Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

julio 16, 2011

Cap. XX

Transición - Transformación

Escuche como gimió nuestro acompañante, y seguidamente vomito dentro del cubo. Por auto reflejo voltee a ver si había vomitado donde era y no había manchado los asientos.

El viaje de vuelta fue incomprensiblemente largo. Me molestaba mas de lo que cuenta llevar un vomitador en la parte de atrás de mi auto “nuevo”.
Bella aun tenia frio, así que mantuve mi brazo a su alrededor; anduvimos en silencio.

Observe a Bella de reojo, ella ni lo noto, su vista estaba clavada en lo que tenia al frente pero su mente estaba flotando. El silencio solo me ponía a pensar en que pensaba ella. Sin importar que fuera yo siempre estaría ahí para ella, para escucharla y tratar de comprenderla. Para ser… su… amigo. Claro que esta que la quería más que eso, pero no puedes obligar a un corazón lastimado a amar.

De pronto Bella se estremeció, supuse que el “frio” se lo estaba causando. La estreche con fuerza para mantenerla calienta.

Cuando llegamos a casa de Bella, la ayude a subir a Mike a la Suburban de el, y yo les seguí desde atrás para luego devolverme con ella.

Mientras nos devolvíamos comencé a sentirme extraño, como mareado, no con ganas de vomitar si no, mas como fuera de mi mismo. Tenía la vista un poco distorsionada, y mi cuerpo expandía olas de calor. Era confuso que ha esta hora de la noche no hiciera frio, no era Bella algo malo en ella, era algo en mi lo que estaba fallando.

— Me autoinvitaría a entrar, en vista de que hemos llegado pronto —dije mientras frenaba detrás de la pickup—, pero creo que tal vez tengas razón sobre lo de la fiebre. Empiezo a sentirme un poco... extraño. –admití.
—Ay, no, ¡tú también! –Grazno Bella– ¿Quieres que te lleve a casa?
—No —dije mientras sacudía la cabeza, quería llegar de una vez y creía ser capaz de manejar—. Aún no me siento enfermo, sólo... mal. Si tengo que acercarme al arcén y parar, lo haré.
— ¿Me llamarás en cuanto llegues? —pregunto Bella con sincero interés y preocupación.
— Claro que sí. –le conteste pronto.

Quería decirle unas cuantas palabras antes de irme. Pero el solo pensarlas me hacia sentir empalagoso. Cursi. Arrugue la frente mientras miraba hacia el bosque, me mordí el labio mientras me debatía en que debía hacer.
Cuando Bella abrió la puerta para bajar, mi mano salto hasta su muñeca para detenerla. Su frio me hizo sentir algo mareado.

— ¿Qué ocurre, Jake?
— Hay algo que quiero decirte, Bella, pero me parece que va a sonar un tanto cursi.

Bella suspiro y resignada respondió.
—Adelante.
—Es sólo esto: sé lo infeliz que eres y que tal vez esto no te ayude en nada, pero quiero que sepas que siempre estaré aquí. No voy a dejarte caer, te prometo que siempre podrás contar conmigo. –Debió sonar como frase de quinceañera– Guau, sí que suena cursi. Pero lo sabes, ¿no? ¿Sabes que nunca jamás te voy a hacer daño?
— Sí, Jake. Lo sé, y ya cuento contigo, probablemente más de lo que piensas.

Sonreí mas de la cuenta por sus palabras. Yo siempre estaría ahí. Pero en este momento no podía estarlo. Me picaban las plantas de los pies y la cabeza amenazaba con dolerme.

Sentí un torbellino en mi estomago, di un respingo. Y me apresure a despedirme. Necesitaba llegar a casa, quizás solo necesitaba descansar.

—Creo que será mejor que me vaya a casa, de verdad.
Bella salto del coche, mientras me alejaba grito.
— ¡Llámame!

Pise a fondo el acelerador, la carretera estaba húmeda, típico de Forks. En pocos minutos ya estaba entrando en territorio de la Push. Cuando llegue a casa me ardían los ojos, y sentía más calor que en un día propio de verano, aparentaba tener al sol sobre mí, calentándome tanto como podía, dirigiendo hacia mi cada uno de sus rayos sobre mi costado. Sin clemencia.

Estacione como pude, logre bajarme del auto a trompicones. Los arboles se azotaban debido a la brisa que había, pero yo sentía el aire, parecido al de un ventilador que esta dentro de una casa de cinc. Era imposible que hiciera tanto calor. Camine hacia la puerta de la casa, bueno corría a decir verdad aunque no me sentía cansado solo quería llegar y eso me impulsaba a correr.


- ¡Jake! –Grito papá en cuando me vio entrar– ¿Qué tienes?
- Estoy bien solo necesito descansar.
- No es eso. Esta…. esta sucediendo.
- Estas alucinando. –entre a mi habitación y caí sobre mi cama.

Un escalofrió me recorrió, dejándome aturdido, y luego otra vez me invadía el calor. Era como sentir dos cosas a la vez. El clima fue calentándome cada vez más, negándose a abandonar mi cuerpo. Quemando cada una de mis extremidades.

- Cálmate Jake. –me tranquilizaba mi papá, sentado en su silla junto a mi. –debes dejarlo fluir en ti. Es tu destino.
- Maldición… y ahora de que demonios hablas.
- Vas a unirte a tus descendientes.
- No… entien…do. –tartamudee a causa de un espasmo que me recorrió el cuerpo.
- Serás lo que debes ser, estarás con los que son como tú… vivirás tu destino como… un licántropo Jake, un lobo. Esta transacción… te estas convirtiendo en lo que son Sam, Paul, Embry… uno de ellos. Tu destino es cuidar a los humanos de seres sedientos de sangre que habitan a nuestro alrededor. Seguirás el linaje de grandes héroes que han cuidado por años nuestras tierras.

Las palabras de papá se entremezclaban con el dolor y las punzadas… estaba inconsciente de la realidad, tanto que no lograba encontrarle sentido a sus palabras o simplemente no tenían sentido. Este dolor no podía ser real, debía de estar dormido, seguramente estaba teniendo una pesadilla. Pero… muy vivida. Una oleada de fuego fluyo desde la planta de mis pies, subía por mi columna, recorriendo todo mi cuerpo, provocándome espasmos en brazos y piernas. Me sentía aturdido, una quemazón manaba por todo mi ser haciendo de mi algo más… algo diferente… antiguo. Irreal.

Mi cuerpo continuaba subiendo de temperatura, papá permanecía a mi lado, me hablaba pero yo no lograba calmarme… no entendía, o no quería entender que esto en realidad me estuviera pasando.

Me estremecí cuando otro temblor subió por mi columna, mi mente comenzó a trabajar a mayor velocidad, algunas voces en mi cabeza daban tumbos, aturdiéndome. Escuchaba a otros hablando en voz alta, o pensando en gran volumen. Escuchaba los autos que pasaban por la carretera, que estaba a… kilómetros de distancia.

Cuando mi cuerpo se doblo hacia adelante, pensé que me estaba volviendo loco. Me levante de la cama, dándome varios golpes contra las paredes, de pronto ya no estaba caminando en 2 piernas, si no en cuatro patas. Tenía un enorme hocico. Grandes patas y mucho pelaje. En gran, gran cantidad. Un color rojo cobrizo me recorría completamente.

Salí corriendo de la casa, dejando un desastre detrás de mí, no lograba equilibrarme. Llegue al bosque en cuestión de segundos, corría a una velocidad insuperable, no chocaba con ningún árbol aún y cuando sobre mis ojos caía una espesa melena que me cubría la vista casi en su totalidad.

Todos los olores chocaban contra mi nariz de forma más notoria, todo era mas claro. No solo lo que me rodeaba, si no también mi naturaleza; que despertaba en mí sin pedir permiso.

1 comentario:

  1. wow me encanto esta parte de la historia, creo que nunca me había puesto a pensar como fue la primera vez q jake se transformo, a su padre dándole su apoyo hasta el final... simplemente me encanto!!! y bueno nena espero q te animes a participar en el concurso...un beso!!!

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