Los personajes referidos a la saga Crepúsculo que son usados en este blog son propiedad de Stephenie Meyer.

mayo 30, 2011

Olaa chicasss.. Esto es un premio-cadena y las reglas son:

- No quitar el link del blog: aqui
- Poner una entrada de agradecimiento a quien te lo otorgó.
- Responder la pregunta de los blogs que te lo dieron y crear una nueva pregunta para que la respondan los 10 blogs a los que se lo darás.

Muchas gracias a María León que me dio este premio.... =D

La pregunta de María es:

- si te dieran la oportunidad de concederte un deseo, ¿cuál sería?
Mi respuesta es, ser vampiro.. jaja xD fuera de juego mis niñas si pudiera desear algo, eso seria... siempre ha sido así.


Mi pregunta es:
-Si pudieras luchar por algo, algo que haga la diferencia en la vida de una persona. ¿lo harías? ¿ darías todo por ayudar a ese alguien? -porq??

- Ahora, sin importar el orden le voy a dar este premio a 10 blogs.

Alexa Cullen
Coka
JeSs
Alpha
Lullaby
Gixiie
Mariia
Portadora de Sueños
Pabli
MaaRiie CulleN

mayo 29, 2011

Cap. X

Embry


— ¿Tenéis una banda? —pregunto Bella sorprendida.

No pude evitar reírme por su modo de ver las cosas. “banda” sonaba a mafiosos.

—Bueno, no tanto como eso. Te lo juro, son como vigilantes jurados que se hubieran vuelto locos. No arman peleas, se dedican a mantener la paz —bufó—. Por ejemplo, mira lo que pasó con aquel chico que vino de algún sitio cerca de la reserva de Makah, uno bien grande, con una pinta que daba miedo. Bueno, se corrió el rumor de que vendía alcohol a los críos y Sam Uley y sus discípulos le echaron de nuestras tierras. Se pasan todo el día hablando de nuestra tierra, el orgullo de la tribu... Es algo ridículo. Lo peor del asunto es que el consejo los toma en serio. Embry me dijo que el consejo suele mantener reuniones con Sam —valla Embry. Sin poder creerlo lo extrañaba. Había intentado hablar con el, tenia días faltando a clases… me llegue hasta su casa de veces pero no tuve éxito. Ahora de repente se la pasaba con Sam y su grupito. Realmente todo se estaba volviendo confuso—. Embry también oyó, porque se lo contó Leah Clearwater, que se llaman a sí mismos «protectores» o algo parecido.

Sin poder evitarlo empuñe las manos, deseaba tener en frente a Sam. Por el Embry se había alejado, ya no nos hablaba ni a Quil ni a mi como antes. A mi parecer nos ignoraba. Eso solo lograba aumentar mi rencor hacia Sam. No me importaba si eran “protectores de la Push”, yo no me uniría a ellos.

—A ti no te gustan demasiado. –adivino...!!!
— ¿Se nota mucho? —pregunte con una nota de sarcasmo en mi voz.
—Bueno... no parece que estén haciendo nada malo. Más que una banda, parecen un grupo de irritantes niñatos resabiados. —no hacen nada malo, mas que apartarme a mis amigos y creerse superiores.

—Sí, lo de irritantes es una palabra que les va como anillo al dedo. Se pasan todo el día fanfarroneando por ahí, como con lo del salto de acantilado. Ellos actúan... bueno, no sé, como tipos duros. Un día del pasado semestre Quil, Embry y yo estábamos dando una vuelta por la tienda, y Sam se pasó por allí con sus seguidores, Jared y Paul. Quil dijo algo —no podía recordar bien que había sido, fue algo parecido a “perros falderos” —ya sabes que es un bocazas, y Paul se cabreó. Los ojos se le oscurecieron, y mostró una especie de sonrisa, aunque más que sonreír, lo que hizo fue enseñar los dientes como un poseso, y empezó a temblar o algo parecido. Entonces, Sam le puso la mano en el pecho y sacudió la cabeza. Paul le miró un minuto o así y se calmó. Lo cierto es que era como si Sam le estuviera sujetando, como si Paul hubiera estado dispuesto a hacernos pedazos si Sam no lo hubiera parado —un gruñido de molestia salió de mi pecho. Quizás Paul le tenia miedo a Sam, parecía ser este quien lo gobierna ahora—, como en las películas malas del oeste. Ya sabes, Sam es un tío muy grande, tiene los veinte bien cumplidos mientras que Paul sólo tiene dieciséis años, como nosotros, es más bajo que yo y no está tan cachas como Quil. Creo que cualquiera de nosotros podría con él sin problemas. —si Sam no se fuera “interpuesto”, seguramente Quil, y mas atrás yo. Le fuéramos dado su buen golpe a Paul.

—Chicos duros —apoyo Bella.

Por un momento su cara reflejo tristeza o pena. No entendí bien a que se debía.
— ¿Y no es Sam un poco mayor ya para este tipo de cosas? —rápidamente volvió a hablar, haciéndome perder el hilo de mis pensamientos. Volví a centrarme en Sam, recordando su actual vida, por estar cuidando de la tribu había abandonado cualquiera posibilidad de seguir estudiando.

—Claro. Se suponía que iba a ir a la universidad, pero se ha quedado aquí sin que nadie haya dicho una mierda sobre el tema. Todo el consejo se le echó encima a mi hermana cuando dejó perder una beca parcial y se casó, pero, claro, Sam Uley no mete nunca la pata.

Cuando Rebecca se caso, y se fue con Salomón su esposo, a vivir a Hawái, se fue dejando atrás no solo a su gente si no también a la posibilidad de una beca, la gente del consejo se sintieron decepcionados y molestos, por que ella perdiera esa oportunidad. Y Sam no hacia más que alimentar las cabezas de estos. Ahora era el quien abandonada todo eso. Pero claro nadie le dice nada al señorito Sam.

—Realmente todo esto suena irritante y extraño, pero no entiendo por qué te lo tomas de una manera tan personal —me lo tomaba personal, por que según papá yo era parecido a Sam, pero eso era imposible. Sam era arrogante, creyendo superior a todos, dueño de la Push. Algo me desconcentro un poco de cada golpe que daban en mi cabeza todos los pensamientos aglomerados. Asome un poco la cabeza por la ventanilla, Bella había pasado la salida.

—Te acabas de pasar la desviación —comente tranquilamente.

Bella hizo una buena maniobra, dando vuelta en forma de U, logramos tomar la vía nuevamente.

—Gracias por el aviso —dijo un poco exaltada por lo apresurado de la vuelta. Ya estábamos encaminados en el carril de vuelta hacia la desviación.

—Perdona, no he prestado atención. –me disculpe. La culpa había sido mía, por estar pensando en Sam y sus cachorros.

Me quede quiero un minuto. Tratando de calmarme, me sentía muy enojado. Estaba más sensible de lo normal. Sam llevaba días tratándome de una forma extraña. Me veía como si esperaba a que yo me uniera a su “banda”. Pero la idea no me simpatizaba para nada, solo me hacia enojar y sentirme frustrado por no lograr hacer entrar en razón a Embry. Según la leyenda mi bisabuelo era algo así como el líder, o el jefe. Todos trataban a mi papá igual que a mi bisabuelo, con respeto y tomando en cuenta cada una de sus opiniones. Pero nadie me tomaba en cuenta a mi, era como si no existiera, eso no me molestaba. Todo lo contrario, no me gustaba ser el centro de atención.
Me alegraba que esa atención no estuviera puesta en mí. Pero Sam era otra cosa, el siempre e observaba invitándome con la mirada a tomar mi lugar entre ellos.
—Puedes pararte por aquí, donde tú quieras —esquive la mirada de Bella. No me sentía nada sereno y ella no tenia por que cargar con mi humor.

Sali de la camioneta apenas Bella apago el carro. Tenía cabeza vuelta un 8. Camine hasta la parte trasera del auto y baje las motos. Bella no dejaba de verme, yo trataba de esconder mi cara o calmar mi expresión, pero me sentía una molestia que me quemaba el pecho. Quería golpear a Sam, deseaba correr y poder gritar. Desahogarme.

Trate de sonreírle a Bella mientras colocaba la moto roja. La suya; junto a ella. El único regalo que podría hacerle, que en realidad valiera la pena.

—Feliz cumpleaños tardío. —La felicite— ¿Te sientes preparada?
—Eso creo —su expresión mostro algo de miedo y recelo repentinamente
—Nos lo tomaremos con calma —le asegure tratando de calmarla. Y de inspirarle confianza en mí. No dejaría que anda le pasara.

Di la vuelta para ir en busca de mi moto apenas Bella tuvo la moto asegurada entre sus manos y la apoyaba en el coche.

— Jake... —hablo dubitativamente.
— ¿Sí? —la anime.
— ¿Qué es lo que realmente te molesta? Me refiero a lo de Sam... ¿Hay algo más? —por mas que fuera intentando mostrar un expresión tranquila, Bella había notado que algo extraño recorría mi mente, algo que me hacia sentir molesto. Nunca había mostrado una actitud parecida frente a ella. No me agradaba pero cada vez me costaba más evitar mi malestar hacia Sam.

Mire hacia el suelo mientras frotaba mi zapato contra la rueda delantera de la moto negra una y otra vez, quería relajarme ante de hablar. O las palabras saldrían de mi boca más atropelladas de lo normal y mal pronunciadas. Y seguramente con mas de un insulto. Suspire en cuanto me sentí algo mas relajado.

— Es sólo... el modo en que me tratan. Me enferma. Ya sabes, se supone que el consejo se compone de iguales, pero si hubiera un líder, ése tendría que ser mi padre. Nunca he conseguido averiguar por qué la g ente lo trata de la manera en que lo hace ni tampoco por qué su opinión es la que más cuenta. Creo que tiene algo que ver con su padre y su abuelo. —trate de explicarle sin sonar muy enredado. Pero se me dificultaba. De por si la historia era larga y tediosa— Mi bisabuelo, Ephraim Black, fue algo así como el último jefe que tuvimos, y si aún escuchan a Billy, quizás se deba a eso. Pero yo soy como otro cualquiera. Nadie me trata de forma especial... al menos hasta ahora.

— ¿Sam te trata de forma especial?

—Algo así —afirme con la vista puesta en Bella—. Me mira como si estuviese esperando algo... como si algún día yo fuera a unirme a su estúpida banda. —algo improbable en todos lo que influyera esa palabra. —Me presta más atención que a los otros chicos. Le odio.

—Tú no tienes que unirte a nada —Bella percibió mi enfado y sin querer ella comenzaba a sentirse algo incomoda por lo que me sucedía—. ¿Quiénes se creen que son esos «protectores»?

—Eso es —concluí. No quería decir nada más. Lo que más me afectaba de la situación era Embry. Pero no quería hacer sentir mal a Bella con mis problemas.

— ¿Qué? —puff si que era persuasiva. Sabía que había algo más. Como ocultárselo después de que había hablado tanto. Continúe pasando el pie por el neumático de mi moto. Mientras pensaba en Embry, y en Sam; este le había ensuciado l cabeza llevándoselo junto a el y su grupo.

—Es Embry. Últimamente me evita.

—Has estado saliendo mucho conmigo —Bella entendió mal. Creyendo que Embry se había apartado por que yo pasaba todo el tiempo con ella.

—No, no es eso. No es sólo a mí. También evita a Quil y a todos. Faltó toda una semana al colegio, pero nunca estaba en casa cuando iba a verle. Y cuando regresó, parecía... parecía flipado. Aterrorizado. Quil y yo intentamos que nos contara qué iba mal, pero no ha querido hablar con ninguno de nosotros.

Estaba más preocupado por Embry de lo que podía demostrar.
Por alguna razón el ya no era el mismo.

mayo 25, 2011

Cap. IX

Algunos fanfarrones de la Push

Me di un rápido baño mientras pensaba la mejor manera de sacar las motos sin que papá se diera cuenta.

La ultima que había durado tanto en el baño, fue una vez que llegue lleno de lodo por estar jugando en el bosque con Embry y Quil; tenia tanto lodo que mi cabello era un habitad perfecto para los cerdos.

Recordé una pícea que estaba afuera, este árbol media más de 30 metros. Era perfecto. Las hojas aisladas eran planas y colgaban desde lo más alto. Desde la casa papá no las vería. Sali apurado del baño, tenía los dedos arrugados por estar tanto tiempo bajo la ducha. Bueno casi agachado por que mis casi 2 metros e impedían estar cómodo bajo la ducha.

Apenas estuve vestido y casi peinado. Sali hacia la cocina a buscar algo para comer y luego poner en marcha mi plan, mientras planeaba a que lugar podría ir con Bella y las “nuevas” motos. Recordé un terreno amplio que había cerca de los acantilados.

Pero al recordar ese lugar no pude evitar pensar en Sam y los chicos, y en ese día del semestre pasado, estábamos en el instituto hablando, y Paul se había enfadado por una estúpida, era muy fácil hacer rabiar a Paul, pero su reacción fue extraña. Parecía como si temblara y de el expandiera un calor sofocante. Sam estaba junto a el y al ponerle una mano en el pecho lo calmo. Pero juraría que ese día estuvo apunto de comernos vivos, por esa cara de furia que tenia. Controlado por sus emociones. En ese acantilado Sam y su “grupito” se lanzaban y caían en picada hacia la helada agua. Yo prefería saltar desde más bajo. Pero desde que Embry se la estaba pasando tanto con Sam, y yo estaba pasando tiempo con Bella y las motos, nos habíamos distanciado “algo”:

Papá me vio pasar volando hacia la cocina, agarre unas papas y me fui hacia el garaje. El no pronuncio ni una sola palabra. Por alguna razón yo acababa de adivinar que el ya había estado cuchicheando con Charlie. Valla… que novedad…!!!

Sali al garaje y busque entre unas cosas que había enviado Rebecca haba enviado unos regalos desde Washington para papá y para mi. Agarre los dos lazos grandes, los amarre desprolijamente sobre el manillar de cada moto. Las lleve hasta la pícea y las coloque debajo. Era un toque muy gracioso, sabía que a Bella le agradarían los lazos.

Mientras masticaba las papas escuche el rugir del motor de la camioneta. Solté la bolsa de papas inmediatamente y camine hasta la entrada del garaje, me detuve bajo el marco del portón. Mientras observaba con la vista cada movimiento y expresión que hacia Bella. Rápidamente detallo las motos, debo admitir que quedaron espectaculares, mi moto negra era asombrosa, ya la había probado en la mañana y valla que corría.

Cuando una sonrisa sarcástica invadió su rostro, supuse que ya había distinguido los lazos. Llego hasta mí sonriendo y yo le seguí la corriente.

— ¿Preparada? —pregunte emocionado. Ella hurgo con la vista la fachada de la casa, seguramente buscando a papá, quien de seguro estaba viendo tv o hablando con Charlie por teléfono como acostumbraba hacer cada vez que sentía la necesidad de parlotear.
—De acuerdo —contesto algo temerosa. Se veía algo preocupada.

Trate de apresurar el paso antes de que cambiara de parecer y se fuera a ver clases con un profesional o algo así. Subí los coches rápidamente a la parte posterior del coche, las tumbe para que no se vieran, escondiendo bien los lazos.

—Vámonos —la alenté inquieto y emocionado—. Conozco un sitio perfecto; nadie nos verá allí.

Subimos al auto y agarramos camino fuera de la ciudad en dirección al Sur, por donde se encontraban los acantilados. La vía entraba y salía del bosque unas cuantas veces, hasta que la calle nos mostro el océano que estaba frente a nosotros. Estaba algo nublado el cielo, supuse que no tardaría mucho en llover.

Bella manejaba despacio mientras admiraba el paisaje. Yo le conté durante el viaje como había terminado de arreglar las motos, me comente sobre las tuercas para las tapas de los cauchos, el tubo respirador, y los nuevos cables y tubos delgados que había comprado para el sistema de frenos.

Bella comenzó a bajar la velocidad, desconcentrada con la vista y la mente en otro lado.
— ¡No! —grito de pronto mientas frenaba en seco.

— ¿Qué pasa? —pregunte casi en un grite confundido y sobresaltado.
— ¡Ese chico... acaba de saltar por el borde del acantilado! ¿Por qué no se lo han impedido? ¡Tenemos que llamar a una ambulancia! —Bella comenzó a bajarse del auto. Cuando entendí a que se refería no pude evitar que una risa se escapara de entre mis labios.

Ella me miro con reproche. Así que me apresure a explicarle que solo se trataba del grupo de Sam. Hacían lo acostumbrado. Fanfarrear.

—Sólo están haciendo salto de acantilado, Bella. Es un pasatiempo. Ya sabes, La Push no tiene centro comercial —dije para tratar de calmarla. Eran ciertas mis palabras, pero solo intentaba hacer un chiste para no demostrar lo que mi irritaba la presencia de ellos. Aunque estuvieran a varios kilómetros lejos de nosotros.
— ¿Salto de acantilado? — Sam acababa de saltar al agua, Embry di un paso atrás e imito sus pasos. Cayo entre las oscuras olas grises de allá abajo.
— ¡Guau! ¡Con lo alto que está...! —dijo ella asombrada y algo emocionada quizás. Entro nuevamente al auto mientras mantenía la vista fija en Sam y Jared que se mantenían esperando el momento propicio para saltar.
—Bueno, vale, la mayoría saltamos de más abajo, desde esa roca que sobresale del acantilado a mitad de camino entre donde están ellos y el mar —le explique señalando con el dedo una altura mas baja. Donde yo acostumbraba a saltar con Quil… y con Embry antes de que se uniera a Sam—. Esos chicos están mal de la cabeza. Probablemente lo único que pretenden demostrar es lo duros que son. Lo que quiero decir es que hoy hace mucho frío y el agua no debe de ser ninguna delicia —dije mientras arrugaba la cara. Me sentía asqueado. Poco a poco ganaba repugnancia hacia esos “vecinos” de la Push. Me molestaba un poco que esos seres se creyéndose dueños del lugar. Como si fueran policías protegiéndonos de algo.
—¿Tú también has saltado desde el acantilado? —no se me había escapado ese «nosotros».
—Claro, claro —dije rápidamente mientras me encogía de hombros, para demostrar que también podía hacer lo ismo que ellos. Con la diferencia de que no arriesgaba mi vida ni me pellejo solo para hacerme “publicidad”. Yo solo lo hacia por regodeo—. Es divertido. Da un poco de miedo y algo de agobio.

Bella aun observaba a Paul mientras este se preparaba para arrojarse al agua. Una extraña sonrisa que no entendía se extendió por su rostro.

—Jake, tienes que llevarme a hacer salto de acantilado. –me exigió de pronto.
La mire confundido, sin poder evitar fruncir el ceño. No entendía por que de repente le provocaba por practicar salto de acantilado, como si hablara de una simple caminata a la manzana.
—Bella, te recuerdo que has estado a punto de llamar una ambulancia para Sam —le recordé al ver su repentino entusiasmo por practicar esos trucos.
—Quiero intentarlo —insistió mientras hacia ademan de bajarse del auto. La tome por la muñeca antes de que lo hiciera. No quería tener un enfrentamiento con ninguno de ellos. Menos aun en presencia de Bella. Era mejor evitarlos.
—Pero no hoy, ¿vale? ¿No podríamos esperar por lo menos a un día más cálido? –el frio no me agradaba en lo más mínimo.
—Vale, de acuerdo —un frio escalofriante entro por la rendija de la puerta que Bella mantenía abierta. ¡Deben de estar locos esos idiotas para lanzarse al agua con semejante frio!—. Pero quiero ir pronto.
—Pronto —dije desconcertado—. Algunas veces te comportas de una manera muy rara, Bella. ¿Lo sabes, no? –no entendía por que luego de haberse asustado al ver saltar a Sam, ella le provocaba por experimentar un sentimiento parecido.
—Sí. –me respondió con un suspiro profundo.
—No saltaremos desde lo más alto. – le explique. Quizás un día cuando ellos no estuvieran la llevaría a saltar conmigo… desde la parte baja.

Paul se lanzo mientras daba una vuelta en el aire. Fanfarreando como siempre.

—Vale —acordé—. Al menos, no la primera vez.

Suspire hondo ante su obstinación. Era muy terca. No quería seguir hablando de eso.

— ¿Vamos a probar ahora las motos o no? —pregunte apresurado por cambiar de tema.
—Vale, venga —contesto. Agarramos carretera otra vez. Poco a poco me fui calmando, mientras trataba de disolver los pensamientos de ese grupo arriesgado y fanfarrón. Cuando Bella volvió a hablar.
—Bueno, ¿y quiénes eran esos chicos, los locos? —ella no dejaría ese tema tan fácil. Un sonido de disgusto salió desde mi pecho.

—La banda de La Push.


mayo 23, 2011

Cap. VIII

Todo marcha sobre rieles. Y no podría estar más complacido por ese hecho.

Amanecí con unas ganas inmensas de que pasaran las horas, quería que la noche hiciera presencia, estaría con Bella, aunque puff seria para hacer tareas; pero igual era tiempo con Bella.
Al final llego la noche, llegue a casa de Bella y ella ya me estaba esperando con mas ansias de las que esperaba, su alegría cada vez que me veía me hacia suspirar y querer estar cada vez mas cerca de ella.

Nos espatarramos sobre el suelo con nuestros cuadernos abiertos de par de par. Charlie llegue mientras hacíamos nuestros deberes, yo estaba realizando el trabajo de historia que había olvidado, la profesora me dio chance de entregárselo en la próxima clase.

Charlie no parecía sorprendido, supuse que ya había estado chismeando con papá, y lo había puesto al tanto de que yo vendría para acá.

—Hola, chicos —hablo mientras olfateaba en dirección hacia la cocina, con la mirada clavada en la misma dirección. Bella había pasado la mayor parte de la tarde preparando una lasaña, yo me mantuve al lado de ella todo ese tiempo, hablando y observando su agilidad para cocinar, debía admitir que el olor era exquisito y el sabor también, debes en cuando probaba mientras ella agregaba una cosa tras otra. Eso le aumentaba unos cuantos años más. Aunque no me apeteciera en nada.
Para cuando llego Charlie estaba más que lista la comida, y el olor se expandía casi por toda la cosa.

Bella me ofreció que me quedara a cenar, accedí complacido y además ella sirvió un plato de comida para llevarle a mi papá.

El viernes que siguió la pasamos en el garaje, cada vez le faltaba menos a las motos. Estaba planeando la salida furtiva entre y Bella y yo en nuestras nuevas motos.

El sábado dedique la mañana a terminar lo últimos detalles de la moto roja y acomodar el manubrio de mi moto, la negra. Estaba quedando espectacular, ya deseaba probarla. Volaría como un rayo. Estaba trabajando lo más rápido que podía, tanto que ese tarde solo había almorzado pizza que papá había encargado, ya que yo no estaba dispuesto a dejar mi labor para cocinar algo. Ya ni siquiera había llamado a los chicos para pasar el fin de semana con ellos. Mi agenda tenía gravado el nombre de Bella como una celebración diaria.

Le estaba planeando una sorpresa a Bella. Ella no se imaginaba cuando adelantado llevaba el trabajo de las motos.

Cuando Bella termino su turno donde trabajaba, me aviso y yo me fui hasta su casa para continuar haciendo tareas. Ese día Charlie no estaba en casa, se había ido de pesca con Harry, para el momento en que volvió a casa ya ambos habíamos terminado todas nuestras tareas, eso me complacía más de lo que creía. Estaba muy atrasado con mis actividades del instituto, y al parecer Bella también.

Cuando entro a la casa, Bella y yo estábamos sentados en el sofá viendo un episodio de Monster Garage, en el canal de Discovery, yo amaba ese programa. Los carros eran impresionantes, soñaba con la idea de poder reparar alguno de esa magnitud alguna vez. Aunque mis conocimientos no llegaban a tal magnitud.

La habíamos pasado tan bien que no había fijado en la hora. Ya era tarde para mi pesar, sinceramente no quería irme. Bueno no quería alejarme de Bella.

—Quizás debería irme ya —dije entre un suspiro—. Es más tarde de lo que pensaba.
—Vale, de acuerdo —rezongo—. Te llevaré a casa. –dijo con poco entusiasmo, se sentía en algo como yo, la pasábamos tan bien juntos. Que ninguno deseaba separarse del otro. Solo pude soltar una carcajada.

Me despedí de Charlie y salimos al porche. Ella dio la vuelta a la pickup y ambos subimos.

—Mañana, de vuelta al trabajo —me dijo tan pronto estuvimos dentro del auto—. ¿A qué hora quieres que vaya? –me pregunto. Y yo sin poder evitarlo sonreí, tratando de contener un poco mi entusiasmo, pero por la cara de Bella era obvio que no lo había logrado.

—Te llamaré antes, ¿de acuerdo? –le ofrecí. No quería dañar la sorpresa. Así que aunque ella arrugo el entrecejo confundida yo no dije ni pio.

—Bueno. —replico a regañadientes. Yo sonreí satisfecho ante su duda.

Me dejo en la casa y se fue. Cuando entre papá estaba frente al televisor apunto de quedarse dormido. Era muy tarde.

— Buenas noches papá. –dije cuando entre.
— Jake… -dijo somnoliento. Que bueno que llegaste, Charlie me llamo hace unos minutos para decirme que venias en camino con Bella. ¿Ya ella se fue?
— Que raro tu y Charlie cotorreando. —me burle— si ya ella se fue. Pero te mando algo de comer.
— Valla, que bien. Tengo mucha hambre. —me sentí culpable por haber pasado todo el día fuera. Y no haberle cocinado.
— Si, umm es lasaña. Esta muy buena.
— Excelente. Gracias. Alcánzame un cubierto o algo.

Fui hacia la cocina y le traje una cuchara y un vaso de agua. Me sentía mal por el, ya era muy tarde y no había comido nada desde el mediodía.

— Disculpa que llegue tan tarde.
— Tranquilo. ¿Como te fue? —dijo con un tono extraño. — Quiero decir que como les fue con las tareas.
— Bien, terminamos todo.
— Que bueno, me alegro. —no dijo nada mas por que ahora ocupaba su boca con la comida. Estuve un rato viendo tv, pero no aguantaba el sueño, comencé a cabecear luego de un rato.
— Sera mejor que vallas a dormir.
— Cierto. Te acompaño hasta tu cuarto.
— Tranquilo anda a dormir. Puedo llegar hasta allá solo.
— Bah. Vamos de una vez antes de que seas tu el que me tenga que llevar hasta mi cama.
— Bien. —dijo con un suave sonrisa que lo hacia verse un poco mas joven.

Lo ayude a recostarse. Camine con los ojos cerrados hasta mi cama, me deje caer sobre las sabanas y me enrolle en ellas entre un suave suspiro de satisfacción.

A la mañana siguiente, me apure lavando las motos a escondidas en la parte de atrás del garaje. Las pulí una por una. Estaban espectaculares. Ya era el momento cumbre. Camine a casa y tome el teléfono.

— ¿Diga? —se escucho del otro una voz agitada que respondió el teléfono.
—Bella —dije tratando de sonar serio para ocultar la emoción. Claro si ella estuviera aquí frente a mi, no lo lograría ni por asomo.
—Hola, Jake.
—Creo que... tenemos una «cita» —dije con un segundo sentido, no podía decirlo claramente por que papá estaba cerca. Bella tardo un rato en darse cuenta de la indirecta.
— ¿Están terminadas? —pregunto por fin, con algo de incredulidad en la voz.
—Sí, andan y todo.
—Jacob eres, sin ningún género de duda, la persona de mayor talento y más maravillosa que conozco. —me elogio—Te concedo diez años sólo por esto.
— ¡Guay! —que fino— Ya soy una persona madura.
Ella rio satisfecha.
— ¡Y yo pronto lo conseguiré! —aseguro feliz.

Colgó el teléfono. Imagine que venia en camino. Nos esperaba un grandioso día. Era el momento de enseñarle a Bella a andar en moto. Y contaba con ser un buen maestro.

mayo 17, 2011

Cap. VII

Un brindis por ti, un brindis por mi.


Me levante como si tuviera un resorte debajo de mi, di un brinco y casi corrí hasta la entrada.

— ¡Hola, Bella! —hable un poco alto cuando estuvo lo suficientemente cerca para que pudiera escucharme. Ella me ofreció un suave pero muy expresiva sonrisa, se veía algo preocupada pero a la vez se notaba relajada y complacida. Papá estaba cerca, observándonos desde la ventana, donde alcanzaba a oír, así que me limite a sonreír sin comentar nada.

—Hola, Jacob —saludo a papá.

—Vamos a ponernos a trabajar —la inste tratando de entusiasmarla y que eso que la tenia con la mente tan alejada, se dispersara y le permitiera pasar un tarde agradable conmigo. Tuvo algo de efecto por que sonrió, me hinche sin poder evitarlo, saber que mis palabras y una sonrisa eran capaces de sacarle una sonrisa a la mujer más hermosa del mundo me hacia sentir inmenso.

—Pero ¿de verdad no estás harto de mí ya? —pregunto de pronto desconcertándome.
Lo pensé un rato mientras nos dirigíamos al garaje. Mi lugar preferido.

—Qué va. Todavía no. —le conteste luego de unos segundos.

—Por favor, hazme saber cuándo empiezo a ponerte de los nervios. No quiero ser una pesada. —que ilusa era, era imposible que me cansara de ella, la quería tener cada día de mi vida si era posible.

—Vale —me reí—. Aunque, bueno, yo que tu no me preocuparía por eso. —le confié.

Continuamos caminando hasta la entrada del garaje, camine unos pasos y luego me detuve cerca de la moto roja de Bella, la que había dejado en pie luego de montarle los neumáticos, me sentí complacido cuando vi la cara de sorpresa de Bella.

—Jake, eres sorprendente —exclamo sin aliento. Yo me reí a carcajadas satisfecho.
—Me obsesiono cuando tengo cualquier proyecto entre manos —me explique con un perfecto encogimiento de hombros—. Aunque lo habría alargado un poco más si tuviera algo de cerebro. —por estar empecinado en mostrarme rápido, y bueno con cualquier tipo de cosa que posea ruedas, había perdido la oportunidad de utilizar el cerebro que esta sobre mi cuello para pensar en que Bella se apartaría de mi cuando ya fuera obtenido lo que necesitaba.

Me sentía chiquito, más bajito que Bella —y eso es decir mucho— cuando pensaba en que ella se alejara de mí.

— ¿Por qué?
Mire hacia el suelo cohibido. La vergüenza me abrumaba, no sabia bien como explicarle lo que sentía sin sonar melcochoso o cursi.

—Bella, ¿que habrías hecho si te hubiera dicho que no podía arreglar las motos?— comencé preguntándole eso, me parecía mas fácil.

Ella enmudeció, lentamente levante la mirada para observarla. Estaba meditando su respuesta. Aguarde hasta que hablo.

—Te hubiera respondido que... tampoco era para tanto, que seguro que seríamos capaces de encontrar a alguien que pudiera hacerlo. Y si realmente nos hubiéramos sentido desesperados, incluso podríamos haber hecho alguna de las tareas del colegio.
Sonreí más que satisfecho, mis músculos se relajaron poco a poco. Bella no estaba ahí solo por las motos. También estaba ahí por MÍ. Satisfecho me incline hacia atrás y me senté junto a la moto, tome la llave inglesa que estaba cerca de la caja de herramientas mientras intentaba obtener una respuesta más.

—Entonces, ¿me estás diciendo que seguirás viniendo cuando haya terminado?

— ¿A eso es a lo que te referías? —pregunto mientras sacudía la cabeza, parecía algo confundida—. Y yo que suponía que me estaba aprovechando de tus pocas reconocidas habilidades mecánicas. Estaré aquí tanto tiempo como me dejes seguir viniendo.

Me reserve mi felicidad que peleaba para salir a gritos de mi pecho. Tendría a Bella junto a mí. Lo suficiente como para hacerla olvidarla, lo suficiente como para lograr un cariño mayor de ella hacia mí.

— ¿Esperando a encontrarte con Quil de nuevo? —bromee para detener mis cavilaciones.
—Me has pillado. —dijo siguiéndome la corriente. Reí complacido.

— ¿De verdad que te gusta pasar el tiempo conmigo? —pregunte asombrado, tentando mas mi suerte, esperando otra respuesta grata que me hiciera volar feliz sobre mis deseos.

—Mucho. Muchísimo. Y te lo demostraré. Mañana tengo trabajo, pero el miércoles haremos algo que no tenga que ver con la mecánica.

— ¿Como qué? —lo que fuera seria excelente mientras nos incluyera a los dos.

—No tengo ni idea. Podemos ir a mi casa, así no tendrás la tentación de continuar con tu obsesión. —Que difícil me es separarme de una refacción cuando esta me pide a gritos que la repare y le devuelva la vida — Puedes traerte los deberes del instituto, ya que debes de estar retrasándote, igual que yo.

—Lo de hacer las tareas es una buena idea —afirme con una mueca recordando el trabajo que había olvidado hacer.

—Sí —dijo con un asentimiento, comprendiendo un poco mi expresión—. Tenemos que empezar a comportarnos de una forma responsable, o Billy y Charlie no se lo van a tomar tan bien como hasta ahora —ella hizo un gesto refiriéndome a los dos como una sola entidad, unidos éramos uno solo. Sonreí feliz por el modo en que se refería a nosotros. Un par de locos reparando motos. Jajaja.

— ¿Tareas una vez a la semana? —propuse.
—Mejor que sean dos —tenía mucho por hacer del instituto, pero dos días a la semana para eso sonaba casi a calvario.

Suspire hondo mientras apartaba la caja de herramientas y sacaba las dos latas de soda que había traído de mi casa. Suspiró pesadamente. Abrí una y se la pase a ella. Luego abrí la segunda y la eleve solemnemente para festejar.

—De aquí a la responsabilidad —brinde—. Dos veces por semana.

—Y a la imprudencia todos los días que queden —añadió ella con tono sarcástico. Sonreí mientras chocaba mi lata con la suya para culminar el brindis.

Sonreí mientras hacia chocar su lata con la mía. Brindando por ella y por mí, brindando por nuestras alocadas mentes que de una u otra forma estaban algo sincronizadas. Por la paz que me llenaba cuando Bella estaba cerca y las sonrisas espontaneas que me salían cuando hablábamos.
Salud por todo eso que ella me hace sentir.

mayo 15, 2011

Cap. VI

Cosas por hacer.

—Hola, papá —dijimos al unisonó. Rompimos a reír de nuevo, como un par de chiquillos que bromean de forma incesante sin importar la magnitud o lo insignificante que pueda ser el chiste.

Aun mantenía a Bella tomada de la mano, y Charlie lo noto por supuesto. Su mirada estaba clavada en Bella, especialmente en la mano que mantenía entre a la mía.

—Billy nos ha invitado a cenar —dijo Charlie con la vista fija en Bella. Hablo en un susurro.
—Mi receta ultra secreta para los espaguetis con carne, transmitida de generación en generación —dijo Billy en tono solemne.

Bufe de forma divertida y burlona.

—La verdad, dudo que esa receta exista desde hace tanto. —bromee.

Papá había invitado también a comer a los Clearwater, Harry, Sue, Leah y Seth. Apenas entramos a la casa todo parecía encogerse por la cantidad de gente, pero de una u otra forma parecía una familia reunida. Leah pasó toda la noche pegada al teléfono. Al parecer Sam había salido temprano, y no sabían nada de el aun. Ella estaba mas que preocupada por Sam.

Me acerque a Seth y lo salude con ligero abrazo, el es un pequeño apenas de tan solo catorce años, aunque no lo aparenta tanto al hablar. Era joven si, pero de mucha confianza y un gran amigo. Pasaba la mayor parte del tiempo cerca de mi, o hablando conmigo.

Intentamos sin éxito comer juntos en la mesa, pero jamás podríamos sentarnos todos en esa mesa tan pequeña. Así que Charlie fue con Harry salieron al patio en busca de otras sillas. Nos comimos la cena con los platos sobre nuestras piernas. No me incomodaba en absoluto pero me sentía algo mal por Bella, aunque ella se veía de lo mejor, no dejaba de sonreír y miraba a todos con un brillo muy ligero en los ojos.

Esta Bella que estaba a mi lado, parecía una diferente a la de hace unos días.

Me hacia feliz tener que ver en eso.

Harry, Charlie y papá veían el juego en la sala de estar, y hacían planes para ir de pesca, mientras Sue trataba de convencer a Harry de que desistiera, por el colesterol e intento hacerlo comer algo de un feo color verde. Pero Harry era muy terco, solo se reía y continuaba comiéndose sus espaguetis con carne, que además estaban muy sabrosos.

Pase toda la noche hablando con Bella, de diferentes cosas que salían la paso de nuestra conversación, Seth me interrumpía debes en cuando yo me olvidaba de su presencia y me sumía en una conversación donde no lo incluía a el.

Todos hablaban más que un radio prestado. En voz alta y narrando diferentes anécdotas y chistes. Bella se reía de forma cómoda en la charla.

Luego de unos minutos el cielo fue cubierto por una espesa nube, trayendo consigo una lluvia típica del estado, dando por terminada la pequeña fiesta. Cuando Charlie se iba con Bella, me apresure a su lado para despedirme de ella. Le di un corto abrazo y retrocedí. Charlie se despidió con la mano desde el auto. Harry se había ido un poco antes con Sue y sus hijos. Leah continuaba dando vueltas como una leona, apresurada por irse.

Papá estaba sonriente, más que satisfecho por como se estaba dando mi amistad con Bella. Yo no podía evitar sentirme feliz por ese hecho, también a mi me alegraba. Quería pasar cada minuto del día con ella.
Estuve un rato en el garaje durante esa noche reparando la moto roja. Era de Bella, y quería que quedara perfecta. Pasaron un par de horas, ajuste las tuercas del manubrio cromado para la moto, revise el arranque y los cables del freno. Todo estaba mejorando y la moto se veía cada vez mejor.

El largo día comenzó a pesarme sobre los hombros. Me bañe y me acosté a dormir mas que relajado. Deseoso de que la mañana me trajera a Bella nuevamente.

Me levante temprano y puse manos a la obra con la moto, me sentía eufórico, había dormido mas que bien, como un león que descansa sobre el pasto, bajo la sombra de un baobad.

Le coloque los neumáticos nuevamente, estaban en un estado aceptable. Modifique las suspensiones y puse la moto en pie.

Cuando vi el reloj me levante como un resorte del suelo. Sali corriendo a bañarme a vestirme. Comí algo improvisado, creo que era un pan con jamón, o algo así.

Llegue al instituto casi sin aliento por que había corrido desde el estacionamiento. Llegue algo tarde a la clase de historia y además había olvidado por completo un trabajo que nos habían asignado la semana pasada.

Estaba algo retrasado con mis estudios, debía rogar ahora para que papá no se enterara y ver como recuperaba esa nota.

Pase el resto de la mañana perdido entre mis pensamientos y el techo del aula. Los muchachos ya comenzaban a preocuparse.

— Cielos jake, pareces un loco. Tas frito. —se había burlado Embry.

Llegue a casa aun pensativo. Necesitaba ponerme al día con mis estudios y terminar la moto.
Aunque si fuera mas inteligente y no tan fanfarrón fuera tardado más. Sol quería mostrar mi habilidad y rapidez, pero se me olvido el hecho de que al terminar las motos, Bella se iría. Dejaría de visitarme tan seguido como lo hace ahora.

Agarre una bolsa de papás y varias sodas. Me fui al garaje y las metí dentro del pequeño refrigerador mientras me devoraba las papas. Un sonido ya más que conocido, recorría el camino hasta el frente de mi casa, por algún motivo mi sentido del oído está más agudo que hace unos días.

mayo 11, 2011

Cap. V

“Una moto en el camino es mejor que dos en el garaje”… yo sacaría dos a la calle.

El agua caía del cielo de forma incesante. Se derramaba por los alrededores de la casa, y caía en hilos desde los bordes del techo de la cochera. Busque un pequeño papel y escribí las herramientas y las piezas que necesitaríamos posiblemente para la reparación de las motos.

Un paraguas negro grande, de papá me llamo la atención, me pareció buena idea esperarla con el para mantenerla protegida de la lluvia; me guarde la lista en el bolsillo del pantalón, agarre el paraguas y me quede cerca de la puerta. El maravilloso sonido que mis odios anhelaban, se escucho fin a unos kilómetros de distancia. Sali rápidamente antes de que apagara el coche. Mientras llevaba el paraguas en mano. Camine hasta el auto y me asome por encima de la puerta cuando ella abría.

— Ha llamado Charlie diciendo que estabas en camino —le explique con una ancha sonrisa. Ella me la respondió complacida. El corazón se me hinchaba cuando sonreía, cuando me observaba. Cuando respiraba y su corazón latía cerca del mío.
— Hola, Jacob. –me saludo. Estaba increíblemente agradecido de que ella estuviera ahí. Conmigo. Y que en pocos minutos no habría más nadie en casa. Podríamos irnos a comprar lo que necesitábamos sin ser juzgados por la proveniencia del dinero. Mas que todo me alegraba pasar tiempo solo con ella.
— Buena idea, hacer que invitaran a Billy. –levante mi mano, ofreciéndole chocar los 5 dedos de la palma. Ella se estiro hasta que nuestras manos chocaron.
Harry apareció para llevarse a Billy sólo unos minutos después. Pasee a Bella por mi casa, recorrimos varias habitaciones entre ellas mi cuarto. Mientras hacíamos tiempo para estar solos. Y poder salir.
— Bueno, ¿y adonde vamos, señor Buena Pieza? —se burlo con un tono de sarcasmo y felicidad en cuanto papá salió de casa acompañado por Harry.

Busque el papel que había doblado anteriormente, lo saque del bolsillo del pantalón y lo estire para poder dilucidar las letras borrosas y mal escritas.

— Empezaremos primero por el vertedero, a ver si tenemos suerte. Esto puede ser un poco caro —le advertí con rosto preocupado por los costos—. Esas motos van a necesitar un montón de piezas antes de que podamos ponerlas en marcha otra vez. –insistí.
Su rostro no se inmuto. Lo intente una vez más.

— Estoy hablando quizás de más de cien dólares.
Bella saco una chequera y se abanico de forma fanfarrona con ella poniendo los ojos en blanco. Saqué mi chequera, me abaniqué con ella y puse los ojos en blanco ante su rostro preocupado.
— Creo que nos alcanzará. –concluyo ella.
Llegamos al vertedero, aun llovía, y todo el lugar estaba hecho un pantano no me molestaba pero me preocupaba Bella. Quizás fuera sido mejor venirme solo. Pero cuando la mire de reojo ella se veía realmente complacida. Sonreía y caminaba tranquila por el fango mientras reía sin molestarse en absoluto por el ambiente; considerando su ya conocido desagrado en cuando al clima del lugar.

Yo estaba más que feliz, siempre que ella me observaba yo tenia una estúpida grandota y estúpida en mi cara. Pero no me molestaba verme tonto, estaba feliz de que Bella irradiara vida.
Cuando íbamos en el auto note algo extraño, faltante, en su monovolumen, donde debía estar el estéreo, solo había un enorme hueco. Pero se veía algo maltratado el lugar. Como si un perro fuera arrancada de un mordisco lo que estaba antes ahí.
— ¿Se te rompió el estéreo? —le pregunte para salir de dudas.
— Así es —confirmo ella. Pase las manos por la vacío, estaba realmente dañado el espacio. En vez de un perro, parecían haber sido 5.
— ¿Quién se lo llevó? Ha hecho un buen destrozo... –concluí, luego de mi examen a esa parte del auto.
— Fui yo —admitió un poco avergonzada.
No pude evitar reírme. Si ella se había transformado en 5 perros hambrientos para arrancar ese estéreo, no quería ni imaginar que podría hacer con algo más grande e importante. Como una moto, por ejemplo.
— Pues quizá sea mejor que no toques mucho las motos. –le aconseje entre risas.
— Sin problemas. –accedió ella riendo.
Nos había ido muy bien en el vertedero, como lo había supuesto. Conseguimos los cuadros y empalmes en una vieja moto. Estaban algo grasientos pero eran los que necesitaba, conseguimos unos tubos y horquillas. También encontré la correa de mando que le faltaba a la motocicleta roja.

Cuando conseguí todo lo que pude en el Vertedero, nos fuimos para Checker Auto Parts que había más abajo, en Hoquiam. Duramos un par de horas de trayecto, ya que el monovolumen no alcanzaba mucha velocidad. Aunque no me afectaba en nada a mi humor. El cual estaba increíble. Pase todo el viaje haciendo chistes y bromeando con Bella. Sabía que ella era grandiosa, pero nunca pensé que un día entero junto a ella fuera tan satisfactorio. Yo no paraba de hablar, le comente otra vez sobre mis amigos, ella estaba inmersa en la conversación conmigo y me hacia preguntas de ves en cuando con verdadero interés.

— Estoy llevando yo toda la conversación —me queje luego de terminar de narrar la historia de Quil, donde el se había metido en una gran bronca por querer bajarle la chica a un tipo alto y cuadrado del ultimo curso. Yo le advertí que no la invitara a bailar pero el es muy persistente. — ¿Por qué no hablas ahora tú? ¿Qué tal va todo en Forks? Seguro que es más excitante que La Push.
— Qué va —refuto entre un suspiro—. En realidad, no pasa nada. Tus amigos son mucho más interesantes que los míos. Me gustan. Quil es muy divertido.

Fruncí el ceño ante su comentario. Quil pensaba algo parecido. Aunque el no se conformaba con la palabra divertido.

— A Quil también le gustas tú. –refunfuñe.
Bella se rio para restarle importancia.
—Pues es un poco joven para mí.
Arrugue más el ceño ante su comentario. Quil tenía casi mi edad, ósea que también se refería a mí en cuando a lo de “un poco joven para mí”.
—No es mucho más joven que tú. Sólo un año y unos meses.
—Seguro que sí. Pero considerando la diferencia de madurez entre chicos y chicas –explicaba mientras hablaba en tono suave y bromista– ¿no tendrías que contarlo en años similares a los de los perros? ¿Y eso qué me hace, unos doce años mayor?

Me reí mientas veía al cielo con un gesto de dramatismo. Ella quería sacar cuentas. Bien sacaríamos cuentas.

—Vale, pero si te vas a poner picajosa con eso, también tendremos que considerar el tamaño. Eres tan pequeña que vamos a tener que descontarte diez años del total.
—Uno sesenta y cuatro está totalmente dentro de la media —replico con un bufido—. No es culpa mía que seas un fenómeno. –trato de hacerme quedar mal.

Pero no se lo permití, todo el camino lo pasamos discutiendo la formula correcta de concretar la cifra de nuestra edad. Yo sabía cambiar ruedas así que gane unos puntos más mientras que los de Bella seguían cayendo por un barranco. Cuando legamos al punto de ocuparse de las cuentas de las casas me lanzo por el mismo despeñadero. Yo no podía siquiera leer el recibo de luz sin arrugar la cara.

Cuando llegamos a Checker, me sentí muy seguro de que podría terminar las motos. Conseguí concentrarme en el porque y que buscamos ahí. Logre encontrar todo lo de la lista. Complacido nos devolvimos hacia la Push. Todo el camino lo pasamos decidiendo nuestras edades, al llegar allá yo tenia unos treinta bien ganados, y ella rondaba los veintitrés por su pequeña madurez. Estaba demostrado que la edad solo era un numero.

Yo acumulaba habilidad tras habilidad… mientras las de ella no superaban la cocina y el lavandero.
Cuando entramos a casa me sentí satisfecho de que papá aún no fuera llegado. Sabia que tardaría en volver por que mientras veía el partido, hablaba y comía se le iba el día sin darse cuenta.
Cerca de una gran lona de plástico tendida cerca de la caja de herramientas tendimos las diferentes piezas delante de nosotros, mientras hablábamos y reíamos. Pase mis manos sobre la piezas, rosándolos y calculando el trabajo que debía hacer y como lo haría.

Quil y Embry no rondaron sus cabezas por la casa como yo supuse que harían. Obedecían cuando sabían que la venganza les dolería más.

Oscureció y la llamada de Billy nos alerto. Bella se levanto para ayudarme a recoger las cosas.
—Déjalo ahí —le pedí—. Volveré a trabajar con eso más tarde, esta noche.
—No vayas a dejar de hacer los deberes o cualquier otra cosa que tengas pendiente —le comenté, sintiéndome algo culpable. No quería que se metiera en problemas, ya que este plan sólo debía afectarme a mí.

— ¿Bella? –era Charlie quien llamaba a Bella. La voz procedía de entre los arboles que estaban cerca de nosotros.

—Corre —susurro Bella—. ¡Ya vamos! —grito ella hacia la casa.
—Vámonos —dije sonriendo, divirtiéndonos con el complot que teníamos.

Apague la luz mientras salíamos, todo oscuro. Y Bella pareció desconcertada, le dio la mano a Bella y salimos del garaje encaminados hacia los arboles. Su piel era calidad y suave. Muy reconfortante.

Tropezamos a menudo en la oscuridad a pesar de caminar por el sendero. Aún nos reíamos cuando la casa apareció a la vista..

Charlie nos esperaba de pie en el pequeño porche trasero y Billy estaba detrás, sentado en el umbral.


mayo 08, 2011

Cap. IV

Contar con tu compañía me hace dichoso. Contar mis amigos, es otra cosa.


— ¿Jacob? —gritó Quil.
— ¿Ése es Billy? —pregunto Billy al no reconocer la voz.
—No —dije mientas dejaba caer mi cabeza entre mis manos. Les había comentado algo acerca de Bella, sabían que me interesaba lo cual no era bueno, si ella llegaba a enterarse—. Mienta al diablo —masculló—, y el diablo aparecerá.
— ¿Jake? ¿Estás ahí?

Preguntaba Quil nuevamente, mientras rebuscaba curioso por la entrada.

— ¡Sí! —si grite en medio de un suspiro resignado.

Luego de un rato ambos entraron al interior del garaje, dando la vuelta en la esquina dos chicos altos de piel oscura.

Quil traía una mirada de suficiencia mientras caminada, al pasar el tiempo ellos también habían tomado algo mas de cuerpo y estatura. Lo que no les molestaba en nada. Apenas divisaron a Bella se detuvieron de golpe. Embry me miraba curioso, luego deslizó la mirada rápidamente hacia Bella. Quil no dejaba de ver a Bella mientras una sonrisa se extendía lentamente por su rostro. Lógicamente le parecía bonita. Y más aun lógico era el hecho de que sabían que me gustaba y que en cualquiera momento iniciarían las indirectas.

—Hola, chicos —los salude sin emoción alguna.
— Hola, Jake —contestó Quil sin apartar la vista de Bella. Con la estúpida sonrisa gravada en su cara, Bella se la devolvió renuente. Cuando lo hizo, el gafo de Quil le guiño un ojo—. Hola a todos. –dijo con doble sentido.
— Quil, Embry, os presento a mi amiga, Bella. –quería dejar en claro que solo era una amiga. Aun y cuando ellos estuvieran al tanto de mi interés en ella. Ellos al oír el nombre de Bella intercambiaron una mirada de sospecha y afirmación. Recordaron rápidamente quien era.
—La hija de Charlie, ¿no? —le pregunto Quil a Bella al tiempo que le tendía la mano.
—Cierto —afirmo Bella. Mientras estrechaba su mano. Quil flexiono sus bíceps tratando de mostrarle a Bella la fuerza que se expandía por sus brazos.
—Yo soy Quil Ateara —le dijo presuntuoso.
—Encantada de conocerte, Quil. –dijo Bella luego de soltarle la mano.
—Hola, Bella. Soy Embry, Embry Call, aunque imagino que ya lo suponías —Embry le sonrió con encogimiento y la me saludó con una mano, que introdujo rápidamente en el bolsillo de sus vaqueros.
—Encantada de conocerte, también. –dijo luego de un asentimiento.
—Y bien, ¿qué estáis haciendo, chicos? —preguntó Quil, sin dejar de observar a Bella.
—Bella y yo vamos a reparar estas motos —les explique dejando en claro que solos éramos Bella y yo. No deseaba terceros y menos cuartos. Ellos hicieron caso omiso al énfasis de solo 2 personas y se acercaron para examinar las motos de cerca, molestándome con una multitud de preguntas. Entusiasmados comenzaron a indagar referente a las fallas y esas cosas. Entre algunas respuestas iban algunas bromas.
— ¿Tiene bote de aceite? —pregunto Embry mientras examinaba la moto negra.
— Las motos no pierden aceite, marcan su territorio. —replique utilizando una típica broma de los motoqueros. Estaba tan inmerso en la charla que olvide por completo que Bella estaba cerca de mi y que seguramente no conocía mucho de motos. Me entristecí cuando la vi salir de mi auto, el Golf que ya estaba casi terminado.
—Te estamos aburriendo, ¿no? —Le pregunte con una mirada de disculpa.
—Qué va —confeso en tono sincero—. Lo que pasa es que tengo que hacerle la cena a Charlie. —me explico.
—Oh... Bien, terminaré de desmontar las piezas esta noche y averiguaré qué más necesito para poder reconstruirlas. ¿Cuándo quieres que volvamos a trabajar en ellas de nuevo? –pregunte entusiasmado. Tentar a mi suerte no estaba de más. Ya que hoy Embry y Quil me habían echado a perder parte del día. Contagiándome de su entusiasmo y aprovechándose mi interés en las motos.
— ¿Puedo volver mañana? —pregunto... era domingo. Nada que hacer. Era perfecto.
Quil le dio un codazo a Embry e intercambiaron muecas estúpidas. Los correría pronto. Mientras disfrutaba del pronóstico para el domingo. Sonreí radiante.
— ¡Eso es genial! –confirme entusiasmado.

—Podemos ir a comprar los componentes si haces una lista —sugirió Bella. Yo no quería que ella gastara su dinero resguardado para la Universidad. No era adecuado. Y ahora si debía mostrarle un poco mi desacuerdo en cuanto a que lo gastara todo.
—Todavía no estoy seguro de que te vaya a dejar pagarlo todo. –le avise. Ella sacudió la cabeza negándose. Al parecer era algo terca.
—Nada de nada. Yo pondré los fondos para esto. Tú sólo tienes que aportar el trabajo y la maña.
—No me parece bien —anuncie sacudiendo mi cabeza en desacuerdo.
—Jake, si las llevo a un mecánico, ¿cuánto me costaría? —pregunto perspicaz… obviamente le cobraría muchísimo. Tendría que gastarle el dinero para tres universidades más para costear los gastos.
—Vale. —me rendí con una sonrisa.
—Y eso sin mencionar las lecciones para aprender a montar —añadió.

Quil se acerco a Embry y le susurro algo como “quizás podamos ayudar”. Mi mano salió disparada hacia la nuca de Quil.

—Ya está bien, largaos —farfulle.
—No, de verdad, tengo que irme —repitió mientras caminaba hacia la puerta—. Te veré mañana, Jacob.
Salió del garaje poco a poco. Apenas cruzo la puerta los idiotas de Quil y Embry, aullaron a coro:
— ¡Uauuuuu...!
Rápidamente les di una escaramuza a cada uno, acompañada por varios quejidos de dolor y sorpresa.

—Como a alguno de vosotros se le ocurra poner el pie por estos lares mañana... los matare. –les advertí amenazante.
— Valla. Que egoísta. Yo también quiero aprender a manejar. Además Bella me cayó muuuuy bien.
— Si quieres conservar la mandíbula donde esta es mejor que, ni tu —le dije señalando a Quil y luego a Embry —ni tú, se aparezcan por aquí.
— Está bien. Que humor. Esos celos son excesivos.
— Vamos, lárguense. Su vida propia necesita de ustedes para fracasar. —me burle.
— Bien, vámonos. Aquí no somos bien recibidos “hoy”. —bromeo Embry.
— Mañana tampoco. Están advertidos.
— Vale, vale. —dijeron al unisonó imitándome.
— Chao Jacob. Que mañana pases un lindo día.
— Así será. —dije sarcásticamente.
Esperaba que así fuera. Con Bella se me daba muy bien ser yo mismo. Era paz y tranquilidad estar junto a ella. Sin contar la felicidad que me embargaba en su compañía.
Esperar al día siguiente seria algo arduo. Pero lo ansiaba, ansiaba verla locamente. La noche fue larga, di un par de vueltas remolón en mi cama. Mientras contaba miles de ovejas en mi cabeza tratando de caer en la inconsciencia. Hasta que por fin amaneció. Un nuevo día. Lluvioso, si. Pero eso no mancharía mi felicidad.
Sabia que Bella vendría. Y eso me complacía.
— Hola Jacob buenos días. –hablo Charlie al teléfono cuando conteste.
— Hola Charlie. ¿Como estas?
— Muy bien. ¿Y tú? ¿Y tu papá como se encuentra?
— Estoy Bien. Gracias. Papá esta excelente. Roncando.
—Ok, bueno dile que Harry va a pasar por el para venir a mi casa a ver el partido.
— Bien yo le digo.
— Por cierto, Bella va en camino para tu casa.
— Gracias. La esperare.

Se corto la llamada. Y corrí apresuradamente a medio arreglarme para esperar a Bella. Bañarme y peinarme mi alocado cabello era una buena idea.

Cuando estuve listo me plante junto a la ventana esperando el hermoso sonido del motor de la pickup.

mayo 06, 2011

Mis niñas hoy espero publicar el cap IV estoy algo full hoy porq mi mami ta cumpliendo años jeje..!! mientras esperan a que publique en unas horas les dejo unas imágenes para que se deleiten y suspiren....!!
el IMDB (The Internet Movie Database) publicó la primer serie de imágenes de la nueva película de la Saga Crepúsculo: Amanecer, que se estrenará en dos partes, una en noviembre de este año y la otra en noviembre de 2012.












Amanecer Parte I llegará a nuestras pantallas el 17 de noviembre.

mayo 03, 2011

Cap. III

Mis oportunos Amigos


—¿Qué clase de Volkswagen es éste? —pregunto Bella.
—Es un viejo Golf de 1986, un clásico. –era perfecto para mi, me encantaba.
—¿Y cómo van los arreglos?
—Está casi terminado —respondí feliz, recordé el soborno de papá "hablar con Bella para que se apartara de los Cullen por su seguridad, a cambio de dinero y el cilindro maestro", el cual había cumplido. Motivo por el cual mi auto estaba casi terminado—. Mi padre mantuvo su promesa de la primavera pasada.

—Ah —contesto Bella. Nada más. Ese día, del baile. Cuando hable con ella estaba acompañada por el Cullen. Ahora el no estaba y eso la hería.
Aun estando lejos de ella, era capaz de lastimarla.
—Jacob, ¿sabes algo de motos? —me encogí de hombros. No era un experto pero si sabía algo.
—Algo. Mi amigo Embry tiene una porquería de moto; a veces trabajamos juntos en ella. –aunque cuando la usaba no era tan porquería– ¿Por qué?
—Bien... —Bella frunció los labios, mientras meditaba algo. Me carcomían las ganas de saber en que tanto pensaba. Quería que estuviera a mi lado, no solo en cuerpo si no también en alma—. Hace poco adquirí un par de motos, y no están en muy buenas condiciones. Me preguntaba si serías capaz de ponerlas en marcha. –umm, umm...umm... Me encanta la idea.
—Guay —todo un reto. Una gran sonrisa se extendió por mi rostro. La idea me llevo de emoción—. Les echaré una ojeada. –le dije rápidamente.

Ella levanto un dedo, para decir algo.

—La cosa es —valla… un pero— que a Charlie no le gustan las motos. Francamente, le dará un ataque si se entera de esto. Así que no se lo puedes decir a Billy. –amm, eso no es nada.
—De acuerdo, vale —afirme feliz—. Me hago cargo.
—Te pagaré —aseguro de pronto. Como si yo estuviera pidiéndole algo a cambio por arreglar las motos, con solo estar ahí junto a mí, me cancelaba todo. Me sentí ofendido ante su propuesta. No quería dinero, quería su compañía.

Pero obviamente no diría eso en voz alta.

—No. Quiero ayudarte –le explique–. No admitiré que me pagues.
—Bien... ¿y qué tal si hacemos un trato? —me ofreció—. Yo solamente necesito una moto, y también me hará falta recibir lecciones. ¿Qué podemos hacer al respecto? Podría darte la otra moto a cambio de que me enseñes.

—Ge-nial —dividí la palabra en dos sílabas satisfecho del resultado.

—Espera un minuto, ¿tienes ya la edad legal? –Dijo en tono burlón– ¿Cuándo es tu cumpleaños?
—Te lo perdiste —me burle—. Tengo ya dieciséis.
—No es que la edad te lo haya impedido antes —cierto, tenia mucho tiempo manejando—. Siento lo de tu cumpleaños. –se disculpo.
—No te preocupes por eso. También yo olvidé el tuyo. –Mentí– ¿Cuántos has cumplido, cuarenta? –me mofe.

Ella resoplo. Mientras me respondía con una suave risa.

—Cerca.
—Podríamos hacer una fiesta compartida para celebrarlo. –le ofrecí esperanzado.
—Suena como una cita. –no lo había pensado, pero sonaba excelente.
—Quizás cuando terminemos las motos, que serán una especie de autorregalo —ofreció. Nada me tañía mejor que eso.
—Trato hecho. ¿Cuándo me las traerás? –ella se mordió el labio, mientras pensaba la respuesta. Parecía avergonzada por que un suave rubor se ubico en sus mejillas.
—Las tengo en mi coche —confeso apenada.
—Genial —era estupendo, quizás corriera con la suerte de que me acompañara un rato más.
— ¿Las verá Billy si las traemos aquí? –inquirió preocupada.
Le guiñe un ojo. En plan de complicidad.
—Seremos astutos. –le dije riendo.

La lleve a las afueras del garaje, papá seguramente estaba rondando por la sala, cerca de la ventana. Así que caminamos pegados a los árboles cuando salimos afuera, aparentando un paso casual, como de ir de paseo, sólo por si acaso. Llegamos hasta su camioneta, vi las motos en la plataforma trasera de la vieja pickup, no se veían tan dañadas. Las baje una por una rápidamente, no pesaban casi nada. Las lleve hasta los arboles, donde estaba el matorral y nos escondimos ahí.

—No están tan mal —le comente mientras la llevaba hasta la parte oscura de los árboles—. Esta de aquí tal vez llegue a valer algo cuando acabe con ella. Es una Harley Sprint. –le dije señalando la moto más oscura.
—Ésa entonces para ti. –ofreció.
—¿Estás segura? –pregunte perplejo. La idea me emocionaba más de lo debido. Era una moto extraordinaria. Y luego de que la acomodara quedaría excelente.
—Totalmente.
—Esta otra, sin embargo, va a costar algo de pasta —hable mientras evaluaba la otra moto, estaba algo oxidado, y las piezas que debía cambiar costarían mas—. Tendremos que ahorrar para comprar algunos componentes primero.
—Nosotros, no —replico—. Compraré todo lo necesario si tú haces esto sin cobrar.
—No lo sé... —susurre confundido
—Tengo algún dinero ahorrado. Ya sabes, mi fondo para la universidad. –no entendí completamente por que su afán repentino de arreglar motos. Y menos aun por que iba a apelar por sus ahorros para la universidad. No me sentía con el derecho de preguntar. Solo asentí.

Avanzamos hacia el garaje, mientras yo analizaba sus palabras. Y me prometía a mi mismo cumplirlas. Nuestros padres no sabrían de esto. Haría todo lo que me pidiera, si eso la mantenía conmigo.

Deje las motos en el cobertizo, papa nunca entraba ahí por que la silla de ruedas no se lo permitía. Y menos aun el trayecto hasta la casa.

Ese mismo día comencé a desmontar las motos, inicie con la roja, la que estaba más oxidada y obviamente requería mas trabajo. Vi un momento a Bella, de pie junto a mí. No podía quedarse de pie mientras yo trabajaba y menos a aun reclinarse en el piso como yo. Me moví hacia mi auto casi terminado, y le abrí la puerta del copiloto para que pudiera sentarse mientras yo trabajaba.

Estaba siendo victima de una felicidad indescriptible, me la pase hablando como una vieja chismosa. Mientras hacia mi trabajo. Le conté muchas cosas. Sobre las clases y como me iba. También, le hable sobre mis dos mejores amigos, y nuestras bromas.

—¿Quil y Embry? —Me pregunto cuando le hable de ellos—. Son nombres bastantes raros.
En realidad lo eran. Pensé mientras me reía.

—Quil es el nombre de una prenda usada y creo que Embry consiguió su nombre de una estrella de un culebrón. Pero no se les puede decir nada. Se lo toman mal si mencionas el tema, ¡y se te echan encima después! –eran muy peligrosos.
—Buenos amigos, entonces —dijo enarcando una ceja.
—No, sí que lo son. Sólo que no te metas con sus nombres. –era una advertencia, muy cómica por cierto.
Justo cuando hablábamos de ellos, escuche como me llamaban desde afuera. Luego del baile de Bella, Embry había ido hasta mi casa, estábamos bien y las cosas se habían calmado entre nosotros. El se la pasaba de ves en cuando con Sam, pero no tanto como para intimidarme. Pero en este momento precisamente fuera preferido estar enojado con el… y también con Quil.


mayo 01, 2011

Cap. II

Un sonido Único, que nunca pensé me haría feliz.


Mientras daba vueltas en la entrada de la casa, recordé las hogueras que habían hecho varios de los chicos de la reservación, entre ellos Paul, Jared y Sam. Festejando la ida de los Cullen de Forks.
Estaba preocupado por Embry tenia unos cuantos días sin asistir a clases, y se había cortado en cabello. Casi no hablábamos. Me daba la impresión de que me ignoraba o evitaba afrontar una conversación conmigo.

Esperaba poder ver a Bella, en unas pocas semanas. Pero ya habían corrido los meses de Octubre y Noviembre y ella aun no aparecía por aquí. Intente llamarla infinidad de veces, en algunas ocasiones marcaba los primeros dígitos y luego colgaba resignado. En otras simplemente no llegaba hasta el teléfono, por que desistía antes. Una sola vez deje correr los repiques de espera, hable fue con Charlie, pero sus palabras me dejaron en claro que no era bueno llamar, solo me lastimaba a mi mismo.

Le pregunte por Bella, sus palabras me perforaron el corazón, ella no deseaba comer, ni beber nada, casi ni se movía, tenia pesadillas continuas y se despertaba llorando por las noches... fue tanto el desespero y la impotencia de el que hasta llego a llamar a unos de los doctores del hospital, temía que fuera necesario hospitalizarla.

En el mes de Diciembre, Billy me conto que había hablado con Charlie. Yo en realidad no deseaba saber nada. Me partía el alma saber que ella estaba mal. Quería desahogarme, Quil venia debes en cuando y podía hablar con el. Pero también me hacia falta Embry, a quien casi no veía, pasaba la mayor parte del tiempo con Sam.

- Bella ha vuelto a la escuela. –me conto.
- Eso es bueno, ¿no?
- Si, algo así. Pero Charlie me dice que ella no es la misma. Camina y se mueve por indolencia y con apatía. El estuvo apunto de mandarla a Florida con su madre, pero Bella armo un berrinche mayúscula, y no permitió que se la llevaran de el pueblo. Es extraño, quizás ella cree que el va a regresar. Como dice Charlie el la dejo vacía, sin vida. Como si fuera absorbido todo aquello que brillaba en ella. Yo se lo advertí. Nada bueno puede venir de esos seres quita vida.

No lograba decir nada, solo respiraba hondo tratando de calmar los rápidos latidos de mi corazón, asustado y entristecido.

- Debería ir a visitarla. –comento casualmente. Como si fuera tan fácil.
- No creo que mi visita cambie algo.
- Inténtalo. Charlie me dice que ya no tiene amigos. O bueno ya no mantiene contacto con ellos.
- Lo pensare.

Corrió ese mes y yo me mantuve igual, me oponía completamente a mis deseos d verla y estar con ella. No quería verla en ese estado aunque la extrañara con todo mí ser. Ella no se estaba recuperando, solo caía más y más. Yo no tenia idea de cómo ayudarla.

Una tarde mientras vagabundeaba en la casas, dando vueltas alrededor del teléfono, pensando en mi auto y los detalles que me faltaban y con unas terribles ganas de llamar a Bella, escuche el rugido de un viejo motor, ese sonido me tomo de las manos y me llevo al cielo, era un sonido glorioso. Nunca había estado tan feliz de escuchar el motor de la vieja Chevy que había reconstruido cuando Bella llego a Forks.

En dos saltos estuve en la ventana que daba hacia el frente de la casa, y ahí estaba. Bella venia al volante. Una enorme sonrisa se extendió por mi rostro. Estaba extasiado de poder verla. Camine hasta su auto, en su rostro aun quedaba rasgos de esa chica dulce que tanto quería, pero sus ojos estaban tan tristes y vacios como un pozo.

Ahora que estaba aquí. Que ella había llegado hasta mi, yo me encargaría de ayudarla a superar ese pasado que nunca debió hacer presencia en su vida. Le mostré mi mejor sonrisa, la haría dichosa aunque me costara la vida
.
- ¡Bella! –exclame entusiasmado cuando estaba mas cerca de ella.
- ¡Hola Jacob! –saludo devolviéndome la sonrisa. Estaba hermosa como siempre. Mi alegría deslumbraba como un caldero.

Me detuve a unos cuantos pasos de Bella, ella me observaba perpleja. Quizás observaba con desapruebo mi largo cabello, que estaba sobre mis hombros chorreando agua por la lluvia que caía.

- ¡Has vuelto a crecer! – dijo pasmada. Me reí con verdaderas ganas. Me sentía sorprendente y completamente feliz.

- Uno noventa –me elogie satisfecho.
- ¿Es que no vas a parar nunca? –sacudió la cabeza suspicaz –. Te has puesto enorme.
—La verdad es que estoy hecho un espárrago —confesé con una mueca burlona. Mi crecimiento parecía inevitable, cada vez me estiraba más—. ¡Entra! Te estás poniendo perdida. –dije apremiante.
Le indique el camino hacia la casa. Me retorcí el cabello para quitarle el exceso de agua, seguramente no me veía muy bien con el cabello sobre mi cara chorreando; saque de mi bolsillo un liga y me hice una coleta desprolija.

—Hey… papá —llame a papá cuando cruce el umbral—. Mira quién se ha pasado por aquí.

Papá estaba en la silla de ruedas leyendo un viejo libro; lo coloco sobre su regazo e impulso la silla hasta nuestro lugar.

- ¡Vaya, pero esto qué es! Cuánto me alegro de verte, Bella. –dijo sinceramente papá. El tendió su mano y ella la tomo para confirmar su saludo con un apretón.
- ¿Qué te trae por aquí? ¿Todo va bien con Charlie? –quiso saber papá. Yo en realidad estaba demasiado feliz de tenerla aquí. Tanto que no recordaba a Charlie. La esperanza de que estuviera ahí por mi y no por otra cosa me cortaba la respiración.
- Sí, fenomenal. Sólo quería saludar a Jacob, hacía mucho que no le veía. –como si fuera posible mi sonrisa creció aun más. Seguramente tenia cara de estúpido, pero la felicidad y la dicha que me embargaban por saber que estaba ahí “por mi” me hacia dichoso.

- ¿Podrás quedarte a cenar? –papá también estaba emocionado por la llegada de Bella. No tanto como yo, pero si lo estaba. El tenía días preocupado por ella.
- No, he de hacer la cena para Charlie, ya sabes. –se excuso ella.
- Puedo llamarle –sugirió papá leyendo mi mente– Él siempre está invitado.
- No es que no nos vayamos a volver a ver. Te prometo que estaré pronto de vuelta, tanto que terminarás harto de mí —cada palabra que decía me hacia mas contento. Ya que cada una implicaba que pasaría mas tiempo por aquí. Conmigo. Lo que me hacia feliz en todos los sentidos.
- Vale, quizás la próxima vez. –contesto papá con una media sonrisa.
- Bueno, Bella, ¿qué quieres que hagamos? –le pregunte emocionado.
- Lo que quieras. ¿Qué hacías antes de que te interrumpiera? –me pregunto entusiasmada. Dude un poco antes de responderle. Estaba en el garaje, si. Pensando en mi auto, también era cierto. Pero en realidad me debatía entre llamarla o no. Pero no podía decirle eso, recordarle que estaba preocupado por su estado, cuando ahorita se veía casi radiante. No debía estropearlo.
- Me dirigía justo ahora a trabajar en mi coche, pero podemos hacer cualquier otra cosa...
- ¡No, eso es perfecto! –Me corto emocionada– Me encantaría ver tu coche.
—De acuerdo –conteste. –Está allí fuera, atrás, en el garaje.
—Luego te veo. –le dijo a papá mientras salíamos.

No estaba muy convencido de que le gustara el auto. Pero estar ahí, conmigo en mi garaje era lo que ella quería. Pues así seria. Camine, con ella a mi lado. Me sentía el ser más bienaventurado del universo.


Con ella a mi lado... nada podría ir mal.