Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

julio 09, 2011

Cap. XVIII

Persistente

Trate de mantenerme tranquilo cuando el rubiecillo apoyo su mentón sobre el hombre del asiento donde iba Bella, con su mejilla rozando lo de ella. Respire hondo sin mostrar ningún atisbo de molestia, recurriendo a todo mi autocontrol para no bajarlo del auto a golpes.

Me sentí mejor cuando vi de reojo como Bella, se giraba poco a poco, hasta quedar de espaldas a la ventana, alejándose de el, mientras hablaba disimuladamente conmigo.

Bella me pregunto curiosa, acerca del auto. Ya que le parecía que andaba muy bien, mientras respondía el pasajero molestoso me interrumpió con tono pedante.

— ¿No funciona la radio de este trasto?
—Sí —contestó tratando de hablar tranquilo—, pero a Bella no le gusta la música. –explique a regañadientes. Seguramente el no lo había notado, pero en Bella habían cambiado muchas cosas, solo alguien que la quiere podría notarlo. Y yo era uno de ellos.

Bella me miraba sorprendida, no esperaba que me fuera dado cuenta de ese detalle insignificante para algunos.

— ¿A Bella? —preguntó extrañado.
—Tiene razón —susurro Bella. De reojo vi como ella permanecía atónita y no dejaba de verme.
— ¿Cómo no te va a gustar la música? —continuo el chico.
—No sé —me encogí de hombros—. Es sólo que... me molesta.
—Bah.

El rubiecillo se echó hacia atrás murmurando algo poco entendible, pero por alguna razón lo escuche como si me lo fuera gritado al oído.
“Por favor… a quien no le gusta la música.”

Cuando llegamos al cine, busque el billete de 10 dólares que había sacado de mis pocos ahorros y se lo entregue a Bella.

— ¿Y esto por qué? —pregunto.
—No tengo la edad necesaria para entrar en este cine sin la compañía de un adulto. –le conteste sarcásticamente.
Bella rio con ganas.

—Y a propósito de los parientes adultos... ¿Va a matarme Billy si te meto de tapadillo a ver esta película?
—No, le dije que planeabas corromper la inocencia de mi juventud. –conteste sinceramente.

Bella soltó una risita entre dientes. Cuando me di cuenta teníamos pegado atrás a su amigo.

Compramos las entradas para esa película que quería ver Bella, a mi no me llamaba mucho la atención, y cuando inicio la funcione supe por que. Los efectos especiales eran… estúpidamente falsos e irreales. Uno siempre sabe que son mentiras, pero en este caso era demasiado falso y obvio.
Las personas salían volando por los aires como si tuvieran alas, otra termino sin cabeza. Los coches al igual que las personas parecían tener alas. La sangre de los heridos salía disparada de sus cuerpos como si de una manguera se tratase.

No pude evitar reírme por lo irreal que me resultaba la película, una pareja del puesto del frente se estremecía cuando alguien salía herido o moría “trágicamente”, yo solo podía reírme.

— ¿Qué ocurre? —me pregunto extrañada Bella.
— ¡Oh, vamos! —le conteste en un susurro—. La sangre que chorrea ese tío llega a más de seis metros... ¡¿A quién pretenden engañar?!

Me reí entre dientes, cuando el asta de una bandera dejó empalado a otro hombre en un muro de hormigón.

Al rato Bella me acompaño con su risa. Quizás alcanzo a ver lo mismo que yo. Lo irreal de la película. Aproveche que estaba sentado junto a ella, para colocar mi mano sobre el apoyabrazos que estaba junto a Bella. Esperaba que ella entrelazara sus dedos entre los míos. Pero en cambio cruzo los brazos con determinación sobre el pecho. Al rato note que no lo había hecho por mi, si no por quien estaba a su otro costado, pues este había tomado la misma posición que yo.

El chico gimió como si algo le doliera.
—Mike, ¿estás bien? –escuche a Bella preguntar.
—No —contestó entrecortadamente—, creo que estoy enfermo.

El gimió una vez más y salió disparado como boleo hacia la puerta. Bella se levanto para seguirle y yo de inmediato me levante para ir con ella, pero ella testadura como siempre me contesto:

—No, quédate. Voy a asegurarme de que está bien. –si claro, como si creyera que iba a quedarme aquí mientras ella se iba a atender al debilucho ese que no es capaz de soportar una película con sangre y heridas falsas.

—No tenías que haber venido. Aprovecha tus ocho pavos de gore —insistió Bella mientras caminábamos por el pasillo. Como si pensara que realmente iba a devolverme q ver una película que para nada era de mi agrado. Lo único bueno de estar ahí dentro era su compañía.

—Ésa sí que es buena. Te los puedes quedar, Bella. Esa película es una mierda —conteste levantando la voz cuando salimos del cine.
Cuando llegamos afuera de la sala no vimos al chico en ninguna parte. Imagina que estaría en el baño, así que entre. Sintiéndome satisfecho de que Bella no siguiera reclamándome, seguramente a ella no le fuera gustado entrar al baño de hombres.

Cuando abrí la puerta, escuche a alguien en el baño, el sonido era tan fuerte que podría creerse estaba vomitando las tripas. Lo vi de espalda inclinado a un lavamanos. Me devolví hacia el pasillo, cerrando la puerta otra vez a mis espaldas.

—Está ahí dentro. Todo en orden —dije poniendo los ojos en blanco—. ¡Qué blandengue! –me burle– Deberías haber buscado a alguien con más estómago, alguien que se ría en las películas gore que hacen vomitar a otros. –le sugería claramente refiriéndome a mi.

—Abriré bien los ojos en busca de alguien así.

Estábamos los dos solos en el pasillo, se podía escuchar las palomitas que se saltaban victimas del calor dentro de la maquina. Pero además aun podía escuchar al blandengue vomitar escandalosamente, y el ruido de una bala incrustándose en el cerebro de alguien, durante la función que estábamos viendo anteriormente.

Fui a sentarme a uno de los sillones tapizado de terciopelo pegado a la pared, ignorando los fuertes ruidos, que aunque eran lejanos los escuchaba claramente. Por una razón que desconocía.

De forma distraída le di unos golpecitos al asiento que estaba junto a mí, con la vista clavada en Bella, invitándola a sentarse.

—Tenía pinta de que iba a estar ahí dentro durante un buen rato —dije tranquilamente mientras estiraba mis piernas para acomodarme bien en el asiento a esperar.

Ella suspiro pero a la final vino a sentarse a mi lado. Ya que estábamos solos, y el debilucho tardaría un rato, podía aprovechar el momento a solas con ella. Me acercó a ella en cuanto se senté y le pase el brazo por los hombros.

—Jake —protesto como casi siempre mientras se alejaba de mí.
Deje caer el brazo aparentando tranquilidad, y pareciendo inmutado ante su rechazo. Extendí la mano y tome la suya con firmeza, rodee su muñeca con la otra mano libre cuando ella intento retirarla.

—Espera, espera un momento, Bella —hable calmadamente—. Dime una cosa. –pedí.

— ¿Qué? —murmuro son una mueco de evidente disgusto. Pero eso no me frenaría.

—Te gusto, ¿vale?

—Sabes que sí. –permanecí tranquilo en el exterior mientras mi corazón daba brincos.

— ¿Más que ese vacilón que está vomitando hasta la primera papilla? —me burle mientras señalaba con la cabeza la puerta del baño.
—Sí —suspiro.

— ¿Más que cualquiera de los chicos que conoces? —permanecí tranquilo y sereno, sabiendo que su respuesta seria que si. Estaba consiente de que a ella no le gustaba nadie de su clase o de cualquier otro rincón de Forks. O por lo menos no ahora, hace unos meses seguramente su respuesta fuera sido otra.
—Y más que las chicas —aclaro.

—Pero eso es todo —aclare mas para mi que para ella. Aunque esas palabras me quemaran la garganta. Sabía cual era su respuesta y eso debía ser más que suficiente para mantenerme alerta pero tranquilo. Tenía tiempo de sobra para que su próxima respuesta cambiara.

—Sí —susurro casi con miedo a herirme.
Le ofrecí una gran sonrisa para tranquilizarme.

—Pues no hay problema, ya sabes, como tú eres la que más me gusta y crees que estoy bien... Estoy preparado para ser sorprendentemente persistente.


1 comentario:

  1. jaja creo que aveces me pasa lo mismo q a jake en las peliculas, y el chico es persistente de eso no tengo duda alguna!!!

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