La Saga de Crepúsculo en Venezuela
Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.
abril 26, 2013
abril 23, 2013
marzo 19, 2012
Capitulo X
Explicando... y además ¿un berrinche?
— ¿Te encuentras bien, Jake? Charlie dijo que lo habías pasado mal. ¿No has mejorado nada?
—No estoy tan mal —conteste cabizbajo.
Puse mi mano sobre la suya mientras miraba hacia la playa y el arcoíris que se formaba en el cielo, Bella se sentó sobre “nuestro árbol” y yo decidí sentarme a sus pies, en el suelo, no quise soltarle la mano pero tampoco podía con su mirada.
—Ha pasado mucho tiempo desde que estuve aquí. Probablemente, me habré perdido un montón de cosas. ¿Cómo están Sam y Emily? ¿Y Embry? ¿Cómo se tomó Quil...?
—Ah, Quil —clame entre un suspiro.
—Lo siento —se disculpo al entender mi gesto... Quil ya se nos había unido.
—No se te ocurra decirle eso a él —le advertí.
— ¿Qué quieres decir?
—Quil no busca compasión, más bien todo lo contrario. Está que no cabe en sí de gozo. Es feliz.
— ¿Qué?
Bella me miraba desconcertada, sonreí y entendí que ella estaba acostumbrada a que todos éramos unos alocados rebeldes cuando nos convertíamos.
—Él considera que esto es lo más guay que le ha pasado nunca. En parte se debe a que al fin sabe de qué va la película, pero también le entusiasma haber recuperado a sus amigos y estar en la onda —bufe ante la posibilidad de esa idea—. Supongo que no debería sorprenderme, es muy propio de él.
— ¿Le gusta?
— ¿La verdad...? A casi todos les gusta —admití viendo los beneficios—. No hay duda de que tiene ciertas ventajas: la velocidad, la libertad, la fuerza, el sentido de... familia. Sam y yo somos los únicos que sentimos una verdadera amargura, y él hizo el transito hace mucho, por lo que ahora soy el único «quejica».
Me reí ante mi posición de quejón.
— ¿Por qué Sam y tú sois diferentes? En todo caso, ¿qué le ocurre a Sam? ¿Cuál es su problema?
Las preguntas sonaron amontonadas, me reí y dije con un suspiro.
—Es una larga historia.
—Yo te he contado otra bastante larga. Además, no tengo ninguna prisa en regresar —un gesto de dolor y presentimiento cruzo su rostro... entendí porque no deseaba ir tan pronto.
— ¿Se va a enfadar contigo?
—Sí. No soporta que haga cosas que considera... arriesgadas.
— ¿Como andar por ahí con licántropos?
—Exacto.
Me encogí de hombres tratando de parecer indiferente mientras sopesaba una idea increíble e improbable pero igual formulada en mi cabeza era la mejor situación.
— No vuelvas entonces. Quédate y dormiré en el sofá.
— ¡Qué gran idea! —dijo irónicamente—. En tal caso, vendrá a buscarme.
No pude resistir la sola idea de imaginarlo... llegando a la casa del enemigo por así decirlo.
— ¿Lo haría?
—Si temiera encontrarme herida o algo similar..., probablemente.
—La perspectiva de que te quedes cada vez me gusta más —señale de forma soñadora.
—Jacob, por favor, sabes que eso me reconcome de verdad.
— ¿El qué?
— ¡Que os podáis matar el uno al otro! —exclamo—. Me vuelve loca. ¿Por qué no podéis comportaros de forma civilizada?
— ¿Está dispuesto a matarme? —pregunte conociendo la respuesta. Claro que deseaba matarme.
—No tanto como pareces estarlo tú —aumentaba la voz quizás sin darse de cuenta—. Al menos, él es capaz de comportarse como un adulto en este tema. Sabe que me lastima a mí al herirte a ti, por lo que nunca lo haría. ¡Eso no parece preocuparte en absoluto!
—Claro, por supuesto. Estoy convencido de que es todo un pacifista.
— ¡Vale!
Dio un tirón para retirar su mano de la mía y aparto mi cabeza de sus piernas, recogiendo las piernas y cruzando de brazos... mirando con resentimiento y enojo. Luego, me quede quieto esperando a ver si se le pasaba. A la final decidí levantarme y colocarme a su lado... le pase el brazo por los hombres y me disculpe asegurándole que intentaría comportarme.
— ¿Aún quieres saber lo de Sam? —le pregunte para tratar de distraerla.
Se encogió de hombros de forma casi convincente.
—Es una larga historia, como te dije, y también muy extraña. Esta nueva vida tiene demasiadas cosas raras y no he dispuesto de tiempo para contarte ni la mitad; la relativa a Sam..., bueno, no se siquiera si voy a poder explicarlo correctamente.
—Te escucho —repuse con ganas reales de escuchar aunque quisiera disimularlo.
—Fue mucho más duro para Sam que para los demás, ya que al ser el primero, estaba solo, y no había nadie que le explicara lo que sucedía. Su abuelo murió antes de que él naciera y su padre siempre estaba ausente, por lo que no había persona alguna capaz de reconocer los síntomas. La primera vez que se transformó llegó a pensar que había enloquecido. Pasaron dos semanas antes de que se calmara lo suficiente para volver a su estado anterior.
»No puedes acordarte de esto porque sucedió antes de que vinieras a Forks. La madre de Sam y Leah Clearwater movilizaron a los guardabosques y a la policía para la búsqueda. Se pensaba que había sufrido un accidente o algo por el estilo...
— ¿Leah? —pregunto sorprendida.
—Sí. Ella —dije con un poco de desdén— y Sam fueron novios en el colegio. Empezaron a salir cuando él era un novato. Leah se puso como una loca cuan do él desapareció.
—Pero él y Emily...
—Ya llegaremos a eso... Forma parte de la historia —le ataje antes de que comenzara sus conclusiones.
Ella asintió y espero meditando.
—Sam volvió después de su transformación, pero no podía revelar a nadie su paradero durante aquella ausencia y se dispararon los rumores, la mayoría decía que no había estado en ningún sitio bueno. Una tarde, Sam entró corriendo en casa y se encontró por casualidad al Viejo Quil Ateara, el abuelo de Quil, que había ido a visitar a la señora Uley. Al anciano estuvo a punto de darle una apoplejía cuando Sam le estrechó la mano.
Me reí irónicamente, conocía el sentimiento.
— ¿Por qué?
Me intrigo que no entendiera, así que pose una mano en su mejilla para hacérselo recordar.
—De acuerdo. A Sam le había subido la temperatura.
Sonreí y continúe mientras ella retiraba mi mano de su cara y entrelazaba nuestras manos. Ella estaba tranquila y no se veía conmocionada por el relato así que continúe.
— Entonces, Ateara acudió enseguida a los ancianos —continuo Jacob—, pues eran los únicos que aún recordaban, los que sabían. De hecho, el señor Ateara, Billy y Harry había visto transformarse a sus abuelos. Cuando el Viejo Quil habló con ellos, los ancianos se reunieron en secreto con Sam y se lo explicaron todo.
»Resultó más fácil cuando lo comprendió y al fin dejó de estar solo. Ellos eran conscientes de que, aunque ningún otro joven era lo bastante mayor, él no iba a ser el único en verse afectado por el regreso de los Cullen —el desagrado en mi voz al pronunciar ese nombre era inevitable—. De ese modo, Sam esperó hasta que los demás nos uniéramos a él...
—Los Cullen no tenían ni idea —repuso ella contrariándome—. Ni siquiera creían que aún
Hubiera hombres lobo en la zona. Ignoraban que su llegada os iba a cambiar.
—Eso no altera el hecho de que lo hicieran.
—Recuérdame que no te tome ojeriza.
— ¿Crees que puedo mostrar la misma indulgencia que tú? No todos podemos ser santos ni mártires.
—Crece, Jacob.
—Qué más quisiera yo —susurre.
— ¿Qué?
Su expresión fue curiosa solo pude reírme.
—Es una de las peculiaridades que te comenté...
—No... ¿No puedes crecer...? —me interrumpió y por un momento me perdí de lo que sucedía, su cara era alarmante, y preocupante—. ¿Es eso? ¿No envejeces...? ¿Es un chiste?
—No —dije frunciendo los labios.
Bella comenzó a cambiar de color, se mordía el labio inferior tan fuerte que no entendía como aun no botaba sangre.
—¿Qué he dicho, Bella?
Se puso en pie con los brazos a sus costados y las manos cerradas en puños. No entendía nada.
—Tú... no... Envejeces...
La tome del hombre para acercarla hacia mí en un intento de que se sentara de nuevo.
—Ninguno de nosotros se avejenta. ¿Qué rayos te pasa?
— ¿Es que soy la única que se va a convertir en una vieja? —su voz ya no era normal, gritaba y exclamaba haciendo gestos con las manos al aire—. ¡Maldita sea! ¿En qué clase de mundo vivimos? ¡No es justo!
—Tranquilízate, Bella.
—Cierra la boca, Jacob. Tú, ¡cierra la boca! ¡Esto es muy injusto!
— ¿De verdad pegas patadas en el suelo? Creía que eso sólo lo hacían las chicas en la tele.
—No es tan malo como te crees. Siéntate y te lo explico.
—Prefiero quedarme de pie.
La vi incrédulamente, si no quería sentarse debía explicárselo así... no tenia lógica su berrinche.
—Vale, como gustes, pero atiende... Envejeceré... algún día.
—Aclárame eso.
Palmee el árbol junto a mi para que se sentara de nuevo, me fulmino con la mirada pero luego respiro resignada y volvió a sentarse tratando de respirar de nuevo.
—Cuando obtengamos el suficiente control para dejarlo... Volveremos a envejecer cuando dejemos de transformarnos durante un largo periodo. No va a ser fácil —eso lo sabíamos todos—. Vamos a necesitar mucho tiempo para obtener semejante dominio, o eso creo. Ni siquiera Sam lo tiene aún. Por supuesto, la presencia de un enorme aquelarre de vampiros ahí arriba, al otro lado de la ladera, no es de mucha ayuda. Ni se nos pasa por la cabeza la búsqueda de ese autodominio cuando la tribu necesita protectores, pero no hace falta que te preocupes sin necesidad porque, físicamente al menos, ya soy mayor que tú.
— ¿A qué te refieres?
—Mírame, Bella. ¿Aparento dieciséis años?
—No exactamente.
—No del todo... aún. Nos habremos desarrollado por completo dentro de pocos meses, cuando se activen nuestros genes de licántropos. Voy a pegar un buen estirón. Físicamente, voy a aparentar alrededor de unos veinticinco, o algo así... Ya no vas a poder ponerte histérica por ser mayor que yo durante al menos otros siete años.
—Bueno, ¿quieres oír la historia de Sam o prefieres seguir pegando gritos por cosas que no comprendo?
Respiro hondo y los colores e le subieron a la cara.
—Disculpa. No me gustan los comentarios relativos a la edad. Es como poner el dedo en la llaga.
Algo en cuanto a eso no estaba bien, porque le afectaba tanto eso de la edad... que importaba?
—Dijiste que a Sam todo le resultó más fácil una vez que comprendió su situación tras su encuentro con Billy, Harry y el señor Ateara. También me has contado que la licantropía tiene sus cosas buenas... —dijo tratando de sacarme de mi ensoñación—. Entonces, ¿por qué Sam las aborrece tanto? ¿Por qué le gustaría que yo las detestara?
—Eso es lo más extraño.
—Bueno, yo estoy a favor de lo raro.
—Sí, lo sé —me reí burlonamente—. Bueno, tienes razón, una vez que Sam estuvo al tanto de lo que ocurría, todo recuperó casi la normalidad y su vida volvió a ser la de siempre, bueno, quizá no llevó una existencia normal, pero sí mejor —aún y cuando era mi historia, ni siquiera la había vivido de cerca.. Recordaba bien el sentimiento que había sentido Sam—. Sam no podía decírselo a Leah. Se supone que no debemos revelárselo a nadie inadecuado y él se ponía en peligro al permanecer cerca de su amada. Por eso la engañaba, como hice yo contigo. Leah se enfadaba cuando él no le contaba dónde había estado ni adonde iba de noche ni por qué estaba tan fatigado, pero a su manera se entendieron, lo intentaron. Se amaban de verdad.
— ¿Ella lo descubrió? ¿Fue eso lo que ocurrió?
Negué con la cabeza y respire hondo.
— No, ése no fue el problema. Un fin de semana, Emily Young vino de la reserva de los makah para visitar a su prima Leah.
— ¿Emily es prima de Leah? —exclamo Bella impresionada.
— Son primas segundas, aunque cercanas. De pequeñas, parecían hermanas.
—Es... espantoso... ¿Cómo pudo Sam...? —Bella estaba más que contrariada, arrugaba el entrecejo y entendía de la situación que era lo más atroz que se podía hacer a un miembro de la familia, pero claro ella no entendía el lazo que unía a Sam con Emily.
—No le juzgues aún. ¿Te ha hablado alguien de...? ¿Has oído hablar de la imprimación?
— ¿Te encuentras bien, Jake? Charlie dijo que lo habías pasado mal. ¿No has mejorado nada?
—No estoy tan mal —conteste cabizbajo.
Puse mi mano sobre la suya mientras miraba hacia la playa y el arcoíris que se formaba en el cielo, Bella se sentó sobre “nuestro árbol” y yo decidí sentarme a sus pies, en el suelo, no quise soltarle la mano pero tampoco podía con su mirada.
—Ha pasado mucho tiempo desde que estuve aquí. Probablemente, me habré perdido un montón de cosas. ¿Cómo están Sam y Emily? ¿Y Embry? ¿Cómo se tomó Quil...?
—Ah, Quil —clame entre un suspiro.
—Lo siento —se disculpo al entender mi gesto... Quil ya se nos había unido.
—No se te ocurra decirle eso a él —le advertí.
— ¿Qué quieres decir?
—Quil no busca compasión, más bien todo lo contrario. Está que no cabe en sí de gozo. Es feliz.
— ¿Qué?
Bella me miraba desconcertada, sonreí y entendí que ella estaba acostumbrada a que todos éramos unos alocados rebeldes cuando nos convertíamos.
—Él considera que esto es lo más guay que le ha pasado nunca. En parte se debe a que al fin sabe de qué va la película, pero también le entusiasma haber recuperado a sus amigos y estar en la onda —bufe ante la posibilidad de esa idea—. Supongo que no debería sorprenderme, es muy propio de él.
— ¿Le gusta?
— ¿La verdad...? A casi todos les gusta —admití viendo los beneficios—. No hay duda de que tiene ciertas ventajas: la velocidad, la libertad, la fuerza, el sentido de... familia. Sam y yo somos los únicos que sentimos una verdadera amargura, y él hizo el transito hace mucho, por lo que ahora soy el único «quejica».
Me reí ante mi posición de quejón.
— ¿Por qué Sam y tú sois diferentes? En todo caso, ¿qué le ocurre a Sam? ¿Cuál es su problema?
Las preguntas sonaron amontonadas, me reí y dije con un suspiro.
—Es una larga historia.
—Yo te he contado otra bastante larga. Además, no tengo ninguna prisa en regresar —un gesto de dolor y presentimiento cruzo su rostro... entendí porque no deseaba ir tan pronto.
— ¿Se va a enfadar contigo?
—Sí. No soporta que haga cosas que considera... arriesgadas.
— ¿Como andar por ahí con licántropos?
—Exacto.
Me encogí de hombres tratando de parecer indiferente mientras sopesaba una idea increíble e improbable pero igual formulada en mi cabeza era la mejor situación.
— No vuelvas entonces. Quédate y dormiré en el sofá.
— ¡Qué gran idea! —dijo irónicamente—. En tal caso, vendrá a buscarme.
No pude resistir la sola idea de imaginarlo... llegando a la casa del enemigo por así decirlo.
— ¿Lo haría?
—Si temiera encontrarme herida o algo similar..., probablemente.
—La perspectiva de que te quedes cada vez me gusta más —señale de forma soñadora.
—Jacob, por favor, sabes que eso me reconcome de verdad.
— ¿El qué?
— ¡Que os podáis matar el uno al otro! —exclamo—. Me vuelve loca. ¿Por qué no podéis comportaros de forma civilizada?
— ¿Está dispuesto a matarme? —pregunte conociendo la respuesta. Claro que deseaba matarme.
—No tanto como pareces estarlo tú —aumentaba la voz quizás sin darse de cuenta—. Al menos, él es capaz de comportarse como un adulto en este tema. Sabe que me lastima a mí al herirte a ti, por lo que nunca lo haría. ¡Eso no parece preocuparte en absoluto!
—Claro, por supuesto. Estoy convencido de que es todo un pacifista.
— ¡Vale!
Dio un tirón para retirar su mano de la mía y aparto mi cabeza de sus piernas, recogiendo las piernas y cruzando de brazos... mirando con resentimiento y enojo. Luego, me quede quieto esperando a ver si se le pasaba. A la final decidí levantarme y colocarme a su lado... le pase el brazo por los hombres y me disculpe asegurándole que intentaría comportarme.
— ¿Aún quieres saber lo de Sam? —le pregunte para tratar de distraerla.
Se encogió de hombros de forma casi convincente.
—Es una larga historia, como te dije, y también muy extraña. Esta nueva vida tiene demasiadas cosas raras y no he dispuesto de tiempo para contarte ni la mitad; la relativa a Sam..., bueno, no se siquiera si voy a poder explicarlo correctamente.
—Te escucho —repuse con ganas reales de escuchar aunque quisiera disimularlo.
—Fue mucho más duro para Sam que para los demás, ya que al ser el primero, estaba solo, y no había nadie que le explicara lo que sucedía. Su abuelo murió antes de que él naciera y su padre siempre estaba ausente, por lo que no había persona alguna capaz de reconocer los síntomas. La primera vez que se transformó llegó a pensar que había enloquecido. Pasaron dos semanas antes de que se calmara lo suficiente para volver a su estado anterior.
»No puedes acordarte de esto porque sucedió antes de que vinieras a Forks. La madre de Sam y Leah Clearwater movilizaron a los guardabosques y a la policía para la búsqueda. Se pensaba que había sufrido un accidente o algo por el estilo...
— ¿Leah? —pregunto sorprendida.
—Sí. Ella —dije con un poco de desdén— y Sam fueron novios en el colegio. Empezaron a salir cuando él era un novato. Leah se puso como una loca cuan do él desapareció.
—Pero él y Emily...
—Ya llegaremos a eso... Forma parte de la historia —le ataje antes de que comenzara sus conclusiones.
Ella asintió y espero meditando.
—Sam volvió después de su transformación, pero no podía revelar a nadie su paradero durante aquella ausencia y se dispararon los rumores, la mayoría decía que no había estado en ningún sitio bueno. Una tarde, Sam entró corriendo en casa y se encontró por casualidad al Viejo Quil Ateara, el abuelo de Quil, que había ido a visitar a la señora Uley. Al anciano estuvo a punto de darle una apoplejía cuando Sam le estrechó la mano.
Me reí irónicamente, conocía el sentimiento.
— ¿Por qué?
Me intrigo que no entendiera, así que pose una mano en su mejilla para hacérselo recordar.
—De acuerdo. A Sam le había subido la temperatura.
Sonreí y continúe mientras ella retiraba mi mano de su cara y entrelazaba nuestras manos. Ella estaba tranquila y no se veía conmocionada por el relato así que continúe.
— Entonces, Ateara acudió enseguida a los ancianos —continuo Jacob—, pues eran los únicos que aún recordaban, los que sabían. De hecho, el señor Ateara, Billy y Harry había visto transformarse a sus abuelos. Cuando el Viejo Quil habló con ellos, los ancianos se reunieron en secreto con Sam y se lo explicaron todo.
»Resultó más fácil cuando lo comprendió y al fin dejó de estar solo. Ellos eran conscientes de que, aunque ningún otro joven era lo bastante mayor, él no iba a ser el único en verse afectado por el regreso de los Cullen —el desagrado en mi voz al pronunciar ese nombre era inevitable—. De ese modo, Sam esperó hasta que los demás nos uniéramos a él...
—Los Cullen no tenían ni idea —repuso ella contrariándome—. Ni siquiera creían que aún
Hubiera hombres lobo en la zona. Ignoraban que su llegada os iba a cambiar.
—Eso no altera el hecho de que lo hicieran.
—Recuérdame que no te tome ojeriza.
— ¿Crees que puedo mostrar la misma indulgencia que tú? No todos podemos ser santos ni mártires.
—Crece, Jacob.
—Qué más quisiera yo —susurre.
— ¿Qué?
Su expresión fue curiosa solo pude reírme.
—Es una de las peculiaridades que te comenté...
—No... ¿No puedes crecer...? —me interrumpió y por un momento me perdí de lo que sucedía, su cara era alarmante, y preocupante—. ¿Es eso? ¿No envejeces...? ¿Es un chiste?
—No —dije frunciendo los labios.
Bella comenzó a cambiar de color, se mordía el labio inferior tan fuerte que no entendía como aun no botaba sangre.
—¿Qué he dicho, Bella?
Se puso en pie con los brazos a sus costados y las manos cerradas en puños. No entendía nada.
—Tú... no... Envejeces...
La tome del hombre para acercarla hacia mí en un intento de que se sentara de nuevo.
—Ninguno de nosotros se avejenta. ¿Qué rayos te pasa?
— ¿Es que soy la única que se va a convertir en una vieja? —su voz ya no era normal, gritaba y exclamaba haciendo gestos con las manos al aire—. ¡Maldita sea! ¿En qué clase de mundo vivimos? ¡No es justo!
—Tranquilízate, Bella.
—Cierra la boca, Jacob. Tú, ¡cierra la boca! ¡Esto es muy injusto!
— ¿De verdad pegas patadas en el suelo? Creía que eso sólo lo hacían las chicas en la tele.
—No es tan malo como te crees. Siéntate y te lo explico.
—Prefiero quedarme de pie.
La vi incrédulamente, si no quería sentarse debía explicárselo así... no tenia lógica su berrinche.
—Vale, como gustes, pero atiende... Envejeceré... algún día.
—Aclárame eso.
Palmee el árbol junto a mi para que se sentara de nuevo, me fulmino con la mirada pero luego respiro resignada y volvió a sentarse tratando de respirar de nuevo.
—Cuando obtengamos el suficiente control para dejarlo... Volveremos a envejecer cuando dejemos de transformarnos durante un largo periodo. No va a ser fácil —eso lo sabíamos todos—. Vamos a necesitar mucho tiempo para obtener semejante dominio, o eso creo. Ni siquiera Sam lo tiene aún. Por supuesto, la presencia de un enorme aquelarre de vampiros ahí arriba, al otro lado de la ladera, no es de mucha ayuda. Ni se nos pasa por la cabeza la búsqueda de ese autodominio cuando la tribu necesita protectores, pero no hace falta que te preocupes sin necesidad porque, físicamente al menos, ya soy mayor que tú.
— ¿A qué te refieres?
—Mírame, Bella. ¿Aparento dieciséis años?
—No exactamente.
—No del todo... aún. Nos habremos desarrollado por completo dentro de pocos meses, cuando se activen nuestros genes de licántropos. Voy a pegar un buen estirón. Físicamente, voy a aparentar alrededor de unos veinticinco, o algo así... Ya no vas a poder ponerte histérica por ser mayor que yo durante al menos otros siete años.
—Bueno, ¿quieres oír la historia de Sam o prefieres seguir pegando gritos por cosas que no comprendo?
Respiro hondo y los colores e le subieron a la cara.
—Disculpa. No me gustan los comentarios relativos a la edad. Es como poner el dedo en la llaga.
Algo en cuanto a eso no estaba bien, porque le afectaba tanto eso de la edad... que importaba?
—Dijiste que a Sam todo le resultó más fácil una vez que comprendió su situación tras su encuentro con Billy, Harry y el señor Ateara. También me has contado que la licantropía tiene sus cosas buenas... —dijo tratando de sacarme de mi ensoñación—. Entonces, ¿por qué Sam las aborrece tanto? ¿Por qué le gustaría que yo las detestara?
—Eso es lo más extraño.
—Bueno, yo estoy a favor de lo raro.
—Sí, lo sé —me reí burlonamente—. Bueno, tienes razón, una vez que Sam estuvo al tanto de lo que ocurría, todo recuperó casi la normalidad y su vida volvió a ser la de siempre, bueno, quizá no llevó una existencia normal, pero sí mejor —aún y cuando era mi historia, ni siquiera la había vivido de cerca.. Recordaba bien el sentimiento que había sentido Sam—. Sam no podía decírselo a Leah. Se supone que no debemos revelárselo a nadie inadecuado y él se ponía en peligro al permanecer cerca de su amada. Por eso la engañaba, como hice yo contigo. Leah se enfadaba cuando él no le contaba dónde había estado ni adonde iba de noche ni por qué estaba tan fatigado, pero a su manera se entendieron, lo intentaron. Se amaban de verdad.
— ¿Ella lo descubrió? ¿Fue eso lo que ocurrió?
Negué con la cabeza y respire hondo.
— No, ése no fue el problema. Un fin de semana, Emily Young vino de la reserva de los makah para visitar a su prima Leah.
— ¿Emily es prima de Leah? —exclamo Bella impresionada.
— Son primas segundas, aunque cercanas. De pequeñas, parecían hermanas.
—Es... espantoso... ¿Cómo pudo Sam...? —Bella estaba más que contrariada, arrugaba el entrecejo y entendía de la situación que era lo más atroz que se podía hacer a un miembro de la familia, pero claro ella no entendía el lazo que unía a Sam con Emily.
—No le juzgues aún. ¿Te ha hablado alguien de...? ¿Has oído hablar de la imprimación?
febrero 28, 2012
Hola mis niñas beiias...!!
El maravilloso Club de las Escritoras del que forma parte como socia, esta realizando un mega concurso/sorteo para celebrar el PRIMER ANIVERSARIOOOO del Club..!!
Hay 30 LIBROS de premio.. no se lo pueden perder...
Concurso Primer Aniversario Del Club:
-El mismo comienza hoy mismo y finalizará el 1 de Abril (¡más de un mes de plazo! >.<) -L@s ganadores/as serán elegidos por medio de Random.Org. -En total hay en premios 30 libros (todos ellos escritos exclusivamente por socias del club) y habrán 18 ganadores/as. Para toda la inf que necesiten referentes a los Lotes (lotes de libros que se entregaran) escoges los de tu preferencia para participar por ellos, todo lo que necesites aqui El Club de las Escritoras
El maravilloso Club de las Escritoras del que forma parte como socia, esta realizando un mega concurso/sorteo para celebrar el PRIMER ANIVERSARIOOOO del Club..!!
Hay 30 LIBROS de premio.. no se lo pueden perder...
Concurso Primer Aniversario Del Club:
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febrero 25, 2012
Cap. IX
Si soy HUMANO!!
Bella me observaba expectante esperando que comenzara narrarle la historia… gustoso volví mi mente a lo sucedido ese día y reviví lo sucedido para que ella conociera los detalles.
—Embry, Quil y yo estábamos de patrulla el sábado por la noche, sólo algo rutinario, cuando allí estaba, saliendo de ninguna parte, ¡bum!, una pista fresca, que no tenía ni quince minutos —exclame alzando los brazos al aire y gesticulando como una explosión—. Sam quería que le esperásemos, pero yo ignoraba que tú te habías ido y no sabía si tus chupasangres estaban vigilando o no. Así que salimos en su persecución a toda velocidad, pero cruzó la línea del tratado antes de que pudiéramos cogerla. Nos dispersamos por la línea esperando que volviera a cruzarla. Fue frustrante, te lo juro —dije moviéndola cabeza de un lado al otro… queríamos atraparla pero no había forma de que rompiéramos el tratado para ir a por ella Sam jamás nos dejaría—. Nos fuimos demasiado hacia el sur y los Cullen la persiguieron hacia nuestro sitio, pero sólo a unos cuantos kilómetros al norte de nuestra posición. Habría sido la emboscada perfecta si hubiéramos sabido dónde esperar.
—Entonces fue cuando la cosa se puso peligrosa. Sam y los otros le cogieron el rastro antes de que llegáramos, pero ella iba de un lado a otro de la línea y el aquelarre en pleno estaba al otro lado. El grande, -aggr en realidad no me importaba el nombre… pero- ¿cómo se llama...?
— Emmett.
—Ese, bueno, pues él arremetió contra ella, pero ¡qué rápida es esa pelirroja! Voló detrás de ella y casi se estrella contra Paul. Y ya sabes, Paul... bueno, ya le conoces.
—Sí.
—Se le fue la olla. –como si el pudiera controlarse- No puedo decir que le culpe, tenía al chupasangre grandote justo encima de él. Así que saltó... –vi la cara de Bella casi de reproche- Eh, no me mires así. El vampiro estaba en nuestro territorio.
—De cualquier modo, Paul falló y el grandullón regresó a su sitio, pero entonces, esto, la, eh, bien, la rubia...
Buenoooo... Es que ella... No recordaba su nombre tampoco pero si tenía claro su velocidad y agilidad.
— Rosalie.
—Como quieras. Se había vuelto realmente territorial, así que Sam y yo nos retrasamos para cubrir los flancos de Paul. Entonces su líder y el otro macho rubio...
—Carlisle y Jasper.
Le clave la mirada algo cansado de que me dijera los nombres de cada vampirito amiguito suyo.
—Ya sabes que me da igual cómo se llamen. Como sea, Carlisle habló con Sam en un intento de calmar las cosas. Y fue bastante extraño porque la verdad es que todo el mundo se tranquilizó muy rápido. Creo que fue ese otro que dices, que nos hizo algo raro en la cabeza, -recordaba como nos habíamos “calmado” por así decirlo… pero en contra de nuestra voluntad- pero aunque sabíamos lo que estaba haciendo, no podíamos dejar de estar tranquilos.
—Ah, sí, ya sé cómo se siente uno.
—Realmente cabreado, así es como se siente uno. Sólo que no estás enfadado del todo, al final —era extraño y confuso—. Así que Sam y el vampiro líder acordaron que la prioridad era Victoria y volvimos a la caza otra vez. Carlisle nos dio la pista de modo que pudimos seguir el rastro correcto, pero entonces tomó el camino de los acantilados justo al norte del territorio de los makah, donde la frontera discurre pegada a la costa durante unos cuantos kilómetros. Así que se metió en el agua otra vez. El grandullón y el tranquilo nos pidieron permiso para cruzar la frontera y perseguirla, pero se lo denegamos, como es lógico.
—Estupendo. Quiero decir que vuestro comportamiento me parece estúpido, pero estoy contenta. Emmett nunca tiene la suficiente prudencia. Podría haber salido herido.
Resople… como si eso fuera posible. Estaba casi seguro de que Bella no sabia la historia como era, como yo se la había contado…. De seguro su chupasangre le había dicho cantidad de mentiras y había dicho que nosotros habíamos comenzado la lucha y habíamos sido unos salvajes irresponsables y que Paul era un desenfrenado; aunque no habría mucho de mentira en esa última parte de todas formas.
—Así que tu vampiro te dijo que los atacamos sin razón y que su aquelarre, totalmente inocente...
—No —me atajo antes de que continuara—. Edward me contó la misma historia, sólo que sin tantos detalles.
—Ah —dije entre dientes contrariado… habría sido mejor si el se fuera reservado la historia para yo recibir algún crédito por no esconderle las cosas… ya el traía un registro de eso. Tome una piedra del suelo y la lance lejos a la bahía—. Bueno, ella regresará, supongo.
Las olas se movían lentamente por el aire, vi los acantilados y no pude evitar recordar ese día en que Bella se lanzo desde lo alto y como la adivina la había vito saltando… si ese día… si tan solo Bella me fuera esperado… como debía haber hecho, como habíamos quedado. Nada habría cambiado, estaríamos juntos como antes, quizás en el taller tomando una soda y hablando de las cosas vánales que siempre hablábamos quizás daríamos una vuelta en la moto…
— ¿En qué estás pensando? —pregunto Bella cuando noto que había enmudecido.
—Le doy vueltas a lo que me has dicho hace un rato. En cuando la adivina te vio saltando del acantilado y pensó que querías suicidarte, y en cómo a partir de aquello todo se descontroló... ¿Te das cuenta de que, si te hubieras limitado a esperarme, como se supone que tenías que hacer, entonces la chup... Alice no habría podido verte saltar? Nada habría cambiado. Probablemente, los dos estaríamos ahora en mi garaje, como cualquier otro sábado. No habría ningún vampiro en Forks y tú y yo... —deje que el hilo de mis pensamientos continuara tejiendo el resto de ese espejismo; y limitarle a eso. Era mejor no decirlo en palabras.
El corazón de Bella se acelero de repente, espere que estallara pero hablo calmadamente. Segura de sus palabras.
—Edward hubiera regresado de todos modos.
— ¿Estás segura de eso? —pregunte hostilmente.
—Estar separados... no nos va bien a ninguno de los dos.
— Estuviste bien sin el… comencé a balbucear más para mi que para ella… guarde silencio y respire hondo. No de tocaría más ese punto, decidí tocar otro punto del asunto. — ¿Sabías que Sam está muy enfadado contigo?
— ¿Conmigo? —Lo pensó un momento y luego dijo- Ah, ya. Cree que se habrían mantenido apartados si yo no estuviese aquí.
—No. No es por eso.
— ¿Cuál es el problema entonces?
Tome otra piedra del suelo y enfoque mi vista en ella quizás buscando fuerza para hablar y no mirarla a ella. El recordar el porque me lastimaba… Sam me había mostrado sin querer claro esta tantas veces la imagen e Bella llorando doblada como un feto en el suelo del frio bosque a mitad d la noche… no podía verla sin recordar esa imagen.
—Cuando Sam vio... en qué estado estabas al principio, cuando Billy les contó lo preocupado que estaba Charlie porque no mejorabas y entonces, cuando empezaste a saltar de los acantilados...
Gire la cara hacia ella tratado de verla de reojo… su reacción fue casi predecible. Enmudeció esperando hasta que yo terminara de hablar.
—Pensamos que tú eras la única persona en el mundo que tenía tanta razón para odiar a los Cullen como él. Sam se siente... –y quizás yo también- traicionado porque los volvieras a dejar entrar en tu vida, como si jamás te hubieran hecho daño.
—Puedes decirle a Sam que se vaya a...
—Mira eso —dije apuntando con el dedo algo extraordinario y básico del ciclo de la vida- un águila se estaba lanzando en picada hacia el océano desde lo alto. Acomodo las alas cuando iba descendiendo y solo sus garras tocaban la superficie del agua y tomo con ellas lo que yo había imaginado. Un pescado enorme iba retorciéndose entre sus patas— Lo ves por todas partes —dije tranquilamente, era algo de lógica mi enseñanza—. La naturaleza sigue su curso, cazador y presa, el círculo infinito de la vida y la muerte.
Note que no había captado mi objetivo, así que enfoque y fui un poco más claro, hable con un tono sombrío y sarcástico a la vez.
—Y desde luego, no verás al pez intentando besar al águila. Jamás verás eso — dije de forma burlona.
—Quizás el pez lo está intentando —me contrario como siempre—. Es difícil saber lo que piensa un pez. Las águilas son unos pájaros bastante atractivos, ya sabes.
Así que eso era todo… el atractivo.
— ¿A eso es a lo que se reduce todo? —escupí con la voz algo aguda—. ¿A tener un buen aspecto?
—No seas estúpido, Jacob.
—Entonces, ¿es por el dinero? —no entendía que era, pero no podía ser otra cosa que algo físico o material.
—Estupendo —se quejo levantándose tan rápido del árbol que no lo vi venir—. Me halaga que pienses eso de mí —se giro y comenzó a caminar lejos de mi.
—Oh, venga, no te pongas así —camine rápido hacia ella la tome de la cintura y la voltee hacia mi—. ¡Lo digo en serio!, intento entenderte y me estoy quedando en blanco.
—Le amo. ¡Y no porque sea guapo o rico!— aclaro —Preferiría que no fuera ni lo uno ni lo otro. Incluso te diría que eso podría ser un motivo para abrir una brecha entre nosotros, pero no es así, porque siempre es la persona más encantadora, generosa, brillante y decente que me he encontrado jamás. Claro que le amo. ¿Por qué te resulta tan difícil de entender?
—Es imposible de comprender.
—Por favor, ilumíname, entonces, Jacob. —dijo sarcásticamente— ¿Cuál es la razón válida para amar a alguien? Como dices que lo estoy haciendo mal...
—Creo que el mejor lugar para empezar sería mirando dentro de tu propia especie. Eso suele funcionar.
— ¡Eso es... asqueroso! —dijo haciendo un gesto de repulsión—. Supongo que debería estar loca por Mike Newton después de todo.
Me estremecí rápidamente sus palabras me hirieron sin darse cuenta, pues yo no me refería a ese idiota ni a ningún otro… yo también era… humano.
La solté instantáneamente y cruce los brazos por sobre mi pecho y me gire a ver el mar.
—Yo soy humano —dije en un susurro lastimero.
—No eres tan humano como Mike —sus palabras se afincaban tanto que me dolía—. ¿Sigues pensando que es la consideración más importante?
—No es lo mismo —continúe viendo a la deriva sin ver nada en realidad. Solo respirando lentamente para no flaquear ante mi resolución de no verla—. Yo no he escogido esto.
Bella rio amargamente.
— ¿Y crees que Edward sí? Él no sabía lo que le estaba ocurriendo más que tú. Él no eligió esto.
Hice un movimiento incrédulo de afirmación.
— ¿Sabes, Jacob?, es terrible por tu parte que pretendas sentirte moralmente superior, considerando que tú eres un licántropo.
—No es lo mismo —repetí mirándola después de un largo rato.
—No veo por qué no. Podrías ser un poquito más comprensivo con los Cullen. No tienes idea de lo buenos que son, pero buenos de verdad, Jacob.
—No deberían existir. Su existencia va contra la naturaleza.
Todo el mundo lo sabe…
Escuche que no me contrariaba como acostumbraba así que gire a verla de nuevo. Bella me miraba de forma incrédula…
— ¿Qué?
—Hablando de algo antinatural... —insinuó viendo fugazmente.
—Bella —hable tratando de ser razonable y dejarle en claro cual era la realidad—. Lo que y soy ha nacido conmigo. Es parte de mi naturaleza, de mi familia, de lo que todos somos como tribu, es la razón por la cual todavía estamos aquí. Aparte de eso —clave mi vista en ella sintiendo vulnerable—, sigo siendo humano.
Tome su mano y la aprisione contra mi p3echo justo donde palpitaba mi estúpido corazón alocado por el solo hecho de tenerla respirando junto a mi.
—Los humanos normales no arrojan motos por ahí, como haces tú.
Una sonrisa cruzo mi rostro sin esfuerzo.
—Los humanos normales huyen de los monstruos, Bella. Y nunca he proclamado ser normal. Sólo… humano.
Soltó una sonrisa casi cantarina y nerviosa mientras retiraba su mano de mi pecho.
—La verdad es que me pareces humano del todo —afirmo—. Al menos de momento.
Bella me observaba expectante esperando que comenzara narrarle la historia… gustoso volví mi mente a lo sucedido ese día y reviví lo sucedido para que ella conociera los detalles.
—Embry, Quil y yo estábamos de patrulla el sábado por la noche, sólo algo rutinario, cuando allí estaba, saliendo de ninguna parte, ¡bum!, una pista fresca, que no tenía ni quince minutos —exclame alzando los brazos al aire y gesticulando como una explosión—. Sam quería que le esperásemos, pero yo ignoraba que tú te habías ido y no sabía si tus chupasangres estaban vigilando o no. Así que salimos en su persecución a toda velocidad, pero cruzó la línea del tratado antes de que pudiéramos cogerla. Nos dispersamos por la línea esperando que volviera a cruzarla. Fue frustrante, te lo juro —dije moviéndola cabeza de un lado al otro… queríamos atraparla pero no había forma de que rompiéramos el tratado para ir a por ella Sam jamás nos dejaría—. Nos fuimos demasiado hacia el sur y los Cullen la persiguieron hacia nuestro sitio, pero sólo a unos cuantos kilómetros al norte de nuestra posición. Habría sido la emboscada perfecta si hubiéramos sabido dónde esperar.
—Entonces fue cuando la cosa se puso peligrosa. Sam y los otros le cogieron el rastro antes de que llegáramos, pero ella iba de un lado a otro de la línea y el aquelarre en pleno estaba al otro lado. El grande, -aggr en realidad no me importaba el nombre… pero- ¿cómo se llama...?
— Emmett.
—Ese, bueno, pues él arremetió contra ella, pero ¡qué rápida es esa pelirroja! Voló detrás de ella y casi se estrella contra Paul. Y ya sabes, Paul... bueno, ya le conoces.
—Sí.
—Se le fue la olla. –como si el pudiera controlarse- No puedo decir que le culpe, tenía al chupasangre grandote justo encima de él. Así que saltó... –vi la cara de Bella casi de reproche- Eh, no me mires así. El vampiro estaba en nuestro territorio.
—De cualquier modo, Paul falló y el grandullón regresó a su sitio, pero entonces, esto, la, eh, bien, la rubia...
Buenoooo... Es que ella... No recordaba su nombre tampoco pero si tenía claro su velocidad y agilidad.
— Rosalie.
—Como quieras. Se había vuelto realmente territorial, así que Sam y yo nos retrasamos para cubrir los flancos de Paul. Entonces su líder y el otro macho rubio...
—Carlisle y Jasper.
Le clave la mirada algo cansado de que me dijera los nombres de cada vampirito amiguito suyo.
—Ya sabes que me da igual cómo se llamen. Como sea, Carlisle habló con Sam en un intento de calmar las cosas. Y fue bastante extraño porque la verdad es que todo el mundo se tranquilizó muy rápido. Creo que fue ese otro que dices, que nos hizo algo raro en la cabeza, -recordaba como nos habíamos “calmado” por así decirlo… pero en contra de nuestra voluntad- pero aunque sabíamos lo que estaba haciendo, no podíamos dejar de estar tranquilos.
—Ah, sí, ya sé cómo se siente uno.
—Realmente cabreado, así es como se siente uno. Sólo que no estás enfadado del todo, al final —era extraño y confuso—. Así que Sam y el vampiro líder acordaron que la prioridad era Victoria y volvimos a la caza otra vez. Carlisle nos dio la pista de modo que pudimos seguir el rastro correcto, pero entonces tomó el camino de los acantilados justo al norte del territorio de los makah, donde la frontera discurre pegada a la costa durante unos cuantos kilómetros. Así que se metió en el agua otra vez. El grandullón y el tranquilo nos pidieron permiso para cruzar la frontera y perseguirla, pero se lo denegamos, como es lógico.
—Estupendo. Quiero decir que vuestro comportamiento me parece estúpido, pero estoy contenta. Emmett nunca tiene la suficiente prudencia. Podría haber salido herido.
Resople… como si eso fuera posible. Estaba casi seguro de que Bella no sabia la historia como era, como yo se la había contado…. De seguro su chupasangre le había dicho cantidad de mentiras y había dicho que nosotros habíamos comenzado la lucha y habíamos sido unos salvajes irresponsables y que Paul era un desenfrenado; aunque no habría mucho de mentira en esa última parte de todas formas.
—Así que tu vampiro te dijo que los atacamos sin razón y que su aquelarre, totalmente inocente...
—No —me atajo antes de que continuara—. Edward me contó la misma historia, sólo que sin tantos detalles.
—Ah —dije entre dientes contrariado… habría sido mejor si el se fuera reservado la historia para yo recibir algún crédito por no esconderle las cosas… ya el traía un registro de eso. Tome una piedra del suelo y la lance lejos a la bahía—. Bueno, ella regresará, supongo.
Las olas se movían lentamente por el aire, vi los acantilados y no pude evitar recordar ese día en que Bella se lanzo desde lo alto y como la adivina la había vito saltando… si ese día… si tan solo Bella me fuera esperado… como debía haber hecho, como habíamos quedado. Nada habría cambiado, estaríamos juntos como antes, quizás en el taller tomando una soda y hablando de las cosas vánales que siempre hablábamos quizás daríamos una vuelta en la moto…
— ¿En qué estás pensando? —pregunto Bella cuando noto que había enmudecido.
—Le doy vueltas a lo que me has dicho hace un rato. En cuando la adivina te vio saltando del acantilado y pensó que querías suicidarte, y en cómo a partir de aquello todo se descontroló... ¿Te das cuenta de que, si te hubieras limitado a esperarme, como se supone que tenías que hacer, entonces la chup... Alice no habría podido verte saltar? Nada habría cambiado. Probablemente, los dos estaríamos ahora en mi garaje, como cualquier otro sábado. No habría ningún vampiro en Forks y tú y yo... —deje que el hilo de mis pensamientos continuara tejiendo el resto de ese espejismo; y limitarle a eso. Era mejor no decirlo en palabras.
El corazón de Bella se acelero de repente, espere que estallara pero hablo calmadamente. Segura de sus palabras.
—Edward hubiera regresado de todos modos.
— ¿Estás segura de eso? —pregunte hostilmente.
—Estar separados... no nos va bien a ninguno de los dos.
— Estuviste bien sin el… comencé a balbucear más para mi que para ella… guarde silencio y respire hondo. No de tocaría más ese punto, decidí tocar otro punto del asunto. — ¿Sabías que Sam está muy enfadado contigo?
— ¿Conmigo? —Lo pensó un momento y luego dijo- Ah, ya. Cree que se habrían mantenido apartados si yo no estuviese aquí.
—No. No es por eso.
— ¿Cuál es el problema entonces?
Tome otra piedra del suelo y enfoque mi vista en ella quizás buscando fuerza para hablar y no mirarla a ella. El recordar el porque me lastimaba… Sam me había mostrado sin querer claro esta tantas veces la imagen e Bella llorando doblada como un feto en el suelo del frio bosque a mitad d la noche… no podía verla sin recordar esa imagen.
—Cuando Sam vio... en qué estado estabas al principio, cuando Billy les contó lo preocupado que estaba Charlie porque no mejorabas y entonces, cuando empezaste a saltar de los acantilados...
Gire la cara hacia ella tratado de verla de reojo… su reacción fue casi predecible. Enmudeció esperando hasta que yo terminara de hablar.
—Pensamos que tú eras la única persona en el mundo que tenía tanta razón para odiar a los Cullen como él. Sam se siente... –y quizás yo también- traicionado porque los volvieras a dejar entrar en tu vida, como si jamás te hubieran hecho daño.
—Puedes decirle a Sam que se vaya a...
—Mira eso —dije apuntando con el dedo algo extraordinario y básico del ciclo de la vida- un águila se estaba lanzando en picada hacia el océano desde lo alto. Acomodo las alas cuando iba descendiendo y solo sus garras tocaban la superficie del agua y tomo con ellas lo que yo había imaginado. Un pescado enorme iba retorciéndose entre sus patas— Lo ves por todas partes —dije tranquilamente, era algo de lógica mi enseñanza—. La naturaleza sigue su curso, cazador y presa, el círculo infinito de la vida y la muerte.
Note que no había captado mi objetivo, así que enfoque y fui un poco más claro, hable con un tono sombrío y sarcástico a la vez.
—Y desde luego, no verás al pez intentando besar al águila. Jamás verás eso — dije de forma burlona.
—Quizás el pez lo está intentando —me contrario como siempre—. Es difícil saber lo que piensa un pez. Las águilas son unos pájaros bastante atractivos, ya sabes.
Así que eso era todo… el atractivo.
— ¿A eso es a lo que se reduce todo? —escupí con la voz algo aguda—. ¿A tener un buen aspecto?
—No seas estúpido, Jacob.
—Entonces, ¿es por el dinero? —no entendía que era, pero no podía ser otra cosa que algo físico o material.
—Estupendo —se quejo levantándose tan rápido del árbol que no lo vi venir—. Me halaga que pienses eso de mí —se giro y comenzó a caminar lejos de mi.
—Oh, venga, no te pongas así —camine rápido hacia ella la tome de la cintura y la voltee hacia mi—. ¡Lo digo en serio!, intento entenderte y me estoy quedando en blanco.
—Le amo. ¡Y no porque sea guapo o rico!— aclaro —Preferiría que no fuera ni lo uno ni lo otro. Incluso te diría que eso podría ser un motivo para abrir una brecha entre nosotros, pero no es así, porque siempre es la persona más encantadora, generosa, brillante y decente que me he encontrado jamás. Claro que le amo. ¿Por qué te resulta tan difícil de entender?
—Es imposible de comprender.
—Por favor, ilumíname, entonces, Jacob. —dijo sarcásticamente— ¿Cuál es la razón válida para amar a alguien? Como dices que lo estoy haciendo mal...
—Creo que el mejor lugar para empezar sería mirando dentro de tu propia especie. Eso suele funcionar.
— ¡Eso es... asqueroso! —dijo haciendo un gesto de repulsión—. Supongo que debería estar loca por Mike Newton después de todo.
Me estremecí rápidamente sus palabras me hirieron sin darse cuenta, pues yo no me refería a ese idiota ni a ningún otro… yo también era… humano.
La solté instantáneamente y cruce los brazos por sobre mi pecho y me gire a ver el mar.
—Yo soy humano —dije en un susurro lastimero.
—No eres tan humano como Mike —sus palabras se afincaban tanto que me dolía—. ¿Sigues pensando que es la consideración más importante?
—No es lo mismo —continúe viendo a la deriva sin ver nada en realidad. Solo respirando lentamente para no flaquear ante mi resolución de no verla—. Yo no he escogido esto.
Bella rio amargamente.
— ¿Y crees que Edward sí? Él no sabía lo que le estaba ocurriendo más que tú. Él no eligió esto.
Hice un movimiento incrédulo de afirmación.
— ¿Sabes, Jacob?, es terrible por tu parte que pretendas sentirte moralmente superior, considerando que tú eres un licántropo.
—No es lo mismo —repetí mirándola después de un largo rato.
—No veo por qué no. Podrías ser un poquito más comprensivo con los Cullen. No tienes idea de lo buenos que son, pero buenos de verdad, Jacob.
—No deberían existir. Su existencia va contra la naturaleza.
Todo el mundo lo sabe…
Escuche que no me contrariaba como acostumbraba así que gire a verla de nuevo. Bella me miraba de forma incrédula…
— ¿Qué?
—Hablando de algo antinatural... —insinuó viendo fugazmente.
—Bella —hable tratando de ser razonable y dejarle en claro cual era la realidad—. Lo que y soy ha nacido conmigo. Es parte de mi naturaleza, de mi familia, de lo que todos somos como tribu, es la razón por la cual todavía estamos aquí. Aparte de eso —clave mi vista en ella sintiendo vulnerable—, sigo siendo humano.
Tome su mano y la aprisione contra mi p3echo justo donde palpitaba mi estúpido corazón alocado por el solo hecho de tenerla respirando junto a mi.
—Los humanos normales no arrojan motos por ahí, como haces tú.
Una sonrisa cruzo mi rostro sin esfuerzo.
—Los humanos normales huyen de los monstruos, Bella. Y nunca he proclamado ser normal. Sólo… humano.
Soltó una sonrisa casi cantarina y nerviosa mientras retiraba su mano de mi pecho.
—La verdad es que me pareces humano del todo —afirmo—. Al menos de momento.
febrero 19, 2012
febrero 10, 2012
enero 23, 2012
Cap. VIII
Cuando más te pienso…
Luego de la imprimación de Embry… los demás estaban al tanto de cualquier anormalidad. Considerábamos esa cualidad escasa.
Y yo deseaba –aunque no quisiera admitirlo – saber como funcionaba eso de la imprimación…
Si pudiera imprimarme de Bella…
Mi corazón dio un vuelco al oír un motor acercándose a casa… no era cualquier motor… era la vieja pickup de papá, esa que Charlie le había comprado para dársela a Bella.
No podía creer que justo cuando pensaba en ella, en lo que sentía hacia ella y que además me desgarraba por dentro…
Ella apareciera a mi puerta dándole a mi alma una estúpida razón para existir…
No habían apagado el motor, cuando ya yo estaba detenido en la puerta contemplándola con cara de estúpido incrédulo, no podía darle crédito a lo que mis ojos veían.
Oí como un motor se apagaba, y el sonido de mi respiración dificultosa resonaba sobre el sonido de la brisa.
– ¿Bella? –pregunte para estar seguro de que era verdad. Era ella… pero no podía creer que estuviera aquí.
— ¡Hola, Jake!
— ¡Bella! —grite quedándome sin aliento, sonreí apenas pronuncio mi nombre, era verdad, estaba aquí, no pude dejar de hacerlo, sonreía como niño—. ¡No me lo puedo creer!
Corrí hacia ella, y en un momento estuvimos los dos en el suelo saltando como pequeños.
— ¿Cómo has llegado hasta aquí? –pregunte extasiado.
— ¡Me he escapado! –dijo orgullosa de si misma.
— ¡Impresionante!
— ¡Hola, Bella! —saludo papá desde su silla.
— ¡Hola, Bill...!
Mientras la abrazaba ella enmudeció, di vueltas con ella entre mis brazos; supuse que estaba tan emocionada como yo y no podía seguir hablando…
— ¡Guau, es estupendo tenerte aquí! –exclame feliz.
—No puedo... respirar —tartamudeo.
Ah… por eso guardo silencio… jajaja ups… me reí y la baje de nuevo.
—Bienvenida de nuevo, Bella.
Comenzamos a caminar hacia el bosque, quizás era la vieja costumbre de ir hacia allá, pero no lo mencionábamos si quiera solo caminábamos. Bueno Bella casi corría, varias veces hizo alusión de eso, diciendo que ella no tenia piernas de tres metros.
Bella me conto como había llegado hasta aquí, a la Push… me narro algo referido a un folleto con la imagen de un lobo aullando en un fondo amarillo… me reí sin poder evitarlo… que forma de acordarse de mi.
Al parecer teníamos rato tratando de evitar un punto pendiente de nuestra conversación, cuando tocamos el tema de nuestra larga separación, desde que el chupasangre había vuelto, no pude evitar contener mis sentimientos, y parecer indiferente en cuanto a eso que me lastimaba.
—Bueno, ¿y de qué va esto en realidad? —pregunte mientras le daba un puntapié a un trozo de madera que estaba en el camino, este fue a dar con unas rocas donde se estampo—. O sea, que desde la última vez que... bueno, antes, ya sabes... —porque era tan ridículamente difícil de decir, respire o al menos lo intente un par de veces—. Lo que quiero decir es que... ¿simplemente todo ha vuelto al mismo lugar que antes de que él se fuera? ¿Se lo has perdonado todo?
—No había nada que disculpar.
NADAAA...!!!??
Griteee en mi mente exasperante…
Ella no había tenido que verse a si misma durante ese tiempo en que estuvo casi muerta en vida, eran sus amistades, su padre, era yo quien debía verla sufrir y secarse por dentro, y ella llega y vuelve con el como si nada y me dice tan fresca que no había nada que disculpar…
Demonios…
—Desearía que Sam te hubiera tomado una foto cuando te encontramos aquella noche de septiembre. Sería la prueba A.
—No estamos juzgando a nadie.
—Pues quizá deberíamos hacerlo.
—Ni siquiera tú le culparías por marcharse, si conocieras sus motivos.
La mire incrédulo…
—Está bien —le rete sin sentimiento de culpa—. Sorpréndeme.
Me sentí un poco mal al ver la aflicción en su rostro por mis palabras, pero no me retractaría, debía de haber algo increíblemente irreal (si eso era posible) tras todo este embrollo…
—Edward me dejó el pasado otoño porque pensaba que yo no debía salir con Vampiros. Pensó que sería mejor para mí si él se marchaba.
Mi mente proceso la información un poco lento… al parecer eso no había sucedido como el pensaba entonces
—Pero volvió, ¿no? —Exclame al final—. Parece que le cuesta atenerse a sus propias decisiones.
—Si recuerdas bien, fui yo la que corrió tras él y le trajo de vuelta.
La mire un momento, y luego me di la vuelta quedando de espaldas a ella, relaje el rostro, y me volví otra vez…
Si quería conocer todo, tenia que portarme un poco mejor…
—Eso es cierto, pero nunca supe la historia. ¿Qué fue lo que pasó?
Se mordió el labio, dudando…
— ¿Es un secreto? —dije sarcásticamente— ¿No me lo puedes contar?
—No —exclamo con hostilidad—. Además, es una historia realmente larga.
Sonreí con ironía, y emprendí camino por la playa…
Llegue frente a un árbol, blanco por al salitre del mar, conocía bien ese árbol, hubo un tiempo en el que era tan feliz ahí, que necesitaba nada más, pero me era necesaria Bella…
Respire tranquilo, camine hasta el y me senté, observe a Bella dubitativa, y la incite a sentarse dándole unas palmaditas al tronco…
—No me importa que las historias sean largas –dije intentando persuadirla para que me contara —¿Hay algo de acción?
—La hay.
—No puede haber miedo de verdad si no hay un poco de acción.
— ¡Miedo! ¿Vas a escuchar o te vas a pasar todo el rato interrumpiéndome para hacer comentarios groseros sobre mis amigos?
Hice un gesto como que me cerraba los labios con una llave y luego lance la llave lejos sobre mi hombro tras de mi…
Bella sonrió en contra de ella misma…
—Tengo que empezar con cosas que pasaron cuando tú estabas.
Alce una mano, para opinar… como en el colegio cuando pedias permiso a la maestra para preguntar algo.
—Adelante. Eso está bien. No entendí la mayor parte de lo que pasó entonces.
—Ah, vale, estupendo; es un poco complicado, así que presta atención. ¿Sabes ya que Alice tiene visiones?
En realidad no me impresionaba… en la manada habíamos escuchado que algunos chupasangres poseían habilidades que diferentes… no era algo que me agradara.
Bella comenzó a contarme una llegada a otro país, Italia… todo con el objetivo de salvar a Edward de otros vampiros que querían matarle… (En mi mente se fundo la lamentable idea de que eso no sucediera, me retuve de comentar eso… si lo hacia Bella dejara de contarme la historia).
Me conto que la vidente, había visto al chupasangre queriendo suicidarse cuando creyó que Bella había muerto, al saltar del acantilado (recordé ese día en mi mente, cuando la vampira pelirroja iba tras ella, y yo la escuche saltar, nade hasta ella, la saque del agua creyéndola casi muerta).
Nada de lo que hice parece haber valido la pena, el solo la dejo y volvió y ella ahí… como si nada…
No entendía porque la sanguijuela había caído en esa confusión si yo había sacado a Bella del agua… se supondría que la vidente debía de haber visto eso…
Ahí estaba el punto clave…
Según me decía Bella ella no puede ver a los licántropos… a ninguno de la manada…
— ¿La adivina chupasangres no puede vernos? —no pude evitar sonreír ante esa idea, un punto débil en los chupasangres Cullen, me hacia sentir que la manada era mas fuerte —En serio? —Pregunte para corroborar— ¡Eso es magnífico!
Bella no me respondió, se me quedo viendo fijamente sin decir nada, me quede esperando a que continuara el relato, pero ella se había quedado muda… hasta que comprendí que era yo quien debía haberse quedado mudo…
— ¡Oops! Lo siento —cerré la boca de nuevo para dejarla hablar.
Cuando me narro todo acerca de esos vampiros, que eran como la realeza en su mundo, se me encresparon los bellos de los brazos… unos chupasangres con tantos siglos en ese alto nivel y siendo respetados por así decirlo, y temidos por los suyos; debían de ser peligrosos.
—Ahora ya conoces toda la historia —comento al terminar de nárrame la historia—. Es tu turno para hablar. ¿Qué ha ocurrido mientras yo pasaba este fin de semana con mi madre?
Luego de la imprimación de Embry… los demás estaban al tanto de cualquier anormalidad. Considerábamos esa cualidad escasa.
Y yo deseaba –aunque no quisiera admitirlo – saber como funcionaba eso de la imprimación…
Si pudiera imprimarme de Bella…
Mi corazón dio un vuelco al oír un motor acercándose a casa… no era cualquier motor… era la vieja pickup de papá, esa que Charlie le había comprado para dársela a Bella.
No podía creer que justo cuando pensaba en ella, en lo que sentía hacia ella y que además me desgarraba por dentro…
Ella apareciera a mi puerta dándole a mi alma una estúpida razón para existir…
No habían apagado el motor, cuando ya yo estaba detenido en la puerta contemplándola con cara de estúpido incrédulo, no podía darle crédito a lo que mis ojos veían.
Oí como un motor se apagaba, y el sonido de mi respiración dificultosa resonaba sobre el sonido de la brisa.
– ¿Bella? –pregunte para estar seguro de que era verdad. Era ella… pero no podía creer que estuviera aquí.
— ¡Hola, Jake!
— ¡Bella! —grite quedándome sin aliento, sonreí apenas pronuncio mi nombre, era verdad, estaba aquí, no pude dejar de hacerlo, sonreía como niño—. ¡No me lo puedo creer!
Corrí hacia ella, y en un momento estuvimos los dos en el suelo saltando como pequeños.
— ¿Cómo has llegado hasta aquí? –pregunte extasiado.
— ¡Me he escapado! –dijo orgullosa de si misma.
— ¡Impresionante!
— ¡Hola, Bella! —saludo papá desde su silla.
— ¡Hola, Bill...!
Mientras la abrazaba ella enmudeció, di vueltas con ella entre mis brazos; supuse que estaba tan emocionada como yo y no podía seguir hablando…
— ¡Guau, es estupendo tenerte aquí! –exclame feliz.
—No puedo... respirar —tartamudeo.
Ah… por eso guardo silencio… jajaja ups… me reí y la baje de nuevo.
—Bienvenida de nuevo, Bella.
Comenzamos a caminar hacia el bosque, quizás era la vieja costumbre de ir hacia allá, pero no lo mencionábamos si quiera solo caminábamos. Bueno Bella casi corría, varias veces hizo alusión de eso, diciendo que ella no tenia piernas de tres metros.
Bella me conto como había llegado hasta aquí, a la Push… me narro algo referido a un folleto con la imagen de un lobo aullando en un fondo amarillo… me reí sin poder evitarlo… que forma de acordarse de mi.
Al parecer teníamos rato tratando de evitar un punto pendiente de nuestra conversación, cuando tocamos el tema de nuestra larga separación, desde que el chupasangre había vuelto, no pude evitar contener mis sentimientos, y parecer indiferente en cuanto a eso que me lastimaba.
—Bueno, ¿y de qué va esto en realidad? —pregunte mientras le daba un puntapié a un trozo de madera que estaba en el camino, este fue a dar con unas rocas donde se estampo—. O sea, que desde la última vez que... bueno, antes, ya sabes... —porque era tan ridículamente difícil de decir, respire o al menos lo intente un par de veces—. Lo que quiero decir es que... ¿simplemente todo ha vuelto al mismo lugar que antes de que él se fuera? ¿Se lo has perdonado todo?
—No había nada que disculpar.
NADAAA...!!!??
Griteee en mi mente exasperante…
Ella no había tenido que verse a si misma durante ese tiempo en que estuvo casi muerta en vida, eran sus amistades, su padre, era yo quien debía verla sufrir y secarse por dentro, y ella llega y vuelve con el como si nada y me dice tan fresca que no había nada que disculpar…
Demonios…
—Desearía que Sam te hubiera tomado una foto cuando te encontramos aquella noche de septiembre. Sería la prueba A.
—No estamos juzgando a nadie.
—Pues quizá deberíamos hacerlo.
—Ni siquiera tú le culparías por marcharse, si conocieras sus motivos.
La mire incrédulo…
—Está bien —le rete sin sentimiento de culpa—. Sorpréndeme.
Me sentí un poco mal al ver la aflicción en su rostro por mis palabras, pero no me retractaría, debía de haber algo increíblemente irreal (si eso era posible) tras todo este embrollo…
—Edward me dejó el pasado otoño porque pensaba que yo no debía salir con Vampiros. Pensó que sería mejor para mí si él se marchaba.
Mi mente proceso la información un poco lento… al parecer eso no había sucedido como el pensaba entonces
—Pero volvió, ¿no? —Exclame al final—. Parece que le cuesta atenerse a sus propias decisiones.
—Si recuerdas bien, fui yo la que corrió tras él y le trajo de vuelta.
La mire un momento, y luego me di la vuelta quedando de espaldas a ella, relaje el rostro, y me volví otra vez…
Si quería conocer todo, tenia que portarme un poco mejor…
—Eso es cierto, pero nunca supe la historia. ¿Qué fue lo que pasó?
Se mordió el labio, dudando…
— ¿Es un secreto? —dije sarcásticamente— ¿No me lo puedes contar?
—No —exclamo con hostilidad—. Además, es una historia realmente larga.
Sonreí con ironía, y emprendí camino por la playa…
Llegue frente a un árbol, blanco por al salitre del mar, conocía bien ese árbol, hubo un tiempo en el que era tan feliz ahí, que necesitaba nada más, pero me era necesaria Bella…
Respire tranquilo, camine hasta el y me senté, observe a Bella dubitativa, y la incite a sentarse dándole unas palmaditas al tronco…
—No me importa que las historias sean largas –dije intentando persuadirla para que me contara —¿Hay algo de acción?
—La hay.
—No puede haber miedo de verdad si no hay un poco de acción.
— ¡Miedo! ¿Vas a escuchar o te vas a pasar todo el rato interrumpiéndome para hacer comentarios groseros sobre mis amigos?
Hice un gesto como que me cerraba los labios con una llave y luego lance la llave lejos sobre mi hombro tras de mi…
Bella sonrió en contra de ella misma…
—Tengo que empezar con cosas que pasaron cuando tú estabas.
Alce una mano, para opinar… como en el colegio cuando pedias permiso a la maestra para preguntar algo.
—Adelante. Eso está bien. No entendí la mayor parte de lo que pasó entonces.
—Ah, vale, estupendo; es un poco complicado, así que presta atención. ¿Sabes ya que Alice tiene visiones?
En realidad no me impresionaba… en la manada habíamos escuchado que algunos chupasangres poseían habilidades que diferentes… no era algo que me agradara.
Bella comenzó a contarme una llegada a otro país, Italia… todo con el objetivo de salvar a Edward de otros vampiros que querían matarle… (En mi mente se fundo la lamentable idea de que eso no sucediera, me retuve de comentar eso… si lo hacia Bella dejara de contarme la historia).
Me conto que la vidente, había visto al chupasangre queriendo suicidarse cuando creyó que Bella había muerto, al saltar del acantilado (recordé ese día en mi mente, cuando la vampira pelirroja iba tras ella, y yo la escuche saltar, nade hasta ella, la saque del agua creyéndola casi muerta).
Nada de lo que hice parece haber valido la pena, el solo la dejo y volvió y ella ahí… como si nada…
No entendía porque la sanguijuela había caído en esa confusión si yo había sacado a Bella del agua… se supondría que la vidente debía de haber visto eso…
Ahí estaba el punto clave…
Según me decía Bella ella no puede ver a los licántropos… a ninguno de la manada…
— ¿La adivina chupasangres no puede vernos? —no pude evitar sonreír ante esa idea, un punto débil en los chupasangres Cullen, me hacia sentir que la manada era mas fuerte —En serio? —Pregunte para corroborar— ¡Eso es magnífico!
Bella no me respondió, se me quedo viendo fijamente sin decir nada, me quede esperando a que continuara el relato, pero ella se había quedado muda… hasta que comprendí que era yo quien debía haberse quedado mudo…
— ¡Oops! Lo siento —cerré la boca de nuevo para dejarla hablar.
Cuando me narro todo acerca de esos vampiros, que eran como la realeza en su mundo, se me encresparon los bellos de los brazos… unos chupasangres con tantos siglos en ese alto nivel y siendo respetados por así decirlo, y temidos por los suyos; debían de ser peligrosos.
—Ahora ya conoces toda la historia —comento al terminar de nárrame la historia—. Es tu turno para hablar. ¿Qué ha ocurrido mientras yo pasaba este fin de semana con mi madre?
diciembre 23, 2011
Cap. VII
Algunos recién llegados.
La tierra saltaba a mí alrededor victima de la velocidad y el viento que provocaba al pasar. No podía creer lo fácil que la sanguijuela le mentía a Bella, como podía ocultarle las cosas y llevársela lejos sin decirle. Pero claro como podía esperar que alguien sin corazón y sin alma sintiera un vago sentimiento de culpa o remordimiento.
No, para el todo era fácil, enamorarla, dejarla, volver a conquistarla, mentirle… pero claro al amigo de siempre no se le podía dar una simple visita.
Deje la moto en el garaje y me fui al bosque corriendo, apenas me transforme escuche la voz de Embry…
— Por fin llegaste… — aclamo.
— Si, lamento la tardanza. Alguna novedad en cuanto a la pelirroja.
— No nada acerca de eso.
— Gracias por cubrir mi perímetro.
— Cuando quieras— respondió pensativo.
Reaccione un poco tarde, no había captado lo que había escondido detrás de su respuesta, no había nada nueva acerca de la chupasangre, pero… ¿pasaba algo más?
Mientras mi mente se preguntaba esto, Embry no pudo evitar desarrollar imágenes y respuestas aglomeradas en su cabeza…
Dos chicos, los conocía más que todo por sus rasgos eran los hijos de Harry Clearwater, primero el chico comenzó a temblar y cayo de rodillas, algo en el hacía que se sacudiera y su columna se doblara como si quisiera partirse; conocía bien ese sentimiento, me sorprendí más al ver como una chica cercana a la habitación de este temblaba también, era la hermana mayor del chico, los temblores de ella eran en mayor magnitud, tanto que cayó de la cama mientras sudaba y se retorcía, se levanto a trompicones y corrió hacia el bosque, cayó al suelo y se arrastro rasgando la tierra, como pudo avanzo y se escondió entre los arbustos, nadie la siguió, su madre estaba al teléfono hablando con alguien de forma desesperada y apresurada.
— Nunca había escuchado de una mujer loba —exclame en mi cabeza.
— Lo sé… —replico Embry secundando mi asombro.
— Ella es…?
— Si, es la misma… es Leah. Recuerdas las imágenes de Sam, cuando se imprimo. Emily, todo el embrollo.
— Oh… esto no pinta nada bien.
— Sí, todos pensamos lo mismo. Les está costando un poco adaptarse, bueno más a ella que al, el chico es mucho más llevadero, es difícil con la edad que tiene, pero tiene mucho ímpetu y carisma, te acera bien. Mientras no te ponga los pelos de punta.
— Me preocupa lo que traiga la llegada de ella.
— Si a todos… ya no has estado molestando con algunas imágenes pasadas de ellas con Sam. Trata de evitarlo, pero sabes como es.
— Si, inevitable.
— Voy a dar la vuelta, nos encontramos en el frente.
— Bien.
Recorrí el perímetro pensando en cómo estaba reaccionando Sam a esto, no debía ser fácil luchar ahora contra ese triangulo amoroso, el amaba a Emily pero también había estado enamorado de Leah. En definitiva eso de la imprimación te hacia vulnerable, pierdes el poder sobre ti mismo.
Agradecía que fuera algo poco común, inusual según nuestros ancestros, muy pocos de la manada encontraban un objeto de imprimación.
Escuche cuando Sam entro en el grupo, todo estaba tan tranquilo que resultaba imposible no notar el ingreso de alguien más.
— Paul y Quil van a suplirlos —aviso.
Sonaba preocupado, quizás algo alarmado, lo cual era algo extraño. Supuse que el ingreso del chico Seth y de Leah lo tenían así.
No pude evitar que por mi cabeza rondaran imágenes antiguas que había visto a través del mismo, donde estaba acompañado por Leah, en tiempos mejores claro está.
Sam hizo caso omiso de mis pensamientos, aunque entendí claramente que debía alejarlos de mi mente, por el gruñido que retumbo en su pecho.
Embry y yo seguimos a Sam hasta casa de Emily.
Apenas llegamos al bosque cercano, cambiamos de fase y nos acercamos al resto de grupo que estaban sentados frente a la casa en lugares disparejos sin un orden específico.
— Para quienes no los conocen ellos son Seth y Leah Clearwater los hijos de Harry.
Sam presento a los nuevos de la manada, no era algo que hiciéramos muy seguido, porque normalmente no teníamos ingresos tan seguidos. Los vampiros cercanos estaban despertando los genes, y en ellos más aún luego de la muerte de su padre.
El chico tenía una sonrisa de oreja a oreja, pero ella… bueno no bastaba decir que no le agradaba para nada estar en casa de su prima y menos aún ser la única mujer en la manada, estábamos consientes de que no iba a ser fácil convivir como lo habíamos hecho siempre, estábamos acostumbrados a entrar y salir de fase sin preocuparnos por quedar desnudos frente a los otros, pero con ella, puff estaba claro que no iba a ser tan fácil coexistir.
Sam nos presento a Embry y a mí…
No pude evitar darme cuenta de que Jared no estaba… el salía de clases al media día, pero aún no había vuelto.
Continúe ahí conversando con los recién llegados, bueno más que todo con Seth, Embry tenía razón era de lo más afable y amigable, tenía muchas ganas de probar sus habilidades en la lucha y cazando, aunque solo tenía quince años era más maduro que muchos de nosotros. Y se notaba que era de gran corazón como su padre. Nos llevaríamos bien.
Al rato llego Jared, yo estaba a punto de irme me tocaba la guardia de la noche, ya se habían ido Seth y Leah a hacer guardia con Sam, estaba seguro de que para él no sería fácil, pero era el alfa de la manada. Era su responsabilidad. Cuando ellos volvieran debía irme con Embry de nuevo.
Cuando llego Jared al grupo se acerco a donde estábamos sentados, Quil, Embry, Paul y yo.
— ¿Todo bien…? —pregunto Paul.
— Si… es solo que… estoy…
¿Qué ocurre? —pregunto Quil preocupado.
— Estoy… imprimado…
Ninguno respondió al momento, el solo pronunciar la palabra hacia que sonara más estúpido e irreal. Pero la cara de Jared dejaba en claro que era verdad, estaba junto a nosotros pero su mente estaba flotando en otro lado.
— ¿De quién? —pregunto Emily quien estaba cerca de nosotros, traía un bol entre las manos lleno de panes.
— Su nombre es Kim, estudiamos juntos.
— Nunca la habías mencionado… —hablo Paul casi con ganas de reírse.
— Nunca antes la había notado —dijo este con un suspiro y una media sonrisa.
Decidimos dejarlo hasta ahí, no queríamos explayarnos en el tema, y que luego este no dejara de pensar en ella y nos llenara la cabeza de imágenes cursis y miradas extrañas entre ellos.
No me agradaba mucho que mis pensamientos se contradijeran, no esperaba una imprimación en el grupo, bastaba con Sam y Emily, y bueno con Leah de por medio.
Solo deseaba que esto quedara ahí.
Con dos imprimados bastaba…
La tierra saltaba a mí alrededor victima de la velocidad y el viento que provocaba al pasar. No podía creer lo fácil que la sanguijuela le mentía a Bella, como podía ocultarle las cosas y llevársela lejos sin decirle. Pero claro como podía esperar que alguien sin corazón y sin alma sintiera un vago sentimiento de culpa o remordimiento.
No, para el todo era fácil, enamorarla, dejarla, volver a conquistarla, mentirle… pero claro al amigo de siempre no se le podía dar una simple visita.
Deje la moto en el garaje y me fui al bosque corriendo, apenas me transforme escuche la voz de Embry…
— Por fin llegaste… — aclamo.
— Si, lamento la tardanza. Alguna novedad en cuanto a la pelirroja.
— No nada acerca de eso.
— Gracias por cubrir mi perímetro.
— Cuando quieras— respondió pensativo.
Reaccione un poco tarde, no había captado lo que había escondido detrás de su respuesta, no había nada nueva acerca de la chupasangre, pero… ¿pasaba algo más?
Mientras mi mente se preguntaba esto, Embry no pudo evitar desarrollar imágenes y respuestas aglomeradas en su cabeza…
Dos chicos, los conocía más que todo por sus rasgos eran los hijos de Harry Clearwater, primero el chico comenzó a temblar y cayo de rodillas, algo en el hacía que se sacudiera y su columna se doblara como si quisiera partirse; conocía bien ese sentimiento, me sorprendí más al ver como una chica cercana a la habitación de este temblaba también, era la hermana mayor del chico, los temblores de ella eran en mayor magnitud, tanto que cayó de la cama mientras sudaba y se retorcía, se levanto a trompicones y corrió hacia el bosque, cayó al suelo y se arrastro rasgando la tierra, como pudo avanzo y se escondió entre los arbustos, nadie la siguió, su madre estaba al teléfono hablando con alguien de forma desesperada y apresurada.
— Nunca había escuchado de una mujer loba —exclame en mi cabeza.
— Lo sé… —replico Embry secundando mi asombro.
— Ella es…?
— Si, es la misma… es Leah. Recuerdas las imágenes de Sam, cuando se imprimo. Emily, todo el embrollo.
— Oh… esto no pinta nada bien.
— Sí, todos pensamos lo mismo. Les está costando un poco adaptarse, bueno más a ella que al, el chico es mucho más llevadero, es difícil con la edad que tiene, pero tiene mucho ímpetu y carisma, te acera bien. Mientras no te ponga los pelos de punta.
— Me preocupa lo que traiga la llegada de ella.
— Si a todos… ya no has estado molestando con algunas imágenes pasadas de ellas con Sam. Trata de evitarlo, pero sabes como es.
— Si, inevitable.
— Voy a dar la vuelta, nos encontramos en el frente.
— Bien.
Recorrí el perímetro pensando en cómo estaba reaccionando Sam a esto, no debía ser fácil luchar ahora contra ese triangulo amoroso, el amaba a Emily pero también había estado enamorado de Leah. En definitiva eso de la imprimación te hacia vulnerable, pierdes el poder sobre ti mismo.
Agradecía que fuera algo poco común, inusual según nuestros ancestros, muy pocos de la manada encontraban un objeto de imprimación.
Escuche cuando Sam entro en el grupo, todo estaba tan tranquilo que resultaba imposible no notar el ingreso de alguien más.
— Paul y Quil van a suplirlos —aviso.
Sonaba preocupado, quizás algo alarmado, lo cual era algo extraño. Supuse que el ingreso del chico Seth y de Leah lo tenían así.
No pude evitar que por mi cabeza rondaran imágenes antiguas que había visto a través del mismo, donde estaba acompañado por Leah, en tiempos mejores claro está.
Sam hizo caso omiso de mis pensamientos, aunque entendí claramente que debía alejarlos de mi mente, por el gruñido que retumbo en su pecho.
Embry y yo seguimos a Sam hasta casa de Emily.
Apenas llegamos al bosque cercano, cambiamos de fase y nos acercamos al resto de grupo que estaban sentados frente a la casa en lugares disparejos sin un orden específico.
— Para quienes no los conocen ellos son Seth y Leah Clearwater los hijos de Harry.
Sam presento a los nuevos de la manada, no era algo que hiciéramos muy seguido, porque normalmente no teníamos ingresos tan seguidos. Los vampiros cercanos estaban despertando los genes, y en ellos más aún luego de la muerte de su padre.
El chico tenía una sonrisa de oreja a oreja, pero ella… bueno no bastaba decir que no le agradaba para nada estar en casa de su prima y menos aún ser la única mujer en la manada, estábamos consientes de que no iba a ser fácil convivir como lo habíamos hecho siempre, estábamos acostumbrados a entrar y salir de fase sin preocuparnos por quedar desnudos frente a los otros, pero con ella, puff estaba claro que no iba a ser tan fácil coexistir.
Sam nos presento a Embry y a mí…
No pude evitar darme cuenta de que Jared no estaba… el salía de clases al media día, pero aún no había vuelto.
Continúe ahí conversando con los recién llegados, bueno más que todo con Seth, Embry tenía razón era de lo más afable y amigable, tenía muchas ganas de probar sus habilidades en la lucha y cazando, aunque solo tenía quince años era más maduro que muchos de nosotros. Y se notaba que era de gran corazón como su padre. Nos llevaríamos bien.
Al rato llego Jared, yo estaba a punto de irme me tocaba la guardia de la noche, ya se habían ido Seth y Leah a hacer guardia con Sam, estaba seguro de que para él no sería fácil, pero era el alfa de la manada. Era su responsabilidad. Cuando ellos volvieran debía irme con Embry de nuevo.
Cuando llego Jared al grupo se acerco a donde estábamos sentados, Quil, Embry, Paul y yo.
— ¿Todo bien…? —pregunto Paul.
— Si… es solo que… estoy…
¿Qué ocurre? —pregunto Quil preocupado.
— Estoy… imprimado…
Ninguno respondió al momento, el solo pronunciar la palabra hacia que sonara más estúpido e irreal. Pero la cara de Jared dejaba en claro que era verdad, estaba junto a nosotros pero su mente estaba flotando en otro lado.
— ¿De quién? —pregunto Emily quien estaba cerca de nosotros, traía un bol entre las manos lleno de panes.
— Su nombre es Kim, estudiamos juntos.
— Nunca la habías mencionado… —hablo Paul casi con ganas de reírse.
— Nunca antes la había notado —dijo este con un suspiro y una media sonrisa.
Decidimos dejarlo hasta ahí, no queríamos explayarnos en el tema, y que luego este no dejara de pensar en ella y nos llenara la cabeza de imágenes cursis y miradas extrañas entre ellos.
No me agradaba mucho que mis pensamientos se contradijeran, no esperaba una imprimación en el grupo, bastaba con Sam y Emily, y bueno con Leah de por medio.
Solo deseaba que esto quedara ahí.
Con dos imprimados bastaba…
diciembre 18, 2011
Cap. VI
Ella es capaz de soportar más que una pelea entre chicos hormonales
— ¿Qué pasó? —exclamo Bella alterada— ¿Es que se han enfrentado? —a medida de que hablaba su voz aumentaba de tono—. ¿Por qué? ¿Está herido Paul?
—No hubo lucha —le dijo el chupasangre de lo más tranquilo, narrando los hechos solo por encima; sin explayarse en nada, era obvio que no le había contado nada de lo ocurrido—. Nadie salió herido. No te inquietes.
—No le has contado nada en absoluto, ¿a qué no? ¿Ese es el modo en que la mantienes apartada? Por eso ella no sabe...
—Vete, ya —me corto a mitad de frase… pensaba decirle “Por eso ella no sabe que la chupasangre anda cerca, que vino tras ella mientras él se la había llevado lejos.
El vampiro escuchaba mis pensamientos mientras me fulminaba con la mirada.
Enarque las cejas esperando a que respondiera lo que mi cabeza gritaba…
— ¿Por qué no se lo has dicho? —pregunte en voz alta esta vez.
Nos miramos con desprecio…
Eres un cobarde… —le dije en mi mente—crees que esconderle el peligro en el que esta va a arreglar las cosas, igual la vampira pelirroja esta tras ella, y NO PUEDES EVITARLO…!!!
Mientras era consciente de nuestros admiradores, no pude darme cuenta de Bella, y de sus cavilaciones, cuando recordé que estaba cerca de mí, pude escuchar el golpeteo frenético de su corazón, había llegado a una conclusión.
—Ella ha vuelto a por mí —susurro con la voz queda.
El chupasangre la abrazo cuando por sus ojos rodaban lagrimas.
—No pasa nada —aclamo el vampiro con la voz estrangulada mientras la abrazaba de forma ansiosa—. No pasa nada. Nunca dejaré que se te acerque, no pasa nada.
El aludido voltio a verme con odio.
— ¿Contesta esto a tu pregunta, chucho?
— ¿No crees que Bella tiene derecho a saberlo? —le replique, reclamándole que se tomara el derecho de ocultárselo—. Es su vida.
— ¿Por qué debe tener miedo si nunca ha estado en peligro? –susurro a causa del público.
—Mejor asustada que ignorante –escupí.
Mientras yo más me molestaba el más trataba de consolarle ignorando el hecho de que era un mentiroso, ocultar también es engaño.
— ¿Realmente crees que herirla es mejor que protegerla? —murmuró el mientras secaba sus lagrimas.
—Ella es más fuerte de lo que crees —le recordé mientras mi mente revolvía viejos recuerdos—. Y lo ha pasado bastante peor –dije recordando.
Una idea llego a mi mente en eso momento, una imagen que Sam había pasado a mi mente, cuando encontró a Bella, en el suelo, llorando en medio del bosque, sola, una imagen que siempre me ha lastimado. Aunque yo no era ni por asomo el culpable de ese instante; el verdadero culpable estaba frente a mí, entonces porque no mostrarle a él lo que había dejado luego de su partida.
Deje que esa imagen fluyera en mi mente, explayándome en cada detalle, en sus sollozos y los cambios que sufrió al pasar de los días, como se mantuvo apagada, triste y desolada, un cuerpo sin alma. Cada momento lo deje fluis, que viera como había dejado a Bella, el había sido el culpable de que ella quedara como un cascarón vacío y debía ver eso por si mismo, aunque no fuera en vivo.
—Qué divertido —exclame con una carcajada sorbía y regocijadora, podía parecer un monstruo, pero él lo era peor. Por el ella se había quedado así.
— ¿Qué le estás haciendo? —quiso saber Bella cuando el gesto de dolor y fatiga que reflejaba el vampiro iba más allá de lo normal.
— No es nada, Bella —dijo el interpelado con la voz algo arrastrada—. Sólo que Jacob tiene muy buena memoria, eso es todo.
Esboce otra sonrisa cuando una vez más deje fluis la imagen de Bella tirada en el bosque llorando.
— ¡Para ya! Sea lo que sea que estés haciendo.
— Vale, si tú quieres —exclame con un perfecto encogimiento de hombros—. Aunque es culpa suya si no le gustan mis recuerdos.
Me miro molesta y yo sonreí con maldad. No lo hacía para lastimarla a ella, si no a él, tenía que ver todo lo malo que había dejado atrás y que se diera cuenta de sus errores.
—El director viene de camino a echar a los merodeadores de la propiedad del
Instituto —susurro el vampiro aun con la voz lastimada—. Vete a clase de Lengua, Bella, no quiero que te veas implicada.
—Es un poco sobreprotector, ¿a que sí? —pregunte con voz sarcástica mirando solo a Bella—.Algo de agitación hace que la vida sea divertida—dije con voz melosa y calculadora— Déjame adivinar, ¿a que no tienes permiso para divertirte?
El vampiro me fulmino con la mirada, molesto por el rumbo que tomaban mis pensamientos.
—Cierra el pico, Jacob —exclamo Bella.
No pude evitar reírme, era más que obvia la respuesta. El la tenía encerrada en una caja de acero.
—Eso suena a negativa. Oye, si alguna vez quieres volver a vivir la vida, ven a
Verme. Todavía tengo tu moto en mi garaje.
—Se supone que deberías haberla vendido. Le prometiste a Charlie que lo harías.
—Ah, sí, claro. Como si yo pudiera hacer eso. Es tuya, no mía. De cualquier modo, la conservaré hasta que quieras que te la devuelva.
Dije con voz tranquila, con una leve esperanza de que ella volviera a por ella. Extrañaba de sobre manera andar en moto con ella, y ser como antes solo un par de chiquillos locos y despreocupados que andaban en moto sin hacer caso a los peligros.
Una estúpida sonrisa cruzo mi rostro cuando estos recuerdos atravesaban mi mente fugazmente.
—Jake...
No pude evitar reaccionar ante mi nombre, la extrañaba.
— Creo que lo he estado haciendo mal hasta ahora, ya sabes, acerca de no volver a vernos como amigos. —Exclame consciente de su estúpido acompañante— Quizá podríamos apañarnos, al menos por mi parte. —dije esperanzado tratando de ponerle posibles alternativas, que ella eligiera alguna y reanudara lo poco que quedaba de nuestra amistad. — Ven a visitarme algún día.
—Esto, yo... no sé, Jake.
Sus dudas y su flaqueza me dieron las mismas estúpidas esperanzas de siempre, toda careta de desprecio y burla cayeron.
—Te echo de menos todos los días, Bella. Las cosas no son lo mismo sin ti.
—Ya lo sé y lo siento, Jake, yo sólo...
Claro yo siempre de idiota dejándole en claro que la extrañaba, sin importaba que el chupasangre estuviera junto a ella, escuchando todos mis pensamientos y viendo como me desmayaba de amor frente a ella.
Tome la máscara y me la puse de nuevo.
—Lo sé. Después de todo, no importa, ¿verdad? Supongo que sobreviviré o lo que sea. ¿A quién le hacen falta amigos? —escupí molesto y frenéticamente exasperado.
—Venga, a clase —escuche esta voz gruesa a mis espaldas—. Póngase en marcha, señor Crowley.
—Vete al colegio, Jake —exclamo en voz baja Bella.
— ¡He dicho que ya! —amenazó—. Castigaré a todo el que me encuentre aquí mirando cuando me dé la vuelta.
—Ah, señor Cullen. ¿Qué ocurre aquí? ¿Algún problema?
— Ninguno, señor Greene. Íbamos ya de camino a clase.
—Excelente. Creo que no conozco a su amigo —exclamo mientras me veía con una mirada calculadora pero asustado internamente—. ¿Es usted un estudiante del centro?
—No —exclame con voz sarcástica y burlona. El hecho de que me tuvieran miedo me agradaba más que ser afable.
—Entonces le sugiero que se marche de la propiedad de la escuela rápido, jovencito, antes de que llame a la policía.
Si casi podía imaginarme a Charlie arrestándome, me reí de buen gana mientras de forma burlona imitaba a un milita y decía «Sí, señor», con una gran sonrisa de descaro y burla…
Subí a mi moto sin volver la vista atrás, pise el pedal con fuerza una sola vez y este arranco, le di toda la velocidad y desaparecí tan rápido que solo deje polvo y recuerdos tras de mí.
— ¿Qué pasó? —exclamo Bella alterada— ¿Es que se han enfrentado? —a medida de que hablaba su voz aumentaba de tono—. ¿Por qué? ¿Está herido Paul?
—No hubo lucha —le dijo el chupasangre de lo más tranquilo, narrando los hechos solo por encima; sin explayarse en nada, era obvio que no le había contado nada de lo ocurrido—. Nadie salió herido. No te inquietes.
—No le has contado nada en absoluto, ¿a qué no? ¿Ese es el modo en que la mantienes apartada? Por eso ella no sabe...
—Vete, ya —me corto a mitad de frase… pensaba decirle “Por eso ella no sabe que la chupasangre anda cerca, que vino tras ella mientras él se la había llevado lejos.
El vampiro escuchaba mis pensamientos mientras me fulminaba con la mirada.
Enarque las cejas esperando a que respondiera lo que mi cabeza gritaba…
— ¿Por qué no se lo has dicho? —pregunte en voz alta esta vez.
Nos miramos con desprecio…
Eres un cobarde… —le dije en mi mente—crees que esconderle el peligro en el que esta va a arreglar las cosas, igual la vampira pelirroja esta tras ella, y NO PUEDES EVITARLO…!!!
Mientras era consciente de nuestros admiradores, no pude darme cuenta de Bella, y de sus cavilaciones, cuando recordé que estaba cerca de mí, pude escuchar el golpeteo frenético de su corazón, había llegado a una conclusión.
—Ella ha vuelto a por mí —susurro con la voz queda.
El chupasangre la abrazo cuando por sus ojos rodaban lagrimas.
—No pasa nada —aclamo el vampiro con la voz estrangulada mientras la abrazaba de forma ansiosa—. No pasa nada. Nunca dejaré que se te acerque, no pasa nada.
El aludido voltio a verme con odio.
— ¿Contesta esto a tu pregunta, chucho?
— ¿No crees que Bella tiene derecho a saberlo? —le replique, reclamándole que se tomara el derecho de ocultárselo—. Es su vida.
— ¿Por qué debe tener miedo si nunca ha estado en peligro? –susurro a causa del público.
—Mejor asustada que ignorante –escupí.
Mientras yo más me molestaba el más trataba de consolarle ignorando el hecho de que era un mentiroso, ocultar también es engaño.
— ¿Realmente crees que herirla es mejor que protegerla? —murmuró el mientras secaba sus lagrimas.
—Ella es más fuerte de lo que crees —le recordé mientras mi mente revolvía viejos recuerdos—. Y lo ha pasado bastante peor –dije recordando.
Una idea llego a mi mente en eso momento, una imagen que Sam había pasado a mi mente, cuando encontró a Bella, en el suelo, llorando en medio del bosque, sola, una imagen que siempre me ha lastimado. Aunque yo no era ni por asomo el culpable de ese instante; el verdadero culpable estaba frente a mí, entonces porque no mostrarle a él lo que había dejado luego de su partida.
Deje que esa imagen fluyera en mi mente, explayándome en cada detalle, en sus sollozos y los cambios que sufrió al pasar de los días, como se mantuvo apagada, triste y desolada, un cuerpo sin alma. Cada momento lo deje fluis, que viera como había dejado a Bella, el había sido el culpable de que ella quedara como un cascarón vacío y debía ver eso por si mismo, aunque no fuera en vivo.
—Qué divertido —exclame con una carcajada sorbía y regocijadora, podía parecer un monstruo, pero él lo era peor. Por el ella se había quedado así.
— ¿Qué le estás haciendo? —quiso saber Bella cuando el gesto de dolor y fatiga que reflejaba el vampiro iba más allá de lo normal.
— No es nada, Bella —dijo el interpelado con la voz algo arrastrada—. Sólo que Jacob tiene muy buena memoria, eso es todo.
Esboce otra sonrisa cuando una vez más deje fluis la imagen de Bella tirada en el bosque llorando.
— ¡Para ya! Sea lo que sea que estés haciendo.
— Vale, si tú quieres —exclame con un perfecto encogimiento de hombros—. Aunque es culpa suya si no le gustan mis recuerdos.
Me miro molesta y yo sonreí con maldad. No lo hacía para lastimarla a ella, si no a él, tenía que ver todo lo malo que había dejado atrás y que se diera cuenta de sus errores.
—El director viene de camino a echar a los merodeadores de la propiedad del
Instituto —susurro el vampiro aun con la voz lastimada—. Vete a clase de Lengua, Bella, no quiero que te veas implicada.
—Es un poco sobreprotector, ¿a que sí? —pregunte con voz sarcástica mirando solo a Bella—.Algo de agitación hace que la vida sea divertida—dije con voz melosa y calculadora— Déjame adivinar, ¿a que no tienes permiso para divertirte?
El vampiro me fulmino con la mirada, molesto por el rumbo que tomaban mis pensamientos.
—Cierra el pico, Jacob —exclamo Bella.
No pude evitar reírme, era más que obvia la respuesta. El la tenía encerrada en una caja de acero.
—Eso suena a negativa. Oye, si alguna vez quieres volver a vivir la vida, ven a
Verme. Todavía tengo tu moto en mi garaje.
—Se supone que deberías haberla vendido. Le prometiste a Charlie que lo harías.
—Ah, sí, claro. Como si yo pudiera hacer eso. Es tuya, no mía. De cualquier modo, la conservaré hasta que quieras que te la devuelva.
Dije con voz tranquila, con una leve esperanza de que ella volviera a por ella. Extrañaba de sobre manera andar en moto con ella, y ser como antes solo un par de chiquillos locos y despreocupados que andaban en moto sin hacer caso a los peligros.
Una estúpida sonrisa cruzo mi rostro cuando estos recuerdos atravesaban mi mente fugazmente.
—Jake...
No pude evitar reaccionar ante mi nombre, la extrañaba.
— Creo que lo he estado haciendo mal hasta ahora, ya sabes, acerca de no volver a vernos como amigos. —Exclame consciente de su estúpido acompañante— Quizá podríamos apañarnos, al menos por mi parte. —dije esperanzado tratando de ponerle posibles alternativas, que ella eligiera alguna y reanudara lo poco que quedaba de nuestra amistad. — Ven a visitarme algún día.
—Esto, yo... no sé, Jake.
Sus dudas y su flaqueza me dieron las mismas estúpidas esperanzas de siempre, toda careta de desprecio y burla cayeron.
—Te echo de menos todos los días, Bella. Las cosas no son lo mismo sin ti.
—Ya lo sé y lo siento, Jake, yo sólo...
Claro yo siempre de idiota dejándole en claro que la extrañaba, sin importaba que el chupasangre estuviera junto a ella, escuchando todos mis pensamientos y viendo como me desmayaba de amor frente a ella.
Tome la máscara y me la puse de nuevo.
—Lo sé. Después de todo, no importa, ¿verdad? Supongo que sobreviviré o lo que sea. ¿A quién le hacen falta amigos? —escupí molesto y frenéticamente exasperado.
—Venga, a clase —escuche esta voz gruesa a mis espaldas—. Póngase en marcha, señor Crowley.
—Vete al colegio, Jake —exclamo en voz baja Bella.
— ¡He dicho que ya! —amenazó—. Castigaré a todo el que me encuentre aquí mirando cuando me dé la vuelta.
—Ah, señor Cullen. ¿Qué ocurre aquí? ¿Algún problema?
— Ninguno, señor Greene. Íbamos ya de camino a clase.
—Excelente. Creo que no conozco a su amigo —exclamo mientras me veía con una mirada calculadora pero asustado internamente—. ¿Es usted un estudiante del centro?
—No —exclame con voz sarcástica y burlona. El hecho de que me tuvieran miedo me agradaba más que ser afable.
—Entonces le sugiero que se marche de la propiedad de la escuela rápido, jovencito, antes de que llame a la policía.
Si casi podía imaginarme a Charlie arrestándome, me reí de buen gana mientras de forma burlona imitaba a un milita y decía «Sí, señor», con una gran sonrisa de descaro y burla…
Subí a mi moto sin volver la vista atrás, pise el pedal con fuerza una sola vez y este arranco, le di toda la velocidad y desaparecí tan rápido que solo deje polvo y recuerdos tras de mí.
diciembre 13, 2011
Cap. V
Guardándole Secretos… ¡Que Bonito!
No me levante del sofá por horas, esperando a que sonara el estúpido y decrepito teléfono…
Mi desesperación era mayor que mi muy reducida paciencia… alargue la mano y tome el teléfono de nuevo, estaba seguro que en cualquier momento Charlie me mandaría al diablo mientras siguiera importunando…
En medio de un repico, contestaron.
— ¿Diga? –hablo Bella.
— Has regresado —exclame en medio de un suspiro de alegría y tranquilidad. Trate de relajarme para no dejar entrever lo feliz que me hacia escuchar de nuevo su voz y saber que estaba bien y lo más importante que estaba viva.
Bella mantuvo silencia por unos minutos, mientras yo recordaba cuando la extrañaba y la añoraba mi corazón, cuando deseaba que estuviéramos como antes, en mi garaje, solos sin el maldito chupasangre, extrañaba enormemente esos días de jóvenes atolondrados… extrañaba ser solo Bella y yo… extrañaba a a mi mejor amiga y a la chica que amaba.
—Sí —contesto Bella al rato. Recordé que estaba al otro lado de la línea y debía contestar… no sabía bien que decir… tenia horas esperando para hablar con ella y en el momento me quedo frio… era culpa de ella por no llamarme.
— ¿Por qué no me has llamado? —pregunte un tanto molesto.
— Porque llevo en casa exactamente cuatro segundos y tu llamada interrumpió el momento en que Charlie me estaba diciendo que habías telefoneado. —dijo cortante, obviamente molesta por mi odiosa pregunta.
— Oh. Lo siento. —me disculpe sintiéndome algo culpable.
— Ya. Y dime, ¿por qué agobias a mi padre?
— Necesito hablar contigo.
— Seguro, pero eso ya lo tengo claro. Sigue.
No podía soltarle de una lo que quería… si estaba el chupasangre junto a ella podía pedirle que me lo comunicara, pero no era mejor hablar de frente, donde hubieran testigos y así evitar un enfrentamiento, no estaba de humor para aguantarme el regaño de Sam.
— ¿Vas a ir a clase mañana? —pregunte por fin.
— Claro que iré, ¿por qué no iba a hacerlo?
— Ni idea. Sólo era curiosidad.
Disimule lo más que pude… tratando de evitar sospechas. Necesitaba hablar de forma segura con el chupasangre y recordarle que no podían volver a pasar a nuestras tierras, o las cosas se pondrían peor.
— ¿Y de qué quieres hablar, Jake?
Dude unos segundos, mientras decidía. Busque algo básico y convincente.
—Supongo que de nada especial. Sólo... quería oír tu voz.
—Sí..., lo entiendo... Me alegra tanto que me hayas llamado, Jake. Yo... —enmudeció como siempre… no sabía que más decir claro está. Y yo prefería dejar eso así y no darle más vueltas al asunto de nosotros.
—He de irme —avise.
— ¿Qué? —exclamo desconcertada.
—Te llamaré pronto, ¿vale? —prometí.
—Pero Jake... —protesto y decidí colgar antes de que mi fuerza de voluntad se fuera al cañado.
Me metí a bañar, y a la mañana siguiente me levante tan temprano que el sol no tenía pensado siquiera asomarse.
Camine hasta el garaje y saque mi moto negra…
— ¿A dónde vas tan temprano Jake?
— Buen día papá… voy a hablar con Bella.
— Deberías dejar eso así hijo… por tu bien.
— Esto no tiene nada que ver con ella… o quizás si un poco. Solo voy a hablar con el chupasangre, es mandato de Sam.
— Ten cuidado, por favor.
— Tranquilo, lo tendré.
Me estacione en la entrada al instituto… estuve esperando varios minutos hasta que vi llegar a Bella con el chupasangre en el carro de este.
Hablaron por varios segundos dentro del auto, el ya me había notado claro esta… pensé que la obligaría a quedarse dentro del auto, pero no… bajaron juntos. Venían caminando hacia mí, tomados de la mano, para mi gozo personal.
Los estudiantes que estaban a nuestro alrededor me observaban con miedo y recelo, mientras mi cara se volvía fría y dura a medida que se acercaban Bella y el chupasangre.
Cuando estuvieron frente al mi, el interpuso su cuerpo frente a ella, evitando que estuviera unos milímetros cerca de mí.
—Podrías habernos llamado —reclamo con voz queda el vampiro.
—Lo siento —-dije hipócritamente—. No tengo sanguijuelas en mi agenda.
—También podríamos haber hablado cerca de casa de Bella —si claro, donde no hubiera nadie y así pudieras hincarme los dientes—. Este no es el sitio apropiado, Jacob. ¿Podríamos discutirlo luego?
—Vale, vale. Me pasaré por tu cripta cuando terminen las clases —escupí con sarcasmo, lo que menso quería era hablar con él—.
— ¿Qué tiene de malo hablar ahora? —pregunte con molestia.
Mientras el chupasangre veía alrededor, a ese público curioso que no dejaba de estudiarnos; yo recordaba lo que debía hacer acá y por qué había venido, debía darle el mensaje de Sam, no podían ninguno de ellos… volverse a meter en nuestras tierras, o la próxima vez no terminaría así, acabaría mas de uno sin vida. Si es que eso era posible.
—Ya sé lo que has venido a decir —hablo luego de escuchar mis pensamientos—-Mensaje entregado. Considéranos advertidos.
El vampiro miro a Bella de una forma extraña. Cuando esta hablo entendí todo.
— ¿Avisados? —No sabía absolutamente nada—. ¿De qué estás hablando?
El no se inmuto y yo tampoco, hasta que escuche que ella me llamaba.
— ¿Jake?
Alcé una ceja en su dirección.
— ¿No te ha dicho que ese... —maldito chupasangre— hermano gigante que tiene cruzó la línea el sábado por la noche? —pregunte con ironía, en eso o mire a él de forma acusadora—. Paul estaba totalmente en su derecho de...
— ¡Era tierra de nadie! —replico el interpelado.
— ¡No es así!
No pude evitar alterarme estaba sudando y las manos me temblaban.
— ¿Emmett y Paul? —susurro Bella asombrada y sin entender todo muy bien.
Me sentí algo culpable, pero ella tenía derecho a saberlo.
No me levante del sofá por horas, esperando a que sonara el estúpido y decrepito teléfono…
Mi desesperación era mayor que mi muy reducida paciencia… alargue la mano y tome el teléfono de nuevo, estaba seguro que en cualquier momento Charlie me mandaría al diablo mientras siguiera importunando…
En medio de un repico, contestaron.
— ¿Diga? –hablo Bella.
— Has regresado —exclame en medio de un suspiro de alegría y tranquilidad. Trate de relajarme para no dejar entrever lo feliz que me hacia escuchar de nuevo su voz y saber que estaba bien y lo más importante que estaba viva.
Bella mantuvo silencia por unos minutos, mientras yo recordaba cuando la extrañaba y la añoraba mi corazón, cuando deseaba que estuviéramos como antes, en mi garaje, solos sin el maldito chupasangre, extrañaba enormemente esos días de jóvenes atolondrados… extrañaba ser solo Bella y yo… extrañaba a a mi mejor amiga y a la chica que amaba.
—Sí —contesto Bella al rato. Recordé que estaba al otro lado de la línea y debía contestar… no sabía bien que decir… tenia horas esperando para hablar con ella y en el momento me quedo frio… era culpa de ella por no llamarme.
— ¿Por qué no me has llamado? —pregunte un tanto molesto.
— Porque llevo en casa exactamente cuatro segundos y tu llamada interrumpió el momento en que Charlie me estaba diciendo que habías telefoneado. —dijo cortante, obviamente molesta por mi odiosa pregunta.
— Oh. Lo siento. —me disculpe sintiéndome algo culpable.
— Ya. Y dime, ¿por qué agobias a mi padre?
— Necesito hablar contigo.
— Seguro, pero eso ya lo tengo claro. Sigue.
No podía soltarle de una lo que quería… si estaba el chupasangre junto a ella podía pedirle que me lo comunicara, pero no era mejor hablar de frente, donde hubieran testigos y así evitar un enfrentamiento, no estaba de humor para aguantarme el regaño de Sam.
— ¿Vas a ir a clase mañana? —pregunte por fin.
— Claro que iré, ¿por qué no iba a hacerlo?
— Ni idea. Sólo era curiosidad.
Disimule lo más que pude… tratando de evitar sospechas. Necesitaba hablar de forma segura con el chupasangre y recordarle que no podían volver a pasar a nuestras tierras, o las cosas se pondrían peor.
— ¿Y de qué quieres hablar, Jake?
Dude unos segundos, mientras decidía. Busque algo básico y convincente.
—Supongo que de nada especial. Sólo... quería oír tu voz.
—Sí..., lo entiendo... Me alegra tanto que me hayas llamado, Jake. Yo... —enmudeció como siempre… no sabía que más decir claro está. Y yo prefería dejar eso así y no darle más vueltas al asunto de nosotros.
—He de irme —avise.
— ¿Qué? —exclamo desconcertada.
—Te llamaré pronto, ¿vale? —prometí.
—Pero Jake... —protesto y decidí colgar antes de que mi fuerza de voluntad se fuera al cañado.
Me metí a bañar, y a la mañana siguiente me levante tan temprano que el sol no tenía pensado siquiera asomarse.
Camine hasta el garaje y saque mi moto negra…
— ¿A dónde vas tan temprano Jake?
— Buen día papá… voy a hablar con Bella.
— Deberías dejar eso así hijo… por tu bien.
— Esto no tiene nada que ver con ella… o quizás si un poco. Solo voy a hablar con el chupasangre, es mandato de Sam.
— Ten cuidado, por favor.
— Tranquilo, lo tendré.
Me estacione en la entrada al instituto… estuve esperando varios minutos hasta que vi llegar a Bella con el chupasangre en el carro de este.
Hablaron por varios segundos dentro del auto, el ya me había notado claro esta… pensé que la obligaría a quedarse dentro del auto, pero no… bajaron juntos. Venían caminando hacia mí, tomados de la mano, para mi gozo personal.
Los estudiantes que estaban a nuestro alrededor me observaban con miedo y recelo, mientras mi cara se volvía fría y dura a medida que se acercaban Bella y el chupasangre.
Cuando estuvieron frente al mi, el interpuso su cuerpo frente a ella, evitando que estuviera unos milímetros cerca de mí.
—Podrías habernos llamado —reclamo con voz queda el vampiro.
—Lo siento —-dije hipócritamente—. No tengo sanguijuelas en mi agenda.
—También podríamos haber hablado cerca de casa de Bella —si claro, donde no hubiera nadie y así pudieras hincarme los dientes—. Este no es el sitio apropiado, Jacob. ¿Podríamos discutirlo luego?
—Vale, vale. Me pasaré por tu cripta cuando terminen las clases —escupí con sarcasmo, lo que menso quería era hablar con él—.
— ¿Qué tiene de malo hablar ahora? —pregunte con molestia.
Mientras el chupasangre veía alrededor, a ese público curioso que no dejaba de estudiarnos; yo recordaba lo que debía hacer acá y por qué había venido, debía darle el mensaje de Sam, no podían ninguno de ellos… volverse a meter en nuestras tierras, o la próxima vez no terminaría así, acabaría mas de uno sin vida. Si es que eso era posible.
—Ya sé lo que has venido a decir —hablo luego de escuchar mis pensamientos—-Mensaje entregado. Considéranos advertidos.
El vampiro miro a Bella de una forma extraña. Cuando esta hablo entendí todo.
— ¿Avisados? —No sabía absolutamente nada—. ¿De qué estás hablando?
El no se inmuto y yo tampoco, hasta que escuche que ella me llamaba.
— ¿Jake?
Alcé una ceja en su dirección.
— ¿No te ha dicho que ese... —maldito chupasangre— hermano gigante que tiene cruzó la línea el sábado por la noche? —pregunte con ironía, en eso o mire a él de forma acusadora—. Paul estaba totalmente en su derecho de...
— ¡Era tierra de nadie! —replico el interpelado.
— ¡No es así!
No pude evitar alterarme estaba sudando y las manos me temblaban.
— ¿Emmett y Paul? —susurro Bella asombrada y sin entender todo muy bien.
Me sentí algo culpable, pero ella tenía derecho a saberlo.
diciembre 06, 2011
Corazón de Plata
Relato para Dulce Cautiva. Villa Vampiro
Corazón de Plata
No todos los días pueden ser felices, no siempre se le puede sonreír al mundo, no puedo solo fingir que estoy bien cuando el pesar va tomado de mi mano; cómo explicarle a quienes te critican sin saber que puedes acabar con sus vidas en un segundo, si soy diferente, lo presienten pero igual me señalan, no hablo igual, no visto igual, y ahora el mundo me da igual… tomo la decisión de decirle NO a todos los que me quieren cambiar… soy lo que soy, no hay vuelta atrás.
Me escondí bajo el Puente Garibaldi, lejos de los básicos humanos, odiaba tener en mi mente a Vincent, lo amaba, habíamos casado juntos por años, pero él era… especial. No cazábamos donde mismo y tampoco cazábamos lo mismo. El se conformaba con unos insípidos animales, yo no podía. Solo la sangre humana era capaz de satisfacerme. Era una disputa que tratábamos de hacer a un lado por el amor. Pero no era fácil, yo no podía continuar aquí, la población del pueblo no era tan extensa ya, debía irme, pero el… él quería quedarse aquí en Verona, yo estaba harta de esta ciudad y necesitaba un lugar tan poblado que las entes de seguridad no notaran los leves cambios en las tasas de mortalidad, no lo pensé mucho al decidir irme, el ya no podía atarme a Roma, y menos a la ciudad. Estaba ya un poco asqueada del romance que relucía en toda Verona “La ciudad de Romeo y Julieta”, todo era mejor al principio cuando nos vinimos de Grecia, pero ya no, era momento de irme, el romance de la ciudad solo lograba debilitarme.
Camine hasta un museo deshabitado donde me había estado escondiendo los últimos días, me detuve en la puerta mirando la solitaria luna, arriba sin compañía, sintiendo envidia del Sol que podía presenciar al mundo, mientras ella tenía permiso solo para salir de noche y contemplar las calles desoladas y a los habitantes de la noche; sentía lastima por ella, todo el tiempo ahí, solo observando cómo el mundo se destruía por sus propios habitantes.
Termine de entrar, me senté y deje caer la cabeza sobre la mesa de mármol Francesa, respire hondo, gire la cabeza y cuando clave la vista en una gran biblioteca divise un globo terráqueo, lo tome y comencé a girarlo y girarlo, deje que mi dedo callera sobre cualquier parte, mi sorpresa fue grande, cuando vi que me alejaba bastante de donde estaba… pero que importaba ese era mi propósito, ¿no?
Cleveland, quedaba más que lejos, era lo mejor. Irme, conocer gente “nueva” que luego dejaría de serlo para convertirse en común. Sabía que no conseguiría nada diferente, más que comida. Pero igual tome mis pocas pertenencias, algunas camisas y pantalones viejos, las tarjetas de crédito, el efectivo y lo junte todo dentro de una mochila verde oscura.
Cuando salí del museo, me encontré a Vicent, recostado en la pared lateral con un pie sobre el muro. El tenia un instinto muy fuerte, cuando de mi se trataba.
- ¿Te vas? –pregunto cabizbajo. Su cabello negro estaba ya largo, caía liso sobre sus ojos café.
- Si… yo… lo lamento. No puedo quedarme aquí.
- No valdría mucho si te lo pidiera de nuevo, ¿cierto?
- Sabes que no…
- Podemos mudarnos a otra ciudad si estas tan cansada de esta. Y bueno… trataremos de resolver lo de la cacería. Quizás…
- No Vincent, para lo primero no hay otro lugar al que me apetezca ir, ya hemos estado en Millán, Palermo, Nápoles, Florencia, etc. no quiero más estar aquí. Necesito alejarme. Y de lo segundo pues… sabes que no voy a cambiar de parecer, lo he intentado, eres consciente de ello… pero no es normal vivir así. No puedo.
- Lo sé… no te abrumare con eso. Es una conversación de antaño… pero vas a estar sola… -las excusas expiraban.
- Estuve sola por años… igual que tú… antes de conocernos. Seguro me las apañare bien.
- Por favor, déjame un número. Comunícate cuando llegues… o… algún día.
- Lo prometo.
Se acerco a mí tan rápido que no pude alejarme, me tomo en brazos y me beso como antes, como ahora, como siempre; nunca podría olvidar sus besos; el mundo se borraba y los débiles humanos y sus problemas quedaban eclipsados hasta desaparecer de mi vista.
Sus labios eran el mejor aliado de mis sentimientos por él… me separe un poco mientras respiraba con una seguridad dudosa. Me costaba dejarlo atrás, pero no podía continuar aquí, necesitaba algo más.
- Te amo –susurro con su frente pegada a la mía –Siempre será así Auri.
Suspire melancólica, no me gustaba despedirme. No pensaba hacerlo, pero claro el no me dejaría irme sin decirme adiós.
- Y yo a ti. Lamento irme. Pero no puedo seguir aquí… no así. Adiós.
Me di la vuelta y comencé a correr mientras una lágrima se deslizaba por mi mejilla. Odiaba dejarlo atrás. Odiaba tener un corazón tan duro, capaz de abandonar a mi único amor por la sangre y un lugar nuevo. Pero así era yo, al parecer era tan dura como la plata y tan fría como un tempano de hielo, no había remedio para mi alma contaminada.
Abandone la ciudad, cruzando bosques y montañas, acantilados y ríos. Pasaba tan rápido que los animales del bosque no me notaban siquiera; cuando llegue a Lisboa, Portugal; decidí que era hora de tomar un barco que me llevara hasta un puerto en Estados Unidos, cerca de Boston y de ahí irme hasta Cleveland.
Ir en el barco era algo… complicado… y peligroso para los demás pasajeros. Trate de controlarme como me había explicado Vincent, me puse un suéter solo por apariencia y salí a la cubierta del barco, respire hondo hasta sentir llenos los pulmones, expulse el aire poco a poco y me concentre en el mar y su grandeza; olvidando que habían cerca de mi más de 5 personas con sus corazones bombeando una sangre más que provocativa, podía olerlos y saborear la sangre imaginándomela en mi boca, y además recordé que en el resto del barco habían más de 500 humanos.
Era más fácil si no pensaba en ello, agradecí haberlo practicado antes, me mantuve todo el viaje ahí, de pie, quieta, solo viendo a la deriva. Olvidando todo lo demás, solo recordando… odiaba recordar pero cuando intentaba ser un poco civilizada siempre recordaba a mi gran amor, ese que había dejado solo allá en Verona.
Nos acercábamos al puerto en Boston, casi nadie se había dado cuenta, pero mi agudo sentido de la vista, me permitía distinguirlo aún a lo lejos. Baje a buscar mis cosas mientras contenía la respiración. Logre salir airosa del barco, sin matar a nadie.
Me sentía orgullosa en realidad…
Era un sentimiento extraño, pues yo sabía que mi naturaleza era cazar, dar muerte, beber sangre… humana.
Pero se sentía tan bien no quitarle la vida a alguien, aunque este fuera un ser cotidiano y normal.
Camine un poco por el pueblo y entre a unos edificios cercanos, había un pequeño café; entre y me senté en la mesa más alejada mientras me tomaba un refresco para relajarme y calmar un poco mi verdadera sed…
Llegue a un hotel pequeño para pasar la noche, bañarme y poder cambiarme de ropa. Me recosté sobre la pequeña cama, sobre unas sabanas usadas y con mucho a olor a detergente. Decidí que mi viaje a Cleveland debía hacerlo corriendo, no me sentía muy segura y capaz de ir en un avión encerrada. Era mejor no arriesgarme.
- Buenos días mi único amor.
Solo es un sueño me dije a mi misma cuando la dulce voz de Vincent reboto en mis oídos y me rasgo el muerto corazón.
- Puedes abrir los ojos, por favor.
- Es mentira… -enmudecí cuando escuche mi voz, esperaba que al ser un sueño solo se escuchara mi voz en mi dañada cabeza.
Abrí un ojo y cuando lo vi me corrí hacia atrás y me senté inmediatamente…
- Es imp… ¿qué haces aquí? ¿Cómo?
- Te he seguido desde que te fuiste… o casi… no tarde mucho tiempo en darme cuenta de que no puedo vivir sin ti… no después de que te encontré… ¿cómo perderte? No, no puedo, te amo demasiado como para dejarte ir tan fácilment…
Lo bese sin dejarlo terminar, había venido por mí. No importaba a qué lugar del mundo fuera mientras él estuviera a mi lado. Todo podía mejorar mientras estuviéramos juntos.
- Te amo… -dije en medio de un tierno beso – no puedo creer que estés aquí –dije con una radiante sonrisa.
- Y yo te amo el doble Auri, eres lo único verdadero por lo que puedo seguir viviendo.
- Podremos salir adelante –exclame más que confiada.
- Sé que si… te vi en el barco. Pudiste superar tus instintos. Admiro tu fuerza de voluntad.
- No tanto como yo la tuya –dije contrariada.
- He estado más tiempo practicando. Podrás algún día… si te lo propones… no quiero presionarte.
- No… está bien… tienes razón. No es necesario que me lo digas. Prometo intentarlo una vez más y otra, y otra si es necesario.
Me beso una vez más, me alegraba verlo tan feliz.
- Si quieres podemos volver a Roma –le ofrecí a los minutos.
Yacía acostado a mi lado, giro mi cara hacia la de él.
- Iré a donde tu vallas… si quieres ir a Cleveland allá iremos. Luego podemos ir a otros lugares y recorrer el mundo, no me importa mientras sea contigo… -dijo con una sonrisa picara.
- Todo estará bien ahora… -afirme.
El estaba junto a mi… no necesitaba nada más.
La sed, pues si iba a ser decir pero debía aprender a controlarla, el me ayudaría.
Lo amaba, hoy podía sonreír y decirle al amor SI… y abandonar ese corazón de plata para hacerlo tan suave como el algodón… todo por él.
Fin
Corazón de Plata
No todos los días pueden ser felices, no siempre se le puede sonreír al mundo, no puedo solo fingir que estoy bien cuando el pesar va tomado de mi mano; cómo explicarle a quienes te critican sin saber que puedes acabar con sus vidas en un segundo, si soy diferente, lo presienten pero igual me señalan, no hablo igual, no visto igual, y ahora el mundo me da igual… tomo la decisión de decirle NO a todos los que me quieren cambiar… soy lo que soy, no hay vuelta atrás.
Me escondí bajo el Puente Garibaldi, lejos de los básicos humanos, odiaba tener en mi mente a Vincent, lo amaba, habíamos casado juntos por años, pero él era… especial. No cazábamos donde mismo y tampoco cazábamos lo mismo. El se conformaba con unos insípidos animales, yo no podía. Solo la sangre humana era capaz de satisfacerme. Era una disputa que tratábamos de hacer a un lado por el amor. Pero no era fácil, yo no podía continuar aquí, la población del pueblo no era tan extensa ya, debía irme, pero el… él quería quedarse aquí en Verona, yo estaba harta de esta ciudad y necesitaba un lugar tan poblado que las entes de seguridad no notaran los leves cambios en las tasas de mortalidad, no lo pensé mucho al decidir irme, el ya no podía atarme a Roma, y menos a la ciudad. Estaba ya un poco asqueada del romance que relucía en toda Verona “La ciudad de Romeo y Julieta”, todo era mejor al principio cuando nos vinimos de Grecia, pero ya no, era momento de irme, el romance de la ciudad solo lograba debilitarme.
Camine hasta un museo deshabitado donde me había estado escondiendo los últimos días, me detuve en la puerta mirando la solitaria luna, arriba sin compañía, sintiendo envidia del Sol que podía presenciar al mundo, mientras ella tenía permiso solo para salir de noche y contemplar las calles desoladas y a los habitantes de la noche; sentía lastima por ella, todo el tiempo ahí, solo observando cómo el mundo se destruía por sus propios habitantes.
Termine de entrar, me senté y deje caer la cabeza sobre la mesa de mármol Francesa, respire hondo, gire la cabeza y cuando clave la vista en una gran biblioteca divise un globo terráqueo, lo tome y comencé a girarlo y girarlo, deje que mi dedo callera sobre cualquier parte, mi sorpresa fue grande, cuando vi que me alejaba bastante de donde estaba… pero que importaba ese era mi propósito, ¿no?
Cleveland, quedaba más que lejos, era lo mejor. Irme, conocer gente “nueva” que luego dejaría de serlo para convertirse en común. Sabía que no conseguiría nada diferente, más que comida. Pero igual tome mis pocas pertenencias, algunas camisas y pantalones viejos, las tarjetas de crédito, el efectivo y lo junte todo dentro de una mochila verde oscura.
Cuando salí del museo, me encontré a Vicent, recostado en la pared lateral con un pie sobre el muro. El tenia un instinto muy fuerte, cuando de mi se trataba.
- ¿Te vas? –pregunto cabizbajo. Su cabello negro estaba ya largo, caía liso sobre sus ojos café.
- Si… yo… lo lamento. No puedo quedarme aquí.
- No valdría mucho si te lo pidiera de nuevo, ¿cierto?
- Sabes que no…
- Podemos mudarnos a otra ciudad si estas tan cansada de esta. Y bueno… trataremos de resolver lo de la cacería. Quizás…
- No Vincent, para lo primero no hay otro lugar al que me apetezca ir, ya hemos estado en Millán, Palermo, Nápoles, Florencia, etc. no quiero más estar aquí. Necesito alejarme. Y de lo segundo pues… sabes que no voy a cambiar de parecer, lo he intentado, eres consciente de ello… pero no es normal vivir así. No puedo.
- Lo sé… no te abrumare con eso. Es una conversación de antaño… pero vas a estar sola… -las excusas expiraban.
- Estuve sola por años… igual que tú… antes de conocernos. Seguro me las apañare bien.
- Por favor, déjame un número. Comunícate cuando llegues… o… algún día.
- Lo prometo.
Se acerco a mí tan rápido que no pude alejarme, me tomo en brazos y me beso como antes, como ahora, como siempre; nunca podría olvidar sus besos; el mundo se borraba y los débiles humanos y sus problemas quedaban eclipsados hasta desaparecer de mi vista.
Sus labios eran el mejor aliado de mis sentimientos por él… me separe un poco mientras respiraba con una seguridad dudosa. Me costaba dejarlo atrás, pero no podía continuar aquí, necesitaba algo más.
- Te amo –susurro con su frente pegada a la mía –Siempre será así Auri.
Suspire melancólica, no me gustaba despedirme. No pensaba hacerlo, pero claro el no me dejaría irme sin decirme adiós.
- Y yo a ti. Lamento irme. Pero no puedo seguir aquí… no así. Adiós.
Me di la vuelta y comencé a correr mientras una lágrima se deslizaba por mi mejilla. Odiaba dejarlo atrás. Odiaba tener un corazón tan duro, capaz de abandonar a mi único amor por la sangre y un lugar nuevo. Pero así era yo, al parecer era tan dura como la plata y tan fría como un tempano de hielo, no había remedio para mi alma contaminada.
Abandone la ciudad, cruzando bosques y montañas, acantilados y ríos. Pasaba tan rápido que los animales del bosque no me notaban siquiera; cuando llegue a Lisboa, Portugal; decidí que era hora de tomar un barco que me llevara hasta un puerto en Estados Unidos, cerca de Boston y de ahí irme hasta Cleveland.
Ir en el barco era algo… complicado… y peligroso para los demás pasajeros. Trate de controlarme como me había explicado Vincent, me puse un suéter solo por apariencia y salí a la cubierta del barco, respire hondo hasta sentir llenos los pulmones, expulse el aire poco a poco y me concentre en el mar y su grandeza; olvidando que habían cerca de mi más de 5 personas con sus corazones bombeando una sangre más que provocativa, podía olerlos y saborear la sangre imaginándomela en mi boca, y además recordé que en el resto del barco habían más de 500 humanos.
Era más fácil si no pensaba en ello, agradecí haberlo practicado antes, me mantuve todo el viaje ahí, de pie, quieta, solo viendo a la deriva. Olvidando todo lo demás, solo recordando… odiaba recordar pero cuando intentaba ser un poco civilizada siempre recordaba a mi gran amor, ese que había dejado solo allá en Verona.
Nos acercábamos al puerto en Boston, casi nadie se había dado cuenta, pero mi agudo sentido de la vista, me permitía distinguirlo aún a lo lejos. Baje a buscar mis cosas mientras contenía la respiración. Logre salir airosa del barco, sin matar a nadie.
Me sentía orgullosa en realidad…
Era un sentimiento extraño, pues yo sabía que mi naturaleza era cazar, dar muerte, beber sangre… humana.
Pero se sentía tan bien no quitarle la vida a alguien, aunque este fuera un ser cotidiano y normal.
Camine un poco por el pueblo y entre a unos edificios cercanos, había un pequeño café; entre y me senté en la mesa más alejada mientras me tomaba un refresco para relajarme y calmar un poco mi verdadera sed…
Llegue a un hotel pequeño para pasar la noche, bañarme y poder cambiarme de ropa. Me recosté sobre la pequeña cama, sobre unas sabanas usadas y con mucho a olor a detergente. Decidí que mi viaje a Cleveland debía hacerlo corriendo, no me sentía muy segura y capaz de ir en un avión encerrada. Era mejor no arriesgarme.
- Buenos días mi único amor.
Solo es un sueño me dije a mi misma cuando la dulce voz de Vincent reboto en mis oídos y me rasgo el muerto corazón.
- Puedes abrir los ojos, por favor.
- Es mentira… -enmudecí cuando escuche mi voz, esperaba que al ser un sueño solo se escuchara mi voz en mi dañada cabeza.
Abrí un ojo y cuando lo vi me corrí hacia atrás y me senté inmediatamente…
- Es imp… ¿qué haces aquí? ¿Cómo?
- Te he seguido desde que te fuiste… o casi… no tarde mucho tiempo en darme cuenta de que no puedo vivir sin ti… no después de que te encontré… ¿cómo perderte? No, no puedo, te amo demasiado como para dejarte ir tan fácilment…
Lo bese sin dejarlo terminar, había venido por mí. No importaba a qué lugar del mundo fuera mientras él estuviera a mi lado. Todo podía mejorar mientras estuviéramos juntos.
- Te amo… -dije en medio de un tierno beso – no puedo creer que estés aquí –dije con una radiante sonrisa.
- Y yo te amo el doble Auri, eres lo único verdadero por lo que puedo seguir viviendo.
- Podremos salir adelante –exclame más que confiada.
- Sé que si… te vi en el barco. Pudiste superar tus instintos. Admiro tu fuerza de voluntad.
- No tanto como yo la tuya –dije contrariada.
- He estado más tiempo practicando. Podrás algún día… si te lo propones… no quiero presionarte.
- No… está bien… tienes razón. No es necesario que me lo digas. Prometo intentarlo una vez más y otra, y otra si es necesario.
Me beso una vez más, me alegraba verlo tan feliz.
- Si quieres podemos volver a Roma –le ofrecí a los minutos.
Yacía acostado a mi lado, giro mi cara hacia la de él.
- Iré a donde tu vallas… si quieres ir a Cleveland allá iremos. Luego podemos ir a otros lugares y recorrer el mundo, no me importa mientras sea contigo… -dijo con una sonrisa picara.
- Todo estará bien ahora… -afirme.
El estaba junto a mi… no necesitaba nada más.
La sed, pues si iba a ser decir pero debía aprender a controlarla, el me ayudaría.
Lo amaba, hoy podía sonreír y decirle al amor SI… y abandonar ese corazón de plata para hacerlo tan suave como el algodón… todo por él.
Fin
Existiendo
Hay amistades tan únicas que no son posibles de compara con nadie más. Te hacen feliz y aunque sean diferentes eso no les impide llevarse bien. Es una de las tantas cosas que las une; sus diferencias pues cada una es especial; fueron convertidas en diferentes edades, Lisy estaba recién graduada del liceo, JeSs cursaba el penúltimo año y Angela el último, Pero por cosas del destino terminaron juntas, después de muchos años lograran mantenerse iguales; aunque sus creadores intenten lo contrario, ellas van a luchar por su amistad y su libertad, hasta el final de su eterna existencia.
Existiendo
La vida tiene sorpresas, momentos, experiencias y personas para todo ello, existir siempre ha sido parte de todo ser humano, es un ciclo, nacer, crecer y morir. En eso se ha basado la vida de cualquier humano, tres cosas de las que no se puede escapar y que son parte inquebrantable de la naturaleza, en especial lo último, morir; algo predecible e inevitable para muchos, pero no para mi, y menos para Lisy y JeSs. Teníamos años, bueno décadas siendo unidas e inmortales, los lazos que nos unían no eran fáciles de explicar, pues nos habían convertido el mismo día, con solo segundos de diferencia, estuvimos en el lugar equivocado, la noche equivocada, las tres habíamos salido de la fiesta de los graduandos del instituto y esperábamos taxi en una parada sola y con poca iluminación, no había absolutamente nadie ce4rca más que nosotras tres. Unos minutos después divise un carro que se acercaba, se bajaron un par de hombres y luego no supe más, todo sucedió tan rápido, que en un momento estuve de pie en la calle, con frío, y ahora estaba dentro de un auto, sin poder hacer nada y con el cuello ardiéndome como si tuviera fuego. Sobre las risas de los tipos se podía oír nuestros sollozos y lamentos.
Los tres grandes amigos nos mantuvieron con ellos por siglos, no nos faltaba nada, excepto libertad, nos gustaba se vampiras y vivir como reinas, con todos los lujos y comunidades, pero no a costa de nuestra libertad; así que luego de tres siglos decidimos huir, escapamos a plena luz del día, cuando Gabriel, Eliezer y Anton practicaban lucha en la habitación de la planta baja, nos reunimos en el corredor del tercer piso y bajamos de un salto por la ventana una tras otra, cayendo sordamente desde la ventana lateral. Nos miramos y sonreímos con complicidad, nuestra amistad se había hecho increíblemente fuerte, tanto que éramos como hermanas.
Iniciamos una carrera rápida, salimos de San Marco y llevábamos una mochila en nuestra espalda, solo tenía dinero y documentos… muy poca ropa. Nuestras habilidades nos permitían conseguir más dinero, o solo ingresar a una tienda por más ropa.
Corrimos varios días por temor a que alguien nos siguiera, no nos molestaba hacerlo, pues la velocidad era parte de los beneficios de ser vampiras y tratábamos de aprovecharla al máximo y así tener una excusa para existir. Pero odiábamos temer a algo que quizás ni nos seguía, sabíamos que ellos no tardarían mucho en darse cuenta de que no estábamos pero cuando lo hicieran ya seria tarde. No teníamos muchos sueños, pero sabíamos que no lograríamos nada junto a ellos, mejor lejos que encerradas.
Nos detuvimos en Florencia, en el río Arno, nos bañamos y devoramos algunos animales silvestres a fala de humanos cercanos.
Nos gustaba el lugar era húmedo, cómodo y solitario, pero no lo suficiente como para permanecer ahí, y además que aun estábamos en Roma, debíamos alejarnos del país. Cuando llegamos a Prato la ciudad más cercana, éramos el centro de atención, todos tenían que ver con nosotras, nuestra extraña y exquisita belleza y nuestra piel pálida; la mayoría de los hombres quedaban cautivados ante nosotras sin darse cuenta si quiera. No era que nos molestara esa atención “especial”, la apreciábamos por así decirlo; pues aunque no fuera posible ser más hermosas y esbeltas, los halagos y miradas indebidas nos hacían sentir únicas y admirables. Y además hacíamos un buen uso de nuestros dotes y nuestra belleza, según nuestro juicio.
Después de varios días caminando por las calles y plazas de Florencia y alimentándonos de algunos de los habitantes de la poblada población, nos hospedamos en el hotel Party Heart; nos bañamos y ordenamos comida a la habitación para mantener las apariencias.
6hr después
Un fuerte ruido en la ventana me despertó, quise verificar primero antes de despertar a Lisy y a JeSs, pero cuando me levante de la cama alguien me tomo de las piernas y me jalo hasta el suelo, el no saber que me retenía me distrajo y no pude defenderme al momento cuando me di cuenta de lo que sucedía era tarde, no lograba zafarme, hable en un susurro para no despertar a la gente de junto.
- JeSs… Lisy…!!!
Las interpeladas se incorporaron rápidamente para verme en el suelo, con Gabriel; “mi esposo” por así decirlo; colgado a mi espalda con mis brazos amarrados entre los suyos evitando que me escapara y lo golpeara.
Cuando JeSs se preparaba para saltar sobre este y ayudarme, unas manos pálidas muy conicidad para ella la sostuvieron por los hombros, ese hombre de cabello rubio y carácter dominante que un día había congelado su reloj del tiempo; era Eliezer, claro… Gabriel no vendría solo.
Lisy paso su pierna por el cuello de Gabriel bajándolo de mi espalda, y salto a socorrer a JeSs, cuando estuvimos listas para luchar, con los dos vampiros altos uno rubio y otro castaño, apareció recostado en el marco de la ventana un joven alto de cabello negro, Lisy dio un respingo nerviosa cuando este clavo la vista en ella con una nota de falsa tristeza, era Anton lucia casi desolado y sincero. Algo así como el líder del grupo de hombres. Lisy los conocía bien, todo en el eran fachadas, desde el día en que la convirtió, cuando la cautivo con sus ojos azules, y la convirtió al menor descuido sin poder evitarlo, clavando sus filosos dientes en su débil cuello.
- Calma hermanos míos –pidió el– recuerden que son nuestras mujeres. Las que están frente a nosotros.
Dijo mientras se posicionaba junto a ellos.
- Ellas huyeron, se burlaron de nosotros –reclamo Eliezer.
- ¿Y por eso vamos a terminar con su existencia? –pregunto Anton con voz sarcástica y manipuladora.
- Nosotros de la dimos…!!! –recalco enfadado Gabriel.
Anton suspiro e hizo un asentimiento de cabeza.
- Pero… ¿Qué hacer con ustedes? ¿Por qué han sido tan malagradecidas? –cuestiono Anton.
- No somos sus perros –escupió JeSs– ustedes no pueden solo mandar sobre nosotras y esperar que nos hinquemos ante ustedes y obedezcamos fielmente como si no tuviéramos derecho a elegir.
- Amor, ustedes son nuestras mujeres, las convertimos para nosotros –explico Eliezer– pues lo menos que esperamos es obediencia y fidelidad.
- No somos de ustedes –grite exasperada.
- Pero mi Ángela, nada de lo que ustedes son es realmente suyo; nos deben hasta el respirar –hablo Gabriel con voz teatral y dulce a la vez.
- No les debemos nada –contestamos al unisonó.
- ¿Qué no? –Exclamo Eliezer exasperado –nos deben todo, hasta su amistad.
- Y más… –recalco Gabriel.
- No volveremos con ustedes –afirmo Lisy con convicción y más decidida que antes.
- No por voluntad propia – exclamo Anton con una sonrisa.
- Si nos quieren llevar por la fuerza, tendrán que luchar.
JeSs y yo no esperamos la respuesta de ellos, saltamos sobre sus laterales enzarzándonos en una lucha por iguales, dentro de esa pequeña habitación no quedaba espacio suficiente para tomar velocidad, así que saltábamos de un lado a otro haciendo del enfrentamiento algo confuso, ellos nos habían enseñado a luchar, el ser menores que ellos no era un gran impedimento a la hora de luchar frente a frente, anticipando lo que ellos iban a hacer y sus movimientos para evitarlos y contraatacar.
Los seis nos movíamos demasiado rápido y saltábamos de un lado a otro sin tener éxito; solo nos causábamos rasguños pero no lográbamos lastimarnos en realidad; ellos tenían muchos siglos de experiencia y practica, pero nosotras habíamos aprendido de los mejores, sus técnicas y sus artimañas las conocíamos.
- Esto no tiene sentido. –expulso Eliezer exhausto.
- Tienes razón –confirmo Anton quien respiraba con un poco de dificultad. –vámonos.
- Pero… las dejaremos aquí… dejaremos que se vallan –reclamo Gabriel viéndome con algo de nostalgia.
- No exactamente –dijo Anton con picardía– no duraran mucho tiempo fieles entre ellas mismas. Cuando se pongan en contra las unas con las otras entonces volverán resignadas y arrepentidas hasta su hogar, a donde pertenecen, cada una por su cuenta.
Les dieron la espalda y saltaron por la ventana, uno después del otro, sus palabras no habían causado ningún efecto en nosotras, sabíamos que siempre permaneceríamos unidas, nuestro cariño iba más allá de nuestra conversión y de los culpables. No los necesitábamos… no éramos solo amigas… éramos más que eso… habíamos aprendido a ser hermanas.
Fin
Dedicado a mis amigas, JeSs y Lisy.. las quiero :D
noviembre 27, 2011
Cap. IV
El viajecito
Salí de la escuela de la reserva y cuando llegue a casa, papá estaba algo extraño, había preparado comida y hablaba más que un pájaro, cuando se le veía así era casi tan predecible como el clima en Forks… se traía algo escondido que no sabía cómo decir… no me gustaba cuando se ponía en ese plan.
Quise preguntarle pero luego resolví por enmudecer y esperar que el solo soltara toda la sopa…
- Jake… hoy fui a pescar con Charlie, anduvimos un rato con las cañas en el agua, no había mucho movimiento en el agua hoy, Charlie llevo bastante cebo, menos mal… y si vieras el enorme pescado que se llevo a casa… quizás Bella lo pueda cocinar… seguro le quedara bien… aunque no, si es cierto que ella no está.
- … ¿cómo?
Tarde un rato en darme cuenta de por dónde iba la cosa… eso era lo que escondía papá… ¿pero a donde se había ido Bella?
- Si… eso me comento Charlie, que Bella se fue a Florida, a visitar a su mamá.
- ¿Se fue sola…?- Era la respuesta que realmente buscaba…
- No… tengo entendido que se fue con el chico Cullen.
- Claro… qué más podía pasar.
Me levante y Salí de casa… papá hablo pero lo ignore… no tenia lógica que permaneciera ahí escuchando como Bella había decidido irse supuestamente a visitar a su mamá cuando lo que estaba era ayudando a los Cullen´s a romper el tratado…
Si Bella quería ser uno de ellos… pues en realidad… mentiría si dijera que no me importa… porque claro que odiaría verla congelada y maldita como uno de ellos… pálida y falsa… ya no sería la Bella de la que me enamore… seria una fachada arreglada.
Pero si eso pasaba entonces… jamás podría tener la oportunidad de tenerla junto a mi… era tarde ya se había ido… solo me quedaba esperar porque regresara con vida… si es que eso era posible… seguro que el chupasangre la mataría en el intento.
No, no podía solo esperar y ya…
No pegue el ojo en toda la noche, me levante cuando me pareció más o menos prudente llamar, tome el teléfono y marque ele número de la casa de Bella.
- Si –hubo un profundo bostezo –diga.
- ¿Charlie? Soy Jacob
- Hey, si soy yo… ¿cómo estás Jake? Qué ocurre que llamas a esta hora… ¿Billy está bien?
- Si disculpa… es… ¿Se encuentra Bella?
- No… ella está visitando a su mamá en Florida.
- ¿Cuando regresa?
- Hoy… ¿quieres dejarle algún recado?
- Que me llame por favor.
- Ok, se lo hare saber cuando llegue, voy a dormir.
- Gracias.
Colgué y alce los ojos al pequeño reloj que colgaba de un clavo oxidado en la pared, eran las seis de la mañana.
Sería mejor dejar descansar a Charlie, o no volvería a hablarme jamás.
Pero lo cierto fue que al cabo de cinco minutos volví a marcar.
- Si… -se oyó del otro lado, era Charlie se escuchaba más somnoliento que antes.
- Soy yo de nuevo… ¿aún no llega?
- No Jake, aún no… no creo que llegue por lo menos en un par de horas. Dime que necesitas cuando llegue se lo hare saber.
- Emm… no… necesito hablar con ella.
- Bien, pero aún falta para que llegue.
- Ok, esperare.
Colgué y me senté en el sofá frente al teléfono esperando la llamada… estaba algo preocupado pensando en ella tan lejos, la vampira se nos había escapado y pudo haber ido tras ella.
Papá entro a la casa y se me quedo viendo fijamente con expresión contrariada, observo mi posición y como le tenía la vista clavada al teléfono.
- No comentes nada –advertí viéndolo de reojo, le solté la mirada y volví la vista a mi objetivo.
- Como digas… estoy seguro de que no quiero saber –replico sarcásticamente.
- Eso pensé –me burle.
Papá siguió a la cocina, se preparo un pan y me alcanzo otro y una soda.
- Gracias…
- No hay porque… no deberías ver tan fijamente el teléfono, dicen que mientras esperas algo más tarda en llegar – ¿cuánta relación podía tener esa frase a diferentes acontecimientos en mi vida?
Igual aquí me quedare, es más voy a llamar de nuevo.
Papá suspiro le dio la vuelta a la silla y se fue por el pasillo estrecho hacia su cuarto sin opinar nada más.
El teléfono no repico más de una vez.
- No Jake, aún no.
- Ok. Apenas llegue pídele que me llame. Es urgente.
- Se lo diré apenas llegue, antes de que desempaque.
- Bien gracias…
Colgué nuevamente… y así pase el resto del día… iba al baño o comía algo tan rápido que todo lo dejaba por la mitad…
Llame a casa de Charlie tantas veces que él no se molestaba por dejar repicar el teléfono... y siempre era la misma respuesta… aún no llega. Imaginé que solo estaba de pie cerca del teléfono bebiendo su cerveza preferida esperando a que el teléfono repicara. Necesitaba saber que estaba bien, hablar con ella. Y con el… si Bella iba al instituto mañana, estaría con el chupasangre, ahí podría aclararle unos puntos claros del tratado y advertirle por ordenes claras del “alfa” Sam, que no tenían permitido volver a acercarse tanto a nuestro territorio… claro también había otros motivos, saber si ella estaba bien y si seguía siendo ella.
Salí de la escuela de la reserva y cuando llegue a casa, papá estaba algo extraño, había preparado comida y hablaba más que un pájaro, cuando se le veía así era casi tan predecible como el clima en Forks… se traía algo escondido que no sabía cómo decir… no me gustaba cuando se ponía en ese plan.
Quise preguntarle pero luego resolví por enmudecer y esperar que el solo soltara toda la sopa…
- Jake… hoy fui a pescar con Charlie, anduvimos un rato con las cañas en el agua, no había mucho movimiento en el agua hoy, Charlie llevo bastante cebo, menos mal… y si vieras el enorme pescado que se llevo a casa… quizás Bella lo pueda cocinar… seguro le quedara bien… aunque no, si es cierto que ella no está.
- … ¿cómo?
Tarde un rato en darme cuenta de por dónde iba la cosa… eso era lo que escondía papá… ¿pero a donde se había ido Bella?
- Si… eso me comento Charlie, que Bella se fue a Florida, a visitar a su mamá.
- ¿Se fue sola…?- Era la respuesta que realmente buscaba…
- No… tengo entendido que se fue con el chico Cullen.
- Claro… qué más podía pasar.
Me levante y Salí de casa… papá hablo pero lo ignore… no tenia lógica que permaneciera ahí escuchando como Bella había decidido irse supuestamente a visitar a su mamá cuando lo que estaba era ayudando a los Cullen´s a romper el tratado…
Si Bella quería ser uno de ellos… pues en realidad… mentiría si dijera que no me importa… porque claro que odiaría verla congelada y maldita como uno de ellos… pálida y falsa… ya no sería la Bella de la que me enamore… seria una fachada arreglada.
Pero si eso pasaba entonces… jamás podría tener la oportunidad de tenerla junto a mi… era tarde ya se había ido… solo me quedaba esperar porque regresara con vida… si es que eso era posible… seguro que el chupasangre la mataría en el intento.
No, no podía solo esperar y ya…
No pegue el ojo en toda la noche, me levante cuando me pareció más o menos prudente llamar, tome el teléfono y marque ele número de la casa de Bella.
- Si –hubo un profundo bostezo –diga.
- ¿Charlie? Soy Jacob
- Hey, si soy yo… ¿cómo estás Jake? Qué ocurre que llamas a esta hora… ¿Billy está bien?
- Si disculpa… es… ¿Se encuentra Bella?
- No… ella está visitando a su mamá en Florida.
- ¿Cuando regresa?
- Hoy… ¿quieres dejarle algún recado?
- Que me llame por favor.
- Ok, se lo hare saber cuando llegue, voy a dormir.
- Gracias.
Colgué y alce los ojos al pequeño reloj que colgaba de un clavo oxidado en la pared, eran las seis de la mañana.
Sería mejor dejar descansar a Charlie, o no volvería a hablarme jamás.
Pero lo cierto fue que al cabo de cinco minutos volví a marcar.
- Si… -se oyó del otro lado, era Charlie se escuchaba más somnoliento que antes.
- Soy yo de nuevo… ¿aún no llega?
- No Jake, aún no… no creo que llegue por lo menos en un par de horas. Dime que necesitas cuando llegue se lo hare saber.
- Emm… no… necesito hablar con ella.
- Bien, pero aún falta para que llegue.
- Ok, esperare.
Colgué y me senté en el sofá frente al teléfono esperando la llamada… estaba algo preocupado pensando en ella tan lejos, la vampira se nos había escapado y pudo haber ido tras ella.
Papá entro a la casa y se me quedo viendo fijamente con expresión contrariada, observo mi posición y como le tenía la vista clavada al teléfono.
- No comentes nada –advertí viéndolo de reojo, le solté la mirada y volví la vista a mi objetivo.
- Como digas… estoy seguro de que no quiero saber –replico sarcásticamente.
- Eso pensé –me burle.
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- No hay porque… no deberías ver tan fijamente el teléfono, dicen que mientras esperas algo más tarda en llegar – ¿cuánta relación podía tener esa frase a diferentes acontecimientos en mi vida?
Igual aquí me quedare, es más voy a llamar de nuevo.
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noviembre 26, 2011
Concurso
Concurso:
El Club de las Escritoras
Villa Vampiro
y Palabras al Viento
¡Chicas las invito a participar en este CONCURSO/SORTEO del blog "VILLA VAMPIRO" LE QUEDA POCOS DÍAS PARA QUE ACABE!, Aún estás a tiempo, ¿a que esperas para participar?
Tienes hasta el día 30 de este mes para apuntarte, así que, ¡apresúrate que aún puedes!:
+Premios:
*Libro en formato digital "Pasos En El Bosque" de Erzengel
*2 Marcapáginas digitales con el logotipo del otro blog de Dulce , "El Club De Las Escritoras".
*Publicidad de tu blog en el Blog de Villa Vampiro blog durante 1 mes.
*1 Diploma de reconocimiento a todos los participantes que entregen un relato vampírico.
*Sera seguidora de al menos 1 de tus blogs (si tienes, claro!, jejeje)
+Banner:
+Aclaraciones:
*INTERNACIONAL (todo el mundo podrá participar, sea de la parte que sea de este gran planeta)
*El ganador del sorteo será elegido por nuestro querido y famoso Random.org
*Una vez finalizado el sorteo, comenzarán las votaciones para elegir al mejor relato que haya participado y el ganador se llevará también el mismo premio que el que ganó el sorteo (no pueden ser la misma persona).
*La duración de las votaciones dependerá de la cantidad de relatos que participen, pero se estima que podrá ser de una semana aproximadamente. Para poder llevarse acabo el concurso de relatos vampíricos, se necesitará un mínimo de 5 participantes.
Para conocer las BASES para participar en el concurso pincha aqui Villa Vampiro
Suerte :) espero participen como ioo
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*La duración de las votaciones dependerá de la cantidad de relatos que participen, pero se estima que podrá ser de una semana aproximadamente. Para poder llevarse acabo el concurso de relatos vampíricos, se necesitará un mínimo de 5 participantes.
Para conocer las BASES para participar en el concurso pincha aqui Villa Vampiro
Suerte :) espero participen como ioo
noviembre 24, 2011
Cap. III
Lucha… Vampira pelirroja + Lobos + Vampiros Cullen: Problemas
- Jake… -hablo Quil en mi cabeza el sábado durante el recorrido.
- Tranquilo Quil… en realidad… me alegra que estés con nosotros de nuevo… es bien… pero no… no quería esto para ti también.
Yo no había podido evitar pensar en eso; cuando escucho mis pensamientos no pudo evitar el querer hablar. Pero era la verdad no me molestaba que estuviera con nosotros, pero sentía quizás lastima por…
- No Jake... por favor… eso es lo que menos quiero… esto es lo mejor que me pudo pasar.
Decidí no hablar más durante la ronda… el estaba feliz y yo no podía ni quería en realidad llevarle la contraria.
Mientras corría en el bosque dándole vueltas al asunto… un olor dulzón cruzo entre los árboles, era una línea delgada pero densa… no tenía mucho tiempo quizás diez minutos o menos, aspire hondo aunque me quemara el hocico, sabia mejor que nadie a quien pertenecía… pero habían pasado meses desde que la pelirroja había rondado por aquí…
No sabía si Bella estaba en su casa, o si estaba con los chupasangre… quizás no habían notado aún que la pelirroja andaba cerca… no podía ir hasta su casa a revisar que estuviera bien… era mejor ir tras ella y matarla de una vez.
Mientras andaba tras el rastro, Embry y Quil lo seguían también desde sus flancos… corríamos todos en dirección al centro del bosque… Sam me gritaba en la cabeza exasperado por que lo esperáramos, pero yo no podía quedarme ahí, el iba por el lado contrario al de nosotros. Nos encontraríamos más adelante.
Pude divisarla a unos kilómetros, afinque más hondo la patas en la tierra y me impulse hacia adelante, casi podía saborear el asqueroso aroma que dejaba tras su corrida.
- Jake… detente… -aclamaba Embry…
Fue cuando distinguí que nos estábamos acercando demasiado a la frontera que dividía el territorio de los Cullen con el nuestro…
- Debemos esperar a que cruce de nuevo –pidió Quil.
- Quil tiene razón, no podemos ir tras ella, no es nuestro territorio –afirmo Embry
- No quiero que se escape… -replique mientras mis patas raspaban la tierra con ganas de saltar y afincarle los dientes.
- No lo hagas –pedía Quil a unos metros de mí.
Me contradecía entre cruzar o quedarme ahí estancado sin hacer nada.
- Nosotros no podemos… -explicaba Embry– esperemos a que vuelva.
- bien... –me costaba quedarme ahí- Embry vete al lado este de la línea divisora, Quil mantente alerta aquí, voy a ir más adelante.
Aún así la chupasangre no volvía, era excesivamente frustrante estar ahí, estacionado, tan cerca y tan estúpidamente lejos.
Cuando nos dimos cuenta estábamos demasiado al Sur, aparecieron los Cullen desde su lado del territorio, la venían persiguiendo hacia nuestro lado, pero eran varios kilómetros al norte de nuestra posición, no le podíamos dar alcance, hubiera sido una emboscada perfecta, si fuéramos resuelto tomarla por sorpresa más adelante, al cruzar la línea.
Pude escuchar cuando Sam y los demás llegaron, habían seguido ya el rastro de la chupasangre y venían de frente a ella, pero esta salto nuevamente a la línea de los Cullen, y continuaba haciéndolo en un six sax que desesperaba… volvió hacia nuestro lado y en eso el más grande los Cullen, quiso saltar sobre ella y agarrarla de la espalda, pero esta casi voló de vuelta a nuestra línea, sacudiéndose los brazos del grandote y haciéndolo volar hacia el borde de nuestra línea, Paúl estaba demasiado cerca y el chupasangre grande casi choco con el…
Paul no duro ni dos minutos en volverse loco, tenía el carácter de un niño malcriado y delicado… pero hasta yo me fuera exaltado si tuviera casi encima de mí al vampiro grandote.
Paul trato de golpear al vampiro, pero este se movió rápidamente volviendo a su lado y Paul fallo, pero en eso la… rubiecilla empezó a pelear por el territorio, y por nuestra proximidad, Sam y yo nos ubicamos a los flancos de Paul, y en eso el alto, el líder y uno rubio salieron adelante, el primero hablo con Sam tratando de calmar un poco la situación…
Buque entre los chupasangres al otro… pero no estaba, supuse que estaba en casa de Bella, vigilando. Como debía hacer.
Repentinamente comenzamos a sentir algo parecido a unos calambres que nos recorrían los hombros y subían por nuestra cabeza, por alguna extraña razón no me sentía molesto, me sentía casi aguado, todos nos tranquilizamos sin saber cómo, el rubio nos miraba calmado, supuse que estaba haciendo algo raro en nosotros, se mantenía sereno; aunque me sentía frustrado internamente, no podía expresarlo, nos mantenía así apaciguados, dominados, como unos perros… era exasperante.
Yo no podía dejar de pensar en que la chupasangre se nos iba a escapar, a la final Sam y el vampiro líder llegaron a la conclusión de que lo primordial era culminar la caza dándole muerte a la pelirroja; el líder nos dio la pista y comenzamos el seguir nuevamente el rastro, pero esta había tomado un camino diferente, subiendo por los acantilados del lado norte justo hacia el territorio de los makah cerca de la frontera, el grandulón y el rubio pidieron permiso para cruzarla y perseguir a la rubio para Sam y el resto de la manada nos negamos.
Continuamos tras ella nosotros solos, pero no tuvimos éxito…
Una vez más se nos había escapado.
- Jake… -hablo Quil en mi cabeza el sábado durante el recorrido.
- Tranquilo Quil… en realidad… me alegra que estés con nosotros de nuevo… es bien… pero no… no quería esto para ti también.
Yo no había podido evitar pensar en eso; cuando escucho mis pensamientos no pudo evitar el querer hablar. Pero era la verdad no me molestaba que estuviera con nosotros, pero sentía quizás lastima por…
- No Jake... por favor… eso es lo que menos quiero… esto es lo mejor que me pudo pasar.
Decidí no hablar más durante la ronda… el estaba feliz y yo no podía ni quería en realidad llevarle la contraria.
Mientras corría en el bosque dándole vueltas al asunto… un olor dulzón cruzo entre los árboles, era una línea delgada pero densa… no tenía mucho tiempo quizás diez minutos o menos, aspire hondo aunque me quemara el hocico, sabia mejor que nadie a quien pertenecía… pero habían pasado meses desde que la pelirroja había rondado por aquí…
No sabía si Bella estaba en su casa, o si estaba con los chupasangre… quizás no habían notado aún que la pelirroja andaba cerca… no podía ir hasta su casa a revisar que estuviera bien… era mejor ir tras ella y matarla de una vez.
Mientras andaba tras el rastro, Embry y Quil lo seguían también desde sus flancos… corríamos todos en dirección al centro del bosque… Sam me gritaba en la cabeza exasperado por que lo esperáramos, pero yo no podía quedarme ahí, el iba por el lado contrario al de nosotros. Nos encontraríamos más adelante.
Pude divisarla a unos kilómetros, afinque más hondo la patas en la tierra y me impulse hacia adelante, casi podía saborear el asqueroso aroma que dejaba tras su corrida.
- Jake… detente… -aclamaba Embry…
Fue cuando distinguí que nos estábamos acercando demasiado a la frontera que dividía el territorio de los Cullen con el nuestro…
- Debemos esperar a que cruce de nuevo –pidió Quil.
- Quil tiene razón, no podemos ir tras ella, no es nuestro territorio –afirmo Embry
- No quiero que se escape… -replique mientras mis patas raspaban la tierra con ganas de saltar y afincarle los dientes.
- No lo hagas –pedía Quil a unos metros de mí.
Me contradecía entre cruzar o quedarme ahí estancado sin hacer nada.
- Nosotros no podemos… -explicaba Embry– esperemos a que vuelva.
- bien... –me costaba quedarme ahí- Embry vete al lado este de la línea divisora, Quil mantente alerta aquí, voy a ir más adelante.
Aún así la chupasangre no volvía, era excesivamente frustrante estar ahí, estacionado, tan cerca y tan estúpidamente lejos.
Cuando nos dimos cuenta estábamos demasiado al Sur, aparecieron los Cullen desde su lado del territorio, la venían persiguiendo hacia nuestro lado, pero eran varios kilómetros al norte de nuestra posición, no le podíamos dar alcance, hubiera sido una emboscada perfecta, si fuéramos resuelto tomarla por sorpresa más adelante, al cruzar la línea.
Pude escuchar cuando Sam y los demás llegaron, habían seguido ya el rastro de la chupasangre y venían de frente a ella, pero esta salto nuevamente a la línea de los Cullen, y continuaba haciéndolo en un six sax que desesperaba… volvió hacia nuestro lado y en eso el más grande los Cullen, quiso saltar sobre ella y agarrarla de la espalda, pero esta casi voló de vuelta a nuestra línea, sacudiéndose los brazos del grandote y haciéndolo volar hacia el borde de nuestra línea, Paúl estaba demasiado cerca y el chupasangre grande casi choco con el…
Paul no duro ni dos minutos en volverse loco, tenía el carácter de un niño malcriado y delicado… pero hasta yo me fuera exaltado si tuviera casi encima de mí al vampiro grandote.
Paul trato de golpear al vampiro, pero este se movió rápidamente volviendo a su lado y Paul fallo, pero en eso la… rubiecilla empezó a pelear por el territorio, y por nuestra proximidad, Sam y yo nos ubicamos a los flancos de Paul, y en eso el alto, el líder y uno rubio salieron adelante, el primero hablo con Sam tratando de calmar un poco la situación…
Buque entre los chupasangres al otro… pero no estaba, supuse que estaba en casa de Bella, vigilando. Como debía hacer.
Repentinamente comenzamos a sentir algo parecido a unos calambres que nos recorrían los hombros y subían por nuestra cabeza, por alguna extraña razón no me sentía molesto, me sentía casi aguado, todos nos tranquilizamos sin saber cómo, el rubio nos miraba calmado, supuse que estaba haciendo algo raro en nosotros, se mantenía sereno; aunque me sentía frustrado internamente, no podía expresarlo, nos mantenía así apaciguados, dominados, como unos perros… era exasperante.
Yo no podía dejar de pensar en que la chupasangre se nos iba a escapar, a la final Sam y el vampiro líder llegaron a la conclusión de que lo primordial era culminar la caza dándole muerte a la pelirroja; el líder nos dio la pista y comenzamos el seguir nuevamente el rastro, pero esta había tomado un camino diferente, subiendo por los acantilados del lado norte justo hacia el territorio de los makah cerca de la frontera, el grandulón y el rubio pidieron permiso para cruzarla y perseguir a la rubio para Sam y el resto de la manada nos negamos.
Continuamos tras ella nosotros solos, pero no tuvimos éxito…
Una vez más se nos había escapado.
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