío, pero no tanto como hoy. ¿No lo notas en la presión del aire? —yo como el… lobo que era. Podía sentir los cambios en el clima— Va a cambiar el tiempo. Mañana hará más calor. ¿Te apetece?

Bella lo medito unos segundos hasta que contesto.
— Claro que me apetece. Será divertido.

— Entonces, tenemos una cita —concluí mientras le pasaba un brazo por los hombros…
— De acuerdo. Pero ahora, vamos: tienes que dormir un poco —al parecer papá no era único que lo había notado. Debía de tener un gesto descompensado.

Al día siguiente, me fui a casa de Emily con Sam a desayunar algo para luego continuar cazando, ya yo había hablado con Sam y los demás. Estuvieron de acuerdo en que fuera, Bella necesitaba despejarse un poco y estaría seguro mientras fuera conmigo. Y yo necesitaba estar con ella, hacer las rondas se me dificultaba. Ese tiempo que me iba a dar Sam debía ser para descansar, pero prefería pasarlo con Bella. Ya dormiría luego de que atrapáramos a la chupasangre.
Cuando llegamos, nos tomo desprevenidos la expresión de dolor que tenia Emily. Sam se apresuro para llegar a su lado y la abrazo por la cintura.

— ¿Qué ocurre? —pregunto preocupado.

— Es Harry… esta hospitalizado. Le dio un ataque al corazón. No se encuentra muy bien.
Nos quedamos en silencio unos segundos, sin saber con exactitud que decir.
— Pasaremos por allá al terminar de comer —hablo Sam.
Llame por teléfono a papá, ya se había enterado por Charlie y estaba esperando a este en casa para ir al hospital.

Nos sentamos a comer.

Sam termino antes y decidió salir para hacer contacto con Paul, Jared y Embry para saber ver como iba todo. Entro rápidamente a la casa con el gesto algo exasperado.

— Vamos —fue todo lo que hizo falta que dijera, me levante rápidamente y le seguí. Sabía bien que significaba su gesto. La chupasangre andaba cerca.

— Debo ir a casa primero a avisarle a Billy.

— No tardes —pidió Sam —acércate al hospital por favor, ve como esta Harry. La chupasangre seguramente esta escondida entre las montañas. Debemos ir en su búsqueda rápidamente. Vuelve rápido.

Me fui hasta la casa en cuatro patas, entre rápidamente e informe a papá de lo sucedido y le pedí avisara a Bella en cuanto llegara. Yo no tenía tiempo para ir hasta su casa.

— Papá debo irme con los demás a cazar, Embry, Jared y Paul han encontrado un rastro reciente de la chupasangre. Avísale a Bella cuando llegue por favor. Voy a ir con Sam a ayudar a los otros.

— ¿Que piensa Sam?

— Es más optimista que yo, cree que ella se ha atrincherado cerca de las montañas, y podremos cazarla rápidamente al estar tan cerca. Pero yo se bien su plan de ataque, ella no se queda en un solo lugar, va y viene. Y no descansara hasta…
No pude terminar.

— Tranquilo, ve. No te preocupes por Bella yo hablare con ella.

— No dejes que se preocupe demasiado.

Fui hasta el hospital para saber brevemente que había pasado, Sue Clearwater la esposa de Harry me informo que no había mejorías. No comente nada más si no que me limite a irme.

Embry, Sam y los demás estaban dando vueltas rápidamente alrededor del rastro, buscando hacia donde se había ido. Por fin conseguimos un cruce hacia el norte del rio y lo seguimos a velocidad irreal.

Cuando le vi casi quise cortarle el cuello con los dientes. Sonreía burlonamente mientras corría y saltaba de un extremo a otro, se agarraba de los arboles para impulsarse y avanzar mas rápido. Me impulse con las patas para alcanzarle e incrustarle los dientes pero ella me esquivo bajando por un sendero que llevaba hasta una orilla de rocas, era un borde bajo de una acantilado.

Salto dentro del agua, estuve a punto de seguirle cuando recordé que Bella podía estar en la playa. Como hacia casi siempre. Si fuera estado como humano, la sangre fuera huido de mi rostro hasta hacerme palidecer. Los chupasangres agarran más velocidad cuando están bajo el agua. Y yo era más rápido en tierra. Asi que comencé a correr.

— Ve por Bella. Nosotros estaremos pendientes.

No la encontré en la playa… me fui hasta mi casa, rogando porque estuviera entretenida en alguna cosa.

El auto no estaba, no me moleste en entrar a casa. Me transforme y seguí los rastros de las llantas de su auto. Cuando vi el rumbo que tomaban comencé a alterarme. Ya había comenzado a llover, yo trataba de correr más rápido entre los arboles que rodeaban los acantilados.
En eso un grito que sonaba en descenso me martillo la cabeza. Era Bella… eso lo supe inmediatamente.

— ¡Síííí! —era un grito de “satisfacción” no de terror.

Comencé a correr, casi a volar en su dirección. Ella se había lanzado desde lo más alto del acantilado, sin mí. No importaba si el clima estaba más liviano que ayer. Las olas eran muy fuertes para que ella pudiera nadar y salir ilesa.

Entre al agua rápidamente, necesitaba hallarle antes de que se ahogara… era lo más probable si no la sacaba rápidamente. La encontré mientras se hundía poco a poco, me aterre al ver que no se movía. No buscaba salir a la superficie, solo se dejaba hundir, o quizás ya estaba inconsciente. Cuando llegue junto a ella escudriñe con la vista alrededor para asegurarme de que la chupasangre no andaba cerca. Pase el brazo por su pecho y la jale hacia mí, nade vertiginosamente hacia la superficie para que pudiera tomar aire. Bella mantenía los ojos cerrados, no respiraba. Llegue a la orilla en cuestión de segundos.
Mi corazón latía frenéticamente, asustado.

La acosté en la arena y comencé a presionar su pecho para que expulsara toda el agua que había tragado. El agua salía a borbollones por su nariz y su boca. Seguí insuflándole más aire mientas exclamaba angustiado.

— ¡Respira!

Volví a presionar su pecho, contando hasta 5 en mi cabeza. Sam llego junto a mí, pero yo estaba concentrado en Bella. No me moleste siquiera en preguntarle si había pasado algo.

— ¡Respira, Bella! ¡Venga! —le suplique exasperado. Salió más agua por su boca, balándole la cara.

Bella comenzó a respirar poco a poco aunque con dificultad.

— ¿Bella? Bella, cariño, ¿puedes oírme?

— ¿Cuánto tiempo ha estado inconsciente? —pregunto Sam.

— No lo sé —respondí sinceramente mientras retiraba varios cabellos que estaban pegados en las pálidas mejillas de Bella—. ¿Unos cuantos minutos? No me ha llevado mucho tiempo traerla hasta la playa.

— Vuelve a respirar, saldrá de ésta. De todos modos no podemos dejar que se enfríe, no me gusta el color que está tomando —era cierto, Bella estaba blanca, con los labios morados.
— ¿Qué crees? ¿Le pasará algo si la movemos?

— ¿Se golpeó en la espalda o contra algo al caer?

— No lo sé —conteste con la voz queda. No debí haberla dejado sola. Más bien debí haberla atado a un árbol cerca de mi casa.

— ¿Jake? —hablo Bella casi en un susurro.

Acerque mi rostro al de ella rápidamente y se me escapo un jadeo de felicidad y alivio.
— ¡Ah! ¡Oh, Bella! ¿Estás bien? ¿Puedes oírme? ¿Te has hecho daño en alguna parte?
— S-sólo en l-la garganta... —tartamudeo mientras le temblaban los labios. El agua salada debía de haberle quemado la garganta.

— En tal caso, será mejor que te saquemos de aquí —pase los brazos debajo de ella y la alce cubriéndola un poco para que las gotas de lluvia no le dieran en lacara.
— ¿La tienes? —pregunto Sam.

— Sí, me la llevaré de aquí. Vuelvo al hospital. Luego me reuniré contigo. Gracias, Sam.
— ¿Cómo me encontraste? —pregunté Bella mientras la llevaba cargada a casa.

—Te estaba buscando. Seguí las huellas de las ruedas de tu coche y entonces te oí gritar —conté en medio de un estremecimiento involuntario—. ¿Por qué saltaste, Bella? ¿No te diste cuenta de que se estaba formando una gran tormenta? ¿Por qué no me esperaste? —sin quererlo comencé a expresar el enojo que había reprimido. ¿Por que demonios no me espero?

—Lo siento —susurro—. Fue una estupidez.

— Desde luego, ha sido una verdadera estupidez —afirme asistiendo—. Mira, ¿te importaría reservarte todas estas tonterías para cuando yo esté cerca? No puedo concentrarme si estoy todo el día pensando que andas tirándote de los acantilados a mi espalda.

— De acuerdo. Sin problemas —Bella hablaba con voz rasposa. Trato de aclararse la garganta pero se le dificultaba—. ¿Ha ocurrido algo hoy? ¿La... habéis encontrado?
Negué con la cabeza

— No, Victoria se arrojó al agua, y los chupasangres tienen allí más ventaja. Por eso volví corriendo a casa. Temía que a nado duplicara la velocidad con la que se movía a pie, y que regresara, y como pasas tanto tiempo en la playa... —no pude terminar.

—Sam volvió contigo... ¿Están todos en casa?

—Sí. Algo así —la verdad es que se habían ido para el hospital. Me preocupaba Harry Clearwater, realmente no se encontraba muy bien. Las palabras no cobraron sentido hasta que de pronto encajaron.

— Antes, al hablar con Sam, has mencionado el hospital. ¿Ha resultado herido alguno? ¿Luchó contra vosotros? —hablaba casi exasperada.

—No, no. Se trata de Harry Clearwater. Esta mañana le ha dado un ataque al corazón. Emily nos esperaba con la mala noticia al llegar.

— ¿Harry? —sacudí la cabeza mientras intentaba asumir sus palabras—. ¡Oh, no! ¿Lo sabe Charlie?
— Sí. Él también está allí, con mi padre.

— ¿Va a salir Harry de ésta?
Respire hondo.

— Por ahora, no tiene muy buena pinta.





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