Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

marzo 31, 2011

Cap. IX

Valla, quien me mando a estar husmeando…!!!

El día en el instituto se pasó lento, la ultima clase no recuerdo si quiera de qué trataba. Contaba los segundos para salir corriendo del instituto.

Apenas sonó el timbre ya yo estaba de pie frente a la puerta del salón…

- Jake…!!! –escuche a Quil llamarme desde su asiento… pero continúe mi paso rápidamente, casi corriendo hasta la salida del instituto.

No quería hablar con nadie, sabia que los muchachos solos querían apoyarme, pero en esos momentos yo no era una gran compañía.

Camine y camine hasta la playa… me detuve quejosamente frente a un tronco… blanco por la salitre…

Era el tronco donde había sentado con Bella hacia ya varios días…

En tan poco tiempo y ya encontraba cosas que me la recordaban.

- Idiota… si es soy. –dije para mi mismo. Me sentía estúpido pensando tanto en ella.

Mi cabeza daba vueltas, no sabia si en realidad ahora ella salía con el tal Cullen. Pero sentimientos extraños me recorrían, ¿Por qué?... ¿estará con el ahorita?...

Basta… basta. ¡Por que tengo que pensar tanto en ella!

Las horas corrían incesantes mientras pensaba en ella… me dedique a contemplar el mar, y como la luna poco a poco se dejaba ver y llenaba todo con su luz. Se veía tan sola allá arriba, yo aquí, dándome cuenta de que se desbaratan mis sueños… esos que nacieron cuando ella volvió a Forks. Cuando creí que había llegado especialmente para mí. O quizás tendría que luchar… pero en realidad contra que iba a luchar, un chico normal que intenta conquistarla, o alguien que ya tiene ganado su corazón. Siempre se puede cambiar de opinión, no esta escrito que el sea para ella, quizás… solo quizás sea yo quien este destinado para ella.

Me levante un tanto molesto conmigo mismo, no sabia que hacer; antes pasaba mis días tranquilo, concentrado en mi auto. Con los muchachos en el instituto o en alguna parte todos juntos… burlándonos de nosotros mismos. Comiendo, eso si que lo hacíamos en exceso.

Camine lento por la orilla de la playa, el agua estaba helada, pero no me molestaba. Llegue a casa, papá estaba en su habitación, decidí no hacer ruido; no quería dar explicaciones por mi hora de llegada.

Me di un largo baño.

Mientras esperaba acostado sobre la cama, a que el sueño se apoderara de mí, y abrazara cada terminación de mi mente. Tome una decisión, precipitada. Alocada quizás. Pero era una decisión, ya tenía algo.

Mañana iré a verla. Debo intentar hablarle… no malgasto nada. Mi estúpido orgullo, no tengo más que perder.

Era sábado… el cielo amaneció encapotado.

Esperaba contar con que papá durmiera, pero cuando sali de mi habitación, el estaba en la cocina. Olía a tocino con huevo, rápidamente mi estomago reclamo que tenia hambre. Resignado me fui hasta la cocina.

- Buenos días. –salude al ingresar en ella.
- Buen día jake. –si esperaba a que decidiera preguntarme donde había estado ayer luego de que Sali de clases… no podría irme hoy.
- Disculpa que llegue tan tarde anoche.
- Si esperaba que entraras a la habitación cuando llegaras. Tu sabes para estar el tanto de que ya estabas en casa.
- Si lo siento, es que fui a la playa un rato.
- Está bien, tranquilo, solo estaba un poco preocupado. –eso me recordó algo.
- Que maduro de tu parte contarle a los muchachos acerca de Bella.
- Son tus amigos. Si los necesitas ellos van a estar contigo. –dijo mientras comíamos. Yo no quería demostrar cuanto me afectaban las decisiones de Bella. Cuanto me afectaba ella, y cuanto influía ella en mi vivir. Ahora.
- No me ocurre nada que requiera compasión. –dije secamente y me levante de la silla bruscamente. Apenas cruce la puerta un remordimiento invadió mi mente.
Lo única que me faltaba era una carga extra de culpa.
Decidí irme y luego venir a pedirle una disculpa. El solo quiere lo mejor para mi. –Trata de ayudarte Jacob –me dije mentalmente a mi mismo.

Me subí al auto y tome carretera hacia Forks.

Me detuve a unos metros de la casa de Bella. No sabía que iba a decirle cuando llegara frente a ella. Vi su camioneta estacionada afuera.

Deje el auto estacionado donde mismo, baje y comencé a caminar hacia su casa. Me detuve frente a la puerta, no logre tocar la puerta.
Vamos solo debes alzar la mano.

Pero no lo logre. Soy un cobarde… –me recrimine a mi mismo.

Camine hasta la ventana que daba a su cocina, y disimuladamente observe atreves de ella… mi búsqueda fue satisfactoria ahí estaba ella. Se encontraba lavando los platos. Pero estaba vestida como para salir, en realidad estaba hermosa, vestía un suéter canela con unos vaqueros, era obvio que se preparaba para salir.

Resignado di marcha atrás y camine de vuelta hacia mi auto.

No quería especular acerca de adonde iba… con quien iba. A la segunda le tenia respuesta... creo me la sabía muy bien.

Me fui a casa nuevamente, mientras arrancaba creí escuchar un auto a lo lejos, ignore el sonido reprimiendo un sentimiento nuevo, de dolor. Y mantuve mi marcha veloz hasta casa.

- ¿Estás bien? –pregunto papá cuando entre.
- Si. Emm y siento lo de hace rato.
- Tranquilo, no te preocupes.
- Voy a dormir.
- Aun es temprano. –suspire resignado y gire hacia el tratando de contener los sentimientos que mantenía reprimidos dentro de mi.
- Estoy cansado, eso es todo.

Di la espalda rápidamente antes de que se extendiera la conversación. En realidad no tenia sueño… quería desahogarme pero no tenia idea de cómo.

Estuve acostado un rato sobre mi almohada, me levante estrepitosamente y me camine rápido hacia el garaje.

- Pensé que estabas durmiendo.
- Recordé que debo ir a donde… Quil. –vengo ahora.
- Ok, vete con cuidado.

Estaba seguro que el pensaba que me llevaría el auto, pero tenia una idea mejor. Busque un anorak y la vieja moto de Embry. Pise el pedal estruendosamente y tome carretera, no sabia hacia donde iba solo necesitaba despejarme. Por mi mente solo corrían imágenes de nosotros… de lo que desearía que fuera mi vida. Un resultado donde ella y yo éramos felices.
Era casi como un dulce Veneno que me atormentaba.


marzo 29, 2011

Cap. VIII

¿Sera posible?… No más Bella

Abrí los ojos desorientado, sentía que estaba en otro mundo; en ese fantasioso, e inexistente que vivía mi padre.

Su supuesto pasado comenzaba a importunarme.

Sentía la respiración agitada, me mantuve acostado un rato más, hasta que laos latidos de mi corazón se estabilizaron.

Me di un baño rápido, era tarde y tenia que irme a clases. Había dormido mucho y me sentía desanimado no tenia ganas de hacer grandes “obras” por el transcurso de ese día.

Papá no estaba, quizás estaba donde Harry, pasaba por allá parte del día, o si no se iba a pescar con Charlie.

Afff... Bella…

Sin pensarlo mucho me fui hasta el teléfono que estaba sobre una pequeña mesita en la sala. Lo tome sin meditación y marque los números apresuradamente. Cuando me faltaban dos dígitos, respire y colgué el teléfono. Di unos pasos atrás y me deje caer en el sofá. Era ilógico llamarla, seguramente estaba ocupada con Cullen.
Me pare molesto del sofá y me fui hasta la cocina.
Saque un par de rebanadas de pan, busque unas salsas que ni idea de que eran, las mezcle todas, rellene el pan y busque algo de carne en la nevera. Sofreí la carne un rato mientras trataba de pensar… bueno trataba de no pensar, solo observaba como chapoteaba el aceite caliente. Apague el fuego y le coloque la carne al pan. Tome una soda del refrigerador mas pequeño que yo, o yo era mas grande el.

Me senté a comer, no espere a que la carne bajara de temperatura, lo suficiente como para no quemarme… me la merendé en unos pocos mordiscos.
Tome la mochila azul vieja, y me fui al instituto en la reserva.

Cuando sali, Embry estaba en la entrada junto con Quil, Paul y Jared.

- Buenos días Jake –me saludo Quil. –los mire desconcertado, nunca venían todos hasta mi puerta. Normalmente nos encontrábamos en el instituto o Quil pasaba por aquí y caminábamos juntos hasta allá.
- Es tarde, pensé que ya… estarían en el instituto.
- Si es que… bueno… -tartamudeo Quil. Algo estaban escondiendo.
- Quisimos acompañarte hoy. –Embry trato de arreglar las cosas, y hacerme tragar el embuste.
Me quede fijo clavado al suelo… estaban mas que extraños.
- ¿Que traen entre manos? –pregunte con brusquedad.
- Nada… ¿Por qué? –a Paul le salía excelente el papel de inocente.
- Están extraños. ¿Que hacen todos aquí?
- No estamos todos. –replico Paul tratando de salirse por la tangente.
- Si… bue solo falta Sam y estaría el combo completo. –replique.
El interpelado le dio una mirada rápida a Embry y luego a Jared. Este último asintió.
- Es mejor que hablemos en el camino, dijo Embry.
- Bien… –asentí molesto.
Caminamos unos pasos y al parecer ninguno tenía intención de iniciar la explicación que seguramente no iba a tener ni pies ni cabeza.
- Bueno, es que tu papá nos llamo temprano… y… –empezó Quil.
- ¿Qué les dijo? –le corte rápidamente… es que… no quería ni pensarlo.
- Emm…
- Habla…!!! –casi le grite a Quil, estaba comenzando a desesperarme.
- Bueno es que tu padre me llamo y me dijo que la chica esta que te gusta… Isabella…
- Bella…!!! Más o menos en que mundo ella esta relacionada con este encuentro.
- Tu padre dijo que ella esta saliendo con uno de los Cullen.
- Y pensamos que…
- Que necesito compasión… o que.
- No es hermano. No te lo tomes a mal. Pensamos en hacerte compañía, hasta el instituto y pasar un rato todos juntos.
- Algo normal. –completo Paul.
- Ella es solo una amiga.
- Esta bien hermano, pero tu sabes esa vieja historia de nuestros antepasados… tu padre es muy supersticioso.
- Mi padre esta descabellado últimamente con ese asunto de los Cullen… inventaría cualquier cosa con el único objetivo de que yo hable con Bella y le sugiera dejar a… ese… y a su familia, fuera de su vida.
- ¿Hablaste con ella acerca del tratado? –pregunto alarmado Embry.
- Esa historia es una fantasía –trate de darle vuelta a la idea que tomaba cuerpo en su mente– Por lo mismo no tengo nada que hablar con ella, pues bien sabrá ella que hacer con su vida.
- Bueno no hay problema Jake. –dijo tranquilamente Quil.
- La próxima vez que te llame mi padre dile que te estas en el inodoro –hice un gran intento por sonreír de forma sincera.
- Jajaja. Esta bien, te prometo que eso hare.
- Sobre el tema… -comenzó Paul.
- No hay nada mas sobre eso… que quede ese asunto hasta aquí.
- Bien. Estoy de acuerdo. –respondió rápido el.
- No más Cullen. Por mi esta bien. –me dijo Quil. Seguido de ello los demás asintieron.
- No más Bella. –dijo Embry en tono burlón. Decidí tragarme la bilis que me subía por la garganta. Si quería hacerles creer de que no me afectada en nada la decisión de Bella, tenia que sonar indiferente. Sonreí forzadamente pero no logre pronunciar palabra alguna.

El resto del trayecto hasta el instituto, se desenvolvió como cualquier otro día con tus mejores amigos. Excepto por que en mi cabeza estaba… Bella martillando cada una de mis neuronas. No podía aplicar en mi vida la frase de Embry… “No más Bella”… ella llego y formo parte de mi vida sin pedir permiso.
Ahora un Cullen formaba parte de la suya… y en mi vida mi padre me atormentaba por una descendencia falsa e inconsistente por ideales irracionales.

Ahora yo debía pagar las consecuencias por eso.


marzo 25, 2011

Cap. VII

¿Con que derecho se atraviesan en mi vida?

- ¿Por que el?.. Yo pensé que tu… que ella. No entiendo.
- Ya papá, cálmate. Ella me dijo que son solo amigos. –lo decía no solo para convencerlo a el, también para convencerme a mi mismo.
- Ja… –dijo sarcásticamente. El es lo que es, eso no va a cambiar.
- Papa no seas supersticioso.
- Es la realidad, aunque tú no la creas.
- Son solo fantasías –ya estaba un tanto molesto.
- No lo son Jacob. Es nuestra historia, es el pasado de tus descendientes, lo llevas en ti.
- Ya basta papá, el solo otro inmigrante.
- Ya veras el daño que va a ocasionar.
- A quien podría dañar. ¿A Bella?–la única persona que deseaba estuviera bien siempre… era Bella. Y el era solo un amigo.
- El no solo la va a dañar a ella, también al pueblo. A Charlie.
- Te estas pasando de fanático.
- Di lo que tu quieras, yo se cual es la realidad. El es un vampiro, un bebedor de sangre jake, te he contado la historia de nuestra tribu…
- Son solo leyendas infundadas.
- No lo son… quizás tu te quieras convencer de eso, y también te quieras convencer de que Bella tiene solo una amistad con… eso;… pero la verdad es otra, y aunque duela debes afrontarla. El es lo que es, y nosotros debemos tratar de convencer a Bella de apartarse de el, quizás… quizás podríamos decirle a Charlie, el es su padre seguro que…
- No papá… basta, no te inmiscuyas en la vida de Bella. Ella ya esta bastante grandecita y estoy seguro de que sabe que decisión tomar. –cada vez me sentía menos convincente, esperaba que su sabiduría y madurez no la juntara con ese “Edward” que papá tanto odiaba.
- Si tú no me quieres apoyar, yo tratare de hablar con Bella, seriamente.
- No papa, no lo harás. Promete que te mantendrás a raya.
- Pero jake… –trato de protestar.
- Padre…
- Jum… –soltó el aire enfurruñado, suspiro profundamente; era un suspiro antiguo, lleno de recuerdos, remordimientos y la experiencia ganada luego de tantos años. Pero ya sabia que papa solo pensaba en sus supersticiones injustificadas por afirmaciones añejas, basadas en una ilógica fantasía. –esta bien jake, prometo que me mantendré a distancia del tema.

Tendré que vigilarlo. –deduje.

El resto del viaje iba mordiéndose el labio inferior; deseaba seguir protestando y alegando sobre la misma cuestión; pero mi expresión lo mantuvo aparentemente sereno; ya quería llegar a casa y dormir por horas, necesitaba escapar de todas esas palabras, leyendas… y de el conocido de Bella.

Solo había llegado para entorpecerme la vida

Deje el auto y baje a papá con cuidado, lo lleve sentado en la silla hasta la casa; empujar su silla era algo rutinario, aunque la mayoría de las veces el andaba solo, movilizándose con sus propias manos, pero ya estaba oscuro y era mas aconsejable que yo le ayudara.

Apenas ingrese a casa, deje a papá cerca de la entrada y encendí las pocas luces de la sala. Me sentía cansado… la cabeza me daba vueltas, seguramente me iba a estallar en cualquier momento. Sentía el estomago revuelto.

- Voy a dormir –anuncie mientras me retiraba.
- Emm, está bien. Que descanses. –quizás pensaba agregar algo mas, pero mi humor le indico que no era el momento adecuado.
- Igual. –dije a regañadientes.

Necesitaba una ducha, refrescar mi mente y mis ideas. No estaba pensando con claridad en ese momento.

Mientras el agua recorría mis músculos… pensaba… que lo único bueno de la visita a que Charlie… en definitiva había sido ver a Bella…

La larga charla en el auto, y el amigo de Bella solo fueron detalles… que importunaron la velada… affffffff porque un intruso, cuando apenas Bella ingresaba a mi vida.

Me deje caer en la cama sin mucho entusiasmo por acordarme de lo sucedido. Solo quería que la inconsciencia se apoderara de mis ideas… y que cada terminación nerviosa de mi cuerpo descendiera y flaqueara; dándose por vencida.

De repente para mi desagrado algo comenzó a formase en mi desordenada cabeza…

¿Por que tenia ese interés en la historia de los fríos?

Solo podía ser por que ella ya les conociera… el mismo día que nos conocimos “formalmente” se noto interesada por esa vieja leyenda… ¿en realidad que tanto sabía ella cuando vino a hablar conmigo?

Mi noche se vio invadida por cantidad de peguntas… obviamente sin respuesta alguna… por que no podían ser las cosas como yo esperaba que fueran.

El mundo se estaba poniendo en sentido contrario… una orientación que no apuntaba hacia mí… ni por asomo.

En realidad esos intrusos…. – Por que no eran de aquí – tenían una historia extraña, macabra... Irreal.

Era algo surrealista pensar en ello si quiera

Solo eran unas personas que no debían estar en este lugar… ni en este momento. Donde mi adolescencia me obliga a sentir rencor por ellos. Uno intentaba arrebatarme a Bella… la verdad se cernía cruelmente frente a mi, el seguramente quería a Bella para el –si no es que ya la tenia conquistada –si no era así… yo debía tratar… quizás… poner de mi parte para lograr un paso mas delante de el. Bueno por el transporte –su ostentoso auto – ya me bajaba un peldaño. Tendría que apurarme con el auto, Bella había llegado a Forks, por algo… y no podía ser posible que fuera para el. –y los otros que le acompañaban a este... me importunaban... pues alimentaban el antiguo rencor infundado de papá.
Dándome una dosis gratuita de sermones que no apuntan hacia mi por ningún extremo.

Tenia los ojos tan abiertos que me dolían.

- No puedo creer, que estos me quiten el sueño. –dije refunfuñando entre susurros.

Di la vuelta de manera osca, me levante y fui dando un traspiés tras otro, hasta la cocina, papá se había ido a dormir ya y toda las luces estaban apagadas. Abrí la pequeña nevera y tome la jarra de agua, busque a tientas una bolsita de esas que se beben los viejitos, con medicamentos naturistas… manzanilla… o algo así… papá decía que ayudaban a dormir.

herví el agua, cuando estuvo listo... me la bebí de un solo trago, no quería saborearla.

Volví al cuarto y me enrede entre las sabanas… luego de unos minutos los parpados comenzaron a pesarme.


- Jacob ayúdame –gritaba Bella, en un oscuro sueño…
- Bella….!!! Corre….!!! –gritaba yo a su espalda.

Detrás de ella estaba el chico Edward, por un momento alucine que por sus labios descendían una par de colmillos blancos como la nieve, afilados y dispuestos para cumplir su propósito.

- Es mía… –grito y de su pecho salió un rugido perturbador.

marzo 24, 2011

Cap. VI

El gran día... ¡Si claro!

Esa noche dormí intranquilo, pensado en que pasaría cuando llegara a donde Bella, habían pasado varios días desde aquella vez en First Beach; cuando hablamos y fuimos cómplices del antiguo secreto. Ahora no sabia si me recordaba, quizás no me espera por allá tan pronto… bueno… solo puedo saberlo, llegándome a su casa.

En la mañana me desperté con un tanto de sueño, me desperece y me fui a dar un baño; pase por el cuarto de papá, me apoye en la puerta y escuche el ronquido estruendoso de el. Aun dormía.

Fui hasta la cocina, todavía era temprano así que me extendí en el desayuno, busque todo lo necesario para preparar unas panquecas; mientras se cocinaba una de ellas fui preparando el café; papá se ponía de mal humor y gruñía todo el día si no bebía su taza de café; agarre la sartén del mango y la alcé con fuerza hacia arriba, la panqueca salto de la pequeña plancha, dio una vuelta en el cielo para luego caer donde mismo. Cuando termine de cocinar papá estaba haciendo presencia en la olorosa cocina.

- Valla, que bien huele. ¿Madrugaste?
- Algo así. Acomódate cerca de la mesa, para servirte el desayuno.
- Bien. –movió la silla de ruedas cuidadosamente hasta quedar frente a la mesa.
Le serví primero a papá, las panquecas y el café, busque en la nevera la jarra de jugo, tome un par de vasos y los llene con el jugo de naranja.
- Ten –le dije mientras colocaba el vaso a su lado. El estaba bebiendo su café.
- Gracias jake. –estaba más que satisfecho con la comida. En realidad espero no olvide que hoy iremos a donde Bella.
- ¿Me vas a acompañar hoy a donde Charlie? –JA… me leyó la mente…!!!
- Si papá. Tú no puedes andar solo por ahí todo el tiempo.
- Si eso… y que también quieres ver a Bella.
- Un poco de ambas.
- Eso lo se mejor que tu.
- Satisfecho entonces. –replique sarcásticamente.

Me levante de la vieja silla casi descolorida, recogí los platos y vasos y los lleve hasta el lavadero, termine de fregar pronto; era lo mejor de vivir solo nosotros dos.

- Voy a estar en el garaje –le dije mientras cruzaba la puerta –me avisas cuando estés listo para irnos.

No le dio chance de responderme, pero sabia que había alcanzado a escuchar. Busque en el estante rojo, un tanto viejo pero fiel; estaba la llave de torsión que había comprado. Levante el capón del auto y comencé a ajustar las tuercas donde iría la batería. Otra cosa que me faltaba por comprar, Paul me ofreció una hace días atrás, necesitaba algunos ajustes, me la estaba regalando; era mejor que aprovechara esa opción, necesita el dinero para el cilindro maestro y no tenia lo suficiente como para comprar ambos. El sol se escondió luego de unos minutos, bueno fueron horas, pero cuando estaba en el garaje estas pasaban por mi lado y yo ni las saludaba.

- ¿Jake…? –escuche la voz de mi padre afuera, mas allá del portón del garaje. Ven a comer, ya es tarde –proclamo.
- Voy. –grite.

Guarde las cosas, y fui rápido hacia el lavado; me limpie las manos con un desengrasante y luego con un buen jabón para quitar el penetrante olor. Fui hasta la casa y me di un baño rápidamente y me vestí apresurado Sali de mi habitación y me senté a comer un poco de pasta con carne que papá había cocinado.

Busque las llaves del pequeño auto negro que nos habían prestado, y maneje lento hasta la casa de Charlie, no queria que Billy interpretara lo que creo que ya sabia… tenia prisa por ver a Bella… Así que debía disimular aun un poco.

Llegamos frente a la casa de Charlie, no divisaba el coche patrulla en ninguna parte, comencé a bajar la velocidad… busque con la mirada la vieja pickup de Bella, ahí estaba… pero no lo fue lo único que logre captar, un auto negro, muy “actual” venia de frente hacia nosotros a varios metros .

Me detuve frente a la casa, no quería bajar hasta saber quien venia en el otro auto que ya se encontraba frente a nosotros, estaba oscuro y llovía de forma incesante, mantenía las luces encendidas pero no lograba ver bien al conductor, estaba inclinado sobre el asiento del copiloto, luego de unos segundos se reclino nuevamente en su asiento y pude ver de forma escasa las facciones de Bella. ¿Pero quien era el?, no lo reconocía. Gire hacia mi padre para preguntarle si conocía al conductor del auto negro lujoso. Pero el tenia los ojos desorbitados y la mandíbula apretada. Era una expresión de rencor.

Bella bajo del auto, mientras miraba hacia nosotros, quizás aun no me había reconocido.
El auto del frente acelero y los neumáticos chirriaron de forma sonora. Nos paso por un lado, papá no despego la vista de este hasta que hubo desaparecido en la oscuridad. Bella aun miraba confundida en nuestra dirección.
- Hola, Bella –la llame estando aun dentro del auto.
- ¿Jacob?
Apague el motor del auto y comencé a bajar de el mientras Charlie venia llegando en el coche patrulla, nos alumbro con las casi cegadoras luces. Bella giro su rostro hacia mi ya yo me encontraba fuera del auto, cuando nos miradas se encontraron sonreí satisfecho. Camine hacia el asiento del copiloto para ayudar a bajar a papá, abrí la puerta pero papá estaba concentrado observando a Bella, ella le ofreció una dulce sonrisa que luego se desvaneció por la fuerte mirada de Billy, aun no entendía a que se debía.

- ¡Billy! –llamo Charlie a papá, tan pronto estuvo fuera del coche.
Bella camino hacia la casa, yo no lograba apartar mí vista de ella, cuando se encontró bajo techo, a salvo de la lluvia, volteo hacia mí y con señas me indico que entrara. Charlie se acerco hacia nosotros y saludo a papá con abrazos, estaba feliz de que estuviéramos allí.
- Jake, voy a hacer como que no te he visto al volante –Jajaja me reí en mi fuero interno de muy gana.
- En la reserva conseguimos muy pronto los permisos de conducir –replique.
- Seguro que sí –dijo Charlie entre risas.
- De alguna manera he de dar una vuelta. –contesto papá, estar en la silla de ruedas le dificultaba salir, solo contaba conmigo.
Charlie me ayudo a bajar a papá del auto para luego poder sentarlo en la silla de ruedas. Bella nos observaba desde la entrada de la casa.
Charlie venia detrás de Billy empujando su silla, bella se aparto de la entrada para permitirles entrar, Charlie y papá se sacudieron la lluvia apenas estuvieron dentro, y mas atrás yo repetí sus gestos.
- Menuda sorpresa –decía Charlie más que complacido.
- Hace ya mucho tiempo que no nos vemos. Confío en que no sea un mal momento. – respondió papá, quien no aparaba los ojos de Bella, yo aun no entendía porque papá estaba tan raro, luego de haber visto al conductor del otro auto, se había tensado un poco.
- No, es magnífico. Espero que os podáis quedar para el partido. –ofreció Charlie, yo sonreí complacido.
-Creo que ése es el plan... Nuestra televisión se estropeó la semana pasada. –papa me miro con una extraña sonrisa, y para mi condenada privada tuvo que añadirle un toque a la frase.
- Y, por supuesto, Jacob deseaba volver a ver a Bella. –fruncí el ceño un tanto molesto, papá no lograba guardarse un hecho que era constatable pero que no debía ser divulgado… como creí que me guardaría el secreto y se mantendría a ralla. Agache la cabeza apenado.
- ¿Tenéis hambre? –pregunto Bella mientras caminaba hacia la cocina.
- No, cenamos antes de venir –le respondí.
- ¿Y tú, Charlie? –pregunto mientras terminaba de ingresar en la esquina de la cocina.
- Claro –replicó Charlie mientras caminaba hacia el gran sofá, con papá atrás andando sobre la silla de ruedas.
Me escudriñe hacia la cocina, y me detuve a las espaldas de Bella.
- Bueno, ¿cómo te va todo? –le pregunte, deseoso de poder hablar con ella.
- Bastante bien –respondió sonriente. – ¿Y a ti? ¿Terminaste el coche?
- No –me frustraba lo lento que avanzaba con la reparación del auto –Aún necesito piezas. Hemos pedido prestado ése —le dije mientras levantaba la mano y señalaba con el pulgar en dirección al patio delantero.
- Lo siento, pero no he visto ninguna pieza. ¿Qué es lo que estáis buscando? –sabia que aunque viera la pieza no la reconocería jajaja.
- Un cilindro maestro –conteste con una ancha sonrisa; luego recordé otro auto. – ¿Hay algo que no funcione en el monovolumen?
- Ah? –dijo confundida.
- Me lo preguntaba al ver que no lo conducías. –le explique.
- Di un paseo con un amigo. –respondió mientras cocinaba, no apartaba la vista de su labor.
- Un buen coche –comente con aspaviento –, aunque no reconocí al conductor. Creía conocer a la mayoría de los chicos de por aquí. –trate de persuadirla para saber la identidad del chico, no sabia quien era… pero había causado una sensación incomoda en mi padre... y a mi me perturbaba un poco que Bella anduviera con compartiendo el estrecho espacio de un auto. Pero ella misma me había aclarado que solo era un amigo. Ella asintió con la mirada aun fija en las sándwiches.

- Papá parecía conocerle de alguna parte. –le explique.
- Jacob, ¿me puedes pasar algunos platos? Están en el armario de encima del fregadero.
- Claro. –camine hacia el armario y tome los platos en silencio.
- ¿Quién es? – pregunte aun curioso mientras colocaba los platos sobre la encimera, cerca de Bella. Con un profundo suspiro me contesto, casi a regañadientes a mi parecer.
- Edward Cullen. –no pude evitar reírme, eso explicaba la reacción de mi padre, Bella aun permanecía seria, avergonzado trate de relajar mi rostro.
- Entonces, supongo que eso lo explica todo –declare –me preguntaba por qué papá se comportaba de un modo tan extraño.
- Es cierto. No le gustan los Cullen. –ella lo dedujo pronto, quizás recordando la vieja historia.
- Viejo supersticioso –dije casi en un susurro.
- No crees que se lo vaya a decir a Charlie, ¿verdad? –dijo de forma lanzada de repente.
- Lo dudo –respondí luego de un rato. – Creo que Charlie le soltó una buena reprimenda la última vez, y desde entonces no han hablado mucho. Me parece que esta noche es una especie de reencuentro, por lo que no creo que papá lo vuelva a mencionar.
- Ah – dijo de forma despistada.
Nos fuimos hacia la sala de estar, Bella le entrego la comida a su papá. Mientras transcurría el partido Bella y yo charlábamos. Ella observaba debes en cuando a Charlie y a Billy. No entendía muy bien porque pero estaba satisfecho de estar ahí a su lado.
Luego de un buen rato el partido terminó; para mi desconsuelo.
- ¿Vais a regresar pronto tus amigos y tú a la playa? – le pregunte a Bella mientras empujaba la silla de Billy hacia el umbral de la puerta.
- No estoy segura –contesto
- Ha sido divertido, Charlie –le dijo papá.
- Acércate a ver el próximo partido –le ofreció Charlie.
- Seguro, seguro –dijo Billy complacido –aquí estaremos. Que paséis una buena noche –luego miro a Bella y con una extraña mirada le dijo: Cuídate, Bella.
- Gracias –respondió ella bajito, tratando de esquivar la mirada acusadora y estúpida de papá, seguía persistente en sus creencias.

Fuimos hasta el auto, ayude a papá a subir. Charlie nos despedía con la mano desde la entrada de la casa. No alcanzaba a ver a Bella, pero estaba feliz y complacido de haber pasado con ella ese tiempo. Fue un buen día… mas no el gran día que esperaba con ella… su llegada con el chico “Cullen” me había caído un tanto mal… tratare de pasarlo por alto…me propuse. Pero papá no me lo permitiría.

- No puede creer que Bella ande con ese chico. –escupió papá apenas cruzamos la esquina de la calle, va a ser un largo camino hasta la Push..!!!


marzo 22, 2011

Cap. V

Un amigo: entra a tu casa y dice buenas. Un mejor amigo: entra y se va directamente a tu cocina.

- Hey Jake, ¿que paso, donde andabas? –Quil seguía sentado con los muchachos alrededor de lo que quedaba de la fogata.
- Estaba con Bella.
- ¿Quien? –pregunto Embry.
- La hija de Charlie
- Pues, ¿no que se llamaba Isabella? –hay personas que tienen un cerebro de adorno.
- Si, así se llama, pero prefiere que le digan Bella. –le dije en tono molesto.
- ¿Te paso algo? –como que si se notaba que aun estaba perturbado por ese “amigo”. Y además me estaba dando vueltas en la cabezota la famosa leyenda.
- Nada, es solo que conocí a alguien desagradable. –aunque no creyera en la historia, prefería que nadie supiera que la había revelado. – ¿nos vamos de una vez? –pregunte impaciente.
- Bueno, pensábamos quedarnos un rato más. Quédate con nosotros –ofreció.
- No hermano gracias, prefiero irme a casa.
- Esta bien –casi tuvo que gritar, ya yo estaba de espalda y a varios pasos de el.

Me fui caminando solo hasta mi casa, no podía evitar pensar en Bella, sus grandes y hermosos ojos color chocolate me derretían, sus delgados y esbeltos dedos, su delicada sonrisa, toda ella me hacia suspirar.

Llegue a casa con la mente empañada. Bella ocupaba cada uno de mis pensamientos, era ilógico pero así me sentía, ella había regresado al pueblo en el momento justo en que se iniciaba en mi una soledad en proceso de desarrollo, nunca lo había pensado de esa manera, pero esas eran las circunstancias que me afectaban, que me ponían a pensar, aunque tratara de no darle importancia, si me sentía solo; y Bella… pues simplemente era perfecta y el destino la había traído hasta aquí, y ahora era mi turno de actuar.

- ¿Y esa cara? –había cruzado la puerta de la casa, la verdad es que no sabia en que momento había sido, pero estaba en la cocina, con las narices dentro de la nevera, pero buscando sin buscar en realidad, mi estomago controlaba a mi cuerpo.
- ¿Que, cara de que?
- Esa cara de ponchado que traes…!!!
- No es nada, es solo que… -en definitiva no era buena idea confesarle que le había contado a Bella la historia de la tribu; pero describirle a Bella, que la había conocido, habíamos hablado; si que seria bueno, tenia días fastidiando para que saliera con alguna de las chicas de la reservación, pero ya había visto a la mayoría, prácticamente habíamos crecido todos juntos. Ninguna me llamaba la atención. –Conocí a la hija de Charlie –le solté por fin.
- Vaya, que bueno –parecía mas entusiasmado de lo debido. –y que, ¿hablaron?
- Si, por un rato. Me estuvo preguntando por Rachel y Rebecca. –no era mentira, solo no era la verdad completa.
- ¿Y como le va con la pickup?
- Bien, esta orgullosa de su auto. –me reí internamente, recordando la conversación con Bella.
- Que bueno, emm… ¿y Charlie?
- No hablamos mucho de el, supongo que esta bien. –papá sentía cierto remordimiento, Charlie se había molestado por que los chicos de la reserva no habíamos querido ir la hospital desde que el doctor Cullen estaba trabajando allá, papá mantenía su fidelidad en base a una fantasía.
- Si, eso espero. Bueno ¿Y que tal te pareció Bella? –estaba casi seguro de que iba a llegar a ese punto; solo estaba dando vueltas como un perro para echarse.
- Muy bien –no me sentía obligado a esconderlo, en realidad me agradaba, y al parecer yo también ella, pero mientras seriamos amigos, yo tampoco quería apresurar las cosas; pero ya sentía necesidad de verla.
- Bueno un día de estos me voy a dar una vuelta por donde Charlie, podrías acompañarme.
- Seria genial –la emoción que destilaron mis palabras dejaba mucho que desear. ¿Cuando podemos ir? –trate de que esta vez mis palabras no sonaran tan desesperadas.
- Vaya, si que te cayo bien Bella –había fallado en mi estúpido intento por parecer indiferente –quizás en unos días.
- Bueno está bien, me avisas. –ya no tenia remedio negar que deseaba ver a Bella, era algo… obvio. –me voy a acostar.
- Esta bien hijo, hasta mañana. – ¡Esta noche no podre dormir!, pensé mientras caminaba por el corto pasillo hasta mi habitación.

Y así fue, estuve dando vueltas y vueltas en mi pequeña cama, aparentaba ser un pollo en plena cocción; a veces me perdía en mis pensamientos y se me olvidaba que estaba en una cama angosta, me caí unas tres veces de ella.

A la mañana siguiente, me desperté cuando el sol estaba en su punto más alto, me sentía un poco cansado; no supe en que momento caí en la inconsciencia, pero daba las gracias por haber logrado conciliar el sueño.

Ya era tarde para ir al centro a buscar unas tuercas y una llave que necesitaba, hacia unos días se había roto, quizás por la oxidación extrema que presentaba por tanto tiempo de uso. Me vi obligado a desistir de mis planes, me limite a bañarme para luego ir a la cocina, papá no estaba, quizás había salido a donde Harry; fui hasta la cocina, busque unos huevos en la nevera, y revolviendo las viejas gavetas casi de mi tamaño, encontré una bolsa con pan; prepare unas tostadas con huevo, bueno en realidad eran varias tostadas… con varios huevos.

Me senté en la mesa con pereza, como siempre estaba deliciosa la comida; termine de comer, me quede un rato sentado en la pequeña silla, debatiéndome internamente con una alocada lluvia de ideas…

¿Será que llamo a Bella?

No debe estar en clases

¿Y si no?

Me levante de la silla molesto conmigo mismo, necesitaba buscar otra distracción, camine hasta el sofá, me deje caer con flojedad, fui pasando los canales del televisor, para mi frustración nada me llamaba la atención, la mayor parte de los canales presentaban películas o series románticas, era desquiciante y quizás un poco inapropiado en ese momento; eche el ojo hacia el teléfono unas diez veces, y desistí de llamarle unas veinte. Sumergido en mis pensamientos, cuestionando mis posibles y estúpidos actos me quede dormido…

Pasaron un par de días y había desistido de la idea de llamar a Bella, ahora me parecía algo loco solo de pensarlo. Una mañana estando repantigado en el sofá, Alguien toco la puerta, estaba tan sumergido en mis pensamientos; que ese simple sonido me tomo desprevenido, al levantarme tropecé con la esquina de una estúpida mesa, y me golpee el estúpido pie… fui refunfuñando hasta la puerta, saltando en un pie y con el otro entre mis manos, componiéndome del golpe.

Abrí la puerta con desanimo, boom… que sorpresa era Quil... puff bonita manera de comenzar mi día, bueno mi tarde.
- ¿Que se te perdió? –solté de mala gana cuando entro.
- Valla, buenos días pata ti también.
- Mis disculpas señor sensibilidad… ¿en que puedo ayudarlo? –había practicado tanto hablar de forma sarcástica, que casi me salía perfecto.

Comenzó a caminar hacia la cocina sin contestar mi pregunta, abrió la nevera y se devoro unos sándwiches que había preparado papá, quizás para mí; bueno con un mejor amigo como este, no se puede esperar que tu nevera tenga comida.

- Así esta mejor –dijo satisfecho – ¿vas a ir a comprar la llave que se te daño?
- No lo se, ya es tarde. ¿Por qué?
- Quería aprovechar la cola, necesito comprar unos comestibles, cerca de la tienda automotriz donde vas.
- Bueno, vamos. –no tenia muchas ganas de salir, tenia sueño. Pero si no iba, seguramente el estaría aquí en mi casa, los próximos días; invadiendo mi cocina, es peor que un acure cuando tiene hambre.
Papa, había pedido prestado un auto hacia unos días. Teníamos como ir hasta allá, el auto no era elegante ni muy rápido pero al menos lograba su propósito.

- Tendremos que irnos en este. –le dije con poco animo mientras buscaba las llaves.
- No hay rollo, es mejor que ir caminando. –bromeo Quil. Nos fuimos hasta el pueblo, me detuve frente a un supermercado y Quil se bajo.
- Vengo ahora –le dije desde la ventana. El asintió desde afuera y entro. Arranque el auto y me detuve un par de metros más adelante.
- Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarlo? –me pregunto el encargado al entrar al llegar frente al mostrador de la tienda.
- Necesito una llave de torsión.
- Ya se la busco. –respondió el encargado, y rápidamente se dio la vuelta y se fue hacia los grandes estantes que estaban atrás del mostrador, luego de unos segundos llego con la llave.
- ¿Cuanto cuesta? –le pregunte al vendedor cuando estuvo frente a mi con la llave.
- $95,00. –tarde un rato en reaccionar, y darme cuenta que tenia la mandíbula caída. Tenía exactamente 100$ pero no contaba con gastar más del 90%, pero necesitaba la llave, y estaba seguro que desde la última que compre una a 35$ tendría que haber subido de precio.

Busque la billetera, y con renuencia saque el dinero y se lo entregue, el metió “mi” dinero en la caja y me dio el vuelto (5,00$) que poquito.

- Gracias por su compra. –me entrego la bolsa, estuve a punto de decirle gracias a usted, pero no el si me tenia que dar las gracias, dejaba el poco dinero que tenia ahí. “Necesitas la llave” me dije a mi mismo.
Cuando sali Quil estaba de pie junto al auto, tenía una bolsa en las manos.
- ¿Conseguiste la llave?
- Si, lamentablemente.
- ¿Muy cara?
- Para mi, si.
- Bueno al menos ya puedes continuar reparando el auto.
- Woo, el lado positivo. Cierto.
- Deja el sarcasmo, vámonos.
Maneje rápido hasta la Push, pase a dejar a Quil, me dio las gracias y seguí mi camino hasta el garaje de mi casa.
Cuando alcance a ver el frente de la casa, divise a papá sentado en su silla, en la entrada de la casa, suspire profundamente, estacione y camine holgazanamente hasta donde se encontraba.

- ¿Sucede algo? –le dije cuando estuve frente a el.
- Mañana voy a ir a que Charlie, hay juego. –la tv se había dañado hacia unos días, y papá no podía perderse un juego.
- Ok. –papá puso su mejor mirada persuasiva. – ¿que? –Le pregunte confundido – ¿quieres que te acompañe? –llegue a esa conclusión, yo quería ver nuevamente a Bella; y no era una novedad para papá.

marzo 20, 2011

Cap. IV

Morbosa Curiosidad

Me observaba con intriga, quizás… o era admiración por mis conocimientos. Decidí continuar con el relato de la leyenda.

- Ya sabes, los fríos han sido tradicionalmente enemigos nuestros, pero el grupo que llegó a nuestro territorio en la época de mi tatarabuelo era diferente. No cazaban como lo hacían los demás y no debían de ser un peligro para la tribu, por lo que mi antepasado llegó a un acuerdo con ellos. No delataríamos a los rostros pálidos si prometían mantenerse lejos de nuestras tierras. –esa era la historia a la que supuestamente habían llegado los fríos, con mi antepasado Ephraim Black, pero de ahí a la vida real, era un largo camino.
- Si no eran peligrosos, ¿por qué...? –su intriga parecía ir más allá de la morbosa curiosidad por una siempre historia de miedo.
- Siempre existe un riesgo para los humanos que están cerca de los fríos, incluso si son civilizados como ocurría con este clan –por alguna razón mi padre me había sembrado cierta idea hacia esos seres, no creía las historias pero tampoco me agradaban. – Nunca se sabe cuándo van a tener demasiada sed como para soportarla.
- ¿A qué te refieres con eso de «civilizados»?
- Sostienen que no cazan hombres. Supuestamente son capaces de sustituir a los animales como presas en lugar de hombres. –todos los antiguos pertenecientes de la tribu, entre ellos Sam, no se confiaban de ellos.
- ¿Y cómo encajan los Cullen en todo esto? ¿Se parecen a los fríos que conoció tu tatarabuelo?
- No –hice una pausa para darle un poco más de suspenso a la vieja historia de miedo –son los mismos.
Su cara demostró que la historia surtía efecto, le causaba algo de miedo. Sonreí complacido y continúe:
- Ahora son más, otro macho y una hembra nueva, pero el resto son los mismos. La tribu ya conocía a su líder, Carlisle, en tiempos de mi antepasado. Iba y venía por estas tierras incluso antes de que llegara tu gente.
- ¿Y qué son? ¿Qué son los fríos? –pregunto curiosa, por mi rostro de extendió una sombría sonrisa y con voz estremecedora le conteste.
- Bebedores de sangre. Tu gente los llama vampiros. –ella continuaba con la vista clavada en las incesantes olas, su rostro parecía algo confundido por el relato, pero a la ves reflejaba terror por algo desconocido.
- Se te ha puesto la carne de gallina –sonreí complacido, la historia de terror, había cumplido su cometido, solo sembrar terror… pues estaba a kilómetros de distancia del mundo real.
- Eres un estupendo narrador de historias – me celebro con la vista aun fija en le mar.
- El tema es un poco fantasioso, ¿no? No entiendo por qué papá no quiere que hablemos con nadie del asunto –es algo estúpido, solo son historias. Su rostro aun mostraba miedo, quizás respeto por algo desconoció.
- No te preocupes. No te voy a delatar. –dijo tratando de hacer una broma.
- Supongo que acabo de violar el tratado –pronuncie entre risas, ella aun parecía aterrada.
- Me llevaré el secreto a la tumba –prometió mientras era victima de un estremecimiento.
- En serio, no le digas nada a Charlie. Se puso hecho una furia con mi padre cuando descubrió que algunos de nosotros no íbamos al hospital desde que el doctor Cullen comenzó a trabajar allí. –mi padre creía ciegamente en esas historias, desde que tuve la edad suficiente para razonar el me las conto, aunque yo no le daba a crédito a sus palabras, siempre me ha parecido una historia fantasiosa; por otro lado a Charlie le molestaba que tratáramos de esa forma a personas que para su juicio estaban aquí en el pueblo para ayudar, estaban muy estables económicamente, y aun así el Doctor se mantenía trabajando en el hospital con el sueldo mínimo que seguramente le pagaban… la chachara de Charlie ese día fue extensa.
- No lo haré, por supuesto que no. –me prometió nuevamente.
- ¿Qué? ¿Crees que somos un puñado de nativos supersticiosos? –puse un tono de voz juguetón para tratar de restarle importancia, pero la realidad era que prefería que eso quedara entre nosotros; solo para evitar. Ella aun observaba el oleaje, luego de un par de segundos giro su rostro para observarme y me ofreció una sonrisa apacible.
- No. Creo que eres muy bueno contando historias de miedo. Aún tengo los pelos de punta.
- Genial –conteste complacido. Le devolví otra sonrisa, de repente se escucho unas ramitas que estaban en el suelo, convirtiéndose en fragmentos por las pisadas de alguien, cuando giramos vimos el porque, una chica que había llegado a la playa con Bella venia hacia nosotros a unos cuantos metros de distancia, y esta venia acompañada por un chico delgado con el cabello rubio.
- Ah, estás ahí, Bella –grito el chico en un tono aliviado, pero destilaba a la vez un tono de celos, levanto una mano por encima de su cabeza, y la movía quizás para que Bella lo pudiera distinguir por la oscuridad; pero quien no lo podía ver, casi pegaba brincos para llamar la atención de ella.
- ¿Es ése tu novio? –pregunte para salir de dudas pues me resultaba obvio que a el no le agradaba que ella estuviera conmigo.
- No, definitivamente no –me susurro. En mi fuero interno, estaba mas que complacido, quizás corría con la suerte de que no tuviera novio, y en un futuro no tan lejano pudiéramos conversar más y quizás hasta llegar a tener una relación; ella giro de espaldas hacia mi y me guiño un ojo, le sonreí feliz; quizás mis deseos no fueran tan improbables.
- Cuando tenga el carné... –me apresure a decirle. No quería que eso quedara en un tal vez, debía que jugar mis cartas bien, no tenía mucha experiencia.

- Tienes que venir a verme a Forks. Podríamos salir alguna vez –le sonreí complacido, no tardaría en tomarle la palabra, así tuviera que ir caminando hasta Forks.
Luego de unos segundos el amigo “celoso” de Bella llegó hasta donde nos encontramos sentados, con la chica unos pocos pasos detrás. Este me observo de forma crítica, no entendía porque su rostro estaba tan sereno, quizás no sabía como actuar cuando te crees con el derecho de celar a una chica, que ni por asomo te pertenece.

- ¿Dónde has estado? – ¡no ves!, quise gritarle… pues conmigo!!!
- Jacob me acaba de contar algunas historias locales. Ha sido muy interesante. –respondió ella con tranquilidad, era obvio que no se sentía forzada a darle mas explicaciones. Me ofreció una sonrisa cómplice y se la devolví satisfecho.
- Bueno –nos observaba detenidamente, era obvio que no lograba entender a que se refería Bella – Estamos recogiendo. Parece que pronto va a empezar a llover. –le dijo este, trataba de darle una excusa para llevársela, pero luego Bella y yo alzamos la vista hacia el cielo al mismo tiempo; estaba nublado, obviamente estaba apunto de llover para mi frustración.
- De acuerdo –se levanto rápidamente –voy.
- Ha sido un placer volver a verte –le dije, hice lo posible por chocarle al presuntuoso ese.
- La verdad es que sí. La próxima vez que Charlie baje a ver a Billy, yo también vendré –me prometió para mi alegría y satisfacción personal, mi ancha sonrisa podía parecer estúpida pero no podía esconder lo dichoso que me hacia ese posible suceso.
- Eso sería estupendo. –le dije esperanzado.
-Y gracias –agrego en tono sincero.

Me dio la espalda y comenzó a caminar con ellos, cuando iban entre las rocas hacia el aparcamiento, me levante y me fui hasta donde se encontraba la fogata antes, estaba seguro que los muchachos aun estaban ahí. Estaban cayendo unas cuentas gotas así que debía apurarme; cuando pase frente al aparcamiento logre divisar cuando ella subía a uno de los autos, para mi desagrado era el de su “amigo”; trate de restarle importancia, pero ella no ingresaba al asiento delantero junto a el, eso debía aplacar un poco ese sentimiento extraño y rencoroso que sentía hacia ese “individuo”.

marzo 18, 2011

Cap. III

Leyendas

- Me llamo Jacob Black —le tendí mi mano, esperando que la estrechara –tu compraste el coche de mi papá –le aclare, su cara dejaba claro que no era tan atrevida como para tomar la mano de un desconocido.
- Oh –parecía aliviada, estiro su mano y yo la estreche suavemente –eres el hijo de Billy. Probablemente debería acordarme de ti.
- No, soy el benjamín... –le dije en tono de broma, cuando ella vivía aquí siempre estaba con mis hermanas –deberías acordarte de mis hermanas mayores.
- Rachel y Rebecca –al parecer las recordaba bien, en realidad no me extrañaba pues cuando papá y Charlie se iban de pesca las dejaban juntas.
- ¿Han venido? –me pregunto, su mirada deambulaba por la orilla del mar, donde estaban algunas de las chicas de la reserva, quizás esperaba encontrar a las gemelas ahí, quizás las extrañara luego de tanto años. Ya ellas no estaban ni cerca de la reserva.
- No –negué con la cabeza –Rachel tiene una beca del Estado de Washington y Rebecca se casó con un surfista samoano. –ese chico que ahora era su esposo, era un muy culturistas en cuanto a su país, cuando usaba bermudas cortas se lograba divisar un tatuaje con varias rallas extrañas, según me explico mi hermana este le llegaba hasta las costillas, no quería ni imaginármelo. –Ahora vive en Hawái.
- ¿Está casada? Vaya –parecía sorprendida.
- ¿Qué tal te funciona el monovolumen? –estaba seguro de que andaba bien, pero su opinión me incumbía, yo era el maestro que había reconstruido el motor de su auto.
- Me encanta, y va muy bien. –parecía casi feliz y complacida, como si en ves de un auto viejo y con mal olor, tuviera un carro de último modelo.
- Sí, pero es muy lento –no pude evitar reírme, era la verdad –.Respiré aliviado cuando Charlie lo compró. Papá no me hubiera dejado ponerme a trabajar en la construcción de otro coche mientras tuviéramos uno en perfectas condiciones. –ahora estaba dedicando toda mi atención en terminar la reconstrucción de mi Volkswagen.
- No es tan lento –protesto.
- ¿Has intentado pasar de sesenta?
- No. –eso explicaba por que decía que la vieja cafetera no era tan lenta.
- Bien. No lo hagas. –le ofrecí una amplia sonrisa y ella me la devolvió complacida.
- Eso lo mejora en caso de accidente –al parecer era muy terca, le quería conseguir el lado positivo hasta debajo de las piedras; pero tenia razón en ese detalle, la coraza del auto era muy fuerte, de ese material rustico que siempre se utilizaba en los autos mas antiguos, este los hace mas resistentes a la hora de un choque; ya podía imaginarme como quedaría un pequeño auto extranjero, lujoso y descapotable al chocar con este.
- Dudo que un tanque pudiera con ese viejo dinosaurio –se me hacia tan fácil sonreír y bromear con ella.
- Así que fabricas coches... –valla, al parecer su rostro aparentaba sorpresa, me sentía casi importante.
- Cuando dispongo de tiempo libre y de piezas. ¿No sabrás por un casual dónde puedo adquirir un cilindro maestro para un Volkswagen Rabbit del ochenta y seis? –le dije en tono chistoso.
- Lo siento –se disculpo mientras era victima de una dulce risa –. No he visto ninguno últimamente, pero estaré ojo avizor para avisarte. –me dijo siguiéndome el juego. Otra sonrisa se escapo de mis labios, era en realidad encantadora, la contemple detenidamente valorando sus hermosos rasgos; llegue a una breve conclusión no solo era hermosa físicamente, también su forma de ser me dejaba atónito.
- ¿Conoces a Bella, Jacob? –pregunto una chica que estaba del otro lado de la fogata,.
- En cierto modo, hemos sabido el uno del otro desde que nací –dije entre risas, gire mi rostros hacia ella y por mi rostro se extendió otra sonrisa solo para ella.
- ¡Qué bien! –la chica parecía un tanto falsa, no le di la mayor importancia, en realidad en ese momento estaba mas concentrado en “Bella”.
- Bella. –la chica atrajo nuevamente la atención de ella; su mientras la observaba de forma calculadora –le estaba diciendo a Tyler que es una pena que ninguno de los Cullen haya venido hoy. ¿Nadie se ha acordado de invitarlos? –sentí que la mandíbula me quedaba colgando, ¡ella conocía a esos! No es que yo creyera en las leyendas de la tribu, pero tampoco me agradaba que ella tuviera una mínima relación con tales intrusos.
-¿Te refieres a la familia del doctor Carlisle Cullen? –preguntó Sam dirigiéndose hacia la chica odiosa que había hablado anteriormente.
- Sí, ¿los conoces? –pregunto ella volviéndose en parte hacia él.
- Los Cullen no vienen aquí –dijo de forma tajante Sam ignorando la pregunta de de ella. El era uno de los principales que si creían en las leyendas de la tribu, pues tenia más tiempo viviendo entre ellas; y según la leyenda ellos no podían entrar a nuestras tierras.

Uno de los chicos que estaban con el grupo le comenzó a hablar a ella sobre un CD que mantenía entre sus manos, distrayendo a la chica de la conversación. Cuando volví mi vista a Bella, ella observaba detenidamente a Sam, el miraba a los lejos, pensando seguramente en el supuesto tratado de la tribu.

- ¿Aún te sigue volviendo loca Forks? –le hable tratando de hacerla volver al momento.
- Bueno, yo diría que eso es un eufemismo –dijo una mueca, sonreí comprendiendo a que se refería; volviéndose loca era una forma más “bonita” de decir que en no se adaptaba al lugar.
Ella perdió su vista por un momento, parecía estar analizando en mente un ejercicio de matemáticas muy complicado.
- ¿Quieres bajar a dar un paseo por la playa conmigo? –me quede atónito ante su propuesta, y más aun me quede perdido por la forma en que sus ojos me observaban, con cierta picardía, una corriente me recorrió lentamente desde la espalda hasta los pies, cuando me di cuenta ya estaba de pie y con un cara que mostraba cuanto me complacía ir a caminar con ella, alejándonos de la multitud de gente que nos rodeaba.

Comenzamos a caminar hacia el norte entre las rocas, ella las observaba quizás con aspaviento, aunque no le gustara del todo Forks, estaba seguro de que la naturaleza podría surtir efecto para hacerle el lugar mas agradable, era difícil no maravillarse ante las diferentes tonalidades de las rocas y la inmensidad del mar que ya comenzaba a oscurecerse por la entrada de la noche; la temperatura comenzó a descender un poco, ella metió sus manos en los bolsillos de su abrigo.

- De modo que tienes... ¿dieciséis años? –su suposición y su mirada me hicieron sentir bien, normalmente no aparentaba la edad que tenia. Y prácticamente nunca había entablado una relación con una chica, ella me sonreía y me miraba de una forma que debiera ser ilegal.
- Acabo de cumplir quince –le confesé sin modestia.
- ¿De verdad? –a juzgar por su expresión le sorprendía que esa fuera la verdad—. Hubiera jurado que eras mayor.
- Soy alto para mi edad –exprese.
- ¿Subes mucho a Forks? –me pregunto, su curiosidad despertaba me hacia sentir importante.
- No demasiado –admití disgustado, casi no podía llegarme a allá por que no tenia un coche que me trasladara—, pero podré ir las veces que quiera en cuanto haya terminado el coche… y tenga el carnet. –añadí para dejar en claro que pronto lo tendría o bueno eso era lo que yo esperaba.
- ¿Quién era ese otro chico con el que hablaba Lauren? Parecía un poco viejo para andar con nosotros –ella se refería a Sam, en realidad el no era tan viejo, aunque claro al lado de nosotros si nos llevaba un largo camino.
- Es Sam y tiene diecinueve años –le explique.
- ¿Qué era lo que decía sobre la familia del doctor? –al parecer estaba un tanto interesado en el tema.
- ¿Los Cullen? Se supone que no se acercan a la reserva. –le confesé, según la leyenda yo no podía contar nada acerca de eso, aunque no creyera en ellas. Desvié la mirada hacia la Isla de James, ellos no tenían permitido pisar nuestras tierras.
- ¿Por qué no? –pregunto ella curiosa, volví mi vista hacia ella, debatiéndome internamente, no sabia si contarle aquello que no debía ser contado.
- Vaya. Se supone que no debo decir nada. –le revelé.
- Oh, no se lo voy a contar a nadie. Sólo siento curiosidad.
Me ofreció una sonrisa que despertaba mi ser, quería seguir hablando con ella, pero no sabia si contarle la verdad; estaba siendo tentado a confesarle la verdad, luego pensé afff que mas da, son solo historias, le devolví una sonrisa, la mire a los ojos enarcando una ceja.
- Te gustan las historias de miedo? –le pregunte con tono adivino.
- Me encantan –me confeso entusiasmada.

Camine hasta un árbol blancuzco por la sal, estaba cerca de nosotros varado en la playa. Me apoye un poco sobre una de las raíces que sobresalían de este, ella camino hacia mi y se sentó a mis pies apoyando su espalda en el tronco.

Volví mi vista hacia las rocas de diferentes tonalidades grisáceas debido a la oscuridad que ya se extendía por el cielo. Sonreí levemente, decidí contarle parte de la leyenda, ella parecía interesada.

- Conoces alguna de nuestras leyendas ancestrales? –Inicie preguntándole que tanto sabia –me refiero a nuestro origen, el de los quileutes. –Con el poco tiempo que había vivido en Forks, era poco probable que supiera algo.
- En realidad, no.
- Bueno, existen muchas leyendas. –Comencé –se afirma que algunas se remontan al Diluvio. Supuestamente, los antiguos quileutes amarraron sus canoas a lo alto de los árboles más grandes de las montañas para sobrevivir, igual que Noé y el arca –sonreí ante lo improbable de esas historias—. Otra leyenda afirma que descendemos de los lobos, y que éstos siguen siendo nuestros hermanos –continúe –la ley de la tribu prohíbe matarlos.
»Y luego están las historias sobre los fríos. –ese era uno de los puntos claves.

- ¿Los fríos? –pregunto curiosa.
—Sí. Las historias de los fríos son tan antiguas como las de los lobos, y algunas son mucho más recientes. De acuerdo con la leyenda, mi propio tatarabuelo conoció a algunos de ellos. Fue él quien selló el trato que los mantiene alejados de nuestras tierras.

Espere a ver su reacción, entorne los ojos, no sabia hasta que punto podría llegar, pero ya había comenzado, que mas quedaba.

- ¿Tu tatarabuelo? –pregunto interesada.
—Era el jefe de la tribu, como mi padre. Ya sabes, los fríos son los enemigos naturales de los lobos, bueno, no de los lobos en realidad, sino de los lobos que se convierten en hombres, como nuestros ancestros. Tú los llamarías licántropos.
- ¿Tienen enemigos los hombres lobo? –pregunto intrigada y algo confundida.
- Sólo uno.


marzo 17, 2011

Cap II

En mi vida había visto ojos tan hermosos

- Buuuuennnasssss…!!! –abrí los ojos aun somnoliento. Era Quil.
- Por el amor de Dios… no tienes nada que hacer. –aun tenia sueño, me reí de mi pereza, cerré los ojos e hice ademan de quedarme acostado… Quil comenzó a chasquear los dedos de forma desesperante, quizás esperaba que me levantara… será… jajaja, como disfrutaba cuando el intentaba hacerme perder la paciencia, perdía su tiempo… el tenia menos paciencia que yo.
- Vamos, no seas así Jake; levántate.
- Vale, vale. No llores.
- Puffff… si, no ves. Lo que tengo es hambre, muévete o no te voy a dar nada de lo que traje –con el dedo apunto a una bolsa de color verde claro, era casi transparente, no había olfateado hasta que menciono la comida, olía a… pollo asado, yuca… papás fritas… umm… sentí como en mi estomago comenzaba a abrirse un vórtice.
- Uff, por eso eres mi mejor amigo.
- Ya vamos a sacar el tema del interés, acomódate es lo que tienes hacer en vez de estarme alabando luego de haberme ignorado. –me repantigue en el asiento del auto, dándole espacio a el para que se sentara en el otro asiento.
- Con cuidado, si manchas el tapizado lo vas a tener con limpiar y vas a llevar puesto un lindo vestido de sirvienta que te combine con el golpe que te voy a propinar en la cara.
- Valla, siempre tan amigable. No se como te soportas tu mismo. Vale, tranquilo, seré cuidadoso –agarro una chamarra mía vieja, y la coloco sobre sus piernas y encima puso una de las enormes bandejas cuando la abrió el olor del suculento pollo se extendió dentro de todo el auto habían también varios pedazos de yuca alrededor… tenia una excita salsa sobre ella… y las papas fritas doraditas…
- Hey, vas a babear sobre mi comida. –me recrimino Quil cuando vio que no dejaba de ver su comida, en realidad si sentía que la boca se me hacia agua. –Toma babea sobre la tuya –me tendió la otra bandeja, la abrí con una prisa que indicaba que tenia un hambre feroz.
- Parece como si no fueras comido en horas Jake, que ¿acaso no te alimentas bien? Le voy a reclamar a Embry por venir a comerse tu comida y dejarte sin nada jajaja.
- En realidad tengo horas sin comer, me quede dormido luego de llevar al auto a donde Charlie.
- ¿Como quedo la vieja camioneta?
- Pues, como nueva.
- Vaya, que bien.
- Claro, la reconstruí yo, es obvio que iba a quedar perfecta.
- JA… se te cayo la modestia, recógela. –dije doblándose de la risa.
- Puffff… bueno casi perfecta… ¿contento?
- Si señor –dijo alzando la mano como soldado.
- Bueno comamos, estoy hambriento, emm y hermano… gracias por traer comida.
- Si, si… tranquilo –dijo burlándose de mi –jajá de nada.
- ¿Chicos? –Embry estaba detenido en el marco del garaje, buscándonos con la mirada, y volteando el rostro hacia todos lados como un ventilador.
- Hey Embry, aquí –saque una de las manos afuera del auto y le hice señas –ya estamos terminando de comer.
- Valla, gracias por dejarme algo de pollo.
- Toma –le dijo Quil alzando un hueso sin nada de pollo.
- Gracias hermano, siempre pendiente de mí –dijo entre risas.
- No en serio hermano. Ya va. –busco en la bolsa grande, aun quedaba una pequeña bandeja de aluminio, levanto la tapa de anime, adentro había un muslo de pollo y unas papás. Embry la agarro feliz y comenzó a comer. –tranquilo, no me vallas a morder. –le dijo Quil bromeando.
- Jajaja, siempre asaltas mi nevera, y siempre tienes hambre. –le acuse.
- Bueno no es mi culpa, naci con un buen estomago, asimilo rápido la comida.
- Jajaja, sus excusas son patéticas. –replico Quil.
- Oigan Sam y los chicos quieren ir esta tarde a First Beach –comento Embry luego de un rato.
- Si, seria genial. –Quil siempre estaba dispuesto.
- Hoy me quede dormido y casi no he podido trabajar con el auto. –si quería salir un rato, pero aun me faltaba mucho por hacerle al auto.
- Jake, no seas aguafiestas…!!! Vamos…!!!
- Si, hermano acompáñanos, van casi todos los muchachos.
- Cierto, y necesitas un descanso.
- Vale, vale. –Replique –me voy a dar un baño y nos vamos.
- Si mejor, yo no te quería decir nada; pero estas como piche.
- Quil, luego lloras y te quejas por que te golpeo.
- Jajaja, ya hombre. Calma, anda a bañarte. –dijo entre risas.

Me fui a dar un rápido baño, tome de la pequeña gaveta un pantalón de mezclilla y una franela negra; sobre ella había una liga y la tome para sujetar mi cabello. Nos fuimos caminando a la orilla de la playa, ya Sam, Paul y Jared se encontraban sentados alrededor de una fogata. Llegue al circulo y salude con la mano a los presentes; no se me daba bien el saludar a todos de forma individual, era mejor que se repartieran el saludo. Jajaja.

Camine hasta una piedra que estaba cerca de la fogata y me senté viendo hacia la playa; el amplio mar era muy pintoresco, en la orilla se acumulaba una blanca espuma, mientras las olas iban de allá para acá, habían varias reliquias rocosas en los alrededores; en realidad era un lugar perfecto para observar lo grande que resulta ser la naturaleza.

- Si, la comida. –siseo Paul en vos baja cuando estaban comenzando a servir la comida.
- Siempre tan hambriento –le replico Jared.
- Tu eres otro que tiene un apetito de león con una solitaria en el estomago. –protesto Quil entre risas.
- Bueno, mi doctor dice que debo alimentarme bien Jajaja. Y yo pues le obedezco.
- Siempre tan obediente, ¿verdad? –dijo Paul dirigiéndose solo a este.
- Claro por eso estoy más fuerte, por que como más.
- ¿Cuanto quieres apostar a que como el doble de lo que comas tu? –le reto Paul. Jared y Paul siempre estaban apostando.
- Un día de estos van a apostar a sus madres. –les espete mientras me reía a carcajadas.
- Que sean 5$ – ofreció Jared.
- Jajaja, no tienen remedio –se burlaba Quil.
- Acepto –respondió Paul con una amplia sonrisa y lleno de optimismo.

Mientras repartían la comida, comenzar a llegar otro grupo de chicos, eran varios; fueron ingresando en el círculo poco a poco, algunos iban directo a la comida, hay q ver que existe gente que solo piensa en comer… bue ya yo tenia varios pedazos de sándwiches y una soda entre las manos jajaja.

Un chico delgado y con el pelo grasiento, fue presentando uno a por uno a quienes lo acompañaban, pero en unos segundos después mi mente y mi vista se concentraron en una de las chicas que venia al final de todo el montón, era delgada… muy linda, tenia la piel clara y el cabello largo color castaño, era realmente bella. El chico delgado… del cual ya no recordaba su nombre, la presento.

- Isabella Swan –dijo cuando ella ingreso al lugar donde nos encontrábamos. Eso explicaba sus hermosos ojos color chocolate, era la hija de Charlie; pero woo cuanto ha crecido y que hermosa esta.
Ella y su amiga se sentaron a comer, se mantenían en silencio y comían tranquilamente; pasaron varios minutos mientras yo me debatía en mi interior en ir a presentarme con ella, a lo mejor su papá le había hablado de mi; pero estaba con la otra chica y no quería llegar y plantarme frente a ella.

Varios de los chicos comenzaron a caminar hacia la orilla de la playa, yo me quede sentado con Paul y Jared –ellos estaban decidiendo quien había comido más, cuando me preguntaron no quise apoyar a ninguno eran muy problemáticos y no quería mostrar preferencias, me reí bajito para mi mismo –…los otros se fueron a caminar hacia los pozos que estaban a unos metros… otros se fueron hacia la tienda que quedaba aquí en la reserva; pero yo solo pensaba en ella y trataba de adivinar que haría, ¿se iría con sus amigos a caminar? o ¿se quedaría ahí sentada? dándome así la oportunidad de acercarme.

Para mi satisfacción ella prefirió quedarse sentada, luego de que se fuera la mayoría. Su amiga se estaba levantando y siguió a otro grupo de chicos. Me levante de la gran piedra gris y me dirigí hacia ella de forma cautelosa.

- Tú eres Isabella Swan, ¿verdad? –le pregunte cuando estuve frente a ella. No quise llegar frente a ella y decirle... Hey!! Yo te conozco. Preferí ser más “educado”. Ella arrugo un poco el entrecejo y me corrigió por mi estúpido error.

- Bella –dijo entre un suspiro.

marzo 16, 2011

Cap. I

Por fin Completamente tuyo, querido Volkswagen

El día estaba frio; lloviznaba y tenía mi largo cabello empapado. Iba caminando con Quil y Embry, mis mejores amigos; bromeando como siempre, mientras salíamos del salón de clases, en la escuela de la reserva.
- Hey, vamos a la playa. –ofreció Embry.
- Si, necesito un descanso de tantos compromisos. –nos reímos todos por su dramatismo. Levante la mano para golpearle ligeramente en la cabeza, pero Embry tuvo la misma idea y lo golpeamos al mismo tiempo, Quil salió disparado hacia adelante, lo agarre por el brazo antes de que clavara la dentadura en el camino.
- Heyyyy…. Estoy muy cansado, si me golpean me agobio más. –estuve apunto de darle otro golpe, pero recordé que era tarde y debía irme a casa papá me había pedido que revisara el monovolumen rojo, era una pickup modelo Chevy, un tanto vieja pero estaba en buen estado; solo debía terminar de colocarle unas piezas, ya había reconstruido el motor y quedaría como nueva.
Hacia años papá enfermo de diabetes, fue tan grave que lo llevo a quedar incapacitado en una silla de ruedas se ha visto obligado a movilizarse en ella, y ya no podía manejar la camioneta, así que Charlie Swan, su mejor amigo, desde hacia… Puffff… demasiados años; le había comprado el monovolumen, para su hija Isabella que volvía a la ciudad después de muchos años, yo no la recordaba bien pues estaba muy pequeño cuando ella vivía aquí en Forks, luego de que se divorciaran sus padres ella se fue lejos con su mamá, desde entonces no la veía. Ella fue muy amiga de mis hermanas, quienes ahora no vivían en casa, una se había casado y vivía en Hawái y la otra estudiaba lejos. Solo quedábamos en casa, mi papá Billy y yo pues mamá murió en un accidente automovilístico cuando mis hermanas y yo éramos aun muy pequeños.
- No puedo chicos, debo ir a buscar las piezas para el Rabbit y otras adicionales para terminar de reparar la vieja pickup.
- ¿Y eso, lleva tiempo varada?
- Si, pero Charlie, el jefe de policía; se lo compro a papá para dárselo de regalo a su hija, Isabella Swan, que llega esta semana aquí a Forks, a vivir con el.
- Valla… ¿Ha venido antes?… porque nunca la conocí. –pregunto Embry.
- Si, pero fue hace muchos años, ella era muy amiga de Rachel y Rebecca –mis hermanas y ella jugaban de chiquitas a las muñecas, lo recordaba porque las gemelas siempre agarraban mis carros de juguete para jugar.
- Bueno, cuídate hermano. Nos vemos luego. -me dijo Quil
Pase por un desguazadero a buscar algunas piezas, necesitaba instalarle la radio y comprobar que funcionara repararle algunas cosas en el sistema de freno de mano… aproveche de buscar un cilindro maestro para mi Volkswagen Rabbit del 86, estaba en reparación, desde hacia unos días, pero no encontré la pieza, quizás si la fuera buscado hace unos meses la fuera conseguido.
Cuando Charlie había decidió comprarle la Chevy a mi padre, yo pude comenzar a reconstruir mi auto y comprarles las piezas poco a poco. Pues papa no me dejaría hacerlo habiendo otro auto en casa, decía que era malgastar el dinero.
- Hola papá. –dije cuando llegue a casa, papa estaba en su silla de ruedas, haciendo zapping con el control del televisor.
- Hola hijo. ¿Como va la pickup? –pregunto cuando yo entraba a la cocina a buscar algo que comer.
- Bien, ya conseguí las piezas que faltaban. Se las voy a montar en un momento y luego voy a salir a probar que tal quedo.
- Amm, bueno esta bien. –intentaba decirme algo pero estaba dando vueltas para hablar como siempre.
- ¿Algo más? –le pregunte con unos cuantos doritos en la boca. El tocio los ojos, en modo de reproche pero no dijo nada en cuanto a eso.
- Emm, si es que la hija de Charlie llega mañana y necesito que le lleves la pickup a el, esta noche… o bueno en cuanto este lista. Se que estas ocupado con tu auto, pero necesito ese favor.
- Esta bien, Jacob manos a la obra. –dije en tono de burla y me encamine al garaje. Era prácticamente mi casa, pasaba todo el día ahí, reparando mi Volkswagen, sabia que tenia potencial. Pero hoy mi día estaba centrado en terminar las reparaciones de la camioneta y no podía hacerle mucho a mi auto.
Le instale la radio y probé que funcionara, a mi no me agradaba viajar sin música así que me pareció buena idea arreglar ese detalle, termine de conectar los cables y lo encendí, sonaba increíble… Puffff que bueno soy…!!!
Revise el embrague y los frenos para verificar que todo estuviera bien instalado; decidí probar el auto estaba consiente que no marcharía a gran velocidad pero al menos sabia que iba a arrancar; eso era algo. Cambie los forros de los asientos como me había pedido mi padre, pero aun así el olor de la gasolina y en especial del tabaco eran muy fuertes, por mas que limpiaba el tablero con lejía para quitar el fuerte olor y aromatizaba los forros color café nuevos; el olor persistía fuerte e incesante.
Busque las llaves en la repisa que estaba cerca de la entrada; encendí el auto y mis oídos sufrieron daños temporales por el horrible sonido que hacia.
- Espero que la chica traiga tapones en los oídos –dije en voz baja, para mi mismo.
Di una vuelta cerca de la reserva y el viajo auto de papá andaba bien, me devolví hasta el garaje y fui a la casa a darme un baño y comer algo antes de irme a donde Charlie. Termine de bañarme y me fui directo a la cocina, papá había mandado a comprar pizza, bueno dos pizzas, yo tenia emm… un muuuuy buen apetito.
- Voy a donde Charlie. –le comunique a mi padre mientras salía de casa.
- Ok, mándale saludos.
- Vale, vale.
Busque en el garaje una vieja moto de Embry que estaba reparando y la coloque en la maleta del auto, necesita un transporte para devolverme. Maneje hasta casa de Charlie a una velocidad… lenta… el velocímetro no era capaz de sobrepasar los 60… era muy frustrante.
Llegue a donde Charlie, casualidad el venia cruzando la puerta de la entrada. Excelente, estaba apurado, quería irme pronto, tenia decidido ir hasta Olympic, quizás tuviera suerte esta vez buscando el cilindro maestro…. y a seguir con la construcción de mi Volkswagen.
- Como estas Jacob. –me saludo cuando estuve frente a el. Su rostro parecía el de un niño al que le acababan de complacer un capricho; al ver que había llegado en el auto.
- Bien, gracias, bueno aquí esta el auto, anda bien. –no podía decir perfecto, seria una calumnia mayúscula.
- Valla, muchas gracias. –dijo con un tanto de pena. – ¿Como esta tu papá?
- Bien, manda saludos.
- Oh bueno, igual de mi parte.
-Vale, se lo diré. Bueno debo irme… espero a Isabella le guste el auto.
- Si, yo también. –dijo un tanto inseguro.

Baje la moto del auto, y la arranque en una sola pisada, maneje lo más rápido que me permitía el velocímetro, la carretera estaba pastosa pero no me parecía un gran inconveniente. Llegue a Olympic en aproximadamente 25 o 30 minutos; fui hasta una tienda de repuestos que solía frecuentar en casos de emergencias.

Sentí ganas de llorar cuando me dijeron que no tenían el cilindro; lo necesita el cilindro es un complemento que transforma la fuerza duplicada al pedal en presión hidráu1ica para hacer funcionar el sistema de frenado, si que lo necesito –pensé –de este sistema depende mi seguridad. El mundo no podría vivir sin mí. Jajaja me reí para no llorar; me devolví resignado a la Push; se me estaban acabando los lugares para adquirir el cilindro y más aun se me acababan las posibilidades de conseguirlo a un buen precio. Llegue a casa, papá estaba en la mesa de la cocina, leyendo el periódico; estuve a punto de pedirle el dinero…prestado… para comprar el cilindro pero no yo mismo no estaba seguro de que me lo diera, sabia que no tenia suficiente dinero, y debía enviarle a mi hermana Rachel algo de dinero a Washington aunque esta tiene una beca siempre necesita algo adicional… la ropa y esas cosas locas de las que se antojan las mujeres.
Desistí de decirle a mi padre y me fui directo para el garaje, me senté un rato dentro de mi auto en construcción, hacia un par de días le había colocado en tapizado nuevo; estaba tan cansado que en unos minutos me quede dormido.

marzo 14, 2011

Crepúsculo: Narrado por Jacob Black




Jacob Black

Prefacio

Muchas leyendas recorren la tribu, nunca he creído en ellas; pero algo me decía que el no era normal, no era bueno para ella.
Seguramente la lastimaría, si la realidad era tan cruel, si el pasado improbable, pues fuera cierto, el no debe estar con ella… si es… un maldito chupasangres como dicen las historias, entonces era mentira que podría mantenerla viva.
Yo la quería y el… si es lo que dicen que es… entonces no es humano, no puede quererla como un hombre; me sentía molesto conmigo mismo, apreté fuertemente los dientes, yo le había contado a ella quien era el en realidad según las leyendas, ella me coqueteo, pero todo fue por interés… pero… el no puede amarla como la amaría yo. Que injusto resulta a veces la vida. Cuando crees encontrar a alguien perfecto, para pasar el resto de la vida juntos, llega alguien a querer arrebatarte todo eso.