Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

abril 09, 2011

Cap. XI

Cuando crees que todo va bien. Y que nada puede ir peor.

Habían pasado varios días desde aquella vez que hable con Quil, me había hecho bien desahogarme… ese día lo pasamos todos juntos, nos reímos hasta que nos dolieron las panzas mientras veíamos películas y comíamos.

Siempre era feliz en esos momentos que compartía con mis mejores amigos, me daban la oportunidad de olvidar por unos minutos a veces hasta horas; cual era mi vida real, y eso que me tenia pensando día y noche.

Ahora me encontraba “mejor”; o bueno al menos ya no me entraban las ideas locas de llamarla o ir a husmear a su casa, para verla tan bella y perfecta como siempre.

Papá no había vuelto a mencionar nada referente al tema. Lo que mantenía nuestras conversaciones en estabilidad y surgían de forma tranquila.

Y por otra eso me hacia mas llevadera mi vida; desde que Bella había llegado, mis prioridades habían cambiado, ahora tengo las mismas cosas que antes pero no me satisfacen igual.

- Jake quiero que me acompañes mañana a donde… Charlie, a llevarle pescado frito que le mande Harry Clearwater. –me soltó mi padre un día que cenábamos tranquilamente.

Pero claro seguramente el angelito malo del hombro de papá le decía, ¿para que cenar apaciblemente si puedes destruir la calma de tu hijo?

- Papá… -comencé.
- No empieces. –hablo toscamente y con sequedad. –Solo voy a ir a eso. –aseguro.
- Vale, vale. –refute con pocas esperanzas.

Me levante dejando la cena a medias, me sentía mareado, aparentaba tener toros adentro de mi estomago que daban golpes contra las paredes de el.

Sali al porche y camine rápidamente hasta el garaje, este era mi refugio siempre que quería huir de todo me encerraba en este, mi mundo... Apenas entre vi la caja roja de herramientas, una corriente que bajaba desde mi cerebro enfurecido salto a mi brazo y con todo el enojo que me invadía la golpee fuertemente y la caja cayo al piso esparciendo por todo el suelo las trastos que anteriormente habían estado dentro.

No quería ir, no quería ver a Bella. No quería saber nada de su vida, si esta tenía que ver con Cullen.

Pero la verdad sobrepaso a la mentira.

La extrañaba, la añoraba. Tenía días sin verla, sin contemplar sus bellos y enormes ojos chocolate, su liso cabello; sin escuchar su dulce risa que me ataba de manos y me hacia su esclavo.

Caí de rodillas en el frio suelo. Trate de respirar pausadamente con la esperanza de que los alocados latidos de mi corazón disminuyeran la velocidad y se estabilizaran.

Cuando había logrado calmarme y evitar las ganas estúpidas de llorar, me levante del suelo, sintiéndome vacio inmune a las cosas vánales del mundo que le podían llegar a hacer daño a otros, en mi vida nada podía hacerme mas daño del que papá me hacia queriendo ir hasta mi lugar de castigo personal.

Llegue a mi cuarto, dure un par de horas sentado en el suelo del baño, el agua caía en cascada sobre mi y yo no tenia fuerzas para aplastar el tornado de emociones que me irrumpían y revolvían mi corazón.

Me senté en el borde de la cama, con la vista clavada en la luna, seguramente ella también era infeliz, no aparentaba ser solo un pedazo de piedra, era mas bien un ser solitario a la espera de una compañía, aunque “quizás no ha notado aun cuanta falta le hace otro ser a su lado” y por eso puede vivir tranquila en lo alto sin afligirse por los sentimientos que te abruman y te derrumban cuando encuentras a alguien más.

No pude pegar el ojo en toda la noche, debatiéndome con mis sentimientos que se derribaban bruscamente con mis ideas.

- Jake ven a comer. –escuche que grito mi padre desde la cocina. No había desayunado. Seguramente le extrañaba mi falta de apetito. No deseaba comer pero era mejor que fuera antes de que me cuestionara.
Llegue a la cocina con paso lento.
- Valla, ¿no dormiste nada? –mierda seguramente tenia un aspecto horrible y con unas bolsas moradas enormes debajo de los ojos.
- Estuve hasta tarde en el garaje. –trate de justificarme.
- Bueno, vamos entonces mas tarde a casa de Charlie. Come y vete a dormir un rato. –no desistiría de su idea de ir aunque el mundo se viniera abajo.
- Vale. –agarre el plato y me fui hasta mi habitación. Tome la cuchara y le di dos bocados a la comida. Sentía la cabeza pesada; camine hasta la cama y la deje caer sobre la almohada. El sueño abatió sobre mí como una gran piedra.
- Jake vámonos, es tarde. –llamo mi padre desde la puerta.
- Voy. –dije una octava mas alta de mi tono de voz habitual. Me sentí molesto aun y cuando había dormido algo y mis ideas ya tenían que haberse calmado. Pero no… yo no podía ser como cualquiera, tenia que despertarme con peor humor del que tenia cuando caí dormido.

Me vestí rápidamente y Sali de mi habitación. Papa estaba en su silla de ruedas al lado del umbral de la entrada, contemplaba el cielo y la lluvia que se avecinaba, ¡eso debería ser un impedimento para dejar de ir! pero lo conocía tan bien que esa idea era imposible. Se podía desatar la tercera guerra mundial frente al porche de nuestra casa y aun así tendríamos que sobrepasarla para ir hasta donde Charlie “solo para llevarle pescado frito”.

Me puse el anorak. Ya papá llevaba puesto uno. Salimos a la intemperie, empuje la silla de papá hasta el estropeado coche negro; lo ayude a subir. Y en unos segundos estábamos camino a casa de Charlie.

Prefería pensar en Charlie y no en Bella.

Aparque frente a la casa, busque disimuladamente el monovolumen de Bella, me puse algo melancólico, pero también me sentí tranquilo y algo… “feliz”. Era mejor si no estaba Bella en casa, podíamos dejarle el pescado a Charlie e irnos.

Papá arrugo el entrecejo cuando su vista distinguió lo mismo que la mía había hecho.
- Bajemos –dijo papá. –sin contradecirlo baje del coche y le di la vuelta y l ayude a bajar a el.
Empuje la silla hasta la puerta de la casa, llame a Charlie; pero no escuchaba ninguna respuesta desde el interior.

Luego de unos segundos fue que note que tampoco estaba el coche patrulla afuera. Esta bien que yo no lo fuera notado, en realidad buscaba a Bella. Pero ¿por que papá tampoco se había dado de cuenta?

Quizás no buscaba a Charlie si no a Bella. Al parecer aun tenía esa idea absurda e ilógica de hablar con ella.

- Papá… –espere mientras giraba su rostro hacia mi – tampoco esta el auto de Charlie.
- ¿Qué…? –detuvo su pregunta cuando busco con la vista el coche patrulla y tampoco lo encontró. – Valla, bueno parece que tendremos que esperar.
- Quizás no tengamos que esperar mucho. –dije tristemente y con la voz caída cuando vi el monovolumen de Bella acercándose en la calle, ella no venia manejándolo si no su “amigo” el Cullen; cada vez me caía mejor.

Me mantuve detrás de la silla de ruedas de mi padre. El mantenía a vista clavada en el auto o en su conductor. Yo no podía si quiera levantar mis ojos del suelo. No quería ver lo que se avecinaba frente a mí.

Entendí rápidamente que papá solo había hecho traerlo hasta acá para hablar con Bella seguramente para quererla hacer cambiar de opinión.

- Hola, Billy. Hola, Jacob —nos saludo Bella con entusiasmo cuando estuvo frente a nosotros—. Charlie se ha marchado para todo el día –explico Bella – espero que no lleven esperándole mucho tiempo.
—No mucho —contestó papá—. Solo queríamos traerle esto —señaló la bolsa de donde estaba el pescado. Estaba sobre su regazo, lo venia bien por que aun mantenía la vista gacha.
—Gracias —respondió ella—. ¿Por qué no entran un momento y se secan? –nos ofreció Bella. La verdad yo lo que quería era salir corriendo de esa casa.
—Venga, dámelo —ofreció Bella tendiendo las manos hacia la bolsa marrón que llevaba papá. –decidí ver a Bella de reojo y para mi dolor personal ella miraba hacia afuera, donde estaba su auto y dentro estaba sentado aun su acompañante.
—Deberías ponerlo en el frigorífico —comentó mi padre mientras le alcanzaba la bolsa a Bella—. Es pescado frito casero de Harry Clearwater, el favorito de Charlie. En el frigorífico estará más seco. –explico el encogiéndose de hombros.
- Gracias —dijo nuevamente Bella —. Ando en busca de nuevas recetas para el pescado y seguro que traerá más esta noche a casa.
— ¿Se ha ido de pesca otra vez? —Pregunto papá con un tono de voz extraño y zalamero—. ¿Allí abajo, donde siempre? Quizá me acerque a saludarlo.
—No —respondió Bella rápidamente y con una mirada un tanto molesta—. Se ha ido a un sitio nuevo..., y no tengo ni idea de dónde está.
—Jake —me llamo papá con la vista aun puesta en Bella—. ¿Por qué no vas al coche y traes el nuevo cuadro de Rebecca? Se lo dejaré a Charlie también.
— ¿Dónde está? —pregunte hoscamente con la vista aun en el suelo.
—Creo haberlo visto en el maletero, a lo mejor tienes que rebuscar un poco.

Camine hacia afuera arrastrando los pies debajo del cielo encapotado y la incesante lluvia.

Busque en la maleta el famoso cuadro mientras refunfuñaba para mi mismo enojado. Recordé el auto de Bella y su acompañante. Gire buscando al Cullen dentro de el.

Pero ya no estaba.

3 comentarios:

  1. magnifico capitulo angela pobre de jacob!!!! sta mas trizte hayyyyyyyy ya kiero el sgt pliiissss!!!!

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  2. mmm pobre jake!!! y lindo cap angela!!! esperando el sig ... besos!!!

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  3. Que mentirosa Bella, y el pobre de Jacke ni siquiera va a encontrar un cuadro para cubrir la mentira que su papa uso para mandarlo afuera, verdad?

    Bueno tenemos que sufrir con Jacob.

    Besos y abrazos,

    LISY

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