Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

mayo 11, 2011

Cap. V

“Una moto en el camino es mejor que dos en el garaje”… yo sacaría dos a la calle.

El agua caía del cielo de forma incesante. Se derramaba por los alrededores de la casa, y caía en hilos desde los bordes del techo de la cochera. Busque un pequeño papel y escribí las herramientas y las piezas que necesitaríamos posiblemente para la reparación de las motos.

Un paraguas negro grande, de papá me llamo la atención, me pareció buena idea esperarla con el para mantenerla protegida de la lluvia; me guarde la lista en el bolsillo del pantalón, agarre el paraguas y me quede cerca de la puerta. El maravilloso sonido que mis odios anhelaban, se escucho fin a unos kilómetros de distancia. Sali rápidamente antes de que apagara el coche. Mientras llevaba el paraguas en mano. Camine hasta el auto y me asome por encima de la puerta cuando ella abría.

— Ha llamado Charlie diciendo que estabas en camino —le explique con una ancha sonrisa. Ella me la respondió complacida. El corazón se me hinchaba cuando sonreía, cuando me observaba. Cuando respiraba y su corazón latía cerca del mío.
— Hola, Jacob. –me saludo. Estaba increíblemente agradecido de que ella estuviera ahí. Conmigo. Y que en pocos minutos no habría más nadie en casa. Podríamos irnos a comprar lo que necesitábamos sin ser juzgados por la proveniencia del dinero. Mas que todo me alegraba pasar tiempo solo con ella.
— Buena idea, hacer que invitaran a Billy. –levante mi mano, ofreciéndole chocar los 5 dedos de la palma. Ella se estiro hasta que nuestras manos chocaron.
Harry apareció para llevarse a Billy sólo unos minutos después. Pasee a Bella por mi casa, recorrimos varias habitaciones entre ellas mi cuarto. Mientras hacíamos tiempo para estar solos. Y poder salir.
— Bueno, ¿y adonde vamos, señor Buena Pieza? —se burlo con un tono de sarcasmo y felicidad en cuanto papá salió de casa acompañado por Harry.

Busque el papel que había doblado anteriormente, lo saque del bolsillo del pantalón y lo estire para poder dilucidar las letras borrosas y mal escritas.

— Empezaremos primero por el vertedero, a ver si tenemos suerte. Esto puede ser un poco caro —le advertí con rosto preocupado por los costos—. Esas motos van a necesitar un montón de piezas antes de que podamos ponerlas en marcha otra vez. –insistí.
Su rostro no se inmuto. Lo intente una vez más.

— Estoy hablando quizás de más de cien dólares.
Bella saco una chequera y se abanico de forma fanfarrona con ella poniendo los ojos en blanco. Saqué mi chequera, me abaniqué con ella y puse los ojos en blanco ante su rostro preocupado.
— Creo que nos alcanzará. –concluyo ella.
Llegamos al vertedero, aun llovía, y todo el lugar estaba hecho un pantano no me molestaba pero me preocupaba Bella. Quizás fuera sido mejor venirme solo. Pero cuando la mire de reojo ella se veía realmente complacida. Sonreía y caminaba tranquila por el fango mientras reía sin molestarse en absoluto por el ambiente; considerando su ya conocido desagrado en cuando al clima del lugar.

Yo estaba más que feliz, siempre que ella me observaba yo tenia una estúpida grandota y estúpida en mi cara. Pero no me molestaba verme tonto, estaba feliz de que Bella irradiara vida.
Cuando íbamos en el auto note algo extraño, faltante, en su monovolumen, donde debía estar el estéreo, solo había un enorme hueco. Pero se veía algo maltratado el lugar. Como si un perro fuera arrancada de un mordisco lo que estaba antes ahí.
— ¿Se te rompió el estéreo? —le pregunte para salir de dudas.
— Así es —confirmo ella. Pase las manos por la vacío, estaba realmente dañado el espacio. En vez de un perro, parecían haber sido 5.
— ¿Quién se lo llevó? Ha hecho un buen destrozo... –concluí, luego de mi examen a esa parte del auto.
— Fui yo —admitió un poco avergonzada.
No pude evitar reírme. Si ella se había transformado en 5 perros hambrientos para arrancar ese estéreo, no quería ni imaginar que podría hacer con algo más grande e importante. Como una moto, por ejemplo.
— Pues quizá sea mejor que no toques mucho las motos. –le aconseje entre risas.
— Sin problemas. –accedió ella riendo.
Nos había ido muy bien en el vertedero, como lo había supuesto. Conseguimos los cuadros y empalmes en una vieja moto. Estaban algo grasientos pero eran los que necesitaba, conseguimos unos tubos y horquillas. También encontré la correa de mando que le faltaba a la motocicleta roja.

Cuando conseguí todo lo que pude en el Vertedero, nos fuimos para Checker Auto Parts que había más abajo, en Hoquiam. Duramos un par de horas de trayecto, ya que el monovolumen no alcanzaba mucha velocidad. Aunque no me afectaba en nada a mi humor. El cual estaba increíble. Pase todo el viaje haciendo chistes y bromeando con Bella. Sabía que ella era grandiosa, pero nunca pensé que un día entero junto a ella fuera tan satisfactorio. Yo no paraba de hablar, le comente otra vez sobre mis amigos, ella estaba inmersa en la conversación conmigo y me hacia preguntas de ves en cuando con verdadero interés.

— Estoy llevando yo toda la conversación —me queje luego de terminar de narrar la historia de Quil, donde el se había metido en una gran bronca por querer bajarle la chica a un tipo alto y cuadrado del ultimo curso. Yo le advertí que no la invitara a bailar pero el es muy persistente. — ¿Por qué no hablas ahora tú? ¿Qué tal va todo en Forks? Seguro que es más excitante que La Push.
— Qué va —refuto entre un suspiro—. En realidad, no pasa nada. Tus amigos son mucho más interesantes que los míos. Me gustan. Quil es muy divertido.

Fruncí el ceño ante su comentario. Quil pensaba algo parecido. Aunque el no se conformaba con la palabra divertido.

— A Quil también le gustas tú. –refunfuñe.
Bella se rio para restarle importancia.
—Pues es un poco joven para mí.
Arrugue más el ceño ante su comentario. Quil tenía casi mi edad, ósea que también se refería a mí en cuando a lo de “un poco joven para mí”.
—No es mucho más joven que tú. Sólo un año y unos meses.
—Seguro que sí. Pero considerando la diferencia de madurez entre chicos y chicas –explicaba mientras hablaba en tono suave y bromista– ¿no tendrías que contarlo en años similares a los de los perros? ¿Y eso qué me hace, unos doce años mayor?

Me reí mientas veía al cielo con un gesto de dramatismo. Ella quería sacar cuentas. Bien sacaríamos cuentas.

—Vale, pero si te vas a poner picajosa con eso, también tendremos que considerar el tamaño. Eres tan pequeña que vamos a tener que descontarte diez años del total.
—Uno sesenta y cuatro está totalmente dentro de la media —replico con un bufido—. No es culpa mía que seas un fenómeno. –trato de hacerme quedar mal.

Pero no se lo permití, todo el camino lo pasamos discutiendo la formula correcta de concretar la cifra de nuestra edad. Yo sabía cambiar ruedas así que gane unos puntos más mientras que los de Bella seguían cayendo por un barranco. Cuando legamos al punto de ocuparse de las cuentas de las casas me lanzo por el mismo despeñadero. Yo no podía siquiera leer el recibo de luz sin arrugar la cara.

Cuando llegamos a Checker, me sentí muy seguro de que podría terminar las motos. Conseguí concentrarme en el porque y que buscamos ahí. Logre encontrar todo lo de la lista. Complacido nos devolvimos hacia la Push. Todo el camino lo pasamos decidiendo nuestras edades, al llegar allá yo tenia unos treinta bien ganados, y ella rondaba los veintitrés por su pequeña madurez. Estaba demostrado que la edad solo era un numero.

Yo acumulaba habilidad tras habilidad… mientras las de ella no superaban la cocina y el lavandero.
Cuando entramos a casa me sentí satisfecho de que papá aún no fuera llegado. Sabia que tardaría en volver por que mientras veía el partido, hablaba y comía se le iba el día sin darse cuenta.
Cerca de una gran lona de plástico tendida cerca de la caja de herramientas tendimos las diferentes piezas delante de nosotros, mientras hablábamos y reíamos. Pase mis manos sobre la piezas, rosándolos y calculando el trabajo que debía hacer y como lo haría.

Quil y Embry no rondaron sus cabezas por la casa como yo supuse que harían. Obedecían cuando sabían que la venganza les dolería más.

Oscureció y la llamada de Billy nos alerto. Bella se levanto para ayudarme a recoger las cosas.
—Déjalo ahí —le pedí—. Volveré a trabajar con eso más tarde, esta noche.
—No vayas a dejar de hacer los deberes o cualquier otra cosa que tengas pendiente —le comenté, sintiéndome algo culpable. No quería que se metiera en problemas, ya que este plan sólo debía afectarme a mí.

— ¿Bella? –era Charlie quien llamaba a Bella. La voz procedía de entre los arboles que estaban cerca de nosotros.

—Corre —susurro Bella—. ¡Ya vamos! —grito ella hacia la casa.
—Vámonos —dije sonriendo, divirtiéndonos con el complot que teníamos.

Apague la luz mientras salíamos, todo oscuro. Y Bella pareció desconcertada, le dio la mano a Bella y salimos del garaje encaminados hacia los arboles. Su piel era calidad y suave. Muy reconfortante.

Tropezamos a menudo en la oscuridad a pesar de caminar por el sendero. Aún nos reíamos cuando la casa apareció a la vista..

Charlie nos esperaba de pie en el pequeño porche trasero y Billy estaba detrás, sentado en el umbral.


2 comentarios:

  1. al parecer ya pronto tendran sus motos... este cap es muy lindo "la oportunidad de jake"!!! un beso nena y esperando el sig cap!!!

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  2. Fue interesante lo de las edades, y que gracioso seha de ver este chamaco giganton tratando de esconderse por lo de las motos.

    Saluditos Angela !

    con carino,

    LISY

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